CANAL, Carlos y RAMIRO,
Rosa S.: Recuperar la luz, editado por Cajamurcia, Fundación
Hospital 'Carlos Haya', Málaga, 2004
Oí
decir al Doctor Canal cuando presentó este libro en la Televisión
Andaluza que su publicación era como un regalo que nos hacia
Rosa, la enferma de leucemia que nos habla en el libro, lo es verdaderamente,
al menos a mí así me lo parece.Yo, que también
he vivido, o vivo, la leucemia, ( pido disculpas por esta digresión
personal que solo pretende ser testimonio) encuentro placentero y gratificante
adentrarme una y otra vez en la lectura y analizar las fotografías
que contiene, como si de un espejo se tratara, como si buceara en mi
interior, o como si rememorara la historia de mi enfermedad y recompusiera
todo un puzzle de sensaciones y sentimientos que antes no sabía
como encajarlos.
El prólogo del Doctor Canal cuenta lo que ciertamente es una
realidad, su manera de hacer medicina y el esfuerzo que realiza para
que el enfermo entienda la enfermedad, no como tragedia sino como la
posibilidad de cambio y desarrollo personal. Se detecta en el libro
el lugar destacado que la fotografía tiene en la terapia que
sigue con los pacientes. En realidad la fotografía del paciente,
tal como la maneja el Doctor Canal, es una mirada al espejo pero que
se perpetúa en el tiempo, es un modo de enfrentarse con uno mismo
y de aceptar la realidad, de identificarse, es un modo de contemplar
como se recupera la luz del rostro, que es la de la vida, en el camino
de la enfermedad. La fotografía en su esquema terapéutico,
la utiliza como reflejo del estado emocional del enfermo, algo a lo
que el Doctor Canal concede primordial importancia cuando se trata de
ayudar a curar al paciente de leucemia para hacerlo partícipe
y colaborador de su curación por esto suele comentar que la enfermedad
es una gran caída de la que hay que levantarse y contemplar las
cosas desde otra perspectiva para no volver a caer en el mismo error.
Es un camino de aprendizaje.
Del contenido del libro me atrevería a decir que está
lleno de arte y poesía por las cuidadas y significativas fotografías
que incluye, por simbolismos que rotulan los apartados, por el lenguaje
que utiliza para expresar sentimientos, miedos, sensaciones al comentar
las fotografías o cualquier objeto que le rodea o acontecimientos
que le sucede en el proceso del desarrollo de la enfermedad, además,
claro está, de especificar los momentos más relevantes
para Rosa en el transcurso del vivir curándose la leucemia. La
lectura seduce, y esto ocurre porque se detiene de un modo terriblemente
real pero al mismo tiempo amoroso en relatar todo el acontecer de esos
días de su enfermedad paso a paso,
envuelto en vivencias, creencias, temores, vacilaciones e impresiones
que cualquier enfermo de leucemia se las atribuiría y disfrutaría
al verlas exactamente ahí expresadas. Otro aspecto no menos importante,
es la actitud radicalmente positiva y esperanzadora con la que se enfrenta
al misterio de su enfermedad de tantos altibajos, a las canalizaciones
venosas, a la misteriosa y llamativa quimioterapia, al siempre sorpresivo
resultado de los análisis y pruebas, a los paseos anónimos
y sobre cuatro ruedas por los pasillos del hospital, y a la secuencia
variada de pensamientos que se desencadenan automáticamente con
miles de miedos e interrogantes. Todo ello lo afronta y compensa dejando
aflorar sus contradicciones, viviendo intensamente cada instante, valorando
a quienes le prestan ayuda a su alrededor, poniéndose en manos
humanas, acordándose y acariciando la imagen querida de aquellos
a quienes quiere de aquí y de allá, concluyendo siempre
su reflexión con una consideración simpática, un
proyecto de futuro o deseo de aprendizaje y abriendo los ojos fuertemente
y cada vez más para que nada se le escape o simplemente para
practicar el desapego.
Dejo al lector que compruebe como la actitud miedosa con la que se suele
abrir estos libros, en estas circunstancias se disipa y desaparece y
al leerlo conocerá la paradoja de un libro que trata de una enfermedad,
la leucemia, de la que abundan limitadas informaciones médicas,
noticias tenebrosas y oscuras, y no sin razón, pero que afortunadamente,
en esta narración, tan real como la misma vida de Rosa, es algo
distinto es la descripción de un camino y desde el principio,
tal vez sea esto lo difícil, decisivo y atractivo, se está
vislumbrando y percibiendo una cierta claridad al final del tunel, porque
en definitiva, el título del libro así lo sintetiza, se
trata de eso precisamente, de recuperar la luz.