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La gran construcción mesopotámica: el zigurat
Susana Hermoso-Espinosa García
21/07/2011



Introducción histórica

Mesopotamia, de griego mesos, medio y potamos, río, se denomina así por situarse en los territorios comprendidos entre los ríos Tigris y Eufrates, en la actualidad comprende Iraq y el este de Siria.

Durante el neolítico alcanzó un gran desarrollo con asentamientos urbanos importantes, como Eridu o Uruk (desde el año 3.750 a.C.). En esta última ciudad comenzó, muy probablemente, un sistema complejo de escritura, la llamada escritura cuneiforme [Nota 1].

La historia de Mesopotamia es una sucesión de civilizaciones, iniciada por los sumerios (3.000 a.C. - 2.350 a.C.). Estos son vencidos por las huestes de Sargón, rey de los acadios (Akkad), que imponen su poder hasta 1.800 a.C. Desde ese momento conviven dos importantes culturas: los asirios (Assur), al norte, y los babilonios (Babilonia), al sur. Cada uno evoluciona de forma diferente, pero ambos acabarán dominados por pueblos guerreros llegados del este, los persas.

En esta sucesión de pobladores caben destacar, primero a los sumerios, creadores de la escritura cuneiforme y después los acadios, de lengua semítica. Pero por la homogeneidad y la riqueza acuifera de la zona, estos y otros pueblos como los hurritas, acaban por converger en una cultura sustancialmente unitaria, cuyas bases se colocaron entre el IV y V milenio a.C., con los sumerios, continuando esta cultura los acadios, que ya en el III milenio a.C. aparecen en Mesopotamia, para terminar instalándose en el II y I milenio.


Arquitectura: los zigurats

Coincidieron en el tiempo con la cultura del antiguo Egipto pero a diferencia de estos, los edificios de Mesopotamia no estuvieron dedicados a los muertos, sino a los vivos. Los templos eran el centro neurálgico de cada ciudad.

También en la forma de construcción difieren unos de otros, mientras los egipcios construían sus pirámides a base de grandes bloques de piedra sobre la arena del desierto, los primitivos sumerios y sus sucesores, los pueblos acadio, babilónico y asirio, levantaron sus altas torres escalonadas y piramidales denominadas ziqqurratu o zigurats de adobe, mezclando barro y paja, que todavía se conservan en la llanura mesopotámica, y más al norte, a orillas del Tigris, en Asiria y al este en Elam.

Un zigurat [Nota 2] es una edificación monumental ligado al templo y dedicado a una divinidad. Se utilizaba también como observatorio astronómico. Tiene forma de torre piramidal escalonada, rematada por una capilla o santuario. Se accedía a cada nivel por unas enormes escalinatas. La planta de estos templos solía ser cuadrada, con lados de unos 60 0 70 metros y ángulos orientados hacia los cuatro puntos cardinales; la altura era de 15 a 30 metros; las paredes podían estar escalonadas en terrazas o construidas en talud.

Sello donde puede verse un zigurat    Una de las pocas tablillas donde puede verse un zigurat    Recreación de la Torre de Babel de Babilonia

Estas construcciones eran templos y observatorios con finalidad práctica, y al mismo tiempo poseian un marcado carácter simbólico. Desde la cúspide, los sacerdotes observaban el firmamento, anotando e interpretando las fases de la luna. También se celebraban espectaculares procesiones que ascendian a través de las escalinatas. A demás de este uso, también era lugar sagrado. Estas torres servián para que los dioses bajasen a la tierra, de ahí su forma de escalera.

Los primeros zigurats de dimensiones monumentales comenzaron a elevarse durante la tercera dinastía de Ur, alrededor del 2100 a.C. Los de las ciudades de Ur, Uruk, Nippur, Larsa, Sin y Lagash fueron los más famosos, grandes y espectaculares.

Uno de los zigurats más conocidos es el de Ur, situado al extremo sur de Mesopotamia, actual Irak, descubierto por Leonard Woolley, arqueólogo inglés en 1920.

Su construcción fue iniciada por el rey sumerio Ur Nammu, alrededor de 2300 a.C., terminándolo su hijo Shulgi.

Plano del zigurat de Ur   Zigurat de Ur antes de su reconstrucción    Una de las  tablillas en Ur

Sólo una parte del monumento se ha conservado (fue parcialmente restaurada a finales de los años 1970), pero se sabe que originariamente contaba con una base de 62 m. x 43 m., alcanzando una altura desconocida, aunque superior a los 15 metros que hoy se mantienen. El interior está completamente formado por adobe. Las paredes del exterior estas hechas de ladrillos cocidos y como mortero utiliza el betún asfáltico. Se componía de varias terrazas superpuestas, con el templo en su cúspide. El acceso a las plantas superiores se realizaba a través de tres escaleras exteriores que aun se conservan.

