Nuestro enfoque a lo largo de este ensayo tratará
de desvelar, clarificar y definir algunos conceptos, y desentrañar
una terminología, que en algunas ocasiones puede resultar compleja,
debido a que como veremos, muchos de los conceptos van a utilizarse
o entenderse de diversas formas a lo largo de la historia.
Trataremos tres términos fundamentalmente:
- Movimiento Moderno
- Racionalismo
- Estilo Internacional
Comenzando con el primer término,
es obligatorio hablar de la Bauhaus como fuente impulsora y desencadenante
de ese movimiento moderno, y es podemos decir el germen
donde se apoya e inicia el movimiento moderno. Así la Bauhaus
fue iniciada en 1919 donde destacaron figuras como Walter Gropius o
Ludwig Mies Van der Rohe , los cuales establecieron las bases de dicha
arquitectura, dando posteriormente origen al estilo internacional, el
cual difundiría planteamientos internacionalistas sobre arquitectura
y diseño.
La Revolución Rusa de 1917 tuvo una influencia esencial en la
gestación de una conciencia europea como una fuerza de cambio
internacional.
El movimiento moderno supuso una ruptura
con la arquitectura clásica creando un nuevo lenguaje arquitectónico.
Posiblemente, el funcionalismo, donde la forma queda al servicio de
la función, fue el eje del movimiento moderno.
Hay que hablar de los CIAM
(Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna), donde en 1927,
tanto en el concurso para la Sociedad de Naciones y la exposición
de Stuttgart han manifestado claramente que un conjunto de arquitectos,
de diferentes naciones europeas, trabajan con métodos muy similares,
siendo sus contribuciones compatibles entre sí. Así en
1928 se organizó en La Sarraz Vaud (Suiza), un congreso de arquitectos
modernos. De esta manera vemos como desde 1929 a 1931, se configura
un lenguaje unitario, el cual se extiende por el resto de países,
salvando las diferencias nacionales y materializando casi el ideal expresado
varios años atrás por Gropius al utilizar la fórmula
'arquitectura internacional'. Es este el momento en el que hay un reconocimiento
por parte de los discrepantes con respecto a este movimiento moderno,
donde lo clasifican como un estilo funcional o racional.
Señalaremos además que
el movimiento moderno no actúa como otros estilos o corrientes
arquitectónicas, ya que no ofrece soluciones pensadas a priori,
sino indicaciones en cuanto a la metodología para la búsqueda
de soluciones siempre distintas, consistiendo fundamentalmente en realizar
valoraciones de grado.
Bajo mi punto de vista el movimiento
moderno va a suponer el nacimiento de una nueva forma de hacer arquitectura.
Además supone un concepto más abarcativo que el racionalismo
o el estilo internacional, quedando ambos bajo el común denominador
del movimiento moderno.
Observamos por tanto como el movimiento
moderno maduró y podemos decir nació en Europa, dentro
de un abanico de ideas que irían desde Owen a Ruskin, a Morris,
a Van de Velde y a Gropius, pudiendo incluso establecer el lugar concreto
que sería en la Alemania de Weimar, permitiendo a la cultura
europea dejar a un lado los límites históricos y avanzar
hacia un movimiento internacional.
En cuanto al racionalismo,
tendríamos que decir que sus inicios se encuentran también
en la Bauhaus. El racionalismo tomó a todos los hombres por igual,
sin distinción de clases sociales, esto llevó a una estandarización
de la vivienda, con el objetivo de lograr un mayor beneficio social.
Este racionalismo surge como respuesta a la necesidad social y a los
cambios políticos que estaban transcurriendo en Europa tras la
primera Guerra Mundial, siendo necesario un nuevo concepto en el sector
de la construcción y el urbanismo, donde sería fundamental
el servicio social, por otro lado hay que tener en cuenta el capitalismo,
el cual va a demandar unos bienes de consumo, siendo la industrialización
un aporte fundamental.
Los racionalistas concebían
el diseño como una actividad ante todo social y ética,
apostando por edificios económicamente asequibles, aunque posteriormente
hubo una extensión o derivación del término funcionalista
como sustituto del racionalismo.
Así podemos considerar al racionalismo como la arquitectura de
nuestro tiempo, es el tipo de vivienda que normalmente estamos acostumbrados
a ver, los conceptos urbanísticos y el paisaje cultural modificado
por la mano del hombre es también de origen racionalista.
La sistematización de la construcción
de un discurso racional y funcional, respaldado por
ideas nacionalistas, se encuentra en la gran mayoría de los movimientos
modernos. Sin embargo los primeros arquitectos italianos que constituyeron
el Gruppo 7 en 1926, y aquellos que crearon el MIAR
(Movimiento Italiano per l´Architettura Razionale), en
1931 escogieron preferentemente el término racionalismo.
Vemos de esta forma como las circunstancias en las que la vanguardia
centroeuropea forjó la actitud nacionalista, dando posteriormente
lugar a diversas tendencias arquitectónicas que subyacen en lo
que generalmente conocemos como racionalismo, acrecentando además
el debate entre tradición y modernidad.
Entre las características que
definen al racionalismo, la principal podríamos decir que contiene
el pragmatismo, siendo siempre el resultado de un proceso que va a tender
a racionalizar, a hacerlo por tanto más eficaz. Así veremos
algunos aspectos como:
- racionalizar el uso del espacio
- racionalizar los procesos constructivos
- racionalizar los procesos de formalización
En este último punto vemos la
necesidad de reducir a lo imprescindible lo que por definición
resultaría hasta el momento superficial.
