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Breve estudio de Hipomenes y Atalanta, de Guido Reni
Marc Montijano Cañellas
11/05/2004



Autor: Guido Reni (1575-1642)
Título: Hipomenes y Atalanta
Medidas: 191 x 264 cm.
Técnica: Óleo sobre lienzo
Fecha: 1625
Ubicación: Gallerie Nazionali de Capodimonte, en Nápoles


1- La temática mitológica, herencia de la Academia.

El fragmento de la historia que se representa en el cuadro pertenece a Las Metamorfosis de Ovidio. Un tema mitológico, lo que nos lleva directamente a la Academia. Guido Reni, pintor italiano de origen boloñés, hacia los veinte años de edad, decide separarse de su anterior maestro, el flamenco Denis Calvaert, y entrar en la Academia de los hermanos Carracci, que habían inaugurado en 1582, la llamada Accademia del Naturale (la futura Accademia degli Incamminati). Los académicos poseían un mayor repertorio de imágenes. En la academia enseñaban mitología a los pintores, por lo que estos conocían la fábula grecorromana. Estas enseñanzas debieron ser muy buenas, en lo que se refiere a la presente obra, porque el autor ha captado muy acertadamente el espíritu y la forma de una historia clásica, como se verá a continuación.

En la escena aparece una figura femenina agachada recogiendo una manzana, que representa a Atalanta, la más veloz de todos los mortales, y un muchacho que acaba de lanzar dicha manzana, Hipomenes. Atalanta, era hija de un rey de la arcadia, Yaso. Su padre sólo deseaba tener hijos por lo que cuando nació la abandonó. Atalanta fue amamantada por una osa y recogida posteriormente por unos cazadores que la criaron y educaron.

Pasaron los años y Atalanta, fue advertida por un oráculo que no debía aceptar ningún amante. Ella entonces anunció que sólo se casaría con aquel que la derrotara en una carrera. Un reto con una trágica contrapartida, quien se atreviera a desafiarla y perdiera, moriría. A pesar del aviso y de la casi segura derrota, era tal su belleza, que de esta manera perecieron varios pretendientes. Uno tras otro la fueron retando y pagaron el fracaso con su vida, hasta llegar a Hipomenes. El protagonista de la escena pintado por Reni, a diferencia de los demás, pidió sabiamente la ayuda de la diosa Venus, para que así el amor pudiera triunfar. La diosa dio al pretendiente tres manzanas de oro y su bendición, estas manzanas procedían según algunos autores de un santuario de la diosa en Chipre y según otros, del Jardín de la Hespérides.

Cuenta Ovidio, que al comenzar la carrera Atalanta tomó en seguida ventaja:

'Hipomenes jadeaba con sus labios secos, y la meta quedaba lejos. Entonces hizo rodar hacia delante una delas tres manzanas del árbol. La chica, sorprendida, se detuvo, y en su deseo deconseguir el relucientefruto corrió alejándose de la carrera y recogió la bola dorada. Hipomenes la adelantó y las tribunas resonaron con el aplauso de los espectadores. Pero Atalanta aceleró y recuperó su desventaja, y el tiempo que había perdido, y volvió a dejar atrás al joven muchacho. Hipomenes frenó su marcha otra vez al arrojar otra manzana...'

Y éste es el momento de la historia que Guido Reni elige. Hipomenes acaba de lanzar a un lado la segunda manzanay Atalanta se desvía de la carrera para recogerla. Tiene ya una manzana pero no puede resistirse a la otra. Hipomenes aún guarda en su mano izquierda la tercera manzana. Al final hace lo mismo que con las anteriores y gana la carrera.

Ya por simple curiosidad, poco después de su boda ambos esposos penetraron en un santuario consagrado a Zeus, según una versión, o a Cibeles según otra, y se libraron a una serie de caricias apasionadas, insultando al dios. Por lo que marido y mujer fueron transformados en leones, que la diosa Cibeles unció a su carro.

Hipomenes ingenioso, de Atalanta,
en la carrera victorioso canta;
mas luego que a Cibeles ofendieron,
en leones los dos se convirtieron.

 

2- La verosimilitud en armonía con los requisitos de belleza. La búsqueda de la belleza ideal.

La tendencia clasicista se procuró la perfección de las formas y de los sentimientos,rechazando lo vulgar en beneficio de lo trascendente, buscando la belleza ideal.

Este ideal se intenta plasmar tal y como se había expresado en la época clásica grecorromana y después en el Renacimiento. Esto da como resultado en la obra la imagen de una naturaleza a la antigua, si queremos, idealizada pero también esencial, universalmente inteligible; y su reconstrucción visual, aunque parcial, ideal y matemáticamente exacta.

