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El desnudo multitudinario de Spencer Tunick
Marc Montijano Cañellas
07/06/2007


Nuevo Mexico, 2001Nacido en Middletown (Nueva York) en el año 1967, Spencer Tunick, es una artista provocador y polémico, conocido por sus fotografías de grandes grupos de personas desnudas dispuestas en formaciones artísticas a menudo situadas en localizaciones urbanas. Su trabajo es una mezcla de performance y fotografía, aunque él se considera un artista visual, no un fotógrafo, que realiza instalaciones y documenta la instalación con fotografía y vídeo.

Estas instalaciones -como a él le gusta llamar a sus trabajos-, o acciones artísticas, son indudablemente muy llamativas e impactantes por el gran número de personas que reúnen. Esto unido al morbo y a la alta expectación que sigue causando el cuerpo desnudo, sobre todo situado en un espacio público, hace de cada una de sus intervenciones un éxito mediático rotundo. Por lo que su trabajo es conocido mundialmente y seguido por millones de personas.

De sus imágenes afloran una serie de tensiones entre los conceptos de lo público y lo privado, lo permitido y lo prohibido, lo individual y lo colectivo. Miles de desnudos particulares que conforman una masa inmensa de cuerpos, creando un clima liberador y catártico para los participantes, que posan desnudos entre miles de iguales, despojados de todas las protecciones y escudos de la vestimenta.

Indudablemente, aunque menos poético, en la actualidad uno de los secretos de la gran aceptación y la masiva participación ciudadana en sus proyectos, es su gran popularidad. Las personas que posan desnudas para Tunick, se saben partícipes de una obra de arte de un artista reconocido [Nota 1].

Venezuela  Mexico, 2007  Kunst Palast, Dusseldorf, Alemania, 2006

Por su parte el espectador recibe un mensaje altamente atrayente con tintes de anormalidad, el paisaje ya no es el mismo, Tunick lo ha modificado radicalmente. Se observa un espacio cotidiano trasformado por una actitud colectiva, tan simple pero a la vez tan simbólica, como es desnudarse. Traspasando por unos minutos leyes y normas, conquistando una libertad que se esfumará al finalizar la instalación de Tunick. De este instante permanece el recuerdo a través de la imagen (fotografía y video), tanto para los participantes, sus modelos son voluntarios [Nota 2], como para los miles de curiosos y seguidores de la obra del artista estadounidense.

La acción artística o performance colectiva bajo la batuta de Tunick, se termina y se evidencia otro proceso que ha comenzado mucho antes y que es el gran impulsor del trabajo de Tunick. No hay que olvidar que estamos ante un artista visual con un gran fondo de fotógrafo. Las imágenes no son meros testigos como ocurre en muchas performances o acciones, las imágenes son objetos artísticos, laboriosas creaciones. Los modelos bajo la orden del artista, se han fusionado en grandes masas que construyendo bellas formaciones casi abstractas, que dialogan e interactúan con su entorno. En ocasiones se funden, en otras de derraman como fluidos, sobre rocas, caminos o en grandes plazas; a veces la actitud es activa, participativa, en otras los cuerpos aparecen yacentes, amontonados, casi inertes.

La instalación y su plasmación en fotografía y video, son igual de importantes para él. Indisolubles, diferentes partes de un mismo y laborioso proceso. Ninguna está por encima de la otra. La fotografía es una pieza sólida, un objeto, una obra de arte y la instalación es acción poderosa, viva, además de una experiencia muy importante para las personas que participan en ella.

Caracas Spencer Tunick Nuevo Mexico, 2001

Spencer Tunick estudió, a partir de 1988, en el Emerson College de Boston, y posteriormente, en 1990, en el Centro Internacional de Fotografía de su ciudad natal, realizando su primera exposición individual en 1993. El artista lleva desde 1992 realizando fotografías y vídeos que documentan la interacción entre el cuerpo humano y paisajes urbanos o naturales, a través de desnudos multitudinarios en espacios públicos.

Desde entonces ha realizado más de medio centenar de instalaciones con grupos en Estados Unidos, Sudamérica y Europa, exponiendo su obra en centros de arte, galerías y ferias reconocidas. En principio, el acercamiento al tema del desnudo fue de forma individual, para más tarde, y debido a que cada vez más gente quería ser fotografiada por el artista, comenzar a hacer obras grupales.

Empezó fotografiando personas desnudas por las calles de Nueva York. Sus fotos rápidamente se hicieron populares y decidió ampliar su trabajo por otros estados de Norteamérica, en su proyecto denominado Naked States (Estados desnudos), a partir de 1994 hasta 1998. Un recorrido por los diferentes estados norteamericanos fotografiando a sus habitantes desnudos en el campo, en las calles, a las orillas de los ríos, etc.

Estos primeros acercamientos le costaron al artista varias órdenes de arresto. Ante este hecho, el fotógrafo introdujo una demanda de derechos civiles defendiendo su proyecto. Esta acción tuvo resultados positivos para el artista, pues en mayo del año 2000 la Corte reconoció que prohibir el trabajo de Tunick representaba violar la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, la cual establece la protección a la libertad de expresión de cada individuo.

