El arte paleocristiano hace referencia
al arte que floreció en el periodo temprano del cristianismo,
es decir, en el tiempo transcurrido entre su aparición como hecho
religioso-cultural y la generalización de esta doctrina por todo
el territorio ocupado por la tradición romana. En su desarrollo
cabe distinguir dos etapas, separadas por el Edicto de Milán,
en el 313. La primera comprende la época en que el cristianismo
se desarrolla clandestinamente bajo el imperio romano, siglos I al III.
La segunda etapa comienza a partir de la citada fecha, cuando Constantino
declara al Cristianismo como religión del Imperio Romano. Este
período no se cierra con la destrucción del Imperio Romano
de Occidente en el 476, pues tanto en Oriente, donde se funde con las
formas iniciales del Arte Bizantino, como en Occidente, donde coexiste
con el arte de los pueblos bárbaros, el arte paleocristiano persiste
como tal, hasta entrado el siglo VII.
Los orígenes del arte cristiano, que iba a ser el de toda la
Edad Media, están relacionados con Oriente y
Egipto. Roma aparece solo con rotundidad en los frescos
de las catacumbas y en los relieves de los sarcófagos, que si
bien son ejecutados en Roma y en Occidente, su iconografía revela,
por lo menos para la interpretación de los asuntos, un origen
oriental. Y es que el civis romanus era todavía
hebreo, sin contaminación de latinidad. Hay que tener en cuenta
que en el siglo segundo, los cristianos de Oriente deberían ser
el elemento predominante en las iglesias romanas.
El conocimiento del arte cristiano se inicia través de la pintura
de las catacumbas, pues es un hecho claro que no existe una arquitectura
anterior al impulso creador de Constantino y sus arquitectos. Hasta
la paz de la Iglesia no se encuentra una arquitectura cristiana que
constituya tipos artísticos concretos y tenga en ellos su funcionalidad
litúrgica explícita y apropiada. Las primeras iglesias
en Roma estaban en los hogares de cristianos. San Pablo, el Apóstol,
mencionó tales iglesias en Romanos 16, 3-5 donde él saludó
a Prisca y Aquila y ‘a la iglesia que está en su casa’.
Toda la Iglesia preconstantiniana se resume en los famosos titulus
romanus, que significaba inscripción en piedra,
y en donde el nombre del dueño estaba generalmente inscrito en
una losa de la puerta, por el que se identificaban. Llamada también
loca
ecclesiasticae o domus eclesiae,
desde el siglo, III estos locales eran propiedad de las comunidades
y estaban situados en edificios privados, sin que se visualizara ningún
rasgo constructivo externo. Este estado de clandestinidad y de silencio,
va a cambiar radicalmente con el Edicto de Constantino en el 313 y con
el proteccionismo del Emperador y su familia, en especial de su madre
Santa Elena, al desarrollar una política directora de la Iglesia
que llevará a la monarquía teocrática. Podemos
decir que el siglo IV es el momento un tanto explosivo de la arquitectura
cristiana por impulso Imperial en Roma y en otros lugares alejados,
como son Palestina y Constantinopla,
sin olvidar Tréveris, ciudad del oeste de Alemania
o Aquilea, ciudad del noroeste de Italia, cerca del
Adriático. Pero este momento no creará tipos fijos y seguros
de arquitectura. Esto llegará en la segunda mitad del siglo IV,
cuando en Roma se repitan, hasta convertirlas en norma, ciertas estructuras
basilicales como San Pedro y San Pablo, fijando arquitectónica
y litúrgicamente, las variantes creadas por los arquitectos constantinianos.
A mitad del siglo IV, Milán adquiere gran importancia
por Galileo y por albergar la corte hasta finales del siglo V, que será
trasladada a Rávena por Honorio. El arte iniciado en Milán
tendrá un gran propulsor en San Ambrosio, gran Obispo y pensador,
que lo llevará a nuevas y transcendentes creaciones arquitectónicas
de amplia difusión en Italia del Norte, la Provenza y Norte de
Hispania.
