No son sólo memoria, son vida
abierta, son camino que empieza y que nos llama [Nota
1].
El arte del siglo XX y XXI puede tener
fines muy distintos uno de ellos lo podríamos clasificar como
social y de denuncia. Dentro del panorama artístico Latinoamericano
en México podemos comprobar cómo numerosas artistas por
medio del campo artístico trabajan la denuncia social y la visibilización
de temas molestos y olvidados por la población y el estado. Ante
la impunidad de los numerosos crímenes cometidos contra las mujeres,
llamados feminicidios, [Nota
2] artistas y colectivos de mujeres irrumpen con este
silencio para increpar a la sociedad y mostrar la injusta realidad que
se estaba acometiendo en Ciudad Juárez como en otros puntos del
país.
Uno de estos colectivos fue El Colectivo Malaleche compuesto
por dos artistas Laura Uglade y Piedad Martínez, llamadas así
por su rabia y feraz crítica sobre los feminicidios en Ciudad
Juárez como vemos en su obra “Úsese y tírese”,
2005 [Nota
3].
Otra artista que aborda el tema del
arte como herramienta social es Claudia Bernal, artista plástica
multidisciplinar que trabaja el tema de la performance y la video-instalación
en donde por medio de ellas crea una relación entre el espacio
urbano, el arte y la integración del espectador como parte activa
que lleva a cabo la obra. En uno de sus trabajos lleva el arte al espacio
público de una plaza de México en donde se llama a darles
memoria a las numerosas mujeres asesinadas por feminicidio en Ciudad
Juárez.
La pieza “Monumento a Ciudad Juárez” se
compone de 300 mujeres, cada una de ellas está presente en urnas
de barro, a unas la etiqueta como identificada con nombre y apellidos
y otras las nombra “Desconocida” . Junto a ello otras urnas
son llevadas en procesión por madres de hijas asesinadas vestidas
de negro por las calles del centro histórico y que posteriormente
entregaron a la artista.
Elina Chauvet en 2009 creó en Ciudad Juárez
el proyecto artístico “Zapatos Rojos”. La
artista, cuya trayectoria quedó marcada desde muy temprano por
un doloroso acontecimiento, el asesinato de su hermana mayor a manos
de su marido, supuso el comienzo de este nuevo proyecto.
Elina
tras este acontecimiento sentía que su relación con las
numerosas mujeres desaparecidas y víctimas de feminicidio en
Ciudad Juárez era mucho más fuerte. Muchas de estas familias
de desaparecidas no tenían los recursos suficientes como para
llevar a cabo una dura denuncia ni una investigación de todo
ello. Así, Elina comprendió que en una ciudad donde cada
día aumentan las desapariciones de mujeres y existe un alto número
de feminicidios a manos de sus parejas o por cualquier otro vínculo
se tenía que hacer algo, porque la indiferencia del estado y
la desinformación de la población eran alarmantes. Su
condición como persona y como artista comprometida le pedía
y le obligaba a realizar algo para despertar la conciencia de aquellos
que intentaban ocultar toda esta violenta situación. Pero como
apunta Elina, en un principio los ojos sólo querían dirigirse
a Ciudad Juárez pero pronto otras muchas ciudades tanto latinoamericanas
como europeas se sumaron a la acción.
El proyecto “Zapatos Rojos” tuvo lugar en 2009
en Ciudad Juárez, nombrado así por distintos significados
que conllevan las palabras zapatos y rojos. Zapatos porque era el objeto
común y principal que se encontraban junto al cuerpo de una víctima
de asesinato o que aparecía tirado sin ninguna otra prueba más
que la propia marca del zapato. El zapato es considerado como un icono
femenino que representa a la mujer desde un punto de vista estereotipado.
Y rojos porque es el color de la violencia, de la agresión y
de la lucha. “Zapatos rojos” hace referencia al lugar donde
estaban ubicadas las desapariciones como era el Centro en donde se encontraban
numerosas zapaterías, también hace mención a un
recuerdo compartido durante la niñez con su hermana fallecida.
Elina
trabaja con el espacio público y con objetos corrientes y cotidianos
que de alguna manera se convierten en extraordinarios. Este proyecto
a parte de una labor de denuncia del silencio y la insensibilidad de
la población, también se convirtió en un lugar
de unión de cooperación y de lazos entre las distintas
mujeres que habían sido víctimas de violencia o habían
sufrido la desaparición o la muerte de un familiar.
