‘La muerte de cualquier hombre
me disminuye
porque estoy ligado a la humanidad’
John Donne
UN MUNDO VIOLENTO
Vivimos rodeados de violencia. No tenemos más que tocar un botón
o sentir el tacto de un papel para darnos cuenta de que es así.
Ekkart Zimmermann distingue 9 categorías diferentes de violencia
[Nota 1] , igual que
un apósito del cual no podemos liberarnos, un ataque externo
al que estamos sometidos de forma constante o bien que ejercemos de
forma consciente contra los demás.
Así se puede actuar de forma violenta contra personas o cosas,
la violencia puede ser directa o indirecta, física o psicológica,
individual o colectiva, organizada o espontánea, criminal o política,
personal o estructural, legal o ilegítima y por fin institucionalizada
o no institucionalizada.
Dentro de este amplio abanico de posibilidades se engloba gran parte
del sufrimiento humano y del drama que significa la esperanza vana de
corregirlo.
La violencia se manifiesta cada día y se percibe cada vez con
menos importancia, incluso llegamos a clasificarla según sea
la victima o el verdugo, dependiendo del lugar donde se ejerce, teniendo
el cuenta el estado mental o la naturaleza e intención del comportamiento,
incluso estudiando la relación que existe entre la victima y
el agresor.
Según el filósofo alemán Walter Benjamín
[Nota 2] la violencia
es un medio usado para conseguir un fin que puede ser justo o injusto.
Si se utiliza para conseguir un fin justo debe estar legitimado por
el derecho y será este el que permita el uso de la fuerza para
salvaguardar el conjunto de libertades de la sociedad, bordeando en
ocasiones los límites entre lo legal y lo ilegal [Nota
3].
‘La violencia es poder que funda
o conserva el derecho”, es decir el mantenimiento del sistema
está justificado por la violencia, sin ella no existe el derecho
y sin este no puede existir el estado en su concepto moderno, un estado
que utiliza sus brazos ejecutores para mantener ese idílico equilibrio
en cual debemos confiar para seguir adelante.
Pero no todo este pensamiento es negativo, ya que según él
existe la posibilidad de resolver los conflictos de toda índole,
‘entendimiento, delicadeza, simpatía, amor a la paz, son
el fundamento del entendimiento, junto con la lengua’, la creencia
en el ser humano y en la posibilidad de superar las adversidades hace
que podamos ver una pequeña luz al final del túnel.
El manifiesto de Sevilla del año 1989 [Nota
4] nos anima a ello, frente a la idea de que la violencia
y la guerra no pararán nunca porque son intrínsecos a
la naturaleza humana, el documento aboga por negar rotundamente esa
naturaleza y recuerda como otras actitudes sociológicas de conflicto,
como la dominación por cuestiones de raza o de sexo ya han sido
superadas o ha sido posible un cambio de mentalidad. El final de la
guerra y de la propia violencia debe ser una acción común,
sino no vale la pena siquiera intentarlo: ‘…la construcción
de la paz comienza en la mente de los hombres: es la idea de un mundo
nuevo’.
¿POR QUIÉN DOBLAN LAS
CAMPANAS?
El famoso libro ambientado en la guerra civil española y publicado
por Ernest Hemingway en el año 1940, nos recuerda que lo importante
no es la vida propia, sino descubrir el valor de la vida de los demás
y, ante cualquier situación violenta, valorarlo como si fuéramos
nosotros mismos los que perdemos parte de nuestro cuerpo, como si algún
miembro nos fuera amputado porque al fin y al cabo una parte humana
de nosotros muere o sufre con él o con ella.
Quizás sea el momento de preguntarnos
como hace la socióloga Alicia Montesdeoca [Nota
5] si el fallo no estará en las injusticias que provoca
el sistema y si este es el camino correcto para continuar e intentar
evitar estallidos violentos provocados por diferencias de todo tipo
(económicas, religiosas, educativas, legislativas, culturales,
etc). Ver si existe alguna manera de limar esas diferencias para lograr
evitar el odio que finalmente se expresa a través de comportamientos
y enfrentamientos de unos contra otros alegando cualquier pequeña
diferencia.
