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Palacio de la Aduana de Málaga. Un gran desconocido
Susana Hermoso-Espinosa García
24/04/2004


Como todo edificio histórico, el Palacio de la Aduana ha ido pasando por infinidad de situaciones. Fue concebido como aduana, pero a lo largo de su historia ha desempeñado casi todas las tareas que se refieren al estado, y desempeñando por muy poco tiempo el trabajo para lo que fue diseñado.

Vamos a tratar de describir, en la medida de lo posible, todas las fases por la que ha ido pasando, quien fue su arquitecto, por qué se construyó, su situación espacial y su descripción, en definitiva, todo lo que podría denominarse 'la vida de la Aduana' hasta nuestros días.

Fotografía de Marc Montijano, 2002  Fotografía de Marc Montijano, 2002  Fotografía de Marc Montijano, 2002

La Aduana está situada justo delante del la Alcazaba, en la salida de calle Císter, frente a la cual tiene su entrada principal. Esto siempre fue así, a excepción de, como su propio nombre indica, cuando estaba junto al mar, y no detrás del parque como sucede en la actualidad. Hacia la cortina del muelle, posee otra entrada por la que ahora se accede a la sala habilitada para exponer una pequeña muestra de la colección del Museo de Bellas Artes de Málaga.

La realización de esta obra es consecuencia del decreto de libre comercio, que va a permitir al puerto de Málaga comerciar con América. En un principio su cuota de mercado era bastante reducida, pero posibilita un mayor desarrollo de la economía de Málaga.

Su construcción supone la introducción en Málaga de la estética clasicista. Podría describirse como un enorme bloque de arquitectura maciza que nos recuerda un poco a Sabatini y que es ejemplo del arte oficial que se dio en el reinado de Carlos III.

Este edificio fue trazado por Manuel Martín Rodríguez (1740-1823), sobrino y discípulo de Ventura Rodríguez. Martín Rodríguez, alcanzó puestos importantes y fue un arquitecto distinguido, no se caracterizó por su neoclasicismo, sino por un academicismo templado, muy afín a la línea que siguió su tío y maestro, el mencionado Ventura Rodríguez. Por entonces, Manuel Martín, era director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En Madrid construyó la Academia de Jurisprudencia, la Real Academia Española, y se le atribuye la fachada del Museo Romántico.

Fotografía de Marc Montijano, 2002  Fotografía de Marc Montijano, 2002  Fotografía de Marc Montijano, 2002

La Aduana de Málaga la proyectó en 1787, después de que fuese aprobado el proyecto por Carlos III. Pero no fue Manuel Martín quien dirigió su construcción. La obra se inició en el año de 1791 bajo la dirección de Miguel del Castillo, arquitecto de San Fernando, e Ildefonso Valcárcel,quienes realizaron los planos de la fachada principal y de la sección en el año 1794. Este encargo también se le otorgó a Pedro Ortega Monroy, administrador general de aduanas, de las costas de Granada.

Su estilo es del gusto de los palacios italianos del siglo XVII. En la fachada utilizó elementos renacentistas como el almohadillado y la alternancia de frontones triangulares y curvos en las ventanas del piso principal. Las fachadas están compuestas por un cuerpo central y dos laterales levemente resaltados. Se trata de un edificio exento, que posee cuatro cuerpos: el primero, la planta baja, descansa sobre un zócalo de jaspón, es todo de cantería, almohadillado con varios resaltos sencillos, siendo también de piedra las cornisas, las pilastras, los cuadrantes y todo lo que compone esta planta, y de ladrillo el resto de los muros. Posee dos portadas con sendos arcos de medio punto y tímpano cerrado de rejería, cincuenta huecos de ventanas con leves resaltes, y huecos de los flancos con frontones triangulares. El segundo y el tercero, la planta primera y segunda, sus muros están realizados con ladrillos. Tienen cincuenta y dos ventanas cada una, con cornisas y los laterales con frontones curvos, el la primera planta, y ventanas molduradas en la segunda. El ático posee pequeños huecos de ventana, rectangulares.

