Pompeya,
ciudad de Campania, en el sur de Italia, a pocos kilómetros del
monte Vesubio, entre
Herculano y Stabias (actual Castellammare di Stabia). Situada cerca
del mar y en la desembocadura del río Sarno. Fue fundada hacia
el 600 a.C. Más tarde fue el lugar favorito de los romanos acaudalados,
ya que era un lugar suficientemente apartado de Roma e ideal para descansar.
Los romanos construyeron villas urbanas y quintas extramuros. Alcanzó
una población de aproximadamente 20.000 habitantes a principios
de la era cristiana. Era una importante ciudad portuaria, por aquí
pasaban todos los barcos que viajaban entre Roma y cualquier punto del
Mediterráneo oriental. Un terremoto causó graves daños
a la ciudad en el 63 d.C., y una erupción del Vesubio la destruyó
en su totalidad el 24 de agosto del 79 d.C. sepultándola junto
con las ciudades de Herculano y Stabias. La tragedia ocurrida aquel
día se conoce muy bien gracias a los escritos de Plinio el joven,
quien narró las últimas horas de la cuidad y de su tío
Plinio el viejo, quien murió bajo la lava. Durante más
de 1.500 años permaneció bajo una capa de cenizas, y hasta
1748 no comenzaron las excavaciones. Carlos de Borbón, muy interesado
por la arqueología, promovió la excavación sistemática
de las tres ciudades sepultadas. Impulsó la creación de
la Reale Academia Ercolanese, encargada de estudiar los descubrimientos.
En 1750 se construyó el Museo Ercolanense, en el palacio Caramánico
de Porci.
Entre
los aspectos más importantes de los descubrimientos destaca el
grado de conservación extraordinario de los objetos encontrados.
La lluvia de cenizas húmedas que acompañó a la
erupción, formó un sello hermético sobre la ciudad,
conservando muchas estructuras públicas, templos, teatros, termas,
tiendas y casas particulares.
Se pueden observar las termas con todas sus salas: frigidarium, agua
fría; templarium, agua templada y caldarium, agua caliente. Las
estancias se mantenían cálidas gracias a los hornos que
estaban debajo y al sistema de falsa pared por donde circulaba el vapor.
Otra
curiosidad era el templo dedicado a Isis, dios egipcio, que por la existencia
de gran cantidad de ofrendas, es un interesante testimonio de la difusión
que tuvo el culto a este dios en Roma
Además,
entre las ruinas se encontraron los restos de más de 2.000 víctimas
del desastre, incluidos varios gladiadores encadenados paraque no se
escaparan o se suicidaran. Las cenizas, mezcladas con la lluvia, se
depositaron alrededor de los cuerpos tomando su forma y éstos
se conservaron aún después de que se convirtieran en cenizas.
Los investigadores vertieron escayola líquida dentro de algunos
de esos moldes y así se han conservado las formas de los cuerpos;
algunas de estas figuras se exponen en el museo construido en la actual
ciudad de Pompeya, cerca de Porta Marina, una de las ocho puertas de
la ciudad. La mayoría de los habitantes escaparon a la erupción,
llevándose sus efectos personales. Los edificios, junto con los
objetos, constituyen un documento admirable, real y completo de la vida
en una ciudad italiana en el siglo I d.C.
Pompeya
es una ciudad rica y con mucha influencia griega, esto se nota en las
villas, grandes casas situadas en la ciudad en las que se mezclan los
estilos y espacios de la casa romana y la griega. Las características
que presentan son:
1.
Están orientadas hacia el interior y no hacia el exterior, carecen
de ventanas, por lo que la luz y el aire entran por dos áreas
centrales entorno a las que se articulan las demás estancias,
estas áreas son: el atrio, abierto por la parte central, a modo
de claraboya, y el peristilo, parecido a un gran patio columnado.
2.
Normalmente poseían un solo piso, aunque también se han
encontrado viviendas de dos plantas.
