Como todo edificio histórico,
el Palacio de la Aduana ha ido pasando por infinidad de situaciones.
Fue concebido como aduana, pero a lo largo de su historia ha desempeñado
casi todas las tareas que se refieren al estado, y desempeñando
por muy poco tiempo el trabajo para lo que fue diseñado.
Vamos a tratar de describir, en la
medida de lo posible, todas las fases por la que ha ido pasando, quien
fue su arquitecto, por qué se construyó, su situación
espacial y su descripción, en definitiva, todo lo que podría
denominarse 'la vida de la Aduana' hasta nuestros días.
La Aduana está situada justo
delante del la Alcazaba, en la salida de calle Císter, frente
a la cual tiene su entrada principal. Esto siempre fue así, a
excepción de, como su propio nombre indica, cuando estaba junto
al mar, y no detrás del parque como sucede en la actualidad.
Hacia la cortina del muelle, posee otra entrada por la que ahora se
accede a la sala habilitada para exponer una pequeña muestra
de la colección del Museo de Bellas Artes de Málaga.
La realización de esta obra es consecuencia del decreto de libre
comercio, que va a permitir al puerto de Málaga comerciar con
América. En un principio su cuota de mercado era bastante reducida,
pero posibilita un mayor desarrollo de la economía de Málaga.
Su construcción supone la introducción
en Málaga de la estética clasicista. Podría describirse
como un enorme bloque de arquitectura maciza que nos recuerda un poco
a Sabatini y que es ejemplo del arte oficial que se dio en el reinado
de Carlos III.
Este edificio fue trazado por Manuel
Martín Rodríguez (1740-1823), sobrino y discípulo
de Ventura Rodríguez. Martín Rodríguez, alcanzó
puestos importantes y fue un arquitecto distinguido, no se caracterizó
por su neoclasicismo, sino por un academicismo templado, muy afín
a la línea que siguió su tío y maestro, el mencionado
Ventura Rodríguez. Por entonces, Manuel Martín, era director
de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En Madrid construyó
la Academia de Jurisprudencia, la Real Academia Española, y se
le atribuye la fachada del Museo Romántico.
La Aduana de Málaga la proyectó
en 1787, después de que fuese aprobado el proyecto por Carlos
III. Pero no fue Manuel Martín quien dirigió su construcción.
La obra se inició en el año de 1791 bajo la dirección
de Miguel del Castillo, arquitecto de San Fernando, e Ildefonso Valcárcel,quienes
realizaron los planos de la fachada principal y de la sección
en el año 1794. Este encargo también se le otorgó
a Pedro Ortega Monroy, administrador general de aduanas, de las costas
de Granada.
Su
estilo es del gusto de los palacios italianos del siglo XVII. En la
fachada utilizó elementos renacentistas como el almohadillado
y la alternancia de frontones triangulares y curvos en las ventanas
del piso principal. Las fachadas están compuestas por un cuerpo
central y dos laterales levemente resaltados. Se trata de un edificio
exento, que posee cuatro cuerpos: el primero, la planta baja, descansa
sobre un zócalo de jaspón, es todo de cantería,
almohadillado con varios resaltos sencillos, siendo también de
piedra las cornisas, las pilastras, los cuadrantes y todo lo que compone
esta planta, y de ladrillo el resto de los muros. Posee dos portadas
con sendos arcos de medio punto y tímpano cerrado de rejería,
cincuenta huecos de ventanas con leves resaltes, y huecos de los flancos
con frontones triangulares. El segundo y el tercero, la planta primera
y segunda, sus muros están realizados con ladrillos. Tienen cincuenta
y dos ventanas cada una, con cornisas y los laterales con frontones
curvos, el la primera planta, y ventanas molduradas en la segunda. El
ático posee pequeños huecos de ventana, rectangulares.
Al interior se accede a través
de dos puertas principales, una situada al sur y otra al oeste, por
la que se pasa a un enorme zaguán compuesto por pilares de cantería
y doce arcos con bóvedas baídas, en los laterales del
zaguán nos encontramos con unas escaleras de mármol. Posee
cuatro crujías entorno a un patio central porticado en sus dos
primeros pisos, retranqueándose en el tercero para dar cabida
a una galería abierta con antepecho en forma de balaustrada calada,
que de tramo en tramo tiene muretes cúbicos rematados por bustos
romanos. Sobre este piso se disponía el ático con ventanas
cuadradas y un tejado en doble vertiente. En el centro del patio se
sitúa una fuente, rodeada de un claustro con veinte arcos.
