Quien
conozca su obra sabrá que existe toda una leyenda en torno a
su persona. Justificada, tal vez, por la temática de algunos
de sus trabajos en los que explora
el lado más oscuro del ser humano con títulos como Snuff
2000 [1], Psychopatia
sexuales [2]
o Anal Core [3].
Obras que bucean en la otra verdad, la que todos sonrientemente ignoramos,
una sociedad macabra y cruel, que en ocasiones sale a la luz en periódicos
y noticieros de televisión, pero que generalmente es cómodamente
desoída y que él nos retrata aséptica y crudamente.
Pero no debemos equivocarnos, no todo es sexo y ultra violencia en su
trabajo, Miguel Ángel Martín es capaz de enfrentarse a
cualquier género, e incluso, a lo que es más difícil,
a cualquier público [4].
Sus trabajos imposibles de encasillar, abarcan amplios registros como,
por ejemplo, en Kyrie o Ice Freak, desternillantes series,
donde nos disecciona, explorando con acidez y un grafismo voluntariamente
más amable, una realidad tristemente estúpida, vanidosa
e hipócrita, la nuestra, que realmente todos cultivamos. Trabajos,
todos ellos, plasmados sobre todo con mucha personalidad, enraizados
profundamente en nuestro tiempo [5].
Un espejo en el cual, de vez en cuando, viene muy bien mirarse [6].
Nacido
en León en 1960, vivió en esta ciudad hasta los veintisiete
años [7], desde
pequeño estuvo en contacto con el cómic,
aunque, únicamente, como lector [8].
Cuenta Miguel Ángel Martín que cuando su hermano [9]
y él eran pequeños, con cuatro o cinco años, su
padre siempre les compraba, al salir de misa un cómic a cada
uno que leían y luego se intercambiaban. El Pato Donald,
Mickey Mouse, Mortadelo y Filemón, fueron compañeros
de su primera infancia, y unos pocos años después, con
ocho o nueve años, El Capitán Trueno a él
y El Jabato a su hermano. Sigrid, Crispín, Goliat y el
propio Capitán Trueno le acompañaron hasta la adolescencia
e hicieron, junto a los demás personajes de los tebeos de su
juventud, despertar en él una pasión por este medio que
se mantiene hasta la actualidad. Pero Miguel Ángel Martín
hasta muy tarde no supo que quería dedicarse profesionalmente
al cómic, esta gran afición por los tebeos nunca se la
planteó como profesión, él quería ser fiscal.
Y con la intención de materializar esta idea empezó a
estudiar Derecho en León. Pero en el ecuador de la carrera [10],
desencantado y aburrido por el ambiente universitario, le comenzó
a apetecer más dedicarse profesionalmente al dibujo [11].
Pronto se dio cuenta que no se podían compatibilizar ambas profesiones,
así que cambió el rumbo de su vida abandonando la Universidad
por el mundo del cómic.
Sus
primeros pasos fueron a través de colaboraciones con los periódicos
de León [12],
primero con El Diario, luego con La Crónica. Su
primer gran trabajo fue Keibol Black [13],
iniciado a finales de 1987, para La Crónica de León.
Fue una serie de tiras diarias que duró hasta que inició
Kyrie para el mismo periódico. Keibol Black, ya apuntaba
maneras, aunque el estilo de Miguel Ángel Martín no está
todavía totalmente pulido. Su siguiente trabajo fue The Space
Between [14]. Es
una obra mucho más conseguida técnicamente y rompedora
para su tiempo. Con una estética muy similar a la de su anterior
trabajo, y que será constante en todas sus realizaciones posteriores,
The Space Between es una gran obra en la que Martín nos despliega
su insensible mundo con todo lujo de detalles, definiendo su iconografía
característica y demostrando que ya domina su propio estilo.
Un verdadero descenso a los infiernos o una salida a pie de calle, según
se mire.
