Muestra expuesta en la Galería
Benito Esteban. Salamanca. Hasta el 29 de Enero de 2006.
Poco después
del traslado de Manuel Millares a Madrid a mediados de los 50 del siglo
pasado, el artista descubre las posibilidades arqueológicas de
una ciudad en construcción, que nos muestra los desechos que
guarda en su interior y que tanto le ayudan en la evolución y
desarrollo de su obra, que se encontraba en un proceso de transformación
desde las formas primitivas al informalismo. La labor del arqueólogo
o recolector de objetos tiene en Millares un proceso que va mas allá
de la recogida, me refiero a guardar y ordenar esos objetos, a inventariarlos
y a contemplarlos colocados, tal vez, en una estantería, esperando
una oportunidad para ser reutilizados.
Esa labor de recuperación, arqueológica, también
podemos observarla en la obra de Alfredo Omaña, no es una recogida
acumulativa sino que, ordenada, busca la belleza de lo desechado, la
alegría por el objeto encontrado, la huella que este objeto dejó….
Pero, al mismo tiempo, le sirve para ejercer su labor como creador y
comunicador. Son objetos recuperados para la creación artística,
lo perecedero de estos objetos nos ayuda a reflexionar sobre los seres
vivos y todo aquello que les rodea, sus ciclos vitales y la relación
que estos tienen con el ser humano. Así los botones, el adobe,
unos zapatos, hilos, unas botellas, cualquier cosa puede ser materia
para el diálogo entre el artista y el espectador. Ese primitivismo
en la utilización de objetos y la simpleza en la construcción
de sus obras le unen a grandes maestros del siglo XX, de los cuales,
como Picasso, no niega su influencia.
Omaña
ha pasado por diferentes etapas, pero en todas, el objeto encontrado
es un elemento recurrente. Tras su última exposición para
la Galería Movimento de Milán a finales del 2004, ahora
presenta sus nuevos trabajos que llevan por título ‘Dreaming
in Green’ (Soñando en Verde), unas obras que suponen una
continuación de lo presentado en Italia. En una serie de fotografías
de diferentes tamaños y esculturas, el autor muestra como se
puede construir una flor con los restos de una botella, el cuello de
la misma le sirve como base o tallo y trozos de cristal aparecen como
los pétalos de la flor, todo muy poético y altamente decorativo.
El artista más que pintor aparece como un escultor, parte de
una idea, busca el objeto y construye una obra. Este sería su
proceso creativo. Sus hallazgos son muchas veces casuales, pueden aparecer
en el lugar más insospechado, removiendo un terreno propio o
paseando por un paisaje natural, pero siempre tratando de devolver la
vida a algo que ya la ha perdido y es que Omaña busca la belleza
en los objetos que tiramos, la belleza de lo reciclado, de lo efímero
por el poco tiempo que dura, busca, sin duda, la comunicación
del artista con la naturaleza de la que es un enamorado. Prueba de ello
es la fotografía de la cama que se puede contemplar en la muestra
y que en vez de colchón tiene césped (hierba cultivada
por el propio artista a lo largo de seis meses), ello sirve para unir
el paisaje con la experiencia estética, nos da una sensación
agradable, no agrede, invita al descanso, a tumbarse y disfrutar de
la naturaleza contemplando su belleza.
El
cristal cortado, roto, siempre nos ha parecido un objeto peligroso,
cortante, hay que deshacerse de él lo más rápido
posible. No se puede tocar, hiere. En cambio a nuestro artista le sirve
para construir algo bello, una flor. Es como el veneno de una serpiente,
si nos muerde puede causarnos la muerte pero usada con fines médicos
el mismo veneno puede ayudar a nuestra recuperación.
En esa labor escultórica el autor se da cuenta de que sin ser
fotógrafo y buscando una necesidad estética de agrandar
el tamaño de la flor, siendo imposible hacerlo con los cristales
reciclados, la fotografía, que le ofrece esa posibilidad, reanima
la obra, la realza y le otorga una belleza que no tenía con la
simple contemplación del objeto reciclado. La obra sin duda gana
desde todos los puntos de vista, adquiere una estética donde,
junto a la decoración, aparece la poesía, ya que a Omaña
le interesa la poesía visual, siendo posible, pues, crear poesía
y belleza con elementos reciclados.