 Recreación del zigurat de Ur   Zigurat de Ur en la actualidad 

El zigurat formaba el núcleo de un recinto sagrado que se dedicaba a la diosa-luna Nannar. Fue erigido en sentido diagonal a los puntos cardinales, aunque no muy exacta. Un muro exterior encerraba éste y otros tres edificios: Enuma, almacén del templo; Gi-par-ku, residencia oficial de las sumas sacerdotisas de la diosa-luna; y E-hur-sag, palacio real que probablemente se usaba en ocasiones religiosas. En el lado noroeste del zigurat estaba la cocina del dios, donde se preparaban sus comidas.

Ur-Nammu (…) cubrió el suelo de la primera terraza con una capa de ladrillos cocidos, de 2,5 metros de espesor. Su soberbia fabricación les ha permitido durar hasta hoy, y es a esos ladrillos a los que debemos la supervivencia de la forma original del zigurat de Ur. (…) Es también el zigurat más primitivo con terrazas, nichos y paredes inclinadas tan maravillosamente conservados. Estas últimas se elevan hasta una altura de 15 metros sobre el patio en el cual se alza el zigurat. Les seguían una segunda y una tercera terrazas hasta alcanzar una altura total de 21,33 metros. (…).

Apoyadas contra la pared noroeste, dos escaleras simétricamente opuestas descienden majestuosamente hasta el patio del templo.

La escalera principal, en el eje central del zigurat, sobresalía de la estructura y se unía con las dos escaleras laterales al nivel de la primera plataforma, donde era coronada por una poterna. A partir de aquí la escalera central se hacía más estrecha y conducía a la plataforma superior. Todo esto creaba una magna perspectiva para las procesiones sacerdotales. Un enorme pilar incrustado en el cuerpo del zigurat soportaba el tramo de escaleras. (…).

La amplia escalera central se iniciaba muy lejos del cuerpo del zigurat y continuaba hasta la plataforma superior. La idea de una escalera entre el cielo y la tierra quedaba así maravillosamente plasmada. No fue la satisfacción de necesidades puramente materiales, sino el deseo de una realización simbólica del vínculo entre dios y hombre lo que dio origen a esta nueva y expresiva forma arquitectónica. (Sigfried Giedion) [Nota 3].

En 1854 el cónsul británico en Basora J.E. Taylor comenzó una excavación en el área del zigurat perteneciente a la ciudad de Ur. En su base se descubrieron de 4 cilindros de arcilla, uno en cada esquina del zigurat. Estos cilindros fueron escritos por el rey babilonio Nabonides que reinó entre 555 – 539 a.C. El texto de estos cilindros revela que el zigurat había sido reedificado por este rey:


'Ahora que el zigurat ha envejecido, yo asumo la construcción de este zigurat sobre las bases del cual Ur-Namu y su hijo Shulgi lo edificaron siguiendo el plan original con bitumen y ladrillos horneados. Yo lo reconstruyo para Sin el Señor de los dioses del cielo y de la tierra, el dios de dioses, que vive en los cielos, señor de E-gish-nu-gal en Ur, mi señor'.



Otro de los zigurats que han llegado hasta nuestros días en bastante buen estado es el situado en Choga Zanbil, un centro religioso del Imperio elamita, fundado hacia 1250 a. C. por el rey Untash-Naprisha en la ruta entre Anshan y Susa, en Elam, Irán. Estaba dedicado a Inshushinak
[Nota 4], uno de los dioses mayores del antiguo Imperio de Elam y deidad protectora de la ciudad de Susa.

Construido según un método único: en lugar de estar formado por terrazas superpuestas, los cuatro pisos están encajados verticalmente. Los pisos estaban pintados de diferentes colores y estaban vidriadas las diversas plantas de la torre. El zigurat ocupa completamente el recinto interior, y fue construido sobre un templo cuadrado anterior, también erigido por Untash-Naprisha. Es uno de los dos zigurats que se han conservado fuera de Mesopotamia.

Plano del zigurat de Choga Zanbil Plano del zigurat de Choga Zanbil Zigurat de Choga Zanbil 

Pero tal vez, la más famosa de estas torres escalonadas sea la Etemenanqui, identificada como la bíblica Torre de Babel del Antiguo Testamento.

'¡Vamos! ¡Moldeemos ladrillos y hagámoslos cocer!' Y cocieron ladrillos hasta volverlos piedra, y betún hasta volverlo cal. Y dijeron:'Levantemos una ciudad y una torre cuya cima toque el cielo, para crearnos renombre. De lo contrario seremos esparcidos por todos los paises'. (Génesis 11: 10-17)

La Etemenanki (en sumerio Casa del cielo y de la tierra) era la torre del templo de Marduk en Babilonia, situada en el Esagila, el que levanta la cabeza, un gran conjunto de templos.

