La producción de la imagen desborda
el campo tradicional de las artes visuales con su expansión a
los espacios cotidianos y la difusión de los dispositivos de
creación manejados por un mayor número de profesionales
de lo audiovisual. La creación de sentido, dentro de propuestas
artísticas, ya no se reserva solamente al individuo entendido
bajo el conservador concepto de ‘artista’. El propio concepto
se desmorona cuando el auténtico arte se gesta al margen de la
institución-arte que es la que, hasta ahora, legitima la producción,
exhibición y consumo de los objetos en la esfera de lo artístico.
El arte actual se despliega más vivamente fuera de los espacios
de conceptualización consumista y es animado por impulsos de
distribución y colectividad que parecen anular la misma idea
del sujeto creador.
La imagen se despega de lo meramente artístico para condensarse
en funciones simbólicas e informativas actuando con eficacia
en el intersticio entre arte y conocimiento: la ilustración como
elección comunicativa dentro de las prácticas discursivas,
la retórica de lo visual generando la comunicación.
El ejercicio crítico de las
artes plásticas, acostumbrado a abordar las áreas de actuación
creativas, está dejando de lado la amplia práctica de
la imagen y lo visual en el ámbito actual. Se restringe, como
condición de origen, a la reflexión sobre las imágenes
de fundamento estético, descuidando el dinamismo de lo visual
en los espacios públicos, la información, y los nuevos
actos de representación.
Así se hace urgente abordar con exigencia, en toda su amplitud
significativa y simbólica, las operaciones gráficas de
información que nos atañen en el ámbito de los
medios impresos de comunicación. Impulsar una crítica
que conciencie a los responsables de la comunicación, o mejor
dicho de incomunicación o desorientación, que entregan
con las realizaciones gráficas de diversa índole. La visualización
de la información de manera gráfica adquiere relevancia
en el espacio actual de la comunicación, y es fundamental matizarla
impulsando una reflexión crítica sobre estos espacios
visuales.
Uno de los más actuales modos de visualización es la infografía,
que aún la Real Academia de la Lengua Española tiene pendiente
aclarar su definición. José Luis Valero, profesor de la
Universidad Autónoma de Barcelona, destacado teórico de
la materia, define así la infografía: ‘una forma
de presentación de comunicaciones informativas o formativas que,
mediante imágenes y textos, conforma un discurso visual completo
que apoya complementaria o sintéticamente los textos impresos,
las presentaciones documentales televisivas o sustituyen a cualquier
otra forma con plena autonomía comunicativa’.
La infografía experimenta un
auge desde principios de los Noventa en los medios periodísticos.
Eran realizadas, en esa etapa, por dibujantes de cómic y profesionales
de la información con talento plástico. Es una nueva disciplina
en la que convergen la información, el diseño y la ilustración,
y para la que el diseñador habitual no tiene la preparación
adecuada, y los periodistas no sabían abordar. Las nuevas generaciones
de periodismo contemplan su problemática y se va desplegando
el oficio en colaboración con el departamento de arte de la editorial.
Las grandes editoriales, así como las agencias periodísticas
dedican sus recursos a capacitar y emplear profesionales en esta disciplina
(que vienen a denominarse infografista) para la que, incluso, la bibliografía
es escasa o inexistente. Es una tarea compleja que requiere integrar
varias capacidades: primordialmente, la de ordenar jerárquicamente
la información, además de estructurar compositiva y efectivamente
el espacio, manejar la ilustración con eficacia, y emplear un
diseño editorial dinámico. La infografía constituye
un gancho para introducir al lector al texto completo; es la dimensión
didáctica de la infografía como capacidad de generar necesidades
informativas, de completar referencias para entender con más
claridad la complejidad de una noticia.
La calidad de la infografía
no es homogénea incluso en periódicos de alcance nacional.
Además, la necesidad de infografías no se ha limitado
a las grandes empresas de comunicación; ha alcanzado a los periódicos
locales para actualizarse en la manera de ofrecer la información.
Síntesis, como periódico de mayor lectura en Puebla, México,
comienza a incluir entre sus reportajes espacios infográficos.
