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El joven que se soñó en un laberinto: Tryno Maldonado
Elena Méndez
01/03/2007


Tryno Maldonado: Un aire entre intelectual y vagabundo. Una mirada tierna. Un escritor que se pierde entre laberintos de letras, soñando igualar a Borges, a quien venera.

Fotografía de Tryno MaldonadoTryno Maldonado nació en Zacatecas, Zacatecas, en 1977. Cursó estudios de Música Contemporánea. Ha publicado un cuentario, Temas y Variaciones 
[Nota 1] Prólogo de Alberto Chimal [Nota 2], Tribunal Superior de Justicia de Zacatecas/Finisterre/Lunarena, México, 2002); y una novela, Viena Roja (Joaquín Mortiz, 2004). Asimismo, está incluido en Nuevas voces de la narrativa mexicana (Joaquín Mortiz, 2003) y Novísimos cuentos de la República Mexicana (Selección y Prólogo de Mayra Inzunza [Nota 3], y, por cierto, con todo reconocimiento. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes -CONACULTA-/Fondo Editorial Tierra Adentro, 2005). De 1999 a 2004 se desempeñó como subdirector y articulista de la revista cultural independiente Finisterre [Nota 4].

Escritos suyos han aparecido en importantes revistas a nivel nacional e internacional, como Textos, Literal, Letras Libres, Nexos, Complot, Switch, Cine Premiere, La Tempestad, Ficticia y Los Noveles.

Becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) en el periodo 2003-2004, categoría Cuento.

En el 2006, la revista colombiana Gatopardo lo nombró uno de los escritores jóvenes más destacados de Latinoamérica.

Actualmente cursa el Taller de Narrativa en Oaxaca, coordinado por Martín Solares; los asesores del mismo, además del propio Solares, son: Sergio Pitol, Álvaro Uribe, Mario Bellatin, Margo Glantz, David Toscana, Ricardo Yáñez, Juan Villoro, Jorge Volpi, Francisco Goldman [Nota 5], Hugo Hiriart, Élmer Mendoza, Leonardo da Jandra y Daniel Sada.

Entre las temáticas predilectas de Maldonado se encuentran la música, el cine, el tiempo, la muerte, la otredad, la renuncia, la traición y la Historia. Éstas son realzadas con recursos típicamente borgesianos como la enunciación escrita, la presencia de relatos enmarcados, notas de pie de página, alusiones apócrifas con referentes reales, la predominancia de escenarios extranjeros, el juego con la noción de autor y un lenguaje culto.

Yo pensaba que no me había respondido por mencionarle a Ramón López Velarde (poeta mexicano a quien denosta en su blog).

Nos conocimos personalmente en Zacatecas gracias a un amigo mutuo, Joel Flores [Nota 6]. Yo había acudido a un congreso de estudiantes de Literatura como ponente; Joel fue mi anfitrión.

Esa noche brindamos en una legendaria cantina, bebiendo cerveza, hablando de libros, viajes, amigos...

Al día siguiente nos vimos en una biblioteca. Estaba mortificadísimo, entre otras cosas, porque no había leído los libros de quienes serían sus asesores en el Taller de Narrativa en Oaxaca.

Sus respuestas a la presente entrevista llegan vía internet. Ya había perdido la esperanza de recibirlas. Aquí están, para fortuna de nuestros lectores.

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- ¿Por qué elegir la narrativa?

Por mi necesidad de contar historias, de imitar y descubrir los mecanismos de los libros que comencé a leer en mi adolescencia y que tanto me fascinaban e intrigaban: Lovecraft, Bradbury, Poe, Dickens, etc. Y también como forma de darle salida a un gran problema mío: imaginación hiperactiva. Si no escribo historias, como ya me pasó cuando tenía diez años, mi imaginación se desboca por cauces muy oscuros y comienzo a alucinar y perder el sueño, entre otras cosas. Cuento historias para no perder la cordura básicamente.


- ¿Cómo influye su pasión por la música dentro de su obra?