VIOLENCIA ESTRUCTURAL
Estamos rodeados de este tipo de violencia, en ella instituciones o
sistemas sociales dan poder a ciertas personas privando a otras de sus
derechos humanos fundamentales y por tanto creando situaciones injustas,
que derivan en enfrentamientos o envidias que terminan estallando por
cualquiera de las partes.
Desde el momento en que cualquier sociedad, país o sistema de
valores actúa sobre los ciudadanos impidiéndoles el acceso
a los recursos básicos de los que deben disponer, como la educación,
la alimentación, la vivienda, la sanidad, el poder político
o la sagrada libertad individual adecuada a un sistema democrático
de valores, se crea un dualismo donde solo un grupo disfruta de unos
bienes sociales y recursos básicos.
Este esquema, aplicable a desde los casos individuales más ínfimos
a las alianzas prolibertad que agrupan a varios países, crean
desigualdades que generan todo tipo de problemas: racismo, pobreza,
sexismo, identificación nacional y violaciones de los derechos
humanos.
VIOLENCIA Y MASS MEDIA
Cada día cuando ponemos la televisión, escuchamos la radio
o abrimos las páginas de un periódico aparecen ante nosotros
cientos de escenas de violencia. Muertos, heridos, discriminación
por todo tipo de razones, ataques, devastación, fenómenos
naturales que siempre afectan a los mismos, desheredados, injusticia.
Clemente Peñalva [Nota
6] cree que los medios restan importancia a la violencia,
convirtiéndola en un objeto más de consumo, que para sorpresa
de todos, se vende estupendamente, colmando los intereses tanto de espectadores
como de directivos [Nota 7].
La sucesión de desastres se convierte en una dosis diaria, y
si hay espectáculo en ellos mucho mejor, el modo de presentarlo
puede ser como una película pero con el aliciente de que sabemos
que es real, por tanto la excitación es mayor. Un buen reportaje
violento vale su peso en oro [Nota
8]. De esa manera se satisface la curiosidad morbosa de la
gente (que muchas veces ni siquiera se cuestiona lo que está
viendo) [Nota 9] da
placer, lo mismo que conocer las desgracias y miserias íntimas
de los demás, que tanto se prodigan en los programas de nuestra
actual televisión, denigradas por la mayoría, baten records
de audiencia diarios en nuestras cadenas.
Pero estamos tan acostumbrados a deglutir violencia, que no somos capaces
de darnos cuenta realmente de la gravedad que supone, le restamos importancia
mientras seguimos comiendo el segundo plato y creamos estereotipos que
se reducen a bien y mal, no existe otra gradación.
Pero la tristeza es que en todas
las cadenas, la gran mayoría de las noticias son así,
las informaciones positivas no ocupan ni el 10% de los telediarios,
los sucesos o desgracias naturales han pasado a ocupar los primeros
puestos, la oferta no es alentadora para que se produzca un cambio.
La violencia atrae al público, el morbo vende, incluso llevando
situaciones al extremo, hay un público que demanda violencia
y el mercado le ofrece lo que pide.
La violencia provoca la pérdida de sensibilidad, el endurecimiento
del corazón que escucha problemas como si oyera llover y deglute
noticias y muertos con la misma facilidad con la que sigue masticando
su filete, supone un ataque cultural que termina por legitimar el comportamiento
individual y estructural, pensando que mientras los míos y yo
mismo estemos a salvo, el resto de la humanidad puede pudrirse por completo.
LA BIENAL
Contra todo este tipo de situaciones debe protestar o llamar la atención
el arte contemporáneo, sirviendo como elemento de reflexión
ante la tendencia general al conformismo y la comodidad.
Por ello Robert Storr, el comisario general ha tratado de tomar el pulso
al arte contemporáneo, sin grandes novedades, pero incluyendo
artistas que tratan todos estos temas de los que hemos hablado y que
no por ser previsible, desmerece frente otras bienales y documentas.
Repasemos algunos artistas interesantes que presentan sus obras en El
Arsenale de Venecia y sus propuestas. Para otro análisis quedan
los diferentes pabellones nacionales.
Tremendo el video que nos muestra Paolo Canevari, donde durante 12 minutos
un chico aparece jugando a la pelota y manteniéndola en equilibrio
sobre los pies, la sorpresa llega cuando nos damos cuenta de que la
pelota es en realidad un cráneo humano y la zona donde esta jugando
era el cuartel general del ejercito serbio en Belgrado, bombardeado
por la OTAN en 1999.
