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La palabra que ilumina: María Antonieta Mendívil
Elena Méndez
31/08/2007


María Antonieta Mendívil: Inquieta, reflexiva, espiritual. Una palabra que ilumina.

María Antonieta Mendívil nació en Cajeme, Sonora, en 1971. Cursó estudios de Licenciatura en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca; de Letras Hispánicas por la Universidad de Sonora; y de Ciencias de la Comunicación en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).

Ha participado en la edición, creación y fundación de las revistas MuchoGusto/arte en sus sentidos; Arte Sonorense (ganadora en 1992 de la Beca Nacional Tierra Adentro por Edición); Gradas y Palabra de Mujer. Fungió como coeditora de la sección monográfica en español de la revista RE/ realidad y pensamiento (publicada en España).

Durante 1994-1995 y 2000-2001 fue becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (FECAS) en las categorías Jóvenes Creadores (Poesía y Novela) y Creadores con Trayectoria (Novela); y de 2005-2006, del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), categoría Jóvenes Creadores, género Novela.

Fue cofundadora de Equilibrio Editores, que estuvo funcionando de 1995 a 1997. En 1995 condujo la sección cultural del programa radiofónico ‘Nosotras mujeres’ en Radio Sonora.

Textos de su autoría han aparecido en diversos medios impresos y virtuales como El Imparcial, Siempre!, Tierra Adentro, Cultura Norte, Expreso, La línea del Cosmonauta, Observatorio Digital, Homines y Espiral.

Ha sido incluida en las antologías poéticas Cantos de Minerva (recopilación: Guadalupe Beatriz Aldaco, Instituto Sonorense de Cultura –ISC-, 1994; Poesía Joven de Provincia (Fondo Editorial Tierra Adentro –FETA-, 1994); Alas de alacrán (compilación de Paloma Hernández Gómez (ISC/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes –CONACULTA-/ PAMYC, 2006); y en la ensayística (Casi) todos on-line (Servicios de Observación sobre Internet, 2006).

Ha publicado el poemario Cuenta Regresiva (ISC, 1992); las novelas Otros Tiempos (Equilibrio Editores, 2000) y Duelo de noche (Almuzara, 2006). Próximamente otro de sus poemarios, Llama, aparecerá en Libros del Umbral. Trabaja en una nueva novela, A ras de vuelo, que trata sobre una dinastía de pilotos fumigadores.

Entre sus temáticas se encuentran la soledad, el silencio, el miedo, la muerte y el dolor, todo ello impregnado de enorme espiritualidad.

Supe de María Antonieta Mendívil a principios del presente año, cuando llegó a mis manos Duelo de Noche. Dicha novela trata de la historia de dos mujeres, madre e hija. La madre-Concha- está en su lecho de muerte, a cuyo pie vela Sara, su hija. El libro está narrado mediante lo no dicho: accedemos alternativamente al pensamiento de una y otra, mismo que jamás se verbaliza. Al dolor de la muerte se agrega el del silencio. Me impresionó tanto la obra, tanto en su contenido como en su estructura, que busqué comunicarme con la autora. ‘Hay dolores que salvan’, recuerdo haberle escrito. ‘Tu libro es de esos’.
Decidí entrevistarla por la trascendencia que ha tenido esta obra, misma que va por su segunda edición en España y ha sido reimpresa en México. Responde el cuestionario vía internet. He aquí con toda su luz.

- Paul Valéry decía: 'un poema nunca se concluye; sólo se abandona'. ¿Estaría usted de acuerdo con dicha afirmación?; En tal caso, ¿ello sería aplicable también a otros géneros, como la novela?

Creo que con esa frase Valéry nos liberó de una gran culpa. Todo texto es perfectible, pero debe llegar un momento en que debemos abandonarlo. Y ese abandono es una liberación bidireccional: del creador hacia su texto y viceversa. Los textos requieren también liberarse del autor. Un autor debe saber abandonarse para poder crear, y debe saber en qué momento el texto nos ha abandonado y en qué momento lo mejor es abandonar al texto.