En mis primeros dos libros la injerencia de la música es evidente en una u otra forma. En Temas y Variaciones el mismo nombre lo dice todo. Mi intención fue jugar con los tópicos de mis lecturas iniciáticas a la manera que hace un compositor al tomar un tema musical de otro y desarrollarlo de una forma distinta. En Viena Roja la idea de la novela surgió cuando descubrí que mis lecturas y mis discos confluían hacia el período de la Segunda Escuela de Viena, cuando la gramática de la música occidental sufrió un cambio drástico. Mi vocación original, como la de mi personaje en dicha novela, fue la música. Y la música académica de calidad es una profesión elitista y muy onerosa en nuestro país. Así es que, tal como mi personaje, debí renunciar. Esta experiencia fue traumática para mí en su tiempo.


- ¿Qué circunstancias vitales inciden para la formación de un escritor, según su punto de vista?

Es curioso, pero estadísticamente en México (según un ensayo concienzudo de Santa-Juliana y Chávez Castañeda), de alrededor de cien escritores que comienzan en una misma generación mexicana, resulta que sólo cinco, cuatro o tres llegan a consolidarse y a forjar una carrera reconocida en el mainstream (si no me crees, nómbrame entonces cinco compañeros de generación de Carlos Fuentes
[Nota 7]). Los denominadores comunes de quienes logran ‘cruzar las grandes aguas’ en México por lo general son: capital cultural, capital simbólico y capital económico heredados, familias criollas o mestizas con acceso a la información y a ciertos beneficios con los que no cualquiera nace en México. Sólo Rulfo, Arreola o Daniel Sada, por pensar en unos cuantos, han sido excepciones notables a esta regla que parece romperse a partir de los nacidos en los sesentas según el mismo estudio. Yo no tengo ni lo uno ni lo otro tampoco; ni siquiera pude completar una carrera universitaria y en mi casa jamás hubo libros. Mi padre fue futbolista. Mis clásicos en vez de ser Borges, Bioy Casares y Cortázar debieron ser por fuerza Maradona, Di Stéfano y Valdano.


- ¿Cómo ha contribuido su experiencia dentro del Taller Narrativo en Oaxaca para ayudarle a ser mejor escritor?

Curiosamente yo jamás había pisado antes un taller literario. Lo hago hasta ahora que tengo un par de libros publicados. Todo lo que sé lo aprendí de los libros. Debo decirte que siempre me he mostrado muy escéptico ante la mecánica de los talleres por considerar que pueden volverse muy fácilmente autocomplacientes y viciarse. Si sirven para inculcar los rudimentos y lecturas iniciales, está bien. Pero nada más. El camino para encontrar tu voz como artista por fuerza es individual y muy largo. No obstante, el taller al que he estado asistiendo una vez al mes es distinto. La intención del maestro Francisco Toledo fue reunir por concurso a un grupo de novelistas jóvenes. En cada encuentro nos visita un escritor reconocido que comparte con nosotros su visión de la literatura y lee algunos fragmentos de nuestra obra. Te puedo decir que muy en especial el haber podido dialogar con Francisco Goldman fue una experiencia muy provechosa y gratificante para mí. Me atrevo a decirte que ha sido el primer escritor 'de verdad' que he podido conocer. Su novela Marinero raso y su experiencia en un barco carguero antes de escribirla me motivó a pasar una temporada trabajando en una mina de oro y plata. [Nota 8]. Me contaba Goldman que le parecía triste que los narradores mexicanos no quisieran ver su realidad inmediata y denunciarla tal vez por medio a perder sus privilegios (no conozco otra tradición donde mutuamente se involucren y enloden tanto los poderosos con los intelectuales). Veremos si puedo convertir esa vivencia en las minas en literatura como lo hizo él, que es un narrador de fuelle.

Eso y ver el terrible conflicto oaxaqueñol [Nota 9] de principio a fin el año pasado. Ya escribo algo al respecto.

Háblenos acerca de su devoción por Borges; por qué resulta tan decisivo en su obra.