Antes
de proseguir con este breve y rápido, aunque intenso, recorrido,
por la obra y la persona de Miguel Ángel Martín, se imponen
ciertas precisiones. Tarde o temprano, al leer sus cómics nos
asalta la duda de por qué hace un uso tan frecuente del inglés
en sus páginas. Las historias de Miguel Ángel Martín,
se desarrollan rodeadas de vocablos y expresiones como: Biggest Crime,
New Dark Age, Rubber Core, Pain
Fuckers, Suture obsession, Live Attack, y un largo
etcétera. Tal rasgo está motivado no por un capricho,
sino principalmente, según el propio autor explica, por tres
causas. En primer lugar, el entorno cultural en que se basa su obra
es anglosajón, fruto del propio entorno en el que vivimos y del
que se inspira. En segundo lugar, cuando Miguel Ángel Martín
comenzaba a dibujar historietas [15]
se basaba en títulos de canciones de grupos industriales o en
conceptos pornográficos que o bien no tienen traducción
fácil al español o su traducción no es del todo
satisfactoria o resulta confusa. Y por último, en esa época,
a mediados de los ochenta, en España no circulaban muchos fanzines
y los editores españoles no estaban interesados en su trabajo.
Sería entonces en Inglaterra donde le empezaron a publicar en
los fanzines de un grupo de música electrónica extrema
llamado White House. Sus trabajos los realizaba consciente de que iban
a ser editados en el mercado inglés, en consecuencia, y pese
a que los textos del cómic, muy pocos por cierto, estaban escritos
en español, los titulares los hacía directamente en inglés.
Esta tendencia que surgió en los inicios como una necesidad de
mercado la generalizó y extendió a sus posteriores trabajos.
A
finales de los ochenta La Crónica de León se asoció
con El Mundo [16]
y pasó a ser la Crónica del Mundo. Ante el cambió
de imagen, el director pidió a Miguel Ángel Martín
una nueva tira más amable, con menos violencia que Keibol
Black. Fruto de este nuevo encargo, nació Kyrie, nuevo
europeo, una tira de humor ácido con funny animals, animales
antropomorfos, en la que desarrolla, sobre todo, temas sociales teniendo
como base una empresa de informática, donde todos los personajes
se reúnen alrededor de la máquina de café para
charlar y holgazanear.
Muy
semejante a Kyrie es Barny, empresas personas... o lo que
sean [17], se trata
de una tira de encargo hecha para la revista mensual Training &
Development, que es la versión española de una revista
americana sobre recursos humanos para la formación de ejecutivos.
El director de esta revista, un antiguo dibujante de cómics al
que le gustaba bastante Kyrie, le pidió a Miguel Ángel
Martín que ejecutase una tira para su revista centrada en los
recursos humanos. Uno de los personajes de Kyrie lo cambió
levemente y así surgió Barny, como ramificación
de Kyrie pero no tan agresivo socialmente y más centrada
en recursos humanos.
Otra
serie brotada de las páginas de Kyrie es la arrasadora
Big Whack! [18].
Sus protagonistas, dos ratones,forman junto a Roland, una caja de ritmos,
un grupo tecno metal, o ultra noise house llamado Big Whack!
De ser unos personajes que aparecían ocasionalmente dentro de
la tira Kyrie, nuevo europeo, pasaron a ser una página
para Factory [19],
centrada en temas más específicos de música. Estos
ratones están inspirados en el grupo americano Big Black,
el pequeño homenaje de Miguel Ángel Martín al mítico
grupo tecno-hardcore de Chicago [20].
A raíz de Big Whack!, en Rockdeluxe quisieron empezar
a publicar una tira de cómic, y le solicitaron a Miguel Ángel
Martín, ya que estaba trabajando para Factory, que hiciera
algo para su revista pero distinto a Big Whack!. Este nuevo trabajo
lo centró en la música electrónica y las drogas
químicas y así nació Ice Freak [21].
La
gran pregunta que surge, inevitablemente, al ver sus obras es de dónde
obtiene Miguel Ángel Martín tanta información.La
explicación reside principalmente, en que posee un buen archivo
de documentación sobre temas a tratar [22]
y permanece muy atento a lo que sucede en el mundo.Pero, hay que aclarar,
y esto es importante pues determina el resultado de su
trabajo, que él dibuja de memoria, no maneja documentación
gráfica. El mundo que ha creado, con su dibujo ágil y
fresco, no requiere una exactitud precisa con la realidad. Por tanto,
a diferencia de muchos dibujantes, él no copia la realidad a
través de un archivo gráfico, sino que la recrea basándose
en la memoria, su principal fuente de información. Incluso si
alguna vez tiene que copiar con exactitud algún objeto, la falta
de costumbre le juega malas pasadas y el resultado queda tenso y torpe.
