A principios de marzo, el Centro de
las Artes 660 ubicado en la comuna de Las Condes en Santiago de Chile,
inauguró la exposición de esta gran artista japonesa,
titulada: Yayoi Kusama: Obsesión infinita. La muestra,
cuya lógica estuvo a cargo de la curadora del Tate Modern de
Londres, Francis Morris y del curador independiente, Phillip Larrat-Smith,
corresponde a la primera retrospectiva de Kusama (Matsumoto, 1929) en
Chile, luego de haberse presentado en otros países de Latinoamérica
como Brasil, Argentina y México.
En la exposición, pueden verse
obras realizadas entre 1950 y 2013. Las más antiguas, correspondientes
a década del cincuenta, están ubicadas en la sala de entrada
titulada Primeras pinturas y trabajos sobre papel, y está
centrada en pinturas de pequeño formato junto a diversos trabajos
realizados sobre papel con características abstractas. La sala
siguiente, compuesta por diversas obras también en papel, se
titula Redes Finitas y comparte espacio con algunos objetos
agrupados bajo el concepto de Acumulaciones, que serán
los protagonistas de esta lectura a la obra de Kusama. El recorrido
continúa con Sala de espejos del infinito-Campo de falos
(o entretenimiento) que corresponde a una instalación de
falos fabricados en tela dispuestos en el suelo con muros de espejos
que asemejan túneles virtuales, seguida de otras salas como Caminata,
Materiales de archivo, Auto-erradicación de Kusama, Estoy aquí
pero nada, Pinturas recientes, Sala espejos del infinito- Llena del
brillo de la vida, que ha causado gran expectación entre
los visitantes debido a que involucra al/la espectador/a en un espacio
de gran belleza y carácter lúdico. La visita continúa
con Video Kusama, y finalmente, Sala de Erradicación,
donde nuevamente involucra a los/as espectadores a través de
la acción.
A la hora de recorrer su trabajo, es importante tener en cuenta que
Kusama es ante todo una artista multifacética: escritora, escultora,
pintora, performer, creadora de instalaciones y directora de filmes
contestatarios, donde tocó temas como la Guerra de Vietnam o
bodas homosexuales (Kusama International Film Production Company). En
este punto, también es importante considerar que su fama como
artista creció en un especial momento de revolución, pero
en el que eran muy pocas las artistas mujeres que alcanzaban la fama—y
el reconocimiento por parte de su pares— en su quehacer.
Pero para entender
su obra, resulta necesario también conocer su particular historia
y contexto. Kusama vivió su infancia marcada por alucinaciones
visuales, lo cual sería el origen de los patrones circulares
que caracterizan su obra hasta el día de hoy. Y aunque podría
definirse como una artista autodidacta, lo cierto es que estudió
en la Escuela de Artes y Artesanías de Kioto, en 1948 y en la
cual estuvo unos meses. Algún tiempo después, entabló
amistad mediante cartas, con Georgia O´Keeffe y al cabo de un
par de años, concretamente en 1957, partió a Seattle y
luego a New York, donde vivió hasta 1973. Durante esos años,
entabló amistad también con Eva Hesse, Andy Warhol, Claes
Oldenburg y Joseph Cornell, entre otros/as artistas, que influyeron
en su carrera y propuestas visuales, tanto como ella lo hizo en el trabajo
de ellos. En aquella época, Kusama deja la pintura y comienza
a crear esculturas blandas, conocidas como Acumulations, centrando
su atención en objetos cotidianos como bolsos, zapatos o escaleras
de mano, la mayoría de la veces cubiertas o rellenas de telas
que asemejan falos, según ella misma describe en diversas entrevistas.
Dentro de estas experimentaciones, el conjunto conocido como Sex
Obsession o aquellos objetos rellenos con pasta seca, Food
Obsession, dejan entrever la influencia que recibió tanto
del minimalismo como del pop art, aunque al mismo tiempo evidencian
su fijación ante la repetición serializada. De esta época,
son también sus controvertidas piezas de performances, siempre
ligadas a lo sexual, y en ocasiones, con gran cobertura periodística,
lo que sin duda ayudó a hacerla conocida. Eran los años
y el momento del happening en Estados Unidos. Y Kusama se hacía
notar. Politizaba desde su cuerpo las demandas sociales: desde poner
fin a la guerra de Vietnam hasta oficiar el primer matrimonio homosexual.
En 1973, ya de vuelta en Japón, se dedicó a la literatura.
A mediados de esta década se interna voluntariamente en una clínica
por algunos problemas psiquiátricos, y paradójicamente,
vuelve a pintar. En las décadas de los ochenta y noventa, construye
sus característicos ´falos blandos´, fabricados en
tela con los que cubre el suelo y envuelve algunos objetos. En 1993
representa a Japón en la Bienal de Venecia y hasta 1996, su fama
crece cada vez más. Sólo en ese último año
expuso en más de una veintena de exposiciones: desde la Bienal
de Sao Paulo o Taipei, hasta la Bienal de Sydney.
