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Ramón Casas i Carbó. Entre la tradición y la modernidad
Marc Montijano y Susana Hermoso-Espinosa
10/05/2004 (21/02/2021)


Nacido el 4 de enero de 1866 en el número 11 de la calle Nou de Sant Francesc, en pleno barrio del Raval de Barcelona, Ramón Casas, tuvo una larga carrera profesional, durante la cual cultivó con igual fortuna la pintura, el dibujo y el cartel. Siempre conoció la holgura económica, pues su padre, Ramón Casas i Gatell, un comerciante indiano, pues había hecho fortuna en Cuba, donde permaneció veintiseis años. Y su madre, Elisa Carbó i Ferrer, era hija de una familia acomodada, propietarios de una fábrica de textiles en Sant Benet de Bages.

Desde muy joven demostró una gran aptitud por el dibujo, y menor interés por los estudios. Este hecho motivó que en 1877 su padre decidiera ingresarlo en la mejor academia barcelonesa de la época, la de Joan Vicenç, donde Casas estudió durante tres años. (Rodríguez, 2012)

Autorretrato vestido de flamenco, 1883, óleo sobre lienzo, 115 x 96'5 cm., Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC)  Doméstico domesticado, 1890, óleo sobre lienzo, 42,2 x 32 cm., Barcelona, Museo de Montserrat.

Fue precoz, ya que en 1881, con sólo quince años, fue co-fundador de la revista L'Avenç. Ese mismo año viajaría para completar sus estudios a París, donde el movimiento impresionista estaba en pleno apogeo. Ese invierno asistió al taller del pintor Carolus Duran, considerado el mejor retratista de la alta sociedad francesa, y más tarde a la Academia Gervex donde Casas redescubriría, de la mano de su nuevo profesor, la pintura española, y especialmente la de Velázquez. Dos años después participó en una exposición en el Salon des Champs Élysées de París, con su Autorretrato vestido de flamenco, pieza con la consiguió ser aceptado en el Salon Officiel de la Societé d'artistes françaises.

La estancia en la capital francesa, en la que llevó una vida bohemia, pero acomodada y sibarita, se prolongó durante once años, aunque alternándolo con largos períodos en Barcelona y algunos desplazamientos a otras ciudades de España.

En la década de 1880, el artista abandona la paleta oscura y pone de manifiesto sus excelentes dotes de colorista. Con todo, su producción más numerosa durante estos años, y de hecho a lo largo de toda su carrera, es la dedicada al retrato. Género en el que destaca como el mejor retratista de la pintura catalana del cambio de siglo.

Fotografía de Santiago Rusiñol, Ramón Casas, amigos y una modelo, Montmartre, París, 1890-1891. Plaza de toros de Barcelona, 1884. Óleo sobre lienzo, 53,7 x 72,4 cm. Barcelona, Museu de Montserrat. Retrato de Santiago Rusiñol, 1889. Óleo sobre lienzo, 166 x 96 cm., Colección particular.

Fotografía de Santiago Rusiñol, Ramón Casas, amigos y una modelo, Montmartre, París, 1890-1891. Plaza de toros de Barcelona, 1884. Óleo sobre lienzo, 53,7 x 72,4 cm. Barcelona, Museu de Montserrat.

En 1886 se recupera de una tuberculosis en Barcelona y es cuando conoce a artistas de la talla de Santiago Rusiñol (1861-1931) o Ignacio Zuloaga (1870-1945). La amistad con el primero se consolida al separarse éste de su esposa en 1889, año que aprovechan para viajar por Cataluña y realizar el libro Por Cataluña (desde mi carro), con textos de Rusiñol e ilustraciones de Casas. Esta misma experiencia se repitió en otras ocasiones, como la crónica de un viaje en bicicleta bajo el nombre De Vich a Barcelona:

