Carlos Bortoni es antropólogo,
escritor y editor. Ha escrito tres libros, de momento, El imperio
soy yo (Nula, 2007), libro conformado por quince cuentos donde
en cada una de ellos el personaje muere de distintas maneras. El cansancio
se hace presente, la derrota se manifiesta y encuentra cauce en las
circunstancias a las que los individuos que habitan los cuentos se ven
obligados a enfrentar, sin oponer resistencia. Perro viejo y cansado
(Nitro Press, 2014) donde cuenta historias cotidianas, nacidas de la
vida diaria, realidad con giros irreales que se mantienen dentro de
los márgenes de la monotonía. Y Tormentas en vasos
de agua (Casa Editorial Abismos, 2014), texto que agrupa un cuento
largo titulado Ruido y 75 hojas de aforismos consagrados a repensar
la enunciación de algunos conceptos de uso cotidiano, con la
finalidad de darles nueva vida.
Radica en la ciudad de México y edita la revista Frases.
- ¿Existe
algún cruce entre literatura y arte contemporáneo?
Ninguno. Es decir… si contesto que evidentemente
existe un cruce entre literatura y arte contemporáneo…
estaría aceptando que literatura y arte –contemporáneo
o no- son cosas diferentes. En ese sentido… quedo completamente
empantanado en la pregunta y me veo obligado a replantearla para poder
contestar: Si la pregunta fuese: ¿Existe algún cruce entre
literatura y el resto de las manifestaciones artísticas? La respuesta
seria afirmativa. Sin embargo… tendría que matizar que
no se trata de un cruce que rebase o vaya más allá del
cruce que existe entre cualquier manifestación humana y literatura.
La literatura… como el resto de la existencia humana… se
nutre de todo aquello con lo que se cruza en su camino… se trate
de otra manifestación artística o de la existencia en
su más pura y rutinaria expresión.
-¿Qué tan cercana es la literatura al arte?
La literatura es arte. Me resulta complejo pensar en que tan cercano
es algo consigo mismo. Con frecuencia se confunden las artes visuales
o plásticas… con el arte en general. En este sentido…
si la pregunta sobre la cercanía entre artes visuales o plásticas
y literatura... es una cercanía innegable. La cercanía
que nace de dos manifestaciones que tienen un punto en común
y confluyen en un mismo sitio: la existencia humana.
-¿Existe alguna pieza de arte que te interese en particular?
En general no. Es decir… suelo poner poca atención a las
piezas como un objeto concreto y prefiero concentrarme en el momento
frente a la pieza: se trate de una pieza musical… visual…
escénica o literaria. Sin embargo… y muy a pesar mío…
“El Matemático” de Diego Rivera… es una pieza
que me resulta devastadora y –en consecuencia- atrapa la totalidad
de mi interés. Y digo que eso a pesar mío… porque
la obra de Diego Rivera me parece poco interesante e incluso aburrida.
Pero el profundo pesar que encuentro en el personaje de “El Matemático”…
la vacía expresión de su rostro… lo gastadas que
están las paredes y la cercanía que físicamente
tiene con unos libros que parecen cansarle… me parece que justifica
la obra misma de Diego Rivera.
- Tu
libro de aforismos es atípico en la tradición literaria
mexicana ya que narras una historia mediante esta estructura, ¿crees
que la estructura tradicional de la narrativa debe ser rebasada? ¿Cómo
se asemeja esta técnica a “la muerte del arte”?
No estoy seguro de que se trate de algo atípico…
la micro ficción tiene una larga tradición y la sentencia
breve es un signo de nuestros tiempos. Pienso en Díaz Dufoo Hijo
y sus Epigramas por poner un ejemplo. En su caso son historias que culminan
en aforismos… pero la semilla está ahí. No hay un
acto deliberado de mi parte para recurrir al aforismo y narrar una historia…
no estoy abanderando ninguna vanguardia en la que se defienda un ápice.