Dado el carácter inherente de discurso visual, es obligada la
reflexión y el apunte crítico de lo que se ofrece como
comunicación para el mejor desarrollo y efectividad de sus mensajes.
En el periódico Síntesis era suficiente como
recurso infográfico hasta ahora la mera acumulación resaltada
de una serie de cifras, algunas veces acompañadas de alguna imagen
alusiva. Pero, desde hace unas semanas aparecen infografías que
complementan artículos extensos o condensan información
más cotidiana. Como responsables y creadores, estas imágenes
aparecen firmadas por Estefan Cuanalo -muy a menudo- y otras veces por
Virginia Muñoz. Hay una gran diferencia entre las obras de estos
dos infografistas. Se detectan serios problemas de ordenación
de información y otros problemas con Estefan Cuanalo, mientras
que las de Virginia Muñoz pueden situarse como piezas acertadas
de información gráfica que semejan los mejores ejemplos
de prensa nacional: concretamente, en la infografía ‘A
70 años de la expropiación petrolera’ se aprecian
los elementos constituyentes de una buena infografía: claridad
informativa, esquema estructural, distinción contrastada de las
formas, superposición de niveles de representación, significación
temática bien delimitada, mensajes figurativos de iconicidad
de fácil lectura y tipografía legible bien sustentada
por pantallas y espacios de color.
Sin embargo, en varios ejemplos de
Estefan Cuanalo se perciben estrategias gráficas que dificultan
la eficacia informativa, haciendo que esa infografía derive en
desinfografía: la carencia de título, el desajuste entre
las figuras y los contenidos tipográficos, la incorrecta disposición
de la información en atención jerarquizada, la acumulación
de cifras realizada sin rango de interés acumulándolas
sobre incorrectos colores para su contraste, falta de un elemento visual
predominante que sirva de introducción..., etc. Y, aunque algunas
veces se aporta una idea temática interesante, el resto de los
componentes no contribuye a mantener la necesaria atención de
lectura sobre la infografía.
Estas características negativas aparecen en general en las infografías
publicadas de este autor. La que trata sobre ‘Violencia sobre
las mujeres’, con un pseudotítulo delimitado en un
espacio con la seriación estratificada de cifras, que nada tienen
de gráfica información, tan sólo ofrece una aglomeración
de cantidades en enmarañada clasificación y nula comparación
visual, desparramando algunas imágenes de ‘clip art’.
Esa misma disposición de reporte numérico es firmada como
infografía en un trabajo sobre ‘Las industrias en Puebla’
en donde un desacertado manejo de contraste tipográfico y una
superposición de pantallas de texto sin fundamento estructural
hacen de esta pieza una absoluta desinfografía.
No muestra más eficacia la infografía ‘Remuneraciones
de los diputados en Puebla’, y aunque resulta de elevado
interés es difícil aclararse entre fórmulas matemáticas,
siglas de partidos, subtítulos que se enredan al concepto de
título del que carece, un ilegible organigrama y otros espacios
en los que la tipografía se funde con el fondo de color. Así
mismo, en otros trabajos, junto a los problemas anteriores, se comprueba
una codificación icónica de referencias que no facilita
la lectura del mensaje.
Es necesario que la imagen como
comunicación, como información, como denuncia o como estética
responda coherentemente a los planteamientos que la conforman. Y en
este caso, la infografía debe forjarse desde una estructura coherente,
información sintética y de eficacia visual o se convierte
en un elemento de incomunicación.
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Para
saber más
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DATOS
DEL AUTOR:
Ramón Almela (Lorca, Murcia, España,
1958). Doctorado en Artes Visuales por la Universidad Complutense de
Madrid. Tesis doctoral: ‘La Pictotridimensión. Proceso
Artístico Diferenciado’. Constatación en Nueva
York, 1989-90. Revalidado como ‘Ph.D. in Art’ por ‘World
Education Services’. Licenciado en Pintura, Facultad de Bellas
Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Revalidado como ‘Bachelor´s
and Master´s Degree in Fine Arts and Art Education’
en 1992 por ‘World Education Services’. Título de
Profesor de Dibujo por la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando,
Madrid.