En pleno verano de 1889, cuando ahora suben al tren con dos bicicletas desde la capital catalana hasta Vic y desde ahí regresan hasta Barcelona. Con los velocípedos encabritarán un carro tirado por mulas en un episodio tragicómico del que quedará como imagen el alargado Carro amb vuit mules de tir, de Casas (septiembre de 1889), óleo sobre madera de una caja de higos de Fraga, un carromato parecido al del suceso. El impacto más profundo, especialmente para Rusiñol, fue el encuentro por esos caminos de Osona y el Berguedà de compañías de saltimbanquis, acróbatas, gente deforme y bestias esqueléticas amaestradas, gentes míseras que parecían una especie de Santa Compaña famélica. El artista ya no se los sacaría de la cabeza, incluso iría dejando jirones de su presencia en obras tan distintas como tardías como el poema en prosa Els caminants de la terra (1897) y, sobre todo, el drama lírico L’alegria que passa (1898), con música de Enric Morera y un cartel promocional del propio Rusiñol donde el clown que lo protagoniza está en un paisaje que es el mismo de donde arrancó la primera excursión, cerca de la fábrica familiar. Queda también rastro en la aún más tardía novela cómica, no exenta de sentimentalismo trágico, La ‘niña gorda’ (1917).

Ambos viajaron también a París donde comparten vivienda con Miguel Utrillo (1862-1934), ingeniero, periodista y experto en arte, y Ramón Canudas (1858-1892) pintor y grabador, en el Moulin de la Galette. Rusiñol realizó una serie de crónicas para el periódico La Vanguardia con el título Desde el Molino que contaron con ilustraciones de Casas.

En febrero de 1890 expondrán en la Sala Parés de Barcelona sus retratos recíprocos en la primera exposición conjunta junto al escultor Clarasó, a la que seguirían muchas, once en concreto. Casas presentó obras como Domestico domesticado o Calle de Granada. La muestra supuso el descubrimiento, por parte de la sociedad barcelonesa de los dos jóvenes pintores.

Casas rechaza el método de trabajo de la Academia. Opinaba que era narcotizante y que podía llegar a anular la personalidad del artista, pero esto no quería decir que una formación tradicional fuese negativa, ya que hay una gran diferencia entre intentar olvidar algo y no haberlo sabido nunca. Casas posee una gran formación y eso se nota a pesar de que trabaje de forma rápida y no realice un acabado meticuloso.

Garrote vil, 1894, óleo sobre lienzo, 127 × 162,5 cm., Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid. La carga, 1899, óleo sobre lienzo, 298 x 470.5 cm., Museo Comarcal de la Garrotxa. Olot.

La representación abreviada que explotaron los impresionistas, aunque no fueron los primeros en descubrirla, le va muy bien a Casas por su forma de trabajar. Este método, además, no le resta verosimilitud al retratado, se pude llegar a afirmar que son más verídicos, más próximos y cercanos para los que lo conocieron, que por ejemplo un retrato académico. El académico no ve, capta los rasgos y los plasma materialmente a través de unos principios que le han enseñado, puede ser mucho más proporcionado, estar más centrado en el lienzo y mejor acabado, pero Casas capta el alma de la persona, su psicología, su actitud. El académico abunda en detalles innecesarios, la mente ya suple la falta de acabado como nos demuestra este escrito de finales del diecinueve, de William James:

Cuando escuchamos a una persona que habla o leemos una página impresa, mucho de lo que creemos ver u oír es suplido por nuestra memoria. Pasamos por alto erratas de imprenta, imaginamos las letras correctas, aunque vemos las equivocadas; y de lo poco que oímos en efecto cuando escuchamos el habla, nos damos cuenta al asistir a un teatro extranjero, porque allí lo que nos desconcierta, más que el hecho de que no entendamos lo que dicen los actores, es que no logramos oír sus palabras. El hecho es que no oímos más, bajo mismas condiciones, en nuestra lengua, y solo nuestra mente, al estar más llena de asociaciones verbales inglesas, suple el material requerido para la comprensión, basándose en una insinuación auditoria mucho más leve. (Geli, 2017)

Por eso en un retrato, el retratado se siente más identificado si se capta su psicología que si sus facciones o detalles infimos son perfectos. Es por ello que una obra de cualquier famoso del museo de cera nos parece horriblemente mala, los rasgos físicos están pero no se parece a la persona de la que provienen, y sin embargo un dibujo como el que Casas realiza de Joaquín Mir es Mir.

No todo fue modernidad e innovación, es innegable que Casas hizo una pintura agradable y elegante, basándose en el culto a la belleza y al refinamiento. Oller ya indicaba la importancia que para el naturalismo tenía la "emoción". Algo similar sucede con otros textos de Josep Yxart, en los que afirma el ideal, el ennoblecimiento y la belleza. Esta característica de su producción artística fue en gran parte, la culpable de la enorme acogida que la critica dispensó a la primera exposición monográfica de Casas en la Sala Parés. Tanto por parte de los defensores del artista, como de los que habían sido sus más conspicuos detractores.