Acumulaciones
La obra expuesta, Acumulaciones, consta de una tarima blanca sobre la
que se han dispuesto algunos objetos: diez zapatos de tacón pintados
de blanco rellenos en su interior de formas fálicas, tres zapatos
de varón pintados de gris con el mismo elemento en su interior,
algunas bandejas de cocina que contienen distintas versiones del mismo
objeto y unificados bajo un gris plateado, un par de paletas de cocina
pintadas también del mismo color, una caja cerrada y al fondo,
un vestido corto colgado del muro.
Kusama es una de las primeras artistas
en crear esculturas blandas, haciéndolo ya en 1962. La obra presentada
está compuesta por falos blandos y formas diversas creadas en
tela y cocidas con hilo. A partir de esta descripción, se podría
decir que se trata de una obra realizada como si se tratase de una costura
cualquiera, pero en este caso, es una obra que además cuestiona
el poder fálico través de una actividad asociada a las
labores femeninas. Aquí resulta necesario volver sobre su biografía
y algunos detalles que ella misma relata: Kusama creció en una
casa marcadamente patriarcal y autoritaria. Ello le habría detonado
un rechazo hacia lo patriarcal, hacia las relaciones de pareja y al
sexo, al que constantemente ha hecho referencia en su trabajo.
En esta obra, deja en claro cómo es invadida por esta sensación
de hiper-sexualidad y de marcados roles de género que llevan
los objetos que expone: ya sea por los zapatos de varones que tienen
en su interior estas formas fálicas y que están relegados
a un costado de la tarima o dentro de los diez tacones de mujeres de
distintos tamaños que, pintados de un blanco uniforme y llenos
de las mismas formas, son protagonistas de la escena, aún cuando
son del mismo color que la base que los sostiene. Pero hay también
otros elementos en este montaje que reafirman mi lectura asociada a
los roles de género presentes en la obra de Kusama: varias latas
para hornear llenas de las formas fálicas que expone junto a
algunos utensilios de cocina pintados de un riguroso color plateado,
sobre esta gran tarima blanca que bien podría ser un escenario
donde Kusama nos cuenta una historia (o su ficción). Al fondo
del muro blanco, casi a modo de un telón, se encuentra colgado
un vestido corto de color rosa añejo y desgastado, invadido por
las mismas figuras fálicas que, esta vez, son de color plateado
al igual que los utensilios de cocina. Y en una esquina de la tarima,
una caja plateada, pequeña y cerrada, a la que es imposible acceder
y que pasa casi desapercibida.
Y en esta misma sala, está
la obra que quizá sea una de las que más tensión
genera en toda la exposición. De hecho, dada la ubicación
especial que tiene y debido a la sobre-estimulación que provocan
las otras obras al ingresar a la sala, hay que descubrirla. Pero para
hacerlo, es importante recorrer la muestra con tiempo y dedicación,
ya que una de las indicaciones al ingreso es, precisamente, no devolverse
a ninguna sala. Como decía, considero que es una de las obras
más críticas de la muestra ya que propone realizar un
ejercicio de cuestionamientos, precisamente ante los roles de género
y su repartición en el mapa económico. Aunque de paso,
quizás también sean cuestionamientos asociados a su propia
biografía.
En particular, me interesa proponer una lectura especial a esta obra
y dedicaré algunas líneas a ello. Se titula One dollar
(aunque el billete dice “one rollar”) y consiste en un collage
que representa un billete de dólar estadounidense, alterado en
varias de sus partes (es cuestión de fijarse en los detalles
y sus leyendas). La primera, y más evidente, es que la imagen
central en la obra de Kusama corresponde a la de una mujer en lugar
de la de George Washington. En Kusama, el sujeto elegido para ser incorporado
en la versión del dólar, imita la postura, mirada y hasta
el mismo tipo de peinado que el presidente estadounidense. Pero en el
lugar donde debía estar el nombre de esta dama que aparece representada,
como ocurre con Washington, simplemente aparece la leyenda “Washing
done”. Más que un juego fonético o de similitud
quizás con su escritura, corresponde a una crítica inequívoca
del sistema de los roles de género y su repartición y
valoración dentro del sistema económico. Pero hay más,
ya que si pensamos en el billete elegido para hacer (inteligentemente)
esta comparación, vemos que este tipo de tareas asociadas al
mundo doméstico, no son en absoluto valoradas como debieran.
Lo cual nos lleva a pensar e imaginar (otra vez) que las tarea asociadas
a la economía del cuidado o del mantenimiento, ya sea doméstico
e incluso dentro del mercado, son consideradas de bajo (o deliberadamente,
escaso) valor económico, como este billete.
Entornos como escenarios
y espectadores como actores
Ya para cerrar esta reseña a la exposición de Kusama,
me gustaría referirme a una experiencia que está presente
en toda la muestra: el acto de fluir, en el sentido de dejarse llevar
por la propuesta de esta artista y los distintos momentos que evoca.