Para serte franco, la primera vez que leí a Borges lo detesté. Para mi mala fortuna mis profesores de secundaria y preparatoria me vacunaron contra Borges. De la misma forma que me vacunaron contra otro puñado de escritores y, en general, contra la lectura y toda la literatura. Fue hasta mucho después que logré leerlo sin prejuicios. Cuando leí por primera vez ‘El inmortal’ quedé fascinado y me maldije por haberme perdido de ese universo durante tanto tiempo. Fue cuando supe que yo quería ser escritor. Era exactamente de esa manera y sobre esos temas como yo quería trabajar hasta que la artritis o el Alzheimer me lo permitieran. Leer a Borges se convirtió a partir de entonces en una pasión incontenible, en un puntual acto de fe, en mi única religión.

Fotografía de Tryno MaldonadoBorges ha influido en mí de manera contundente. A tal grado de que mi primer libro gira en torno a su figura, tanto en imaginarios como en estilo, e incluso a nivel anecdótico: Borges es uno de mis personajes en un cuento y mi narrador en otro. Todo lo que hay allí, en mi imaginario, en mi prosa, en mi regodeo con el lenguaje, es Borges. Yo escribo ahora sólo gracias a Borges. Sin Borges yo no existiría como escritor y muy probablemente tampoco como lector. Yo no sería nada sin Borges. Ahora sólo me dedico a plagiarlo. Es mi mentor, y mentor de mi otro mentor: J.M. Coetzee, que aprendió español sólo para leerlo. A veces, y sólo si la lluvia lo permite, Borges y yo nos sentamos a conversar en un café porteño. Yo pido mate, aunque lo aborrezco y casi siempre termino dejándolo enfriarse sin darle un sorbo. Él no me reprende por lo que he escrito: apenas balbucea unas frases con sarcasmo sobre el pobre nuevo cuento que acabo de entregarle, da un sorbo a un lady grey humeante, sonríe y se queda mirando el infinito. Otras veces más, en cambio, y también si el clima es benigno, jugamos largas y acaloradas partidas de ajedrez. Esas tardes terminan mal, porque ninguno de los dos sabemos jugar ajedrez. Le digo que su nombre es el Universo. Entonces nos despedimos. Borges es yo y yo soy Borges.


- Nos gustaría saber sobre la novela en que está trabajando.

Tengo varias en el cajón y allí se van a quedar. No tengo prisas por publicar hasta no tener listo algo que valga la pena y que represente un paso adelante en mi búsqueda por una voz individual. Justo ahora trabajo de manera simultánea en dos libros. El que va más avanzado es una colección de relatos largos y un par de nouvelles que he ido recopilando desde el 2001. En las formas cortas soy mucho más lúdico que en las novelas. Experimento y arriesgo mucho más en todos los niveles: desde juegos con el lenguaje y las estructuras hasta el uso de hipertexto y del franco pastiche.

Tentativamente se llamará Artefactos y, según mis planes, debe estar listo este año. Los temas y los tratamientos son muy variados y creo que los que me hayan leído antes se sorprenderán mucho por esta vuelta de tuerca que sin embargo tengo en preparación desde hace años. El otro libro que está en proceso es una novela sobre la vida en las minas.


- ¿A qué atribuye que el género de cuento no sea tan leído ni tan vendido hoy en día?

El cuento es un género que exige más. El cuento demanda lectores más inteligentes y mejores conocedores de las tradiciones literarias. Cada libro de cuentos es un viaje intelectual demandante a campo traviesa por un archipiélago donde no sabemos qué nos aguarda a la vuelta de la esquina. Las novelas, en cambio, son más dóciles y dan mucho más concesiones a un lector casual. Por eso son más accesibles al mercado y pueden estar dirigidas específicamente a las masas como un producto de diseño editorial para ser vendido, como El Código Da Vinci y todo eso. Es triste. En Estados Unidos, en cambio, el cuento tiene una tremenda reputación. Todo narrador que quiera dar visos de talento y de poseer una voz fuerte que merezca ser escuchada, primero debe debutar en el cuento. Es como una regla tácita en la tradición de EEUU. Ahí tienes desde Capote, Hemingway, Fitzgerald, hasta la inefable A.M. Homes [Nota 10] en nuestros días, todos cuentistas excepcionales.