Primera exposición colectiva de Casas, Rusiñol y Clarasó, 1890, Sala Parés de Barcelona. Desnudo femenino con guitarra, 1894, óleo sobre lienzo, 54'7 x 46 cm. Museu del Cau Ferrat. Consorci del Patrimoni de Sitges. Primera exposición colectiva de Casas, Rusiñol y Clarasó, 1890, Sala Parés de Barcelona.

Casas va más allá del simple registro de los acontecimientos, no se limita a mirar. Penetra bajo la apariencia de las cosas, para ofrecerlas en una imagen más verdadera, más sincera y más profunda.

En 1894, se instala con su familia en la parte alta del Paseo de Gracia, más concretamente en el número 96. Realiza entonces la mayoría de pinturas dedicadas a plasmar acontecimientos ciudadanos, como Garrote vil, Baile de tarde o Embarque de tropas. Estas obras le dieron una gran popularidad, porque aludían a hechos recientes y estaban en la memoria de sus ciudadanos. Asimismo, entorno a este año, pintó una serie de desnudos, temática novedosa en la producción del artista, en la que la modelo suele aparecer echada en el suelo y en complejos escorzos.

Pero su actividad y creatividad irían más allá del campo de la pintura, destacando en diversas disciplinas como dibujante, ilustrador y cartelista. En su vertiente más humana destaca junto a Santiago Rusiñol y Miquel Utrillo como un animador de la vida cultural catalana con voluntad de influir en su renovación. Además practica diversos deportes y organiza suntuosas fiestas. (Rodríguez, 2012)

Por estas fechas trabaja en los 132 retratos que junto a 54 dibujos de otros temas, 27 pinturas y 10 pruebas de artista , forman parte de la exposición de la Sala Parés de 1899. Dibujados en Barcelona, la mayoría de ellos en el taller del artista, aunque no hay ningún dato que permita saber con exactitud cuando empezó a realizar esta serie de una manera sistemática, es probable que el inicio de esta galería iconográfica se sitúe hacia 1897, coincidiendo con la apertura de Els Quatre Gats, [Nota 1] inaugurado en junio de aquel mismo año.

   Retrato de Jaume Brossa, carboncillo, pastel y tinta pulverizada sobre papel, 59 x 45,1 cm., Museu Nacional d'Art de Catalunya Retrato de Miquel Utrillo, Carboncillo y pastel sobre papel, 64 x 19,8 cm., Museu Nacional d'Art de Catalunya Retrato de Dionís Puig, carboncillo, pastel y tinta pulverizada sobre papel, 62 x 30 cm., Museu Nacional d'Art de Catalunya Retrato de Josep Puig i Cadafalch, carboncillo, pastel y tinta pulverizada sobre papel, 61,8 x 28,6 cm., Museu Nacional d'Art de Catalunya Retrato de Venanci Vallmitjana, carboncillo, pastel y tinta pulverizada sobre papel, 60,8 x 29,8 cm., Museu Nacional d'Art de Catalunya

Sobre este punto, Josep Maria Jordà i Lafont, y Josep Francesc Ràfols, amigos y biógrafos del artista, manifiestan opiniones diferentes. Según Rafols, fue en 1897. En cambio, Jordà afirma que datan del mismo año en que apareció Pèl & Ploma, es decir 1899.

Sin embargo la tesis de Jordà es la que tiene mayor veracidad. Para ello nos remitimos a un artículo escrito por Daniel Ortiz, que firmaba con el seudónimo Doys, del día 11 de julio de 1898, en la sección diaria llamada "Chirigotas" en el periódico La Publicidad, en la que comentaba en tono sarcástico acontecimientos ciudadanos de diversa índole. En él escribió: "el pintor Ramón Casas lleva entre manos una obra que ha de llamar singularmente la atención el ida que la exponga al público. La obra consiste en una colección de retratos de personas conocidas, hechas al carbón, con una soltura, un arte, y un savoir faire admirables. Ahora ya tendrá dibujados un centenar todos muy bien hechos, pero algunos sobresalientes por todos los conceptos...". La razón de que Doys dedicara un artículo a estos retratos de Casas era que precisamente aquellos días estaba siendo retratado por el artista.