Su dibujo es eminentemente línea, abstrae la configuración
básica de los objetos con trazos espontáneos y limpios.
Como principal ventaja, su forma de dibujar le permite, trabajar con
rapidez. Mientras por ejemplo, Charles Burns [23]
dibuja una viñeta Miguel Ángel Martín ha hecho
dos páginas.
Los
personajes de Miguel Ángel Martín nunca se agotan, vienen
y van dependiendo de las exigencias de los editores ya que habitualmente
trabaja por encargo. Normalmente una vez que tiene unos personajes hechos,
las historias las va construyendo sobre la marcha. La base de la narración
se la suele dar una palabra, una expresión o una situación
que tiene pensada con unos diálogos y en torno a la cual estructura
el resto de la historieta. Por ejemplo, escucha una canción y
eso le da pie para desarrollar unas cuantas páginas. Una vez
que tiene la historia clara, empieza a dibujar a lápiz las viñetas,
aunque más o menos las tiene pensadas las va improvisando [24],
coloca los diálogos y luego entinta. Finalmente le aplica el
color, para pintar usa unas anilinas denominadas Ecoline. Estas tintas
planas de colores luminosos se las recomendó precisamente hace
unos diez años, Fernando de Felipe.
Retomando
el hilo cronológico, en 1990, el mismo año que inició
Días Felices, dibujó el cómic Atolladero
Texas[25] con guión
de Oscar Aibar, para la revista Makoki, y comienza también
la publicación de Brian the Brain en Krazy Comics,
serie que continuó al año siguiente en Makoki
[26]. Las historias de
Brian, un chico cuya cabeza ha adquirido la forma de su cerebro, comenzaron
a reeditarse en 1994, junto a abundante material inédito, en
su propio comic book [27].
Este paso vino motivado por la incorporación de Martín
a la revista El Víbora, en cuyas páginas llevaba
publicando desde 1989 Rubber Flesh [28].
También para El Víbora creó, a finales de
1996, a Cyberfreak, un niño con piernas metálicas
cuya vida trascurría en una gasolinera situada junto a una autopista,
y en 1998 inició en la misma revista la serie Surfing On The
Third Wave [29].
Miguel Ángel Martín es un dibujante trasgresor por definición,
no vive rodeado de escándalos pero sus obras le han acarreado
algún que otro incidente con la justicia [30],
de los que ha salido siempre bien parado. Realmente estas acusaciones
no han hecho más que promocionar enormemente su obra y catapultar
a su autor a la categoría de dibujante de culto. La causa de
tanto revuelo siempre ha sido su interés por todo tipo de asuntos
y especialmente por los temas duros. Temática que tal vez ahora
es más tratada, pero que cuando Miguel Ángel Martín
empezó a trabajar, por ejemplo, en Psychopathia Sexualis, a primeros
de los noventa, no había nadie abordando.
Es
un dibujante muy coherente con su tiempo, que nada tiene que ver con
la imagen que se puede extraer de él a través de sus trabajos.
Galardonado con el premio Autor Revelación del Salón Internacional
del Cómic de Barcelona 1992, y con el prestigioso Yellow Kid,
al mejor autor extranjero en el Salón de Roma de 1999,vive compaginando
el cómic, con la ilustración y la publicidad, y realizando,
entre tanto, algún que otro guión para cine y televisión.
Ha creado la imagen de Subterfuge, la discográfica independiente
más importante de España, y la mascota de Festimad; realizó
el cartel de la película de Jess Franco Killer Barbys
y las ilustraciones del press-book de La Lengua Asesina;
ha colaborado con El País, Marie Claire, Maxim,
Leer, CQ, Rolling Stone o Primera Línea,
entre otras. Miguel Ángel Martín trabaja permanentemente
escuchando música, considera al amplificador su electrodoméstico
favorito. La música es su pasión, y de hecho, muchas de
las páginas que ha dibujado están basadas o inspiradas
en la música que iba oyendo. Le gusta pasear callejeando con
su minidisc, por cualquier ciudad, con una mirada voyeur, examinando,
como todo artista, el mundo que le rodea, analizando gestos, miradas
y situaciones. En definitiva, recabando información, de la que
nutrirá a sus nuevas historias.