En un principio, a lo largo del siglo
IV, el poder de los emperadores es absoluto. Será el propio Constantino
el que inicie una política constructiva, levantando enormes iglesias
conmemorativas en los lugares sagrados del cristianismo. (Roma y Constantinopla).
El mismo Constantino convierte a Constantinopla en capital del Imperio.
A veces, estas basílicas están asociadas al propio conjunto
palacial. Por lo general, estas primeras iglesias cristianas responden
a unas mismas características y posiblemente toman el modelo
de edificaciones romanas de carácter utilitario e ideológicamente
neutro, aunque se discute y es dudoso este origen de la basílica.
Se la cree también derivada de la casa romana,
de la sinagoga o de las basílicas de
culto oriental.
Hay que destacar que los dos monumentos únicos de tipo profano
construidos por Constantino en Roma, en lugar de traernos la solución
que demandábamos del enigma de procedencia, nos confunden, porque
uno, la basílica de Majencio, es abovedada,
y el otro, el Arco Triunfal de Constantino, es de tipo
tradicional, con sus tres puertas y sus entablamentos del más
estricto estilo helenístico romano. Cabe pensar ¿vacilaba
el Emperador? ¿Oscilaban sus funcionarios y arquitectos entre
la construcción de techo plano adintelado y la construcción
de bóvedas con empujes que requieren organizar el edificio en
un sistema de fuerzas y contrafuertes? Es probable que adoptaran uno
u otro, según las circunstancias.
También de la época
de Constantino, cubiertas con techumbre plana de madera y casetones,
son las dos monumentales basílicas construidas en los lugares
donde sufrieron martirio los apóstoles San Pablo y San Pedro.
Una en la vía Ostiense, donde fue decapitado San Pablo, la otra
se elevó sobre las ruinas del circo de Nerón, donde fue
crucificado San Pedro, y se encontraba su sepulcro, según cierta
tradición. De ambas ha llegado suficiente documentación
de las sucesivas transformaciones hasta una época que permitió
estudiarlas. La de San Pablo sufrió un incendio
en 1850, pero fue reconstruida en su tipología basilical, al
menos, y la de San Pedro, aunque derribada en el siglo
XV porque estaba ruinosa y para dejar sitio a la Iglesia actual, se
tuvo cuidado de medirla y dibujarla con todos sus detalles. No queda,
por tanto, duda alguna de que las Iglesias de San Pedro y San Pablo
en Roma eran de planta basilical con naves separadas por columnas.
Según algunos autores, sin
embargo, la pregunta de por qué Constantino
adoptó con preferencia planta basilical rectangular
en la mayoría de las Iglesias que construyó, se contesta,
mirando una sinagoga moderna y leyendo la Constituo
Apostolorum. Deducen que Constantino subvencionó y patrocinó
la construcción de iglesias en Roma y en las provincias, pero
eran los obispos de las localidades los que cuidaban de los detalles
de la forma de la planta.
Otros opinan que el cristianismo recibió ya logrado este tipo
arquitectónico y que no hubo sino una adecuación al culto.
En esta línea argumental, el templo cristiano se llamó
muy pronto basílica como referencia a Dios como basileus,
rey en griego y cumple las mismas funciones que la basílica
romana. Creen que se elige la basílica romana no solo
porque desde un punto de vista del interior sea amplia y acoge a un
gran número de personas, sino porque desarrolla funciones que
no desempeñaban otros edificios, aunque también se tomarán
en otro sentido como modelos. La basílica, que servía
para la administración de justicia, con su patio rodeado por
pórtico con columnas así como el alzado, va ser imitado
en la basílica cristina. Las salas termales, que como espacios
amplios que eran, tenían una sala central cubierta con cúpula,
se utilizaran de referencia.
El tipo de basílica romana creado a lo largo del siglo IV, tendrá,
tres naves con ábsides y cubierta a doble vertiente, sin utilizar
las bellas bóvedas de la arquitectura monumental romana. Las
naves están separadas por columnas y arcos, como en las ruinas
romanas de Split, Croacia,o en Leptis Magna,
único monumento romano que queda en Trípoli, construida
para hacerle honor a Marco Aurelio en el año 173, y algunas veces
la mayor altura de la nave central condiciona una doble hilada superpuesta
como en Leptis Magna o en la Basílica
Ulpía de la misma Roma.