- ¿Cómo vincula su declarado compromiso con las causas sociales y su literatura un tanto fantástica (como en Temas y Variaciones) o extranjerizante (como en Viena Roja)?

Siento que tengo dos alientos distintos. Uno es el que despierta en las formas narrativas breves, mucho más lúdico y que se regodea en sus propios recursos, múltiples referencias y diálogos con diferentes tradiciones de las que abrevan. El otro aliento y sus intenciones particulares, se notan mucho más en mis novelas. Y aunque es cierto que Viena Roja puede entrar dentro de esa categoría sospechosa de 'novela histórica', pero ése no es ni será nunca mi objetivo como narrador. No quiero hacer novelas de moda ni best-sellers históricos que otorguen concesiones de ninguna clase. Me parece, en cambio, que Viena Roja termina diciendo muchas más cosas sobre nuestra época y nuestra realidad actual que sobre el periodo que tomó como mero escenario y subterfugio. Simplemente trasladarla a la Oaxaca violenta de México en 2006 y la trama y los personajes funcionan exactamente igual, explican un mismo estar en el mundo y pasiones, anhelos y conflictos de intereses sociales muy similares. Ésa sí es, en cambio, una parte de mis objetivos. Seguiré tocando temas sociales a partir de experiencias individuales, a la manera de un Coetzee, por ejemplo, o de maestros latinoamericanos como Vargas Llosa.


- ¿Qué necesitaría la cultura en México para una efectiva difusión?

Comenzar por lo más elemental. La educación. Una reforma estructural educativa (como tantas otras reformas en este país) es urgente si no queremos que esta generación y la siguiente se estanquen frente al crecimiento científico, tecnológico y cultural apabullante de otras naciones de la región que están creciendo a pasos agigantados. Lo demás vendrá solo. Tampoco puedes pedirle a alguien que lea un libro o que vaya al teatro cuando su única preocupación no puede ser otra que ingeniárselas para poder comer bien que mal al día siguiente. Vivimos en un país lleno de miseria, marginación y abandono. Esta derecha reaccionaria e ignorante que está en el poder no es una opción, tal como lo venimos comprobando todos los días.


Desearíamos conocer su perspectiva sobre la literatura mexicana juvenil actual.

Me parece que nuestra generación (los nacidos a partir de 1970) es raquítica y que palidece de forma horrible frente a nuestros congéneres estadounidenses e ingleses (por poner el más arbitrario de los ejemplos, pues son ellos quienes más me deslumbran por su talento y habilidades). No encuentro en México a nadie con la sensibilidad de Nicole Krauss, ni con el descaro juguetón de Jonathan Safran Foer, ni con el virtuosismo de Dave Eggers, mucho menos con la brillantez y capacidad de observación de Zadie Smith o Adam Thirwell (amén de que el 60% de la nueva generación de narradores ingleses, según la revista Granta, se graduó o bien de Oxford o de Cambridge). Eso por mencionar unos cuantos. Ni siquiera hemos conseguido entablar diálogos y vasos comunicantes con nuestros coetáneos latinoamericanos. Esa miopía y estrechez de miras onanística típica de nuestro país resultará a la larga muy dañina. Salvo una o dos voces que han apostado por forjarse una personalidad propia (pienso en Guadalupe Nettel [Nota 11]) y desmarcarse de las modas literarias reinantes en el mercado mexicano (como la literatura de la frontera norte, del narco y de la violencia gratuita y de franca misoginia), creo que esta generación no dará mucho de sí. Espero de todo corazón estarme equivocando. Antes creía lo contrario. Perdón si me muestro pesimista ahora. Es sólo que creo que me he vuelto mejor lector que entonces.