La puerta meridional o principal, sobre
la que había un balcón coronado por un escudo real y dos
ángeles trompeteros o famas, también posee un enorme zaguán,
pero carece de escalinatas.
En 1791, se colocó la primera
piedra. En el centro de un sillar de piedra, sobre el que estriban las
pilastras que van formando el primer ángulo de la izquierda,
en el patio principal, entrando por la puerta de la calle del Císter,
se colocó una caja de plomo en la que se depositaron cuatro monedas
que donó el Conde de Llerena para la ocasión. En el texto
fundacional que se imprimió en esa primera piedra, se lee:
Reinando la Magestad del Señor
rey Don Carlos III, se aprobó la construcción de este
magnífico edificio en el año 1791, siendo expedidas
las órdenes para todo por el Excmo. Señor Conde de
Llerena, del Consejo de S.M., Secretario del Despacho Universal
de Hacienda de España y de Indias, Superintendente General
de Rentas, Caballero de la Orden de Santiago y Regidor Perpetuo
de la ciudad de Cuenca, quien facilitó con S.M., sin desfalco
alguno del Real Erario, la construcción de esta Real aduana,
que fabricó con arreglo a los planos de la Real Academia
de San Fernando, valuando su costo en 1.000.000 de pesos, ejecutándose
todo bajo la dirección del administrador de rentas, Don Pedro
Ortega Monroy, Intendente de Provincia, Caballero de la real y Distinguida
Orden de Carlos III, Regidor Perpetuo de esta ciudad y el más
reverente vasallo del rey, nuestro señor. Málaga,
20 de octubre de 1791.
Este magno edificio ha sido descrito
por Navascúes Palacios como: una de las obras más
significativas de la segunda mitad del siglo XVIII, donde Manuel Martín
Rodríguez supo imprimir un sereno carácter como arquitectura
oficial que era, a lo que contribuye grandemente la presencia del recio
almohadillado en la planta baja, esquinales y cadenetas. En la planta
noble y sobre los huecos aparece la característica alternancia
de frontones curvos y triangulares, que fue frecuente en la arquitectura
civil de los Rodríguez.
En 1810, se suspendió la construcción
del edificio, que fue saqueado, durante la ocupación de Málaga
por los franceses, quienes deterioraron enormemente el edificio, llevándose
los clavos, las maderas y los elementos almacenados para la finalización
de la obra. Se retomó su construcción reparando dichos
daños y terminando el edificio. Esta tarea la realizó
el arquitecto Pedro Nolasco Ventura quien modificó los planos
primitivos, y lo concluyó en 1829.
En el siglo XIX, el Palacio de la Aduana
fue destinado a Real Fábrica de Tabacos, un incendio destruyó
los tejados, por lo que se sustituyeron por las actuales terrazas.
En el siglo XX ha ido pasando por distintas
instituciones, fue sede de Gobernación durante la época
franquista. Más tarde se dispuso una delegación de la
Policía Nacional. En este momento, comparten sede, la mencionada
Policía Nacional, la subdelegación del Gobierno y, tras
el traslado del Museo de Bellas Artes, antes situado en el Palacio de
Bellavista, actual sede del Museo Picasso, los almacenes del Museo de
Bellas Artes y prontamente el propio Museo de Bellas Artes.
Bibliografía
- LLAGUNO Y ALMIROLA, Eugenio, Noticias
de los arquitectos y arquitectura de España desde su restauración.
Madrid, Turner, 1977. vol.IV pág. 335.
- Archivo Histórico Municipal
de Málaga, actas capitulares, año 1790.
- MANDOZ, Pascual, Diccionario geográfico-estadístico-histórico
de España y sus posesiones de Ultramar. Madrid, 1948.t.XI,
pág. 69.
- NAVASCUES PALACIOS,
Pedro, "Ventura Rodríguez entre el barroco y el neoclasicismo",
en el arquitecto Don Ventura Rodríguez (1717-1785). Catálogo
de la Exposición de su obra en el Museo Municipal de Madrid,
noviembre 1983, pág. 130.