El sultanato nazarí de Granada
(1232-1492) es el último periodo de la historia de Al-Andalus.
Se desarrolla durante los tres últimos siglos de la Edad Media,
del s. XIII al XV. Tras la derrota que sufren los almohades [Nota
1] en la batalla de las Navas de Tolosa, en 1212, la reconquista
cristiana de la Península Ibérica, parece un hecho inminente.
La Corona de Aragón avaza por el Levante español, y la
de Castilla llega al Valle del Guadalquivir. Sin embargo el desmembramiento
político del imperio almohade ocurre en suelo andalusí.
En 1232 los musulmanes de Arjona, próximo a Jaén, proclaman
sultán a Muhámmad ibn Yusuf ibn Nasr ibn al-Ahmar, quien
da nombre a la nueva dinastía: nasrí o nazarí,
también conocida como alamar (al-hamar (el rojo) sobrenombre
del sultán). Muhámmad I extiende su poder hasta Jaén
y ocupa Granada en 1237. La configuración territorial se completa
con Almería en 1238 y algo más tarde con Málaga.
Este proceso de formación del sultanato granadino, culmina en
1246 cuando tras la reconquista castellana de Jaén, Muhámmad
I, se reconoce como vasallo de los reyes cristianos de la Corona de
Castilla. Este paso sirve para afianzar y asegurara la supervivencia
del sultanato.
Por otra parte, en el Magre, los territorios
del imperio almohade, se dividen en tres estados: los hafsías
en Túnez, los ziyyaníes en Tremecén y los meriníes
en Fez. Estos últimos consiguen dominar el estrecho, por lo que
el reino nazarí queda atrapado entre cristianos y meriníes,
así que tuvo que conjugar el papel de aliado y de vasallaje para
sobrevivir. Pero esto trajo consigo una riqueza artística de
gran esplendor ya que fusiona el arte de unos y otros.
El arte nazarí o granadino
constituye la etapa final en la evolución del arte hispanomusulmán
y el periodo donde más y mejor se desarrolla el arte islámico
en España. Es una continuación del arte islámico
de la Península Ibérica, enriquecido con la herencia del
arte almohade y con algunas aportaciones de Oriente. En su aspecto decorativo
representa una vuelta a la tradición del ornato denso, plano
y menudo. Supo aunar armónicamente la arquitectura con el paisaje,
a través de jardines y sobretodo con la utilización del
agua mediante fuentes, acequias y canales.
Posee un fuerte componente aúlico, pues está realizado
por encargo del sultán, que ostenta el poder religioso y político,
y su función es exaltar el poder de su dinastía. Su intervención
personal se extiende no sólo a la política y la religión,
también sobre las finanzas, la justicia y las empresas artísticas.
El arte nazarí se extendió por el sur por Berbería,
llegando hasta Siyilmasa, y al norte y occidente por los dominios cristianos,
contribuyendo, junto con el estilo almohade a la creación del
arte mudéjar.
La arquitectura nazarí es pobre en sus materiales, pero rica
en su ornamentación. Su máximo exponente lo encontramos
en la Alhambra, conjunto monumental que se distribuye en tres núcleos:
la alcazaba militar, los palacios reales y una ciudad palatina, con
calles estrechas que contaba con baños públicos, mezquitas
y cementerios.
Los elementos comunes a todas las construcciones nazaríes son:
- La sobriedad de sus exteriores
y la profusa decoración de sus interiores.
- El empleo de materiales pobres como el ladrillo y la mampostería
- Empleo de bóvedas con mocárabes [Nota
2] para lograr un gran efecto decorativo
- Utilización de arcos peraltados de silueta acampanada y mixtilíneos
cuya única función es decorativa
- Uso de columnas con fuste delgado con capiteles de dos cuerpos, uno
cilíndrico y otro con forma cúbica con profusa decoración
La Alhambra
Su construcción no se debe a un momento concreto del reinado
nazarí, sino que se fue ampliando y reformando a lo largo de
este periodo.
De los veintidós sultanes que
ocuparon el trono de Granada, caben destacar a siete en la construcción
de este genial monumento:
- Muhámmad I
(1232-1273) realizó la acequia real, la alcazaba y el recinto
fortificado.
- Muhámmad II (1273-1302) construyó el
Generalife
- Muhámmad III (1303-1309) edificó el
Partal y la Torre de las Damas, así como la mezquita real.