Entrevista realizada el 20 de enero de 2007



Nota 1:
Considerado en el 2003 por el suplemento 'El Ángel' del diario mexicano Reforma como uno de los mejores libros del año.


Nota 2:
Escritor nacido en Toluca, Estado de México, en 1970. Becario de Jóvenes Creadores del FONCA en 1997-1998.


Nota 3:
Escritora nacida en México, D.F., en 1975. Becaria de Jóvenes Creadores del FONCA en 1999-2000.


Nota 4:
Misma que obtuvo en el 2001 la Beca Nacional Edmundo Valadés, otorgada por el CONACULTA para la edición de revistas independientes.
Dicha revista, en su última época, llegó a publicar a renombrados autores mexicanos como Cristina Rivera Garza, Ignacio Padilla, Jorge Volpi, Álvaro Enrigue y Sergio Pitol.


Nota 5: Escritor y periodista nacido en Boston, Massachussets en 1954. Se crió entre Estados Unidos y Guatemala. Becario por la Fundación Guggenheim en 1998.

Ha publicado tres novelas: La larga noche de los pollos blancos, ganadora del Premio de la Academia Americana de Artes y Ciencias a la mejor novela prima (misma que sirvió de base para el guión de la película Hombres armados, de John Sayles); Marinero Raso, finalista del Premio Impac de Dublín de Literatura Internacional -dicha obra estuvo considerada entre las cien mejores novelas estadounidenses del siglo XX por la revista Hungry Minds Review's-; y The Divine Husband (El Divino Marido).

Ha sido traducido a más de 10 idiomas.



Nota 6: Escritor nacido en Zacatecas, Zacatecas, en 1984. Becario de Jóvenes Creadores del FONCA en 2007-2008. Su blog: www.bunker84.blogspot.com.


Nota 7: Escritor mexicano, nacido en Panamá, Panamá, en 1928. Premio Príncipe de Asturias de las Letras 1994.


Nota 8: Ubicada en Tayoltita, Durango.


Nota 9: El Conflicto Magisterial de Oaxaca se inició el 22 de mayo de 2006 con los maestros de la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, encabezados por Enrique Rueda Pacheco; estos solicitaban rezonificación salarial respecto al resto del país al gobierno estatal, dirigido por Ulises Ruiz Ortiz. Los docentes que se mantenían en plantón en el centro de la ciudad de Oaxaca, según cálculos no oficiales, eran, aproximadamente, 70.000. El asunto se agravó al grado de exigir la renuncia del gobernador (misma que se negó a firmar) debido a los violentos actos represivos que éste emprendió contra los manifestantes. Ya ha costado numerosas vidas humanas.


Nota 10: Amy Michael Homes: Escritora nacida en Washington, D.C., Estados Unidos, en 1961. Radica en Nueva York. Se le considera integrante de 'los Niños Quemados de América' (generación de escritores jóvenes estadounidenses). Becaria por la Fundación Guggenheim en 1988. Su obra ha sido traducida a doce lenguas.


Nota 11: Escritora nacida en México, DF, en 1973. Autora de los cuentarios Juegos de artificio, Les jours fossiles (Los días fósiles); y la novela El huésped.

Ganadora en 1992 del Premio a la Mejor Novela en Lengua Francesa para Países no Francófonos, otorgado por Radio Francia Internacional.

Radica en París, donde realiza su posgrado en Literatura.

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MÁS DE TRYNO MALDONADO:

www.atari2600.blogspot.com

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DATOS DE LA AUTORA:

Elena Méndez (Culiacán, Sinaloa, México, 1981).- Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Narradora. Ha participado en los talleres literarios de los escritores mexicanos María Baranda, David Toscana y Cristina Rivera Garza. Cuentos suyos han sido publicados en TEXTOS, La Pluma del Ganso, La Línea del Cosmonauta y Expreso; y en www.aviondepapel.com , www.letras.s5.com, www.homines.com y www. antilibros.com.