A partir de aquí, Spencer Tunick realizó Naked pavement (Pavimento desnudo), partiendo de las mismas reflexiones acerca de la relación entre el cuerpo desnudo y el espacio público en un contexto urbano. Utilizando la misma idea que en la anterior obra pero a escala mundial: ciudades como Roma, Montreal, Sydney o Glasgow fueron retratadas al desnudo.

   San Sebastian, 2006, España  San Sebastian, 2006, España 

Más tarde hizo una gira internacional, a la que denominó Nude Adrift (Desnudo a la Deriva). Que le ha llevado por todos los continentes, realizando fotografías por ciudades como Brujas, Londres, Lyon, Melbourne, Caracas, Lisboa, Santiago de chile, Sao Paulo, Newcastle, Dusseldorf o Viena. Aumentando paulatinamente el número de personas fotografiadas y siempre acompañado de una fuerte presencia mediática, lo que evidentemente favorece sus propósitos [Nota 3].

Desde que fue arrestado en 1999 por la Policía de Nueva York por intentar fotografiar a más cien personas desnudas en Times Square, han cambiado mucho las cosas. Aún sigue teniendo problemas en los EEUU, pero se ha convertido en un artista que convoca a miles de personas para posar desnudas ante él, en unas instalaciones que se disputan ciudades de todo el mundo [Nota 4].

Barcelona, 2003En junio del 2003 llegó a fotografiar a 7000 personas desnudas en Barcelona, consiguiendo el mayor número de modelos hasta entonces. Su paso por España supuso un hito en su carrera, favorecido en parte por la cultura más cosmopolita y liberal de la ciudad condal e incluso de la propia administración municipal. Ya que en Barcelona el ayuntamiento reconoce el derecho de todo ciudadano a ir desnudo por la calle si así lo desea, lo que evidencia una actitud hacia la desnudez más abierta. Tunick se felicitó de la complicidad obtenida por parte del Ayuntamiento barcelonés y comparó la actitud de la administración local con la de Estados Unidos, donde afirmaba ‘un trabajo artístico como este es considerado un delito’. El fotógrafo se mostró también agradecido por la amplia participación que obtuvo para las fotos en Barcelona, la mayor en toda su trayectoria artística hasta ese momento [Nota 5].

Tunick no persigue como meta superar constantemente la cantidad de modelos desnudos en sus trabajos, la participación de varios miles de voluntarios en diferentes localizaciones ya asegura la espectacularidad de la instalación y supone un reto artístico suficiente. Pero es cierto, que las cifras siempre han estado presentes en su trabajo, alcanzando recientemente cantidades asombrosas. En mayo de 2007, en la Ciudad de México Spencer Tunick logró reunir en la Plaza de la Constitución (Zócalo [Nota 6]) de esta ciudad entre 18000 y 20.000 participantes que se desnudaron sin prejuicios [Nota 7]. Batiendo así el récord logrado en Barcelona, España.


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Nota 1: Las personas que posan en las instalaciones de Tunick, viven un momento euforizante, participan de algo que bajo su percepción puede ser histórico, y que sin duda es un acontecimiento artístico destacado. Además coquetean desde dentro con el arte contemporáneo, algo que está fuera del alcance de la mayoría, constituyendo en su conjunto una experiencia personal muy rica y gratificante.

Nota 2: Para participar en una obra de Tunick, a parte de despojarse completamente de la ropa en los momentos señalados, la única condición es ponerse a disposición del equipo del artista para situarse allá donde a cada cual se le requiera. A cambio, además de formar parte de la instalación, cada participante recibe una fotografía de un tamaño aproximado de 13 x 10 cm.

Nota 3: No sólo en el aspecto comercial, el precio de su obra ha ido lógicamente aumentando, sino por el mero hecho de cuanta más fama más sencilla es la labor logística y organizativa. Mayores son las facilidades para obtener los permisos pertinentes por parte de las diferentes administraciones, hay mayor número de voluntarios dispuestos a posar en sus fotografías, es más factible obtener patrocinadores que costeen los gastos de la instalación y más ambiciosos pueden ser los siguientes proyectos.

Nota 4: En el noventa por ciento de los casos la elección de la ciudad responde a una invitación por parte de un Museo de Arte Contemporáneo. Una vez que le invitan a una ciudad y acepta, en esa ciudad el artista escoje las localizaciones que quiere.

Nota 5: A pesar de que se habían inscrito inicialmente a través de internet más de 12.000 personas, finalmente fueron 7000 modelos los que acudieron de madrugada a la cita, superando la cifra de 4500 participantes conseguida en Melbourne (Australia).

Nota 6: El Zócalo permaneció cerrado por aire y tierra durante toda la sesión fotográfica celebrada la mañana del domingo 6 de mayo de 2007, para guardar la intimidad del acto.

Nota 7: El proyecto de Tunick en la capital mexicana tubo un coste de 1,25 millones de pesos, (85.000 euros). La mitad de esta cantidad fue costeada por dos coleccionistas, uno mexicano y el otro extranjero, y el resto por patrocinadores e instituciones mexicanas.