Aunque, a juzgar por la rapidez con que los hacia, al parecer, Casas hacia posar al retratado durante dos sesiones y a continuación, ya en ausencia del modelo, realizaba numerosos retoques hasta que daba por finalizado el retrato, no parece razonable, que hubiera empezado a realizarlos antes de 1897.

   Retrato de Isaac Albéniz, carboncillo, pastel y tinta pulverizada sobre papel, 60 x 26,5 cm., Museu Nacional d'Art de Catalunya Retrato de Jaume Brossa, carboncillo, pastel y tinta pulverizada sobre papel, 59 x 45,1 cm., Museu Nacional d'Art de Catalunya Retrato de Enric Clarasó, carboncillo, pastel y tinta pulverizada sobre papel, 58 x 24 cm, Museu Nacional d'Art de Catalunya Retrato de Josep Montserrat, carboncillo, pastel y tinta pulverizada sobre papel, 62 x 29 cm., Museu Nacional d'Art de Catalunya Retrato de Daniel Ortiz, carboncillo, pastel y tinta pulverizada sobre papel,  62 x 30,5 cm., Museu Nacional d'Art de Catalunya

Retrato de Josep Pascó, carboncillo, pastel y tinta pulverizada sobre papel, 62 x 30 cm., Museu Nacional d'Art de Catalunya Retrato de Dionís Puig, carboncillo, pastel y tinta pulverizada sobre papel, 62 x 30 cm., Museu Nacional d'Art de Catalunya Retrato de Torquat Tasso, carboncillo, pastel y tinta pulverizada sobre papel, 62 x 29 cm., Museu Nacional d'Art de Catalunya Retrato de Manuel Duran i Bas, Carboncillo y gouache sobre papel, 62,2 x 28,6 cm., Museu Nacional d'Art de Catalunya Retrato de Amadeu Vives, carboncillo, pastel y tinta pulverizada sobre papel, 63 x 30 cm., Museu Nacional d'Art de Catalunya Retrato de Lluís Labarta, carboncillo, pastel y tinta pulverizada sobre papel, 62 x 28,9 cm., Museu Nacional d'Art de Catalunya

A la hora de inventariar a los retratados, hay un hecho que llama la atención. El retratista solicita como modelos a cualquier enemigo personal, mientras fuera un personaje notorio. Escritores, políticos, pintores, juristas, periodistas, músicos, actores,... Toda la generación de final de siglo pasó por el estudio de Casas para quedar inmortalizado. Con esta forma de proceder, queda patente que Ramón Casas poseía conciencia de su tiempo. Era un hombre del presente, de su presente, trabajaba para legarle al futuro un inventario completo de los personajes del momento en el que le tocó vivir.

Prácticamente todos los personajes retratados eran de una especial relevancia, y esto supuso que a la hora de realizar el montaje de la exposición de los mismos en la Sala Parés, y para no herir la susceptibilidad de ninguno de ellos, Utrillo decidiera disponer los retratos por orden alfabético, según él mismo escribió, en el número 22 de la revista Pèl & Ploma [Nota 2] dedicada a esta muestra y en la que se incluía el listado con los nombres de los 132 retratados.

El conjunto de dibujos fueron realizados a carboncillo, la mayoría realzados con pastel, con un formato casi identico, unos 60 x 30 cm., y salvo excepciones, todos estan dibujados recortados sobre fondo neutro y sin ningún tipo de elemento que nos haga saber a qué se dedican. A pesar del planteamiento esquemático del cuerpo de los retratados el artista supo captar también los rasgos de la personalidad que se manifiestan en la postura general del cuerpo. [Nota 3]

Cabecera para la revista Pèl & Ploma, de Ramón Casas. Dibujo preparatorio para el cuadro Ramon Casas y Pere Romeu en un tándem, ca 1897, 21'5 x 31'6 cm.

La mentalidad de Casas, está, como su obra, a medio camino entre la modernidad y la tradición, mira hacia el futuro pero no rompe con el pasado. Fue un personaje muy peculiar, Claudia Ametlla cuenta que Ramon Casas se definía a si mismo de este modo: "se hacer una ensalada. En segundo lugar, conduzco bien un automóvil. Finalmente, hay quien dice que dibujo y pinto de una manera aceptable". Cuando, enfermo, ya no pudo hacer ninguna de estas tres cosas, no le dolió abandonar el mundo, pese a tener solamente sesenta y cinco años. Dijo a los suyos "No lloréis por mí. Tal vez haya vivido poco, pero he vivido muy bien, como nunca viviréis vosotros..." (Serra).

