Si no existiera dios habría
que inventarlo.
VOLTAIRE
Sumaria y deliberadamente miniaturista es la vida de los cuatro personajes
que se describe. Los datos y hechos, no ya historias, no me pertenecen,
sólo la manera de fabricarlos. La idea transmitida no es otra
que la de hacer ver la extraña proyección de los teólogos
profesionales ingleses de una característica por demás
humana: la imposibilidad de permanecer en una convicción, una
idea, tan siquiera en una creencia.
1
J. Hunt (Religius Thought in England, II, p. 40), consignó
que Thomas Woolston tuvo dos pasiones: 'el amor a los Padres y el odio
al clero protestante'. Su odio, intensificado por privársele
de su condición de miembro en Cambridge, no fue menos que su
amor: su estudio entusiasta de la patrística degeneró
en locura en sus últimos años. No es improbable que su
asidua lectura de Orígenes lo llevara a la interpretación
alegórica de las Escrituras. En sus Discourses (1727-1730)
ridiculizó la opinión común que juzga a los milagros
como acontecimientos reales. Murió como un racionalista.
2
John Toland (1670-1722) nació en Irlanda, en Londonderry, y murió
en Putney, cerca de Londres. Cuando escribió Christianity
not Myisterios se consideraba uno de los miembros de la Iglesia
de Inglaterra. John Toland fue educado como católico, pero a
los dieciséis años era ya un vehemente crítico
del papismo; después, se vinculó a disidentes protestantes.
Sabemos que fue un erudito y que se jactaba de conocer más de
diez lenguas, que tenía correspondencia con Leibniz, que escribió
unas cartas (Letters to Serena, 1740) a la hija de la Electora
Sofía, reina de Prusia donde hace un análisis de Spinoza.
Acaso Serena, deslumbrada concibió, también, que no existe
otro ser eterno más que el Universo, que es Dios. John Toland
habría de morir panteista, después de haber sido un teólogo
liberal, un miembro de la Iglesia en Inglaterra, de haber sido educado
católico.
3
Fuera de la iglesia establecida lo llevó, a William Whiston,
matemático y teólogo, su espíritu activo y original.
Creía en la profecía y en los milagros, se opuso ferozmente
al racionalismo. De manera incomprensible, a la mitad de su vida, llegó
a la conclusión de que la herejía arriana representaba
el primitivo y verdadero credo cristiano. Sus ideas quedaron expuestas
en Primitive Christianity Revived (1711-1712); poco antes,
le habían costado su cátedra de Cambridge en la que, extrañamente,
había sucedido a Newton. Fundó una sociedad, defendió
su nueva fe, combatió, polemizó. A la postre, sin embargo,
sus tesis calvinistas y su brillante traducción de Josephus demostraron
ser de valor más duradero que sus obras originales.
4
Más patético que los anteriores fue Charles Blount (1654-93).
Defendió el sistema de la religión natural en su Anima
Mundi (1676), subrayó los méritos de las religiones
paganas, atacó, en su Great is Diana of the Ephesians
(1680), a la intriga eclesiástica. Parafraseando la metáfora
de Locke, afirmó: 'la nueva fe es como un trozo de papel en blanco
sobre el cual puede escribirse lo mismo uno u otro milagro'. Blount,
al impedírsele casarse con la hermana de su difunta esposa, se
suicidó en 1693. Dos años después, sus Miscellaneous
Works, que fueron publicados por su discípulo Charles Gildon,
exponían, de una manera clara, la creencia católica ortodoxa.
Nota
Somos pensamiento pero, más aún, historia, tiempo, devenir.
Tal vez, pienso, a su manera, intelectualmente, ejemplar, refutan aquella
doctrina parmenidea y hacen una nueva confirmación del tiempo,
rivalizando en astucia con Zenón. No obstante, este argumento,
fuera de lo obvio y literario, no hace justicia a la otra realidad.
Lo que verdaderamente ocurrió fue el resurgimiento sembrado en
la intelectualidad europea después de la Reforma protestante.
La relatividad de las verdades religiosas fue el primer paso hacia el
desorden y la confusión mental pata terminar, con la eliminación
de todas las dudas, en el ateismo: se echó el agua de la tina
junto con el bebé.
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DATOS DEL AUTOR:
J. Carlos de León (Ciudad de México,
1981) Estudió en la Escuela de Periodismo Carlos Septién
García. Escribe cuento, crónica y perfila sus entrevistas
hacia escritores, entre ellos Mario Bellatin, Álvaro Pombo, Amir
Valle, y la poeta Dolores Castro. Colabora en la revista bimestral Diálogos-EPCSG,
y en el diario El Mercurio, de Tamaulipas. Actualmente prepara su primera
novela.