GAME
OVER
[1]
En septiembre de 1993, en el nº 100 de la revista Rockdelux,
sorprendió a todos con dos páginas de lo que después
seria su impactante álbum Snuff 2000, publicado en 1998
por La Factoría de Ideas.
[2]
Publicadas por Tótem (Toutain Editor) a partir de 1991
y recopiladas en álbum por Arrebato/Camaleón en 1992.
[3]
Anal Core, sale a la luz a la vez que Psychopathia Sexualis
en la revista Tótem, alternando unas historias con otras.
Fue publicado como álbum en 1999 por La Factoría de Ideas.
[4] Ejemplo de ello es Días Felices.
Página a color para el suplemento infantil Gente menuda del Diario
16. Magnífico y desconcertante trabajo que le encargó
este periódico en 1990.
[5]
Incluso en sus obras más futuristas como The Space Between
o Rubber Flesh, Miguel Ángel Martín no hace más
que estar informado de los avances de nuestra sociedad y trabajar con
ellos.
[6]
El texto ha sido elaborado, casi exclusivamente, asentando nuestras
opiniones, sobre los comentarios y explicaciones que nos ha hecho directamente
el propio dibujante, en la entrevista que le realicé, en su casa
de Madrid, el 9 de febrero de 2002.
[7]
En septiembre de 1987 fue a vivir a Madrid, hasta la actualidad en que
sigue residiendo en esta ciudad.
[8]
De pequeño no era muy buen dibujante, en el colegio aprobaba
dibujo porque, según sus palabras, "como en esa asignatura
aprobaban a todo el mundo, pues, me la aprobaban". Pero no fue
especialmente bueno en dibujo e incluso en dibujo técnico, a
partir de quinto y sexto de EGB, confiesa que fue un desastre.
[9]
Tiene un hermano que es un poco más pequeño que él,
capitán de la marina mercante. Y una hermana que es bibliotecaria.
[10]
Los dos primeros cursos los culminó con éxito, pero estando
ya en tercero empezó a entrar en contacto con grupos de rock,
se implicó en ese ambiente y comenzó a hacer portadas
para algunos discos, casetes, muchos carteles para actuaciones de grupos
de rock en León y, por tanto, a dejar ya muy de lado la carrera.
Consecuencia de todo ello, dejó Derecho al año siguiente,
se matriculo de cuarto con parte de tercero, pero ese año no
fue por clase. A pesar de todo, Miguel Ángel Martín reconoce
aun ahora que le interesaba Derecho.
[11]
Con veinte, veintiún años, empezaba a acometer algún
proyecto profesional. Hizo una exposición en un pub en el centro
de León, en el barrio Húmedo que ya no existe. Casualmente
la vio un periodista del Diario de León y le encantó
realizándole una entrevista para el periódico. A las pocas
semanas conoció a otro dibujante de León, Antonio Benavides,
ilustrador habitual de El Mundo y uno de los mejores ilustradores
de la actualidad en España. Su carrera estaba despegando.
[12]
En 1984 empieza a colaborar con la prensa de un modo más habitual
haciendo chistes, tiras, ilustraciones.
[13]
Estas tiras, protagonizadas por un investigador frío y violento,
vestido de negro, que trabaja para el servicio de inteligencia, fueron
recopiladas en comic book por Ediciones Camaleón, y más
tarde La Factoría de Ideas reeditó este trabajo
en tomos.
[14]
Realizado para la revista Zona-84 a partir de 1990, aparece del
número 57 al 67 de dicha publicación. Como curiosidad
apuntar que el encargo le surgió cuando, en 1988, quedó
segundo en un concurso, organizado por el editor Josep Toutain, con
una historieta que le había sido rechazada en la misma editorial.
Posteriormente se editó en cuatro álbumes incluyendo cada
uno material nuevo del autor e ilustraciones de J. Olivares, F. De Felipe,
Mauro Estriado y Mónica y Bea. Por último ha sido editado
en tomo por La Factoría de Ideas.
[15]
En concreto las de Psychopathia Sexualis que fueron de las primeras
realizadas ya con una línea coherente.