Teniendo en cuenta las características citadas anteriormente,
podríamos ver el racionalismo como movimiento, solamente siendo
aceptable cuando surge como resultado del ejercicio de ciertas vanguardias
urbanas, trascendiendo intelectualmente las nociones de lugar (de ahí
su rechazo a la ornamentación, ya que es una característica
que apoyaría el referente histórico).
Comentaremos someramente el racionalismo
en España, donde destacaron personas como: Fernando García
Mercadal, Rafael Bergamín y Josep Lluís Sert, entre otros.
Será la Guerra Civil española (1936-1939) la causante
de la ruptura del movimiento moderno en España, volviendo a resurgir
progresivamente conforme avanza el siglo XX.
Asimismo conviene destacar la figura
de Josep Lluís Sert, como líder del GATCPAC
(Grupo de Arquitectos y Técnicos Catalanes para el Progreso de
la Arquitectura Contemporánea). Sert construye la Casa Duclós
en Sevilla (una Sevilla regionalista y su ambiente dentro de la exposición
Iberoamericana del 29), donde el arquitecto va a preludiar tanto en
su plano conceptual como vocabulario formal, el posterior desarrollo
de su arquitectura en Cataluña.
Dentro de la arquitectura racionalista
en España es fundamental destacar el GATEPAC
(Grupo de Artistas y Técnicos Españoles Para la Arquitectura
Contemporánea), que surge dentro de un ambiente intelectual propiciado
por la Institución Libre de Enseñanza,
trayendo a Madrid prestigiosos arquitectos como: Breuer, Gropius, Mendelsohn
o Le Corbusier. En Italia destaca dentro del racionalismo Giuseppe Terragni.
Por último nos ocuparemos del
último término que mencionábamos al principio,
el denominado estilo internacional; donde desde los
años de 1925 a 1965 se va a diferenciar por las creencias positivas
en las nuevas tecnologías de la industrialización, las
cuales se hicieron comprensibles por medio de ideas racionales tanto
a la arquitectura como al urbanismo, dando como resultado un mundo de
mayor calidad. En este 'proyecto de modernidad' se tuvo en cuenta tanto
los problemas sociales como la forma.
Conviene destacar que después de la Segunda Guerra Mundial, sobre
todo en Estados Unidos, la arquitectura moderna, encontró un
lugar de expresión floreciente. Esas formas fueron indagadas
y exportadas posteriormente a Occidente y al resto del mundo tanto por
empresas, como por instituciones o personas.
El término estilo internacional, fue recogido por Henry
– Rusell Hitchcock y Philip Johnson en 1932, donde recogía
las características principales de la arquitectura moderna hecha
en Europa por arquitectos de la talla de Le Corbusier y los miembros
de la Bauhaus, entre otros, aunque según su definición
ese estilo internacional estaba unido con la forma, pero separado
de su contenido social.
El internacionalismo era una forma
de actuación dentro de un mundo que universalizaba, donde la
arquitectura internacionalista (entendida como una arquitectura que
no pertenecía a ningún lugar y que era transferible a
cualquier parte del planeta, siendo además conductora de principios
modernos y universales).
Así destacaremos dentro de
este estilo internacional lugares como Brasil o Japón,
donde por una parte se va a conseguir un producto de valor internacional,
no estando incluso ya vinculada a estereotipos europeos o estadounidenses,
alcanzando un desarrollo tanto en América como en Asia.
A modo de conclusión podríamos
decir, como ya dijeron R. Atkinson y H. Bagenal, que la arquitectura
era la representación de las necesidades, los temores, aspiraciones
de una época, siendo la forma real de su civilización.
También como ya apuntó Luis Borobio, la arquitectura no
será buena porque represente una cosa u otra, sino porque los
ambientes, con su escala, con sus relaciones espaciales, su luz, con
la calidad de sus paramentos, logra que vivamos íntimamente la
emoción del mensaje arquitectónico.
Dentro de estos movimientos y corrientes
arquitectónicas de las que hemos hablado, hay un aspecto que
correspondería a la misión social del arte, la cual va
a permitir que el arte de pueblos enteros, constituyan conjuntos homogéneos,
unidades expresivas, estilos que van a trascender la simple expresión
individual y el estilo personal, para convertirse en la comunicación
de un pueblo entero y de toda una época con las demás
generaciones y nacionalidades, originándose una auténtica
comunicación universal entre los hombres (creo que es aquí
donde transcurre el punto álgido de la arquitectura internacional,
ya que no sólo es un edificio, sino que además hay una
transmisión de sentimientos, e inquietudes).
Como colofón me gustaría
recordar, como ya señaló Bruno Zevi, y es que no deberíamos
reducir la historia de la arquitectura a 'fotografías arquitectónicas',
ya que descuidaríamos la realidad específica, el topos,
siendo este el lugar donde la arquitectura vive esplendorosa, solitaria.
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Para
saber más
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DATOS
DEL AUTOR:
Eduardo T. Galnares Arias (Sevilla, 1980). Licenciado
en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla (2003). Estudios
de doctorado del periodo docente finalizado, dentro del programa "Patrimonio
artístico andaluz y su proyección iberoamericana"
perteneciente al departamento de Historia del Arte de la Universidad
de Sevilla (2004 - 2005).