No se sabe exactamente cuándo Etemenanki fue construido, pero probablemente existía antes del reino de Hammurabi (hacia 1792-1750 a. C.). Originalmente poseía siete pisos de altura, aunque quedan pocos restos en la actualidad.

La ciudad de Babilonia fue destruida en 689 a. C. por Senaquerib, quien dice haber destruido el Etemenanki. La ciudad fue restaurada por Nabopolasar y su hijo Nabucodonosor II, quien lo reconstruyó
[Nota 5].

El Etemenanki fue representado en una tablilla cuneiforme en Uruk de 229 a. C., una copia de un texto más antiguo (ahora en el Museo del Louvre, París). Lo describe con una la altura de 91 metros, con una base cuadrada de 91 metros de lado. Esta estructura de adobe ha sido confirmada por excavaciones conducidas por Robert Koldewey desde 1913. En estos trabajos se descubrieron largas escaleras en el sur del edificio, donde un triple pasillo se conectaba con la Esagila. Un pasillo más largo, al este, conectaba el Etemenanki con el camino sagrado proceional.

Plata de la Eternaki  Reconstrucción de la Eternaki  Restos de la Eternaki

En total se conocen 32 zigurats; cuatro de ellos están en Irán y el resto principalmente en Irak. El último que se descubrió es el de Sialk, en Irán.




Bibliografía

- FRANKFORT, H., Arte y arquitectura del Oriente Antiguo. Madrid. Cátedra, 1982.

- GIEDION, Sigfried., El presento eterno: Los comienzos de la arquitectura. Madrid. Alianza ed.. Col. Alianza Forma nº 22, 1992.

- KUHRT, A., El Oriente Próximo en la Antigüedad, c.3000-330 a.C., Barcelona, 2001.

- LIVERANI, M., El Antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía, Barcelona, 1995.

- MOSCATI, Sabatino., Cómo reconocer el arte mesopotámico, Edunsa, Barcelona, 1993.

- NACK, Emil., Egipto y el próximo oriente en la antigüedad, Editorial Labor, Barcelona, 1966.

- VÁZQUEZ HOYS, A. Mª., Historia Antigua del Próximo Oriente y Egipto, Ed. Sanz y Torres, Madrid, 2005.


Nota 1: Escritura cuneiforme, llamada así por el aspecto de los trazos, que es en forma de cuña. La escritura ha aparecido en tabletas de arcilla en las que con un buril o cálamo se van haciendo los trazos. Las primeras tabletas eran funcionales, escritas en ladrillos en los cimientos de los templos.

Nota 2 : GIEDION, Sigfried, El presento eterno: Los comienzos de la arquitectura. Madrid. Alianza ed. Col. Alianza Forma nº 22, 1992. p.p.228.

Nota 3: Zigurat: palabra de origen babilónico de rivada del verbo zaqaru, ser alto, y se empleaba para designar una cumbre montañosa o una torre escalonada.

Nota 4: Cuando los elamitas dominaron Susa, incorporaron a Inshushinak, patrón de esta ciudad, a su antiguo panteón. Debido a su gran importancia religiosa en Susa, llegó a asumir funciones de otros dioses elamitas, como Narundi, diosa de la justicia, Hutran, el hijo de la trinidad o a la propia Kiririsha, esposa en la trinidad suprema elamita.

Nota 5: Nabucodonosor construyó una increible ciudad, y su orgullo fue tal que lo dejó reflejado en las inscripciones que dejó para la posteridad. Una de ellas, ahora en el Museo de Berlín, dice: 'Yo he hecho a Babilonia, la santa ciudad, la gloria de los grandes dioses, más destacada que antes, y he impulsado su reconstrucción. He hecho que los santuarios de dioses y diosas sean iluminados como el día. Ningún otro rey entre todos los reyes jamás ha creado, ningún otro rey anterior ha construido jamás, lo que yo he construido magníficamente para Marduk. Fomenté al máximo la habilitación de Esagila, y la renovación de Babilonia más de lo que se había hecho antes. Todas mis obras valiosas, el embellecimiento de los santuarios de los grandes dioses que yo emprendí, más que mis antepasados reales, yo escribí en un documento y puse por escrito para las generaciones venideras. Todos mis hechos, que yo he escrito en este documento leerán aquellos que sepan [leer] y recordarán la gloria de los grandes dioses. Sea largo el camino de mi vida, me regocije yo en mi simiente; gobierne mi simiente sobre los pueblos de cabeza negra para toda la eternidad y la mención de mi nombre sea proclamado para bien en todos los tiempos futuros'.


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DATOS DE LA AUTORA:

Susana Hermoso-Espinosa García (Málaga, España) es licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Málaga, y Master en Museología por la Universidad de Granada. Tiene una amplia experiencia profesional en diversas instituciones y empresas culturales. Directora de la Revista Científica de Estudios Histórico Artísticos SUMA. Es fundadora y codirectora del portal de Arte y Cultura Homines.com.