Entre los templos romanos de más
relevancia, que se van a proyectar en la cultura cristiana, podemos
citar al Templo de Vestas, de planta centralizada,
el Panteón de Agripa también de este
mismo tipo, que se quiso dedicar a los nueve dioses del panteón
romano y el Mausoleo de Adriano que sirvió de
recinto funerario y es de planta circular.
Hay autores que descartan las teorías
anteriores. Argumentan que hay que tener en cuenta que el primitivo
templo cristiano es tenido por la casa de Dios y que las primeras comunidades
cristianas utilizaron para sus reuniones las casa patricias, por lo
que es lógico pensar que los orígenes de la basílica
han de hallarse en las formas de una casa romana transformada,
sin que ello excluya ni la influencia de la sinagoga o de templos de
culto oriental, ni la idea de que la basílica pueda considerarse
como una solución sincrética de acuerdo con las necesidades
del culto. Pero sostienen que es innegable que todo el edificio está
regido por el esquema de la casa romana, en la que se reunían
para el ágape o comida de confraternidad.
En
cualquier caso, en la basílica cristiana en
donde va a desarrollarse un culto interior y de participación,
predomina el eje longitudinal y se obtiene la sensación de movimiento
hacia el altar. Las columnas guían la vista, pero también
la plenitud de los muros. El presbiterio queda enmarcado por el arco
de triunfo, es decir, una gran arcada de medio punto, que ciertamente
viene a emular el efecto triunfal de los arcos conmemorativos romanos.
Pero aquí el significado es religioso, es el triunfo de la Iglesia
lo que quiere representarse. Hay, por lo tanto, un espacio-tensión,
o espacio-camino, que será normativo en la arquitectura cristiana
medieval. Y es la nave mayor el eje de mayor tensión, hasta el
extremo de que las naves laterales actúan como meros pasillos.
El pueblo tiende a aproximarse hacia el presbiterio con objeto de participar
de manera más activa en el culto. Eso determinará el desarrollo
del crucero. Efectivamente, el muro se rompe por los lados a la altura
del presbiterio, formándose una nave transversal.
Es, desde luego, un resultado práctico, pero ello no impide que
se derive un efecto simbólico, ya que se ha formado una planta
en forma de cruz, de brazos desiguales, es decir cruz latina. Y es que
el templo cristiano, a diferencia del pagano, es a la vez morada de
Dios, recinto del culto y lugar de reunión de la comunidad o
de la asamblea cristiana.
Estas funciones van a repercutir en
la manera de concebir el edificio religioso cristiano (basílica),
dando más importancia al interior que al exterior, que va ser
más simple. Este interés viene dado porque el exterior
se relaciona con el cuerpo humano, materia finita, y el interior con
el alma que está animada por la luz divina.
Hay que tener en cuenta así
mismo que los cristianos se organizan de forma muy jerárquica
y, en consecuencia, la organización de la basílica cristiana
refleja esta jerarquización en pirámide. El ábside,
o exedra en la basílica romana, será para el obispo. Los
neófitos que no están bautizados, se colocan en el nártex
o pórtico. Al interior de la basílica entrarán
los que están bautizados. El espacio entre ambos, que es el que
antecede a los coros catedralicios, lo ocupan los cristianos y el espacio
central de la basílica, lo llena el clero intermedio. El presbiterio
se reserva al clero superior.