- Ismail I (1314-1325) reforma el Generalife y realiza
el mexuar (sala del consejo de visires)
- Yusuf I (1333-1354) fue el que más amplió,
construyó la torre de Cadí y la de la Cautiva, el torreón
de Comares, la puerta de la Justicia y la de las Armas, reformó
el baño real y realizó el oratorio del Partal.
- Muhámmad V (1354-1359) y (1362-1391) construyó
la puerta del Vino (fachada), el Palacio de Comares, el Palacio de Leones
y reformó el mexuar.
- Muhámmad VII (1392-1408) edificó la
torre de las Infantas.
La Alhambra es una ciudad palatina
fortificada, emplazada en la cima de la colina Sabika, lugar elegido
por el fundador de la dinastía nazarí tras la toma de
Granada en 1237. Su nombre se debe al color rojizo de sus materiales
(Qala al-Amra) y al sobrenombre por el que se conocía al primer
sultán, Muhámmad I. Este dispuso un recinto
amurallado con torreones, situando la alcazaba [Nota
3] con un patio de armas para la guarnición,
en el ángulo más alto y saliente de la colina, disponiendo
su residencia en la torre del Homenaje.
Su heredero Muhámmad
II añadió al sitio los jardines del Generalife,
una huerta agropecuaria en la ladera del cerro continuo donde planta
hortalizas para abastecer de comida el recinto y donde el agua, que
discurre por fuentes y acequias, se convierte en un elemento primordial,
aportando un entorno idílico, que algunos escritores árabes
comparan con el jardín paradisíaco de Alá. En él
se dispone un pabellón de recreo. Arquitectónicamente
se reduce a dos patios de ingreso, de arquitectura sencilla, y a otros
mayores y más decorados, en los que entre pabellones y muros
quedan encerrados los jardines.
Su sucesor Muhámmad
III incorpora el Palacio del Partal. Es una residencia
formada por un pabellón cubierto con una cúpula, una torre
anexa (la torre de las Damas) y una gran alberca. Su nombre
es pórtico en árabe, y es precisamente lo más destacado
de este lugar. Este pórtico de entrada está precedido
por un patio, de planta rectangular en dirección N-S con alberca.
Está formado por cinco amplios arcos angrelados, más alto
y ancho el central. El pórtico está cubierto por una techumbre
plana de madera labrada y decorada, en el centro de la cual hay un pequeño
capulín. En el interior destaca una estancia central de planta
cuadrada, con los zócalos alicatados y yeserías.
Pero el verdadero esplendor de la
Alambra llega con los sultanes Yusuf I y su hijo Muhámmad
V. Con ellos triunfa el concepto ambivalente del monumento
nazarí: ‘una fortaleza y a la vez una mansión para
la alegría’, tal como escribe en sus paredes el poeta Ibn
al Yayyab. [Nota
4].
Yusuf I reconstruye las puertas y las torres de la
muralla, otorgándoles gran majestuosidad, como sucede con la
Puerta de las Armas y la de la Justicia o de la Explanada,
que tiene un arco muy elegante en la fachada, dejando entrever un segundo
arco de la misma forma pero más pequeño, en mármol
blanco de Macael. Sobre él hay una larga inscripción en
el que cuenta como fue mandada construir por Tusuf I en el año
749 de la Égira y que se le da el nombre de Bib-Xaria o Puerta
de la Explanada.
Pero la torre más importante
que erigió Yusuf I fue la de Comares concebida como
residencia del sultán, sede oficial del trono y salón
de embajadores. Esta torre forma parte actualmente del conjunto monumental
Palacio de Comares surgido de la gran reforma llevada a cabo
por su sucesor Muhammad V.
La torre posee un aspecto exterior al modo militar, aspecto acentuado
por las almenas que la rematan y su terraza para la guardia. Su interior,
en cambio es palacial, zócalo de alicatados, paños de
yeserías y techumbre de madera.
A oriente del Patio de Comares
y a nivel más bajo, aprovechando la pendiente de la colina, levantó
el Baño Real, medio subterráneo.
Muhammad V es quien otorga al área de los palacios
su configuración actual. Este monarca sigue la tradición
oriental, la cual aconsejaba que cada monarca construyese su propia
residencia. Por ello, remodela el Palacio de Comares, que queda
construido en torno a dos patios, el llamado Cuarto Dorado
que comunica con el mexuar y da paso al otro Patio, el de la
Alberca o de los Arrayanes, que posee forma rectangular, con
pórticos en los ejes menores, de arcos de medio punto, ligeramente
apuntados, y decorados. Asociado a este palacio está el Baño
Real.