Fuertemente expresionistas son
las pinturas el artista Indio Riyas Komu, que presenta una serie de
óleos con mujeres que miran con una tristeza infinita a un vacío
que parece no devolverles aquello que están esperando, el velo
de su cabeza puede aludir a cuestiones de tipo sexista o cultural, pero
la mujer como símbolo del sufrimiento por la pérdida es
el ejemplo a representar.
Nunca será suficiente cualquier representación que nos
recuerde el drama diario de la guerra de Irak y la sangría que
posteriormente esta guerra ha generado, además del enfrentamiento
racial entre musulmanes y cristianos, por cuestiones de religión
y dominación. Los coches bomba, los asesinatos selectivos, las
bajas del ejército, se suman por decenas de miles, vidas que
son la nuestra propia y que se extinguen habiéndose podido evitar
o paliar en gran medida. Por eso los artistas no deben cansarse de este
tema y deben recordarlo una vez tras otra para que podamos aprender
de nuestros propios errores, de una historia a la que debe hacerse caso
antes de tomar decisiones que llenen tus manos de sangre en pos de supuestos
intereses, donde esgrimiendo la bandera de la libertad y del futuro
de nuestros hijos, una fila interminable de muertos nos llenará
de culpa por aquello que fuimos capaces de consentir.
La artista norteamericana Emily Prince presenta en el Pabellón
del Arsenale de Venecia un gran mapa de Estados Unidos pintado en la
pared donde ha ido colocando fichas (parecen cromos) con cada uno de
los soldados muertos en las guerras de Irak y Afganistán (una
cifra cercana a los 3000). Cada uno de ellos tiene su propio dibujo
y sus datos personales y la fecha de fallecimiento. Una persona, una
vida, cada uno con su propio carácter, rasgos físicos
y costumbres.
Esta obra tiene cierta conexión con el único representante
español en la exposición, Ignasi Aballi, que presenta
varios paneles con largas listas donde solo se da cuenta del número
de afectados, escuetamente con un número y un adjetivo.
Cifras que llenan nuestros periódicos a diario donde la muerte
y el sufrimiento quedan reducidos a un simple número, desapareciendo
la individualidad de cada uno de los muertos.
Sobre guerra también tratan las imágenes del fotógrafo
ruso afincado en Israel Pavel Wolberg, en ellas trata de representar
como conviven a diario palestinos e israelíes, en un conflicto
que no toma tregua y que nos brinda imágenes de enfrentamiento
curiosas, donde la gente camina con normalidad entre soldados armados
hasta los dientes y tanques que velan por la seguridad de la zona.
Sophie Whettnall enfoca su obra ‘Shadow Boxing’ sobre la
violencia domestica, un hombre parece golpear a una mujer a la que nunca
llega a alcanzar mientras ella le contempla rígida y sin pestañear.
Una de las obras que más me ha llamado la atención son
los grandes tapices del artista Ghanés afincado en Nigeria El
Anatsui, tres obras suyas podían contemplarse en la ciudad, dos
de ellas en El Arsenale. Para realizar sus obras utiliza aluminio, hoja
de rama y soldadura y tienen tamaños de 3x5 metros aproximadamente.
En ellas intenta criticar el exceso de consumismo, ayudándose
de la larga tradición de textiles del África, mezclando
nociones de tradición y modernidad. Su trabajo presenta una original
síntesis de diversos aspectos del arte africano con modernas
influencias del arte contemporáneo occidental.
Para terminar la obra del artista
chino Yan Zhenzhong pone a cada persona en su sitio al recordarle por
medio de 10 grandes pantallas que muestran miles de personas como, cada
uno en su idioma y en 10 segundos, expresa en vida el lamento que supone
saber que vamos a morir irremediablemente. ‘I will die’
es el resumen de la vanitas contemporánea.
Nuestro mundo violento tiene solución, pero debemos reconocer
sus fallos e intentar aportar soluciones individuales y colectivas para
corregirlo, quizás el arte contemporáneo nos puede ayudar.
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Para
saber más
Nota
1: Zimmermann, E. ‘Political violence. Crisis and revolutions.
themes and research’. Schenkman, Cambridge, 1983, pp 9-13.