Al periodo inicial de la época
de Constantino corresponden además de las desaparecidas Basílicas
de San Pedro, de cinco naves, y la de San Pablo
Extramuro, en principio, de tres naves, después Teodosio
haría una mayor que la de San Pedro, ya citadas, la Iglesia
de Santa Inés, y la de San Lorenzo Extramuro,
pequeño oratorio en la época de Constantino, así
como la de Santa Maria la Mayor, para muchos autores
la más antigua, que sería en su origen una sala pagana
construida en el siglo III, auque no consta esa adaptación. También
la de San Juan de Letrán hoy en buena parte
reconstruida, aunque ha conservado bastante su aspecto original. La
última reforma interior fue hecha por Borromino, mientras que
la fachada, es un añadido del siglo XVII. Según algunos
autores, Constantino regaló al Papa el palacio de Sixtus Lateranus,
erigiéndose en su lugar la Basílica de San Juan
de Letrán del siglo IV. Fue la Iglesia principal y residencia
de los Papas desde Constantino hasta la construcción de San Pedro,
1313. Es una iglesia de cinco naves, de cruz latina, con la nave central
más destacada y ancha, en relación con las naves laterales.
De estructura ligera de madera, con hileras dobles o par de hileras,
bóveda es de mosaico azul con adornos de volutas vegetales. La
estructura favorece que la visión vaya hacia la cabecera debido
a la sucesión rítmica de arcos. La decoración y
la arquitectura del interior pertenecen a la intervención llevada
a cabo en el XVI por Borromini. Hoy la iglesia es prácticamente
la que él imaginó y embelleció. Su enorme ábside,
fue restaurado en el XIX, en tiempos de León XIII. Los baptisterios,
que están separados del templo, tienen pilas circulares o poligonales
para el bautismo por inmersión.
A todas ellas, hay que añadir
la gran basílica que se hallaba ante el Santo Sepulcro
en Jerusalén, destruida por los persas en el 614, reconstruida
posteriormente en distintas ocasiones, y la Basílica
de Belén, con planta octogonal.
Después del periodo representado por Constantino, 350 a 550,
las comunidades cristianas de Oriente y de Occidente se desenvuelven
paralelamente en la búsqueda y desarrollo de un tipo de templo
cristiano, concretándose dos tipos de Iglesias diferentes. La
de planta latina derivada del tradicional tipo basilical
y la de planta de cruz griega de brazos iguales o de
plan central. El hecho fundamental es el dominio de la bóveda.
De tipo constantiniano son la basílica de Santa Sabina
en el Adventino, en Roma, de la que sus puertas tan gran interés
presentan, debido precisamente a su antigüedad, San Juan
de Estudión, en Constantinopla, San Demetrio,en
Salónica. De comienzos del Siglo VI es la basílica
de Santa Sofía de Salónica, que ofrece la novedad
de la bóveda y la cúpula en el crucero por lo que se relaciona
con el arte bizantino. También es importante la de San
Juan Evangelista en Rávena, en las que aparecen las
cámaras o sacristías, de influencia oriental. Africa del
Norte conoce una gran eclosión de arquitectura paleocristiana,
pues no en vano Roma había colonizado con gran celo esta región.
En los templos se advierte la aparición de una ábside
a poniente o contraábside, opuesto al principal y que se suele
dedicar a enterramientos.
El Occidente europeo
aportó menos. Aunque desde el siglo VI con los visigodos y merovingios
se operó un resurgir constructivo. En España predomina
el plan basilical. Ejemplo de ello tenemos en las iglesias baleáricas
de Son Peretó en Mallorca y Son Bon
en Menorca. Se usa el contraábside en la casa Herrera de Mérida
y se da el tipo de cruciforme exento en la iglesia de Zorita de los
Canes de Guadalajara y el mixto, en el que se junta la basílica
con una cruz latina,en la iglesia de Segóbriga
en Cabeza de Griego en Cuenca. También hay que citar la iglesia
basilical, de una nave, de Vega del Mar, San
Pedro Alcántara en Málaga, con dos ábsides
contrapuestos.
En Oriente y Egipto
hay una arquitectura paleocristiana de extraordinario interés
y de mayor transcendencia, quizás que la occidental. Se forma
con las peculiares características de lo romano helenístico
tardío en ciudades como Alejandría y Antioquia, la tercera
ciudad del Imperio. Aquí se prefieren las plantas circulares,
poligonales y de cruz griega, de brazos iguales. Se usan bóvedas
y cúpulas sobre pechinas. Presentan rica decoración pintada,
de mármoles de colores y mosaicos. Del tipo de basílica
constantiniana es la célebre iglesia de la Virgen Maria
de Efeso.