- Al leer Duelo de noche, nos parece que estuviese escrita desde el dolor. Ello, incluso, se aprecia desde el título. Háblenos sobre esto

El escritor trabaja con una caja de herramientas que es el lenguaje y sus recursos. Pero hay un instrumento de gran importancia, que es la memoria emocional. Quienes creamos tenemos un enorme desván, que es el subconsciente donde todo almacenamos, donde todo puede pasar, donde todo transcurre sin censura. Soy una persona que vive muy en contacto con sus emociones, pero de tan cerca que las disecciono, las analizo, las clasifico, las ordeno en sus casilleros correspondientes. Los personajes de Duelo de noche debían echar mano del dolor. ¿O qué puede sentir una hija que es médico al ver morir a su madre sin poder hacer nada por evitarlo? ¿O qué puede sentir al enfrentarse al deseo infantil de ser huérfana, si ve cumplirse el momento y le resulta insoportable? ¿Qué puede sentir una mujer que lo que más desea es ser madre para recuperar las deudas de amor que ha tenido toda su vida, si la hija destinada a cumplir esos deseos es una persona impenetrable, desapegada, lejana? Duelo de noche transcurre en el momento de la muerte. Y para mí la muerte es el último resumidero, donde todas las emociones, las mejores y las peores, se mezclan y se purgan. Si preguntas si sufrí al escribir la novela, sufrí como creadora, por querer contar una historia con la mayor emoción posible, pero a la vez con la mayor pulcritud y precisión. Y especialmente sufrí con el personaje de Sara (la hija), porque era muy difícil manejarla por su dureza, por su inconsecuencia, por estar permanentemente escindida de su entorno afectivo.


- Su novela Otros tiempos nos resultó una alegoría sobre la censura y el exilio. ¿Qué podría decirnos al respecto?

La primera piedra en la construcción de Otros tiempos fue esta premisa: utilizar el lenguaje como tabú. El lenguaje está hecho para revelar y esta es la apuesta de la narrativa, dosificar esta revelación por medio de la tensión y el suspenso y el desenlace. Pero olvidamos que el lenguaje oculta y me interesa mucho este pliegue. En épocas de censura, el escritor ha tenido que ocultar con el lenguaje. Y también sucede que a veces trivializamos tanto el lenguaje, que acaba siendo una jerga totalmente lejana a los referentes. Hay momentos históricos donde es necesario reinventar el lenguaje, revitalizarlo, volver a la raíz. El género literario apocalíptico fue revolucionario en su momento por eso: porque se alejó al lenguaje tradicional y echó manos de otros simbolismos, de otras metáforas, de una forma críptica. Cuando el lector topa con lo indescifrable invierte más tiempo y atención en decodificarlo. Otros tiempos camina por esta tradición apocalíptica. Y fue así, porque estaba por cerrar el siglo y el milenio, yo estaba viviendo en una finca retirada de la ciudad, en medio del desierto y del paisaje más inquietante que hubiera visto. Y así fue construida. Es una gran reflexión sobre el lenguaje, la censura, la dilución de la palabra que provocamos al alejarnos de su raíz, el poder de la palabra, el miedo que los gobernantes tienen a ese poder que no les pertenece tanto como a los artistas y pensadores. Y me agrada mucho que nunca se había hablado tanto de esta novela hasta que fue publicada Duelo de noche.


- ¿En qué radicaría que la visión predominante en la ya citada Duelo de noche es femenina, mientras que en su novela en ciernes, A ras de vuelo, es masculina?

No creo que la visión sea masculina o femenina. Es la visión de una escritora mujer. Los personajes de la historia son los que marcan. En Duelo de noche quería mostrar claramente el abismo generacional entre las madres nacidas en los 40 y las hijas nacidas en los 70 y la relación tan compleja de madre e hija, en el contexto que ya he mostrado: las últimas horas de una de ellas. En A ras de vuelo, la novela que escribí gracias a la beca del FONCA, los personajes son predominantemente varones: pilotos fumigadores en ambientes rurales, donde los varones cumplen mayoritariamente los roles dominantes. Como escritora ha sido un reto meterme en la sicología y el lenguaje de las mujeres y hacerlo ahora en el de los varones. Estoy jugando más con el lenguaje, es una novela mucho más lúdica en este sentido.


- ¿Por qué otorgar tanta importancia al silencio dentro de su obra?

El lenguaje no es lenguaje sin el silencio. Y quienes escribimos intentamos explicar la realidad, pero una vez que la explicamos no queda otra mojonera más que el silencio. Por otra parte el silencio, el espacio en blanco, el misterio a veces es mucho más revelador que la palabra más precisa. La palabra no puede alcanzarlo todo. Tiene límites. Y sólo el silencio la salva de esos límites. Yo he tomado este camino como escritora y como persona: quiero caminar hacia el silencio.


- Identificamos una honda preocupación espiritual en su escritura. Coméntenos qué la motiva para ello.

Lo que más me interesa es la dimensión trascendente de la palabra. La palabra que funda, la palabra que destruye, la palabra que anticipa, la palabra que convoca. Los profetas son una importante fuente en este sentido. ¿La palabra que ellos enunciaban atraía los acontecimientos o los vaticinaba? Para mí esta es la gran pregunta que mueve mi búsqueda literaria, mi batalla al momento de escribir.