Para llevar a cabo la acción, lo primero
era contar con una cantidad grande de zapatos y para ello Elina creó
una red de recogida de zapatos en donde las mujeres que querían
participar en el proyecto los donaban, de esta forma la noticia iba
llegando cada vez a más gente que quería involucrarse
en el proyecto. En la primera convocatoria fueron treinta y tres pares
de zapatos los que se reunieron, tras este gran éxito se sumaron
cientos de ellos en las siguientes acciones.
Estos zapatos eran pintados de rojo por las personas que querían
participar en la acción. Tanto hombres como mujeres tomaban un
par de zapatos y los impregnaban en pintura roja. La acción tenía
lugar en una amplia plaza o calle donde era más fácil
visibilizar todo el conjunto de los zapatos. Se colocaban con movimiento,
como si estuviesen caminando y junto a ellos un papel donde cada persona
exponía las razones de participar y porqué había
escogido ese zapato.
Al llevar a cabo este proyecto en distintas partes de Latinoamérica
se pudo dar cuenta Elina que el tema de la violencia cometida hacia
las mujeres no era solo de Ciudad Juárez o de Latinoamérica,
sino que era un hecho mundial y que este proyecto debía de ser
llevado a cabo en cualquier parte del mundo para así visibilizar
el tema y denunciarlo. Para ello creó las réplicas del
proyecto “Zapatos Rojos” que han estado y están recorriendo
el mundo: Italia (Milán, Génova, Lecce, Turín,
Sinnaí), Reino Unido (Manchester), España (Cádiz,
Bilbao, Málaga), etc. Estas réplicas en muchos de los
sitios donde se han llevado a cabo se realizan desde un trabajo en red
conjuntamente con otras organizaciones afines al tema para así
tener un mayor peso e implicar a la población a unirse al proyecto.
Cada zapato representa a una persona
víctima de violencia, de asesinato o de desaparición,
en esa calle o plaza se encuentra presente de forma simbólica
con un par de zapatos rojos, no se encuentran en el olvido ni están
ocultos en los pensamientos de unos pocos, sino que son recuerdos vivos
que se comparten abiertamente y de los cuales todos somos partícipes.
Índice Iconográfico
1. Imagen: “Cruces Rosas” colocadas en Lomas
del Poleo, Ciudad Juárez en memoria de las mujeres víctimas
de feminicidio.
2 y 3. Imagen: Colectivo Malaleche, “Úsese y tírese”,
2005.
4 . Imagen: Claudia Bernal, “Monumento a Ciudad Juárez”,
2002.
5y 6. Imagen: Claudia Bernal, “Monumento a Ciudad Juárez”,
2002, detalle.
7 . Imagen: Elina Chauvet autora del proyecto “Zapatos Rojos”.
8 . Proyecto “Zapatos Rojos” en Ciudad Juárez,
2009.
9. Imagen: Réplica “Zapatos Rojos” en Iztapalapa,
México, 2014.
10. Imagen: Proyecto “Zapatos Rojos” en Texas 2012.
11. Imagen: Réplica “Zapatos Rojos” en Buenos
Aires, 2014.
12. Imagen: Réplica “Zapatos Rojos” en Estados
Unidos, 2014.
13 y 14. Imagen: Réplica “Zapatos Rojos” en
Málaga, España, 2015. Fotografía realizada por José
Fco. Mengíbar.
15 y 16. Imagen: Réplica “Zapatos Rojos” en
Turín, 2013.
17. Imagen: Réplica “Zapatos Rojos” en Milán,
2009.
Nota
1: Fragmento de la canción “Otra voz canta”
de Daniel Viglietti.
Nota 2: Se conoce como
feminicidio al último escalafón de la violencia de género;
el asesinato de una mujer por el simple hecho de serlo, v. ATENCIO,
Graciela (ed.), Feminicidio. El asesinato de mujeres por ser mujeres.
Catarata, Madrid, 2015.
Nota 3: “[…]
Compuesta por un total de 370 ataúdes de yeso y cemento convertidos
en pequeñas cajas de pañuelos de papel, número
que se correspondía con las mujeres víctimas del feminicidio
en Ciudad Juárez de ese mismo año. De cada ataúd
de cemento sobresalían los pañuelos de papel en espera
de ser usados y tirados como lo habían sido los cuerpos de las
mujeres asesinadas […]”Ibíd. p. 2002.
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DATOS
DE LA AUTORA:
Alba Carrasco Quintana graduada en Historia del
Arte por la Universidad de Málaga (2009-2013). Se encuentra cursando
actualmente diversos cursos sobre arte latinoamericano. Su campo de
estudio es el Arte del siglo XX, en concreto el Arte Político
y las cuestiones de género y feminismo en el arte y la sociedad.