Para hacer un poco más ameno este análisis, y cambiar el esquema típico enumerativo, que más o menos he seguido, voy a continuar trabajando sobre un texto, que dice así:

'La nobleza y la gracia que Guido ha difundido en los rostros, sus bellos paños, unidos a la riqueza de las composiciones, a hecho de él uno de los pintores más agradables. Pero no debe creerse que haya llegado a esto sin haberse sometido antes a un intenso trabajo. Lo vemos sobre todo en los dibujos preparatorios de grandes dimensiones: cada pormenor está hecho con absoluta precisión. A través de los mismos se revela un hombre que consulta continuamente la naturaleza y que no se fía en absoluto del feliz don de embellecerla que él posee.'
                  MARIETTI, P. J. : Description sommaire des dessins des grands maitres. 1741.

De las palabras de Marietti se pueden sacar varias claves del estilo de Reni, dice de él que es uno de los pintores más agradables. Si se hubiera declinado más por la vertiente naturalista que desarrolló Caravaggio, por ejemplo, jamás se le aplicaría el termino agradable, muchos otros tal vez si, pero no agradable que alude a lo bello y delicado. Esto implica, en primer lugar, que hay una interpretación de la naturaleza, es más, se puede decir que Reni eligió como fundamento de su pintura el culto a la belleza y a la gracia, lo que lleva necesariamente a una interpretación de la naturaleza.
Una de las consecuencias más evidente de ello, es el idealismo de las figuras. No se hacen auténticos estudios del natural, los defectos del modelo, al no ser por lo general un arquetipo de belleza, ha de enmendarlos el dibujo, recordando que los antiguos buscaban la perfección.

El hecho de considerar al arte la representación de la naturaleza limpia de toda fealdad y de toda vulgaridad, hace que Reni utilice una iluminación irracional, distribuye los focos de luz donde mejor le conviene, para darle, sobre todo a la figura, esa claridad, dignidad y grandeza, propias del clasicismo. Las formas son cerradas y dibujisticas, están conformadas por el dibujo, es decir, por la línea. Al contemplar una obra de Guido Reni se percibe claramente que el artista se fundamenta en la distancia, el orden y el dibujo. Ese mismo principio racionalizador se puede aplicar también a la composición, vertebrada en su totalidad por un riguroso esquema geométrico, como se verá más adelante.

Todo gira en torno a un único bloque, centrado en la búsqueda de la perfección. La perfección en la belleza, en la medida, en el tema, etc. No hay lugar para la interpretación, todo está guiado por la razón, y la razón se vale de unas pautas, unas reglas materiales para aplicar a la obra, y esas normas de realización, que dan confianza al autor, se adquieren en la Academia. De ahí la importancia de los Carracci.

Tanto los Carracci como Caravaggio, parten de una oposición radical al manierismo y una renovada atención a la naturaleza. Los Carracci querían basar su pintura en el estudio de la naturaleza y en las lecciones de aquellos maestros que más se hubieran acercado a la perfección. Apostaron por la renovación y el reencuentro con los viejos ideales. Trazando un arco sobre la pintura manierista, los Carracci aspiraron a convertirse en los herederos del espíritu creador de los grandes maestros del Renacimiento. Y al igual que buscaron la conciliación entre el respeto a la naturaleza y el que se debe a las reglas, también se acercarían sin prejuicios exclusivistas, a los dos grandes polos de la pintura italiana del Quinientos. Rechazaron la vieja dicotomía Roma/Venecia (diseño/color) y buscaron aprovechar, integrándolas en sus obras, tanto las lecciones de Miguel Ángel y Rafael como las de Tiziano, Veronés o Correggio.

En lo que concierne de esto a Reni no será tanto el estilo como la finalidad, esa búsqueda del ideal, lo que perdurará en él, tras su paso por la Academia. Guido Reni, il dolce Guido, asumirá del eclecticismo de los Carracci nada más que la parte quieta, sentimental, dulzona; del estilo heroico de Miguel Ángel no asimiló casi nada, por no decir nada; del brillante colorido veneciano muy poco, y lo único que conservó fue la fineza y elegancia de Rafael, algo de Julio Romano y lo que añadió de Corregio


3- La reconstrucción visual de la naturaleza de una forma ideal y matemáticamente exacta.

Como hemos apuntado más arriba, esa búsqueda de la belleza ideal llevará a la aplicación en la obra de principios geométricos y matemáticos, tales como la proporción áurea, que afectaran a la composición de la obra.

Los artistas siempre han buscado un formato ideal sobre el cual trabajar, así como las proporciones ideales para ese formato. Este método para establecer una buena proporción se desarrolló a partir del descubrimiento de la sección Áurea, resultado del ampliamente difundido interés por la geometría y el arte clásico en el Renacimiento. Entre los esquemas compositivos más usados está la llamada sección áurea o proporción divina. Formulada de manera rigurosa por Luca Pacioli en su obra La divina proporción, era ya conocida de antiguo. Fue definida por Euclides como "división de un segmento en su media y extrema razón". El número de oro o número phi (1,61803), ha sido usado por Guido Reni para la distribución en el lienzo de las dos figuras. Cabeza, pies, brazos, manos, etc., están dispuestas en el lienzo en el punto exacto marcado por está regla matemática. Pero incluso las medidas del cuadro, su anchura y altura, responden a un principio matemático siendo el rectángulo empleado raíz cuadrada de 2.