En 1899 y en 1900, por iniciativa de Utrillo, se organizaron exposiciones individuales, puesto que hasta entonces siempre habían sido compartidas con Rusiñol y Clarasó. Las dos exposiciones fueron aclamadas por el público y la crítica. El prestigio de Casas, que entonces contaba con treinta y cuatro años, estaba absolutamente consolidado y la burguesía barcelonesa, que no hacía tanto tiempo se había mostrado hostil ante la producción parisina del pintor, lo consideraba ahora el artista más representativo del Modernismo. Este reconocimiento fue acompañado siempre del éxito económico.

Los últimos años de su vida los pasó en Barcelona, su ciudad natal, en la calle Descartes nº 1, en el barrio de Sant Gervasi. Aquí se sumergió en la monotonía de una vida acomodada, evitando cualquier innovación en su trayectoria artística. Retomó algunos temas que había cultivado en épocas anteriores, pero se dedicó casi exclusivamente al retrato hasta el final. Murió el 26 de febrero de 1932, a los sesenta y seis años, siendo enterrado en el cementerio de Montjuïc.


Breve comentario del Reatrato de Isidre Nonell

Esta obra fue realizada por Ramón Casas entre 1897 y 1898. Por tanto cuando dibuja a Isidre Nonell no se mueve por un principio de provocación, Nonell simplemente era uno de los tantos personajes de la Barcelona de la época. Es el retrato de un pintor ignorado y rechazado. Nonell a pesar de ser un pintor casi “maldito” era un artista que merecía estar en la galería de personajes relevantes de la Cataluña de principios del siglo XX.

Isidre Nonell i Monturiol (Barcelona 1873-1911), era un personaje, que a pesar de formar parte de la clase burguesa catalana, ya que provenía de una familia acomodada dedicada a la manufactura de fideos y de pasta para sopa, se apartó de ella, criticándola en sus pinturas.

Se formó en diversas academias, entre ellas la de Luis Graner, 1889. Formó parte del grupo Els Quatre Gats. Hacia 1891 forma un pequeño grupo de paisajistas, cultivando este género en pequeño formato. En 1893 estudia en la Escuela de la Lonja de Barcelona y celebra su primera exposición.

Isidre Nonell i Monturiol, pintor (Barcelona 1873-1911), hacia 1897-99, carboncillo, mina conté y tinta pulverizada sobre papel, 64 x 30 cm. Isidre Nonell i Monturiol, pintor (Barcelona 1873-1911), hacia 1897-99, carboncillo, mina conté y tinta pulverizada sobre papel, 64 x 30 cm. Isidre Nonell i Monturiol, pintor (Barcelona 1873-1911), hacia 1897-99, carboncillo, mina conté y tinta pulverizada sobre papel, 64 x 30 cm. Isidre Nonell i Monturiol, pintor (Barcelona 1873-1911), hacia 1897-99, carboncillo, mina conté y tinta pulverizada sobre papel, 64 x 30 cm.

En el verano de 1896 viaja a Caldes de Boí, en el Pirineo, a pesar de la gran belleza del paisaje, lo que le impresionó profundamente fue el gran número de personas habitantes del valle que padecían cretinismo, enfermedad que provoca retraso mental y físico. Y, a su vuelta a Barcelona y posteriormente en París, realizó una serie amplia con escenas de este tema. Abandonó el paisaje, centrándose a partir de entonces en la figura humana, sobre todo de los más desfavorecidos y marginados de la sociedad, utilizando una paleta de colores muy oscura que da mayor realismo a los personajes que plasma en sus obras.

De 1906 a 1907, experimenta un nuevo giro, con el uso de tonos más claros y luminosos e incorpora figuras de raza blanca que poco a poco sustituirán a sus tristes gitanas.

Trabajó en el semanario Papitu de la primera época que dirigía Francesc Pujols, donde publica un total de 42 dibujos, algunos de los cuales firma con los pseudónimos bíblicos de Noé y Josué, dibujos que fueron muy aplaudidos.