Al interior se accede a través de dos puertas principales, una situada al sur y otra al oeste, por la que se pasa a un enorme zaguán compuesto por pilares de cantería y doce arcos con bóvedas baídas, en los laterales del zaguán nos encontramos con unas escaleras de mármol. Posee cuatro crujías entorno a un patio central porticado en sus dos primeros pisos, retranqueándose en el tercero para dar cabida a una galería abierta con antepecho en forma de balaustrada calada, que de tramo en tramo tiene muretes cúbicos rematados por bustos romanos. Sobre este piso se disponía el ático con ventanas cuadradas y un tejado en doble vertiente. En el centro del patio se sitúa una fuente, rodeada de un claustro con veinte arcos.

La puerta meridional o principal, sobre la que había un balcón coronado por un escudo real y dos ángeles trompeteros o famas, también posee un enorme zaguán, pero carece de escalinatas.

En 1791, se colocó la primera piedra. En el centro de un sillar de piedra, sobre el que estriban las pilastras que van formando el primer ángulo de la izquierda, en el patio principal, entrando por la puerta de la calle del Císter, se colocó una caja de plomo en la que se depositaron cuatro monedas que donó el Conde de Llerena para la ocasión. En el texto fundacional que se imprimió en esa primera piedra, se lee:

Reinando la Magestad del Señor rey Don Carlos III, se aprobó la construcción de este magnífico edificio en el año 1791, siendo expedidas las órdenes para todo por el Excmo. Señor Conde de Llerena, del Consejo de S.M., Secretario del Despacho Universal de Hacienda de España y de Indias, Superintendente General de Rentas, Caballero de la Orden de Santiago y Regidor Perpetuo de la ciudad de Cuenca, quien facilitó con S.M., sin desfalco alguno del Real Erario, la construcción de esta Real aduana, que fabricó con arreglo a los planos de la Real Academia de San Fernando, valuando su costo en 1.000.000 de pesos, ejecutándose todo bajo la dirección del administrador de rentas, Don Pedro Ortega Monroy, Intendente de Provincia, Caballero de la real y Distinguida Orden de Carlos III, Regidor Perpetuo de esta ciudad y el más reverente vasallo del rey, nuestro señor. Málaga, 20 de octubre de 1791.

Este magno edificio ha sido descrito por Navascúes Palacios como: una de las obras más significativas de la segunda mitad del siglo XVIII, donde Manuel Martín Rodríguez supo imprimir un sereno carácter como arquitectura oficial que era, a lo que contribuye grandemente la presencia del recio almohadillado en la planta baja, esquinales y cadenetas. En la planta noble y sobre los huecos aparece la característica alternancia de frontones curvos y triangulares, que fue frecuente en la arquitectura civil de los Rodríguez.

En 1810, se suspendió la construcción del edificio, que fue saqueado, durante la ocupación de Málaga por los franceses, quienes deterioraron enormemente el edificio, llevándose los clavos, las maderas y los elementos almacenados para la finalización de la obra. Se retomó su construcción reparando dichos daños y terminando el edificio. Esta tarea la realizó el arquitecto Pedro Nolasco Ventura quien modificó los planos primitivos, y lo concluyó en 1829.

En el siglo XIX, el Palacio de la Aduana fue destinado a Real Fábrica de Tabacos, un incendio destruyó los tejados, por lo que se sustituyeron por las actuales terrazas.

En el siglo XX ha ido pasando por distintas instituciones, fue sede de Gobernación durante la época franquista. Más tarde se dispuso una delegación de la Policía Nacional. En este momento, comparten sede, la mencionada Policía Nacional, la subdelegación del Gobierno y, tras el traslado del Museo de Bellas Artes, antes situado en el Palacio de Bellavista, actual sede del Museo Picasso, los almacenes del Museo de Bellas Artes y prontamente el propio Museo de Bellas Artes.





Bibliografía

- LLAGUNO Y ALMIROLA, Eugenio, Noticias de los arquitectos y arquitectura de España desde su restauración. Madrid, Turner, 1977. vol.IV pág. 335.

- Archivo Histórico Municipal de Málaga, actas capitulares, año 1790.

- MANDOZ, Pascual, Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Madrid, 1948.t.XI, pág. 69.

- NAVASCUES PALACIOS, Pedro, "Ventura Rodríguez entre el barroco y el neoclasicismo", en el arquitecto Don Ventura Rodríguez (1717-1785). Catálogo de la Exposición de su obra en el Museo Municipal de Madrid, noviembre 1983, pág. 130.