Qué alivio, tras haber
perdido toda esperanza, poder precipitarnos en los infinitos, sumergirnos
con todas nuestras fuerzas en lo ilimitado, participar en la anarquía
universal y en las tensiones de ese vértigo…
Ojalá que el infinito nos abrase, en la soledad de la muerte
para que nuestro tránsito a la nada se parezca a un misterio,
amentando la ausencia de sentido de este mundo.