Nota 2: Benjamín,
W. ‘Para una crítica de la violencia y otros ensayos’,
Taurus, Madrid, 1991.
Nota 3: Explica Benjamín
que legalmente el derecho a la huelga está justificado pese a
ser una manifestación violenta, se trata de utilizar la violencia,
de forma legal, para imponer unos propósitos. Pero la propia
huelga no puede ni debe superar los límites establecidos por
la ley. Las coacciones o la transformación en una huelga revolucionaria
altera el comportamiento inicial y cruza la línea que convierte
lo legal en lo ilegal.
Igualmente el derecho a la guerra descansa sobre un ordenamiento jurídico,
representado tras la Segunda Guerra Mundial, en un consejo de seguridad
donde tienen cabida todos los países del mundo. El drama de esta
situación es que puedan justificarse acciones violentas de tipo
militar amparadas por la ley y que de esta manera aparezcan ante nuestro
ojos como una situación menos violenta.
Algo parecido sucede con la pena de muerte, situación violenta
extrema, pero en algunos casos justificada por el derecho y terriblemente
injusta cuando se manifiesta en regímenes de tipo totalitario.
Nota 4: ‘El Manifiesto
de Sevilla sobre la violencia. Preparar el terreno para la construcción
de la paz’. Centre UNESCO de Catalunya. Barcelona, 1992.
Nota 5: En un interesante
artículo publicado en Internet tres días después
del sangriento atentado del 11M en Madrid, esta socióloga ahonda
en las diferencias discriminatorias como elemento generador de la violencia.
Así nos recuerda: ‘Las campanas doblan, si, por un modelo
que no ha acabado con las diferencias y los privilegios, sino que los
ha intensificado, que no ha generado riqueza y bienestar para todos
sino que los concentra en unos pocos; que no ha logrado reparto y dignidad
para cada uno de los individuos, las culturas, las creencias, los valores,
sino que ha centrado lo sagrado en un modelo único que casualmente
es occidental, capitalista y democrático’. http://www.tendencias21.net/11-M-%C2%BFPor-quien-doblan-las-campanas-_a302.html.
Nota 6:
Peñalva, C. ‘El tratamiento de la violencia en los medios
de comunicación’, Alternativas. Cuadernos de trabajo social,
nº10, 2002, pp 395-412.
Nota 7:
La última serie de fotografías del artista norteamericano
Charlie White nos muestra como los medios de comunicación son
capaces de convertir en iconos a asesinos que se han hecho famosos por
su aparición en los medios de comunicación. El reverendo
Jim Jones o el proselitismo de los componentes de la secta de Charles
Manson pueden ser claros ejemplos de ello.
Sobre este aspecto y la influencia de mass media en el ambiente cultural
contemporáneo puede consultarse Panera Cuevas, J. y López
Borrego, R. ‘Una Historia de violencia. Mito y distropía
en ‘Everything is American’ de Charlie White’ publicado
en el catálogo de Charlie White ‘Everything is American.
Fundación Salamanca Ciudad de Cultura, 2006.
Nota
8 : El fotógrafo alemán Michael Najjar en su serie
‘Información y Apocalipsis’, muestra la noticia como
un espectáculo, no es suficiente con informar, sino que hay que
presentar la información de manera que se convierta en un objeto
de consumo. Por tanto para rodar un buen reportaje será necesario
un director, un productor, muchos de los operarios que trabajan en una
película. Acceder a la nueva información, hacer lo que
sea por conseguir la exclusiva que atraiga público, contar la
historia adecuada, serán elementos esenciales para vender un
reportaje al mejor postor.
Nota 9:
Recodemos la escena de unas mujeres musulmanas celebrando la caída
de las torres gemelas que nos ofreció la CNN, cuando poco después
descubrimos que esas imágenes corresponden a una época
anterior, lo que en realidad estaban celebrando era un atentado palestino
en suelo israelí.
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DATOS
DEL AUTOR:
Rafael López Borrego es licenciado en Historia
del Arte por la Universidad de Salamanca, Premio Extraordinario de Licenciatura,
ha trabajado durante 8 años como profesor de Historia del Arte
Contemporáneo en la Universidad de Salamanca. Actualmente es
Coordinador de Exposiciones del Domus Artium 2002.