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La ilustración, ¿arte o diseño?
Ramón Almela
09/10/2008


El dilema entre las disciplinas del Arte y el Diseño es renovado por la interdisciplinariedad dominante. Las estrategias de ambas disciplinas se superponen. El diseño se disuelve hacia las estrategias de la Institución-Arte mientras el Arte más propositivo se aleja de la trama institucional adentrándose en las imágenes cotidianas, fundiéndose en las prácticas de visualidad de la sociedad contemporánea. Finalmente, la identificación como diseñador o artista proviene más de una decisión individual que de disciplina. La identificación de sus trabajos como arte o diseño dependerá del concepto que el individuo se forme sobre lo que es ‘Arte’ y lo que es ‘Diseño’. Las teorías sobre lo que hace a una acción u objeto ser arte son variadas y el concepto no ha sido homogéneo a través de las épocas. La idea actual proviene de los cambios sociales del siglo XVIII que convierten el Arte en una industria millonaria del espectáculo, aunque, también, el arte se disuelve en la actualidad en la esfera extendida de la imagen, reconsiderándose si existe como entidad cultural cuando se opina que el diseño es el arte de nuestros días. Son las manifestaciones del diseño las que acaparan las prácticas simbólicas más activas hoy en el panorama artístico.

    

Abordaré la ilustración como síntoma y protagonista del dilema inmediato que marca la proximidad y las distancias presentes entre el producto de diseño y el producto de arte, todavía dentro del terreno de la creación individual y concreta de una imagen, donde muchas veces la única diferencia estriba en el enfoque funcional entre una ilustración y un cuadro: Un ilustrador entrega un original para su reproducción, mientras el artista entrega el original de la obra para ser comercializado por la galería. La ilustración es la realización del campo del diseño más inmediatamente considerada cercana a la producción artística, tanto que se le ha dado en llamar, eufemísticamente diferente, ‘arte aplicado’. Tiempo atrás, los artistas serios evitaban la ilustración como a una plaga. En la década de los 60, con el estilo formalista y expresionista en boga, no se suponía al pintor utilizando sus habilidades para describir historias. El propio Andy Warhol, a mediados de la década de los 50, se identificaba como ilustrador comercial y diseñador de escaparates, no siendo considerado como pintor por la comunidad artística. Sin embargo, en los círculos de arte de hoy es difícil encontrar un artista que su trabajo, en el fondo, no ilustre algo.

      

La ilustración ha sido situada entre medias del arte y el diseño. Sin ser considerada totalmente en el campo del diseño, tampoco es apreciada como creación de arte.

Restringiéndonos a los aspectos formales, la creación de una imagen de arte destinada a un fin de reproducción, producto de un encargo, demerita su valoración, a pesar de la excelencia que se muestre en su ejecución. Se queda en tan sólo una ilustración. El Arte, como consecuencia de los cambios originados en el siglo XVIII con el desplazamiento del mecenazgo del arte al mercado del producto artístico, se muestra autónomo y emancipado de la actividad de encargo. El mercado del arte se fundamenta sobre la creatividad y la libertad del artista como valores de cambio.

La ilustración comercial y la caricatura, reproducidas en diversos medios desde el cartel a la revista son un elemento crucial, con posibilidades ilimitadas, en la comunicación visual de la sociedad presente. La efervescencia e importancia de la ilustración actual es puesta de relieve con la publicación de una recopilación de 150 ilustradores comerciales de 50 países en el libro de Julios Wiedemann, ‘Illustration Now’ de la editorial TASCHEN, y más tarde en un segundo volumen de ‘Illustration Now’. El estado de la ilustración actual es extremadamente ecléctico, personal, intensamente conceptual, astutamente ingenioso y expresivo.

  

   

En la sociedad actual, donde la comunicación de masas es primordial, la publicación impresa accesible por millones de personas supone ser el museo en las calles. Precisamente, la economía de distribución que la ilustración emplea ejemplifica la obsolescencia de los formatos enquistados del arte conservador. Como indicación de estos cambios definitivos que suceden incluso en el mercado tradicional del arte, hay que señalar lo que las galerías de arte de prestigio mencionan: Una buena parte de las ventas de un artista reconocido se realizan antes de la inauguración de la exposición en base a la presentación de las imágenes electrónicas en formato ‘jpg’ en su página web.

Gran cantidad de diseñadores se despliegan con habilidad en el terreno de la ilustración, como carrera de arte que no se permitieron seguir decidiendo diseño por la búsqueda de un adecuado fruto económico a sus estudios. Se mueven en la producción gráfica con eficacia y habilidad ejemplar, que muchos artistas de artes plásticas quisieran emular.

   

Incluiría dentro de la estrategia de la ilustración, por la vinculación con la representación utilizada, a Víctor Rodríguez que destaca por su obra foto-realista en gran formato retratando a su esposa, en casi todos sus lienzos desde principios de los Noventa, fechas en que surge en la escena joven mexicana procedente de su formación como diseñador gráfico egresado de la carrera en la U. Iberoamericana. La actitud de Víctor Rodríguez encarna la conversión del diseñador a la producción tradicional del artista plástico. En su caso, regresa a los recursos tradicionales de las prácticas de creación en la imagen utilizando materiales como acrílicos, pincel y aerógrafo desde una estrategia consciente de rebeldía hacia el preponderante tratamiento electrónico de la imagen, sus mecanismos de circulación y el estilo post-conceptual actualmente dominante. Muestra un rol conservador de artista plástico a pesar de adoptar una táctica de insurrección como él mismo afirmaba en una entrevista: ‘El camino más rebelde y contestatario, anárquico, vamos, es producir pinturas lo más académicas posible con un clasicismo que debe ser de hoy’ (Santiago Toca, ‘Víctor Rodríguez’ Deep. Las reglas del hombre, no.1, Abril 2006).

      

Víctor Rodríguez lleva al lienzo de grandes dimensiones, cotidianeidad, intimidad de enfoques sorpresivos y discursos alegóricos con una amplia y minuciosa descripción superficial de la imagen captada primeramente en fotografía. La temática obsesiva sostenida en su trayectoria pictórica sobre la figura de su esposa, llega a su culminación en las últimas piezas afectado por el proceso de divorcio donde establece un dialogo entre imágenes históricas de la pintura y las de su ex-esposa. Hay que anotar que en su realización pictórica adolece de la esencia del color y la plasticidad, limitándose al ámbito simple de la elaborada recreación pictórica de una fotografía escenificada.

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Para saber más __________________________

DATOS DEL AUTOR:

Ramón Almela (Lorca, Murcia, España, 1958). Doctorado en Artes Visuales por la Universidad Complutense de Madrid. Tesis doctoral: ‘La Pictotridimensión. Proceso Artístico Diferenciado’. Constatación en Nueva York, 1989-90. Revalidado como ‘Ph.D. in Art’ por ‘World Education Services’. Licenciado en Pintura, Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Revalidado como ‘Bachelor´s and Master´s Degree in Fine Arts and Art Education’ en 1992 por ‘World Education Services’. Título de Profesor de Dibujo por la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.