Dudo de todo deber ser… en especial en el arte. La estructura
tradicional de la literatura no debe ser rebasada pero tampoco debe
ser respetada. Cada texto es un universo que impone reglas… que
se impone reglas a sí mismo para poder funcionar… para
no desmoronarse… y la única obligación que tiene
el autor es la de respetar esas reglas. Si al hacerlo resulta necesario
rebasar la estructura tradicional de la narrativa porque así
lo demanda el texto… entonces no hay alternativa. Pero si el texto…
su lógica interna… no lo requiere… entonces sería
catastrófico hacerlo.
Por otro lado… “la muerte del arte” es un gran slogan
que podría atraer espectadores… una gran frase para imprimir
en el cintillo del libro y deslumbrar a los lectores… pero: como
todo slogan… me parece algo hueco… inocente… maniqueo.
Entiendo el tema de la “muerte del autor” dentro de un entramado
social donde se vuelve imposible distinguir hasta donde aporta el creador
a una obra y hasta donde es influenciado por agentes externos…
pero la “muerte del arte” sólo puedo entenderla como
la renuncia a la retórica y los falsos adornos en el uso del
lenguaje… el trazo… la partitura o cualquier manifestación
que renuncie a los ornamentos. Me parece que el mundo de lo político
(entendido como el mundo de aquellos que toman decisiones a nombre del
resto de la humanidad) y de los poderes facticos se ha tornado cada
vez más barroco y el arte –en consecuencia- se ha alejado
de ello y se ha tornado más cruda… más limpia…
más sencilla en su comunicación con su contraparte. Pero
sólo eso. El arte difícilmente morirá mientras
no lo haga el género humano.
- ¿Qué opinas de los autoproclamados, artistas que escriben,
y de las vanguardias que apuntan hacia la desaparición de la
novela y de la escritura misma?
No tengo ninguna opinión sobre los “artistas que escriben”…
creo que deberíamos ampliar la idea de texto y aceptar que un
texto es todo aquello que nos dice algo… que puede comunicarse
con nosotros… no sólo el conjunto de caracteres alfabéticos.
Hay textos en la pintura… hay texto en la poesía visual…
en la danza… en la arquitectura… en una instalación…
en la manufactura de unos zapatos… así como hay imágenes
en la literatura. Sobre las vanguardias… la desaparición
de la novela y de la escritura misma… me parece que no existen
vanguardias más que en la publicidad. O –corrijo- me parece
que la lógica publicitaria se apropió del espirito transgresor
de las vanguardias y lo ha utilizado hasta el cansancio… lo ha
manipulado hasta pervertirlo de tal forma que lo vanguardista genera
irritación en la piel del espectador… no lo provoca más
allá de obligarlo a consumir algo. La novela prevalece…
quizá con fronteras y cánones más flexibles…
y la escritura no muere: en todo caso muta… como lo hace todo
aquello que esté vivo.
- ¿Cuál es tu artista favorito y por qué?
Cada vez me resulta más difícil pensar en un artista favorito.
Incluso en la música… donde mis afinidades son más
claras… pensar en un solo artista como mi favorito me resulta
imposible. Apuesto más por el momento estético…
por la experiencia estética. Por fortuna… esta es independiente
del artista y puede experimentarse de forma accidental en lugares donde
uno no la espera: como en una corcholata aplastada sobre el asfalto.
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Para
saber más
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DATOS
DE LA AUTORA:
Sidharta Ochoa (Tecate, México, 1984). Es
autora de los libros Tatema y Tabú (Borrador Editores,
Lima, 2011) y Estética de la Emancipación (H&B,
San Diego California, 2012). Su tercer libro se titula Historia
de las feminazis en América, (Piedra Cuervo/Disculpe las
molestias Ediciones/FONCA, 2013).
También colabora en medios como el semanario Liberación
en Suecia, Homines y Nuestra Aparente Rendición en México,
Generación, Shandy y Pez Banana.