Nombre: La
ronda de noche
Autor: Rembrandt Harmenszoon van Rijn
Fecha: 1642
Técnica: Óleo sobre lienzo
Medidas: 363 x 437 cm.
Ubicación: Rijksmuseum, Ámsterdam
Rembrandt Harmenszoon van Rijn (1606-1669), es el pintor holandés
más celebre del Siglo de Oro. Su producción artística
fue muy extensa, se conocen unos cuatrocientos cuadros, casi trescientos
grabados y una buena cantidad de dibujos. Pero en este estudio nos centraremos
en el que quizás es el más celebre de toda su producción,
La ronda de noche.
Esta obra que vamos a analizar puede considerarse la obra cumbre del
pintor holandés Rembrandt y la más célebre de la
escuela holandesa.
El nombre del cuadro data del siglo XIX, y no es el adecuado, puesto
que la escena se desarrollaba, a pleno sol. El origen de este título
surge de una equivocación de interpretación debido a que,
en esa época, el cuadro estaba tan deteriorado y oscurecido por
la oxidación del barniz y la suciedad acumulada, por lo que parecía
una escena nocturna. Después de su restauración en 1947
y a pesar de seguir llamándole La ronda de noche, se
sabe que es una escena diurna. Pero su verdadero título es: La
compañía militar del capitán Frans Banning Cocq
y el teniente Willen van Ruytenburg.
Fue encargado a Rembrandt para decorar la sala principal de la sede
de la Milicia Cívica de Ámsterdam. En 1715 el lienzo fue
trasladado a la sala del Consejo de Guerra del Ayuntamiento de Ámsterdam,
debido al espacio limitado del lugar donde iba a ser colocado, el cuadro
fue recortado [Nota 1].
Por último en 1817 La Ronda de Noche se trasladó
definitivamente al Rijksmuseum Ámsterdam.
Se trata de un retrato colectivo de la compañía de la
guardia cívica de Amsterdam, la del capitán Frans Baning
Cocq, que aparece en el centro de la escena junto a su lugarteniente,
Van Ruytenburgh. Este tipo de cuadros eran muy frecuentes en Holanda,
y los costeaban los miembros del grupo o corporación representado,
que deseaban figurar en el lienzo, con sus rasgos individuales, y en
el tono realista y burgués, de origen protestante, característico
de la pintura holandesa del siglo XVII.
Su tema no era, en
principio, innovador y sí acorde con los gustos tradicionales
de la pintura holandesa. Paradójicamente, sin embargo, Rembrandt
rompe decididamente en La ronda de noche con el estilo tradicional de
su escuela, para ofrecer al espectador una escena cargada de tensión
dramática y de hondos significados. Un lienzo heroico y grandioso,
en la línea de la gran tradición pictórica europea,
católica y mediterránea, con la que precisamente habían
roto los pintores holandeses.
Rembrandt ha representado a la guardia cívica a la salida de
un palacio con columnas, al pie de una escalinata, y en el momento que
precede a la formación y puesta en marcha del grupo, cuando sus
componentes llevan a cabo los últimos preparativos de armas y
pertrechos y se disponen a atender las órdenes del jefe. El ambiente
está cargado de tensión. Algo está ocurriendo y
algo grave sin duda, va a ocurrir. Lo que Rembrandt representa sólo
en teoría es una acción de carácter festivo, puesto
que ha querido rodearla, de un hálito poético y de una
dimensión dramática inusitada en la pintura holandesa.
Todos los elementos del cuadro coadyuvan en ese sentido. La composición
no es estática, sino dinámica, llena de impulsos, de direcciones
y líneas de fuerza cuidadosamente compensadas. Los personajes
no aparecen aislados sino sometidos en sus actitudes y en la conformación
de sus figuras, a la acción conjunta. Rembrandt los ha revestido
con una indumentaria abigarrada y exótica, ajena a la época,
y sus rasgos son en muchos casos difícilmente reconocibles. Todos
se subordenan ante los jefes que aparecen en primer término.