[16]
Son empresas periodísticas distintas que mantienen un acuerdo
para publicar el periódico conjuntamente en León con la
cabecera de El Mundo.
[17]
El primer, y único hasta el momento, tomo de Barny ha
sido editado por Griker en el 2001. Las tiras a color son las
que se publican en la revista y las de blanco y negro se las encarga
a parte el editor de la revista para completar un tomo. Miguel Ángel
Martín entrega al editor una tira a color para la revista y dos
en blanco y negro que guarda para cuando haya suficiente material sacar
otro tomo.
[18]
Desde enero de 1994 hasta octubre de 1998, desarrolló los personajes
de Big Whack! en la revista Factory. Hace relativamente
muy poco se han recopilado estas historias y otras que publicó
en fancines (Idiota Diminuto, sobre todo) sobre Big Whack!, en
un álbum publicado por La Factoría de Ideas, en
el 2001. Este álbum incluye, al final, cinco páginas sobre
la tira Ice Freak, de la que a continuación hablaremos.
[19]
Difunta revista de rock alternativo de aparición trimestral,
de la misma editorial de Rockdeluxe. Big Whack! apareció en esta
publicación durante los veinte primeros números.
[20]
CARRILLO, S.: "Cartoons about fucking", en MARTÍN,
M.A.: Big Whack!, La Factoría de Ideas, Madrid, 2001,
pp. 3-4.
[21]
Ice Freak, apareció publicado en Rockdeluxe desde
junio de 1996 hasta febrero de 1998. Sus dos personajes hacen tambalear
al mundo con sus comentarios agudos, mordientes y demoledores.
[22]
Vive rodeado de libros, revistas y numerosos discos que usa para inspirarse.
Una colección de biografías de asesinos, libros de robótica,
psicología, tecnología, etc.
[23]
Es el dibujante de cómics preferido de Miguel Ángel Martín.
Charles Burns (n. 1955), es un artista estadounidense que realiza obras
con un acabado muy perfeccionista. Posee una estética que recuerda
a la de las películas de los años cincuenta y desarrolla
unas historias muy opresivas.
[24]
No hace primero un guión, la historia la retiene en la memoria.
La estructura mentalmente, incluyendo diálogos, y a medida que
empieza a dibujar, desarrolla sobre el papel este esqueleto básico,
aunque siempre improvisando un tanto.
[25]
Atolladero Texas, ha sido recopilado por Glénat en un
comic book, y fue llevado a la pantalla grande por Oscar Aibar.
[26]
FRATTINI, E.; PALMER, O.: Guía Básica del cómic,
Nuer Ediciones, Madrid, 1999, p. 125.
[27]
Brian the Brain ha sido editado en siete pequeños álbumes,
en blanco y negro, por Vibora Comix, Ediciones La Cúpula.
[28]
Trabajo publicado en tres álbumes, editados por Vibora Comix,
Ediciones La Cúpula. El tercer tomo ha salido al mercado en el
2001.
[29]
FRATTINI, E.; PALMER, O., op. cit., p. 125.
[30]
Su trabajo, en Italia es editado por Topolin Edizioni. Esta editorial,
y su editor Jorge Vacca en concreto, ha sufrido varios reveses de la
justicia a causa de la obra de Miguel Ángel Martín. Psychopatia
Sexualis, no pudo ni salir de la imprenta, fue secuestrada por la
justicia. La policía judicial precintó toda la tirada,
se celebró el juicio pero el caso se sobreseyó. A la semana
siguiente, de oficio, se apela la sentencia acusándole del delito
de instigación al suicidio, homicidio y pedofilia. Sale el juicio
y lo gana el editor, luego se apela y lo pierde. El editor y él
apelan, después de casi cinco años de procesos, en marzo
de 2001, el tribunal supremo absuelve a su editor y queda sobreseída
la causa, Psychopatia ya puede venderse en Italia. Entre estos
incidentes hubo un segundo secuestro, por iniciativa privada. Un ciudadano
particular denunció, en Milán, a su editor por instigación
a la pedofilia, por la obra Brian the Brain. Se llevaron todo
lo que había de Miguel Ángel Martín, incluyendo
originales. Ese juicio no ha salido, pero la posibilidad de perderlo
es nula.