Realiza el Patio de los Leones.
El palacio es de planta rectangular con una fuente en medio que le da
nombre, por lo que sigue el esquema de patio de crucero, con la novedad
de levantar dos templetes en los lados menores, y poseer en los cuatro
lados del patio, pórticos o galerías a base de arquerías
sobre columnas de mármol con capiteles de hojas de acanto o de
mocárabes y arcos que actúan de pantallas visuales.
Alrededor
del patio se dispuso las estancias palaciegas:
- Sala de los Abencerrajes, al sur, con
cúpula de mocárabes, que servía para realizar los
banquetes y las fiestas durante el invierno. En el piso superior estaba
situado el harén. La entrada a la sala presenta dos arcos separados
por un corredor que comunica con el piso alto, a la izquierda, y con
el vestíbulo de la entrada primitiva al palacio, a la derecha.
El cuadrado central de la sala posee alcobas en sus laterales, con arcos
decorados, cuyas columnas poseen capiteles azules, y techos con pinturas.
Las paredes presentan cubiertas de yeserías y un zócalo
de azulejos del siglo XVI, de estilo renancentista.
- Sala de las Dos Hermanas, al norte, es una sala cuadrada
que servía de Mexuar, con una increíble cúpula
estrellada de mocárabes.
- Sala de
los Mocárabes, al oeste, que era el vestíbulo del
recinto palaciego.
- Sala de los Reyes, el este, con alcobas y lugar donde realizar
fiestas en verano. Sorprende la compartimentación espacial de
la sala de los Reyes, particularmente la crujía que por medio
de arcos atajos de mocárabes en pabellón queda dividida
en siete tramos, alternando cuatro rectangulares en sombra con tres
cuadrados abiertos al patio para iluminar las alcobas del fondo, que
se cubren con las famosas pinturas.
Materiales y elementos constructivos
Esa ligereza que caracteriza la arquitectura
de la Alhambra viene dada por la naturaleza de los materiales con la
que fue realizada, así como por las estructuras elegidas. Los
muros maestros, es decir, aquellos que sustentan la estructura general,
están hechos con una técnica rápida y económica,
el tapial, técnica tradicional de
ejecución de fábricas caracterizada por conformar el material
en el mismo lugar en el que estará en servicio. El material,
generalmente tierra, se conforma por apisonado dentro de un molde que
se apoya sobre el mismo muro que se está ejecutando, que sirve,
a su vez, como único soporte de las actividades de montaje del
encofrado, moldeo, desencofrado y traslado del molde hacia la siguiente
posición de servicio. Tal vez sea la técnica más
característica y significativa de la construcción andalusí.
En estos muros se apoyan unas ligeras estructuras de madera sobre las
que se dispone el tejado, que se embellecen en el interior con ‘ataujería’
o ‘lacería’, es decir con artesonados o con cúpulas
de mocárabes de yeso.
Los materiales utilizados además
de ser ligeros, eran baratos y de rápida construcción,
aunque no por ello menos sólidos.
Los materiales que llegaron a ser de
gran trascendencia por su resultado decorativo fueron el yeso
y la escayola. Invadieron por completo las superficies
murales. Como hemos dicho anteriormente, su procedimiento era rápido
y económico, recubría la estructura con formas bellas
y la policromía le daba una apariencia de gran brillantez y riqueza.
Otro elemento decorativo en la arquitectura
fue la cerámica. Adorna bóvedas, pavimentos
y zócalos. La obra maestra realizada con este material lo encontramos
en el arco oriental de la Puerta del Vino, cuyas albanegas
[Nota
5] pertenecen a la técnica de la cuerda seca,
en la que los colores: blanco, negro, verde, azul y amarillo, están
separados por líneas negras mates que marcan el dibujo de ataurique
e impiden la mezcla de cobres en el horno.
La pintura también
se utilizó para decorar principalmente techos, bóvedas,
muros, yeserías, columnas y hojas de puertas y ventanas, es decir
todas las superficies, excepto suelos y zócalos, que ya estaban
recubiertos de cerámica.
El empleo del mármol se extendió enormemente,
realizando con él columnas, jambas, losas… todo para embellecer
las construcciones nazaríes.
La piedra es otro
de los materiales que trabajaron, pero en este caso su utilización
fue restringida a fuentes y grandes puertas como la del Vino.
La madera también
es otro material utilizado por los arquitectos nazaríes, un buen
ejemplo de ello es el techo ataujerado de la Sala de Comares
o el de la Sala de las Dos Hermanas.