Un espacio en particular subraya esta idea: Sala de espejos del infinito-
Llena del brillo de la vida, una obra que propone una experiencia estética
más allá de las que comúnmente estamos habituados:
a través del juego de espejos que crean laberintos y las pequeñas
luces de colores que nos vuelven visibles e invisibles por momentos,
nos recuerda el valor de la experiencia y de lo efímero. Debido
al juego de luz, que cambia de manera constante, por instantes las formas
y los cuerpos desaparecen. Sólo un mar infinito de luces de colores
queda y los sujetos son parte del paisaje, fundiéndose visualmente
con el entorno.
Luego de esta experiencia, Kusama nos
propone una situación completamente diferente al llegar al último
espacio de la muestra, acondicionado como una vivienda pintada completamente
blanca. Se titula Sala de Erradicación y bien podría
recordar su espacio/vivienda dentro de la clínica. Y acaso por
ello, hace un guiño a la tela en blanco y al vacío, al
mismo tiempo que nos recuerda que cuando decidió recluirse voluntariamente
en una clínica psiquiátrica, fue cuando volvió
a pintar. En esta sala, pensada para ser intervenida por los/as visitantes,
estos/as son invitados/as a tomar protagonismo a través de la
acción. Al ingresar a ella, es entregado un set de pegatinas
con círculos de colores fluorescentes de diferentes tamaños,
con el fin de que sean dispuestas en la habitación y en los objetos:
techo, muebles, lámparas, suelo, etc., todo vale, excepto según
señala la encargada de la sala, pegarlos sobre el cuerpo. En
este ejercicio de pegar las pegatinas en la sala y objetos, la autoría
no tiene importancia, y no es sino un gesto empático con Kusama
de intervenir un espacio. Y saturarlo, con cientos y cientos de círculos
de colores llamativos, uno encima de otro, a veces formando interminables
cadenas que no dejan lugar sin intervenir. Historia tras historia de
distintos sujetos continúan sumándose en este espacio
y se confunden unas con otras, quizás para resaltar la presencia
física de quienes están allí en cada momento.
Cuando tuve la oportunidad de ingresar
a esta sala por primera vez, el día de su inauguración,
el blanco estaba en todas partes. Al volver a ella un mes después,
no quedaba espacio disponible donde poner una pegatina. La acumulación
de historias de quienes han pasado por allí se hace notar. Y
la obsesión de la cual Kusama nos hace parte, también.
Bibliografía
- GOODMAN, Jonathan, “Yayoi Kusama:
Una delicada locura”, Frontera D. <http://www.fronterad.com/?q=yayoi-kusama-delicada-locura>
Traducción: Susana Lago Ballesteros
- HABER, Alicia, “Yayoi Kusama:
innovación alucinada”. El País.
<http://arte.elpais.com.uy/yayoi-kusama-innovacion-alucinada/#.VRC7qvyG-Sp>.
Revisado: 15 de abril de 2015.
- KUSAMA, Yayoi, Mirrored Years (Catálogo),
Museum Boijmans Van Beuningen, Rotterdam
(The Netherlands): 23 August – 19 October 2008, Museum of Contemporary
Art, Sydney (Australia): 25 February – 8 June 2009, City Gallery,
Wellington (New Zealand): 4 September – 29 November 2009.
- PILLING, David, “The world
according to Yayoi Kusama”, Financial Times Weekend Magazine.
<http://www.ft.com/cms/s/2/52ab168a-4188-11e1-8c33-
0144feab49a.html#axzz1kDck8rzm>. Revisado: 20 de abril
de 2015.
- Imagen de la obra “One Dollar”,
extraída de: http://hyperallergic.com/54328/the-long-strange-art-and-life-of-yayoi-kusama/
. Revisado: 29 de abril de 2015
- Imagen de “Sala de Erradicación”,
extraída de: http://www.revistadetalle.cl/gente-detalle/2015-03/yayoi
Revisado: 29 de abril de 2015
Yayoi Kusama. Obsesión infinita
Centro de las Artes 660 / ca 660, Rosario Norte 660, nivel -2, Las Condes.
Santiago de Chile
Desde el 7 de marzo hasta el 7 de junio de 2015
Agradecimientos por las imágenes: Davixo Berimbá, María
Cristina Pino y Alejandra Pino
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DATOS
DE LA AUTORA:
Marla Freire-Smith: Dra. en Historia y Teoría
del Arte por la U. Autónoma de Madrid; Experta en Docencia Universitaria
(U. Autónoma de Madrid); Máster en Historia del Arte Contemporáneo
y Cultura Visual (U. Autónoma de Madrid y Museo Nacional Centro
de Arte Reina Sofía); Máster en Escenografía (U.
Complutense de Madrid) y Lic. en Arte (U. de Playa Ancha, Chile). Líneas
de investigación: arte contemporáneo y política,
memoria, poder, estudios de género en el arte, feminismos y arte
de acción. Su trabajo visual ha sido expuesto en diversos contextos
y países. Más en: www.marlafreire.blogspot.com.