La composición de la obra es muy compleja, aparentemente
desordenada. Resalta a primera vista que Rembrandt de mayor importancia
al desarrollo de la acción que a la fiel realización de
retratos de los personajes que aparecen. Presenta al grupo de forma
espontánea y libre, captado en un instante, como si se tratase
de una fotografía. Hay una gran animación, cada personaje
realiza actos distintos, en las más variadas actitudes y posturas,
con movimiento vivo. El centro de la composición lo forman el
capitán y el teniente, organizándose el resto en grupos
triangulares, con un movimiento curvo. Unas figuras son muy visibles,
pero otras desaparecen en la penumbra y sólo vemos sus cabezas.
Los personajes están colocados en cuatro planos de profundidad;
existen multitud de líneas, con predominio de las diagonales
y el zig- zag para dar dinamismo.
El uso que Rembrandt hace de la luz,
envolviendo la escena en una espesa penumbra en la que destacan, enormemente
iluminados, los personajes elegidos por él con independencia
de cualquier foco aparente, la dirige sin tener en cuenta las leyes
de la física, es otro de los variados recursos empleados por
el artista para acentuar el dinamismo y la dimensión dramática,
conmovedora, de la escena. Se sirve de la luz para articular la composición,
para equilibrarla y darle ese lirismo que cautiva al espectador.
En esta obra el color no ocupa un papel secundario,
es muy rico, lleno de contrastes y matices. Sobre un fondo gris verdoso
o pardusco se ven vibrar discretamente, o afirmarse con decisión,
azules claros, verdes oliva, castaños dorados, negros y rojos.
Destacan el brillante amarillo del traje del teniente, con un fajín
rojo anaranjado, frente al negro del traje del capitán en el
centro del cuadro. Predominan los tonos cálidos, dorados. El
color ha sido aplicado con pinceladas anchas, espontáneas y pastosas
en algunos lugares, mientras que en otros se observan pequeños
y finos trazos.
El barroco fue una época de alegorías y emblemas. En esta
obra se observan estas dos características. La figura femenina
que aparece destacada, no se encuentra en penumbra y las sombras no
la tocan. Parece una niña, por su tamaño y los ropajes,
pero por el lugar donde se encuentra, se podría tratarse de una
de las vivanderas adultas que acompañaban al ejército
para hacerles compañía (esta forma de representar puede
que sea por la costumbre medieval de retratar a los personajes secundarios
más pequeños que los protagonistas). Sin embargo los elementos
que porta bien podrían ser una alusión a los elementos
del escudo de los Clovenieres (guardia cívica): la gallina que
cuelga del cinturón, en el escudo aparecen un mosquete y unas
garras en cruz (clover en holandés significa arma y garra); lleva
un saquito, como el que llevan los soldados para la pólvora;
los colores del traje, también guardan relación con los
colores del escudo de esta milicia. Asimismo cabe otra posibilidad,
y es que fuese una portaestandarte, por lo que si sería una niña,
ya que los niños si eran utilizados para ello en los desfiles
de las milicias.
La ronda de noche no agradó
a los contemporáneos de Rembrandt, porque hería las convenciones
de su gusto. Con ella comenzó el declinar de la carrera de su
autor, que llegó a conocer la bancarrota. Pero su obra le ha
sobrevivido a él y a sus detractores, y le sitúa, por
encima de las contingencias y miserias de su época, en un puesto
de honor en la historia universal de la pintura.
Bibliografía
- ARPINO, Giovanni y Lecaldano,
Paolo.: La obra pictórica completa de Rembrandt, Noguer,
Barcelona, 1971.
- BOLTEN, Jaap y BOLTEN REMPT, Henriette.: Rembrandt, Carroggio,
Barcelona, 1984.
- CLARK, Kenneth.: Introducción a Rembrandt, Editorial
Nerea, Madrid, 1989.
- MULLER, Joseph-Emile.: Rembrandt, ediciones Provenza, Barcelona,
1968.
- WHITE, Christopher.: Rembrandt, Ediciones Destino, Barcelona,
1992.
Para
saber más
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DATOS
DE LA AUTORA:
Susana Hermoso-Espinosa García (Málaga,
España) es licenciada en Historia del Arte por la Universidad
de Málaga, y Master en Museología por la Universidad de
Granada. Tiene una amplia experiencia profesional en diversas instituciones
y empresas culturales. Directora de la Revista Científica
de Estudios Histórico Artísticos SUMA. Es fundadora
y codirectora del portal de Arte y Cultura Homines.com.