- ¿Qué género se le dificulta más y por qué?

Los que no escribo, sin duda. Hasta ahora he trabajado la novela y la poesía, en ambos géneros me siento cómoda, en ambos siento satisfechas mis necesidades de expresión. Tengo un gran respeto por ambas, pero sin duda para mí la poesía es la joya de la literatura.


- Usted ha participado en la edición de diversas publicaciones, en especial culturales. ¿Qué tanto se valora estos productos en la sociedad?

Si pensamos cuantitativamente, puedo decir que poco. Pero cualitativamente, mucho. Es difícil sostener las publicaciones culturales, más en la economía mexicana que se ha esforzado por la sobrevivencia, no por la búsqueda de satisfactores intelectuales o lúdicos. Creo necesario en cada generación fundar estar revistas que muestren mosaicos de pensamiento, de propuestas artísticas y literarias. Yo tengo un enorme amor por la revista Vuelta [Nota 1]. Para mí fue una ventana a lo que se hacía en poesía internacionalmente, me puso en contacto con el mejor pensamiento de la época, las grandes controversias que al paso del tiempo transformaron la historia, los autores más emblemáticos. Y es un amor lleno de nostalgia. Soy una de las huérfanas de Vuelta.


- ¿Qué impulso obtiene un escritor que publica inicialmente en editoriales pequeñas y consigue luego aparecer en una firma importante -como en su caso, que publica ahora con Almuzara?

Es muy relativo. Yo di el salto a una editorial española desde este rincón del desierto. Y sigo aquí. No convivo con el gremio, no me relaciono ni estoy al tanto. No pertenezco a ningún grupo. Sólo tengo mi pequeño grupo de amigos que escriben aquí en Hermosillo y con quienes comparto amistad y un taller desde hace años. Al publicar con Almuzara de repente me vi sentada con grandes escritores y editores en las ferias del libro en Monterrey y Guadalajara. Pero eso no cambia en nada. Cenar junto a un escritor famoso no cambia nada. Y en ese ambiente una escritora emergente, que recién publica en el gran mercado, tampoco significa nada. Estoy contenta de pertenecer a una editorial donde les interesa el autor como ser humano, donde se toman muy en serio la edición del libro, pero muy a la ligera todo ese esnobismo que rodea el ambiente literario. Me siento feliz de que sean buenas personas y que sean divertidos. Me hace feliz saber que Almuzara acaba de publicar la segunda edición de Duelo de noche en España, que para México hubo una reimpresión. También veo con gusto un interés en Otros tiempos a partir de esta publicación. De repente eres un poco más visible en los circuitos culturales. Pero al final del día, yo tengo que seguir leyendo, formándome, escribiendo, luchando con cada palabra para seguir contando las historias que quiero y como las quiero contar. Y sobre todo, tengo que seguir mi vida, que no se ha modificado en nada: con mi hija, mi perro, mi casa, mi trabajo, mi familia, mis amigos.


- ¿Cuál es su perspectiva sobre la literatura sonorense actual?

Creo que está en un momento muy vivo, productivo. Y lo que es mejor, no existe en la generación actual las brechas ideológicas que en generaciones pasadas causaban muchas divisiones y grupos de poder. Creo que ahora podemos trabajar de manera unida, porque no hay nada que nos fisure, y en cambio sí mucho en común, que es una gran pasión por la literatura y unas ganas extremas por mostrar nuestro trabajo más allá de los límites sonorenses. Están surgiendo revistas, suplementos, publicaciones, hay mucho joven trabajando duro y su trabajo se está reconociendo. No puedo ver más que muy buenas perspectivas.


(Entrevista realizada el 20 de agosto de 2007)


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Para saber más

 


Nota 1: Revista literaria fundada en 1976 por el escritor Octavio Paz (Ciudad de México, Distrito Federal, 1914-1998; Premio Nobel de Literatura 1990). A la muerte de éste, la publicación dejó de editarse, para reaparecer al año siguiente, dirigida por el historiador Enrique Krauze (Ciudad de México, Distrito Federal, 1947), bajo el nombre de Letras Libres.


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DATOS DE LA AUTORA:


Elena Méndez (Culiacán, Sinaloa, México, 1981).- Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Narradora. Ha participado en los talleres literarios de los escritores mexicanos María Baranda, David Toscana y Cristina Rivera Garza. Escritos suyos han sido publicados en TEXTOS, Acequias, La Pluma del Ganso, La Línea del Cosmonauta, La Prensa, Expreso, Milenio, Universo de el Búho, Replicante, Avión de Papel, Letras.s5.com, Miel y Amoniaco, Espiral, Espéculo, Baquiana, El coloquio de los perros y Homines.