Es evidente que esta obra posee un riguroso esquema geométrico. Aquí las dos figuras en actitudes de correr se inscriben en una geometría abstracta formada por diagonales, para mostrar como los movimientos físicos, igual que los morales, tienen también limites marcados por una norma de antemano. Otro ejemplo más del dominio de la razón frente al sentimiento, del control, la regla, frente a la espontaneidad, en esa búsqueda del ideal.

                                                          

                                                     

Un tiempo lejano en el que la labor del artista, estaba sujeta a un fuerte componente intelectual, unido a una gran destreza artística. Como he dicho, un tiempo muy lejano.


Índice Iconográfico

1. Hipomenes y Atalanta, de la Gallerie Nazionali de Capodimonte, en Nápoles, 191 x 264 cm., óleo sobre lienzo, 1625.

2. Detalle de Hipomenes y Atalanta, de la Gallerie Nazionali de Capodimonte, en Nápoles.

3. Detalle de Hipomenes y Atalanta, de la Gallerie Nazionali de Capodimonte, en Nápoles.

4. Detalle de Hipomenes y Atalanta, de la Gallerie Nazionali de Capodimonte, en Nápoles.

5. Detalle de Hipomenes y Atalanta, de la Gallerie Nazionali de Capodimonte, en Nápoles.

6. Hipomenes y Atalanta, del Museo del Prado, Madrid, 206 x 297 cm., óleo sobre lienzo, c. 1612.

7. Baco bebiendo, Gemäldegalerie, Dresde, 72 x 56 cm., óleo sobre lienzo, c. 1623.

8. Baco niño, Galleria Palatina (Palazzo Pitti), Florencia, 87 x 70 cm., óleo sobre lienzo, 1615-20.

9. Santa Cecilia, Norton Simon Museum of Art, Pasadena, 94 x 75 cm., óleo sobre lienzo, 1606.

10. David con la cabeza de Goliat, Musée du Louvre, París, 220 x 145 cm, óleo sobre lienzo, 1605.

11. Ecce Homo, Pinacoteca Nazionale, Bolonia, óleo sobre lienzo, c.1639.

12. San José, Basilica dei Santi Giovanni e Paolo, Venecia, óleo sobre lienzo.


Biliografía

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- AAVV.: El Gran Arte en la pintura, vol.11. El Barroco I. Salvat, Barcelona, 1987.

- AAVV.: El Gran Arte en la Pintura, vol.12. El Barroco II. Salvat, Barcelona, 1987.

- AAVV.: Diccionario Larousse de la Pintura, Volumen III. Planeta-Agostini, Barcelona, 1988.

- AAVV.: Biografías de Artistas. Historia Universal del Arte, vol.15. Sarpe, Madrid, 1988.

- AGHION, I., BARBILLON, C. Y LISSARAGUE, F.: Héroes y Dioses de la Antigüedad. Alianza, Madrid, 1994.

- GARBALI, Cesare y BACCHESCHI, Edi.: La obra pictórica de Guido Reni, Clásicos del Arte. Noguer-Rizzoli, Barcelona, 1977.

- GRIMAL, Pierre.: Diccionario de Mitología Griega y Romana. Paidos, Barcelona, 1986.

- JUNQUERA, J.J. y MORALES Y MARÍN, J.L.: El Arte Barroco, Historia Universal del Arte, tomo 7. Espasa Calpe, Madrid, 1996.

- PIJOÁN, José.: Arte Barroco en Francia, Italia y Alemania, Summa Artis, vol. XVI. Espasa Calpe, Madrid, 1969.

- SCHMIDT, Joël.: Diccionario de mitología griega y romana. Larousse, Barcelona, 1993.

- J.Mh. (Autor Anónimo): Dioses y Héroes de la Mitología. Mitología e Historia. Olimpo, Barcelona, 1996.

- TRIADÓ, J.R. y SUBIRANA, R.: Las Claves de la Pintura. Planeta , Barcelona, 1994.

- TRIADÓ, J.R.: Historia del Arte Barroco. Planeta, Barcelona, 1994.

- VALDIVIESO, Enrique.: "Barroco y Rococó: La Pintura", en AAVV.: La Edad Moderna, Historia del Arte. Alianza Editorial, Madrid, 1997.

- WARD, T.W.: Composición y Perspectiva. Blume, Barcelona, 1992.

- WOODFORD, Susan.: Cómo mirar un cuadro, Introducción a la Historia del Arte. Universidad de Cambridge, Gustavo Gili, Barcelona, 1993.