El principal foco de edificios monasteriales se sitúa en Siria.
Se desarrolla una nueva concepción tectónica de los edificios
basada en el sabio sistema de contrarresto de los empujes de las bóvedas
a base de contrafuertes exteriores que apoyan los muros, sosteniendo
los apoyos exteriores. En Deir Semaan se encuentra
el Monasterio de San Simeón el Estilita la más
colosal edificación monástica Siria. Este edificio, hoy
una masa imponente de ruinas suficientemente conservadas, en medio del
desierto, en las que se puede reconocer aún las partes de que
constaba, tiene interés arquitectónico por los elementos
empleados como ornamentación, tales como arcos ciegos, columnas
adosadas, ménsulas y otros variados temas, que posteriormente
serán usados como decoración en la arquitectura romana
y bizantina. También las Iglesia de Turmanin,
y Bora y el desaparecido Santo Sepulcro de
Jerusalén.
Los baptisterios,
en occidente serán de planta circular o hexagonal y estarán
próximos a la iglesia, pero exentos, mientras que en oriente,
serán pequeñas salas de planta cuadrangular unidas al
templo. En principio se construían para dedicarlos a la ceremonia
del bautismo, convirtiéndose más tarde en templos normales.
El baptisterio de Neonia o de los Ortodoxos
en Rávena.
Los mausoleos suelen
ser de planta circular, muy suntuosos. En Roma están los de Santa
Elena y Santa Constancia, con un pequeño
pórtico en la entrada, cubierto con cúpula sostenida por
columna dobles y arcos de medio punto, con galería en torno al
espacio central donde se sitúa el cuerpo de la santa. En Rávena,
el de Gala Placidia fue construido por orden de la
princesa entre los años 425 y 450, es uno de los edificios más
representativos del arte paleocristiano. El más antiguo de los
monumentos de planta cruciforme, cuyo interior está decorado
de mosaicos de distintos colores. Lo construyó para albergar
los restos de su familia, la de su marido Constacio II y la de su hermano
Honorio, fallecido en el Mausoleo de San Gedeón,
en Alemania, de planta oval, con capillitas semicirculares.
Los martyrias, cuyo
precedente es el mausoleo, son edificios destinados al culto a las reliquias
y a la conmemoración de los mártires. Para este tipo de
edificio se utiliza, por lo general, edificios de planta central, bien
de tipo circular, cruciforme o poligonal. Se cubre con cúpula
por ser este un elemento cargado de simbolismo. También va a
influir la leyenda mantenida de que la tumba de Cristo era de forma
circular. En España del siglo IV es el martyrium de la Alberca,
en Murcia. La cripta situada en el subsuelo se halla totalmente cerrada.
Deriva del mausoleo de Marusinac en Dalmacia, pero es el antecedente
de la Cámara Santa de Oviedo. Monumento relevante es el mausoleo
de Centelles en Tarragona. Consta de dos cámaras cuadradas,
cubiertas con cúpulas. Una de las cámaras posee la cripta,
bajo la cual hay otra, subcripta.
Bibliografía
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- Martín González, J.J.: Historia del Arte. Editorial
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- Ward-Perkins, John B.: Arquitectura romana, Aguilar. Col.
Historia Universal de la Arquitectura, Madrid, 1990.
- Zovatto, Paolo Lino.: Il Mausoleo di Galla Placidia, architettura
e decorazzione, Edizioni A. Longo, Ravenna, 1968.
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DATOS
DE LA AUTORA:
Remedios García Rodríguez, Profesora
de Educación, Licenciada por la Universidad Complutense de Madrid
(1968), Licenciada en Psicología por la Universidad Pontificia
de Salamanca (1969), Master en Psicología por la UNED de Madrid
(2000). Inspectora de Educación en las Autonomías de Euskadi
y Andalucía desde 1980. Redactora de Homines.com.