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Tarta de cebolla caramelizada con espinacas y queso azul
Rodrigo López Pestaña
25/4/2004


Aquí comienza el periplo por lugares gastronómicos dignos de mención y que en mi modesta opinión deben ser visitados para el disfrute de los paladares y estómagos más exigentes o simplemente aventureros, porque como veremos en sucesivas entregas, los muy diversos lugares por los que nos adentraremos, no sólo se encuadran por la ciudad de Madrid y sus muy variopintas tascas, restaurantes o "templos" para los más golosos, sino que, si la memoria nos lo permite, nos adentraremos en los misterios que encierran algunos lugares gastronómicos del resto de la geografía española, avanzando como posibles destinos las maravillas de la comida murciana, las tascas de la ciudad de Toledo, o las maravillosas heladerías y pastelerías de mi añorada Roma.

Desde mis modestosconocimientos, incluiré un sinfín de recetas, que abarcarán todo tipo de especialidades (aunque mi debilidad tenderá a orientarse hacia la repostería) que espero que sean del gusto de los lectores. Serán cosas sencillas, pero a la vez con un poco de tiempo y ganas, se convertirán en deleite tanto para los que se aventuren a realizarlas como para sus comensales. En algunas de mis intervenciones, adjuntaré bibliografía (como buen historiador que soy) relativa a temas gastronómicos y webs que puedan ser interesantes para los que disfrutan con estos temas.

Para este primer número me centraré exclusivamente en la receta y dejaré el descubrimiento de la primera tabernilla (no se la pierdan, pues merece la pena) para el próximo número, donde detallada y gustosamente les describiré las viandas que allá se pueden degustar, así como su ambiente y ubicación.

Sin más demora, para este caso, les ofreceré a mis hambrientos lectores una: Tarta de cebolla caramelizada, con espinacas y queso azul, un plato de muy fácil elaboración, tanto en el tiempo empleado como en su esfuerzo.
Es una tarta salada, en que la mezcla del sabor dulce de la cebollita caramelizada y el sabor fuerte del queso dan un gusto muy peculiar para los paladares que disfrutan con la gastronomía.

Os dicto a continuación los ingredientes que necesitareis para su elaboración:

   - Una masa de hojaldre o de masa quebrada (libre elección, aconsejo que lo probéis con ambas y luego decidáis la que más os guste)
   - 4 cebollas
   - 200-250 gramos de espinacas congeladas
   - 250 gramos de queso azul
   - Azúcar
   - Aceite
   - Sal, pimienta y nuez moscada (opcional)

     

La elaboración es sencilla. Se comienza extendiendo la masa (preferiblemente comprada, por aquello de las prisas, aunque algún día os podríais aventurar en hacerlas) en un molde bajo, el típico para hacer tartas en forma estrellada, habiendo puesto un papel parafinado de cocina para evitar que se pegue. Una vez extendida se perforará la masa con un tenedor para que durante la cocción no se infle. Perforada la masa, se coloca por toda ella garbanzos, alubias que sirvan de peso y que no suba la masa durante esa cocción. Realizado esto se mete al horno (previamente precalentado a unos 200º) hasta que la masa esté casi hecha. Mientras tanto, se realizará el relleno de esta tarta. Se corta la cebolla según el gusto del cocinero/a, en láminas, en cuadraditos finos, como os guste más. Se calienta un buen chorreón de aceite, y una vez caliente se echa la cebolla para que se reblandezca, añadiéndole la sal.

Con la cebolla pochándose, se puede cocer las espinacas en agua hirviendo. Cuando estén en su punto, se cuela, quitándole todo el agua y se rehogan en una sartén con un poco de sal y nuez moscada (que le darán un toque diferente a las espinacas) y se reserva.

Cuando la cebolla esté casi pochada se le añade el azúcar hasta que las cebollas se caramelicen y se pone en una fuente con papel de cocina para que absorba todo el aceite que tiene y se reserva.

Hecho todo ello, sacamos la masa de hojaldre o quebrada cuando esté hecha y comenzamos a rellenarlo así: en el fondo se pone la cebolla caramelizada, a continuación incorporamos las espinacas cubriendo todo lo anterior y finalmente añadimos en migajas el queso azul, metiendo la tarta otra vez en el horno, sólo por la parte de arriba para que el queso se derrita y se dore. Se sacará del horno cuando esto ocurra y estará lista para degustar.

Es una tarta rápida y sencilla pero a su vez de gran presencia. Una variante es añadir 3 huevos batidos y nata líquida (como medio vaso) una vez rellenada la tarta que hará una tarta más compacta, tipo quiche lorraine, que sale muy sabrosa y con un toque diferente.