3. Cada espacio está dedicado a un solo uso, ya sea comer (triclinium),
dormir (cubiculum), reunirse (tablinum), etc...
En
una vivienda pompeyana,primero nos encontramos un zaguán o vestíbulo,desde
el que pasamos hacia la puerta, subimos el umbral (limen),generalmente
de mármol y elevado sobre el plano del vestíbulo y de
la calle. A ambos lados, los postes que sujetaban la puerta en sí.
Tras pasar la puerta hay una habitación, en algunas casas un
simple corredor. De allí se pasa al atrio, a continuación
está el tablinum. A ambos lados del atrio, dos habitaciones,
llamadas alas, cuya función es incierta. También a los
lados del atrio están los cubicula, dormitorios.A través
del andron, pasillo, se comunicaba el atrio con el peristilo. El peristilo
consistía en un jardín rodeado de un pórtico, generalmente
de dos pisos, sostenido por columnas, a veces tenía una fuente
o pilas de agua.
En torno al mencionado peristilo, también existen habitaciones,
como la exedra o el oecus, usadas como comedores o despachos.
Sin comunicación con la casa en sí suele haber muchas
estancias adosadas, que generalmente se destinaban a tabernas, que no
eran sólo bares, sino tiendas y negocios de todo tipo.
Las
casas pompeyanas están ricamente adornadas, y en las habitaciones
principales (atrio, tablinum, exedra, oecus) abundan los murales en
las paredes, los mosaicos en los suelos y los techos artesonados. También
el peristilo se solía decorar con estatuas y frescos o mosaicos
en las paredes.
Sin
embargo, la mayoría de los pompeyanos habitaban en las llamadas
insulas, casas de cinco o más plantas, estrechas, con altas escaleras
y ventanas a la calle. Con frecuencia estos edificios con estructura
de madera se derrumbaban o quemaban.
Las
técnicas de decoración de las casas pompeyanas fueron,
fundamentalmente, dos, aunque se dieron excepciones. El mural pintado
al fresco, que decora las paredes del interior y el exterior de las
casas. Esta técnica, se define como el método, o arte,
de pintar con pigmentos de origen mineral resistentes a la cal y empapados
de agua, sobre un muro con revoque de yeso, todavía mojado, o
fresco, de hay su nombre. La técnica de pintura pompeyana consistía
en obtener la pintura mezclando los colores con una fórmula a
base de cal y jabón con cera, se limpiaba con una piedra de pulir
y se lustraba con un paño muy limpio. Y el mosaico, con el que
se decora suelos, pero también paredes. Los mosaicos clásicos
estaban formados primero por pequeños guijarros y más
tarde por cubos de mármol, piedra, vidrio o terracota, que reciben
el nombre de teselas.
En
1.594, casi quince siglos después, se localizaron sus ruinas
pero aún habrían de pasar dos siglos más para que
Pompeya volviera a ver la luz. Cuando en 1.711 el príncipe d'Elboeuf
dio casualmente con las ruinas de la ciudad sacó de ella varias
estatuas perfectamente conservadas para obsequiar con ellas a nobles
influyentes. A partir de ese momento se iniciaron excavaciones sin ningún
tipo de orden, sólo con ánimo de lucro.
Afortunadamente todo cambió en 1.860 cuando Fiorelli se hizo
cargo de las excavaciones; se rellenaron con yeso los vacíos
dejados en la lava por los cuerpos y se desenterró Pompeya en
su totalidad, poniéndose al descubierto sus calles rectas con
cruces rectangulares, un enorme mercado cubierto, fuentes, termas, casas
de pequeñas dimensiones y villas ostentosas, tiendas, tabernas,
talleres, el templo de Isis, el anfiteatro, la palestra, estatuas...
Debido
a lo inesperado de la catástrofe se encontró incluso pan
en los hornos además de gran cantidad de utensilios cotidianos,
convirtiéndose Pompeya en una de las mejores maneras de saber
como vivía la sociedad romana de principios de nuestra era.