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Muestra pictórica
Martín La Spina
01/09/2006


Martín La Spina o la Paradoja del Hacedor de Mariposas

No sería acertado acercarse a la obra de Martín La Spina obviando su profunda y permanente búsqueda de lo universal en la existencia, en su búsqueda de la espiritualidad en lo cotidiano.
Su problema con la eternidad le conduce a crear mundos sumergidos en un magma constante, en una sustancia indefinida y utérica de la que beben todos los seres, que confunden su elemento en un movimiento detenido hacia la luz que los originó. La misma que posibilita el color como materia prima de la pintura. Un humilde homenaje al Creador gracias al poder atemporal de la imagen.
Una espiral formal y conceptual que le conduce inexorablemente a la idea de tiempo como continum, tomando pleno sentido la revisitación de los grandes clásicos de la pintura occidental. Una revisión lícita si los consideramos imágenes icónicas universales y apropiables como forma cultural. Toma del Bosco su milenarismo dantesco, de Velázquez la abstracción del espacio, de Miguel ángel la fuerza de la contorsión, de Leonardo el misterio del rostro, de Ingres el erotismo aséptico, de Rafael los verdes y rosados, de Cagall la pasión de los rojos y el brillo azulado; y la doble imagen, el amor por la cultura de masas y la analogía del surrealismo, de Dalí.
La Spina retoma la tradición figurativa y el conocimiento matérico que la pintura occidental perdió con las vanguardias para recuperar la idea platónica de arte, como búsqueda de lo universal desde la individualidad.
Una aproximación irreverentemente respetuosa a los clásicos que huye explícitamente del convencionalismo, tomando imágenes convencionales: la aparente paradoja del que convierte el nomadismo en una forma estable de aproximación al mundo o del que hace mariposas y las hecha a volar, sabiéndolas muertas al día siguiente.
El equilibrio del caos, la magia del arte como forma de perdurabilidad.

Aída Navarro Barba

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