Pero su arte se identificaba con los mendigos, los cretinos, los gitanos y con todo aquello que tuviese que ver con los bajos fondos, y esto para la mentalidad burguesa de la época, era imperdonable. En la Barcelona finisecular, la pintura sólo se concebía aplicada a los temas de historia y a los retratos mundanos.

No fue hasta enero de 1910, un año antes de su prematura muerte víctima de una fiebre tifoidea, que Nonell recibe el reconocimiento definitivo de la crítica y de una parte importante del público. Nonell celebra una importante exposición individual en las galerías del Faianç Catalá de Barcelona, una exposición retrospectiva en la cual se reunieron más de 130 óleos, ademas de dibujos, realizados a lo largo de casi una década.

El retrato que Casas lleva a cabo de Nonell, es simple y sencillo, muy alejado del academicismo laborioso, recordemos que él huía de todo eso, esa forma de trabajo no era para un hombre cuya retina lo captaba todo, y que tenía tanta facilidad para el dibujo. Esta forma de trabajar, nos lleva a la importancia de la mirada directa, herencia del impresionismo de su estancia en París, ciudad a la que debe también, los planos cromáticos amplios y homogéneos que conforman la vestimenta de Nonell, el dibujo casi sin volumen, muy plano, y la simplicidad de la línea. Todo ello recuerda a las estampas japonesas.

Casas se concentra especialmente en el rostro del personaje y mediante un silueteado grueso y seguro, sin esconder los arrepentimientos, traza la silueta sobre un fondo neutro. Una imagen sobria que conquista el espacio sin necesidad de referencias externas que remite un poco al sintetismo gráfico y moderno de los carteles e ilustraciones. Combina el grafismo ágil y cursivo delos contornos con un tratamiento pictoricista de modelado, en el que el carboncillo se complementa con tinta pulverizada y mina conté.l

El retrato de cuerpo entero de Nonell, pertenece a la primera serie de la galería iconográfica [Nota 4] que fue expuesta en 1899. Todas estas obras poseen un formato similar y el personaje representado, salvo en unos pocos casos, aparece de pie, recortado sobre un fondo neutro y sin ningún elemento alusivo a su identidad o a su profesión, excepto en los retratos del meteorólogo Dionís Puig.




Referencias

- COLL, Isabel (1984). Ramon Casas. Els retrats al carbó.Barcelona, D'Art.

- FAERNA GARCÍA-BERMEJO, José María (1996). Isidre Nonell. Los Impresionistas y su época. Barcelona. Ediciones Polígrafa.

- GELI, Carles (30 de julio de 2017). Dos (Rusiñol y Casas) ‘cabalgan’ juntos. Madrid. El País. Recuperado de: https://elpais.com/ccaa/2017/07/29/catalunya/1501357905_954784.html

- MENDOZA, Cristina (1995). Ramón Casas retratos al carbón. Barcelona. Editorial AUSA.

- MOLINA CAMPOS, Enrique (1997). Retratos de Ramon Casas. Barcelona. Ediciones Polígrafa.

- RÀFOLS, J.F.(1949). Modernismo y modernistas. Barcelona. Ediciones Destino.

- RODRÍGUEZ DÍAZ, Nuria (2012).LAS MUJERES Y UN PINTOR. La imagen de la femme fatale y la mujer española de principios de siglo XX. [TFM]. Madrid. Universidad Complutense. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Recuperado de:https://eprints.ucm.es/id/eprint/16831/1/TFM_NURIA_RODRIGUEZ.pdf

- Serra, Alberto. Ramón Casas Carbó. Palma de Mallorca. Centro de Documentación Publicitaria. Recuperado de: https://www.lahistoriadelapublicidad.com/protagonista-316/ramon-casas-carbo

- UTRILLO, Miguel: La obra de Casas, vol. I, Forma, Barcelona, 1904.

- VV.AA. (2001). Ramón Casas. El pintor del modernisme. Barcelona. MNAC/Fundación Cultural MAPFRE VIDA.



Nota 1: Cervecería al estilo de Le Chat Noir de París. Ubicada en los bajos de la Casa Martí, edificio del arquitecto Josep Puig i Cadafalch situado en el centro de Barcelona, en la calle Montsió. Se inauguró el mes de junio de 1897 y estuvo abierto durante seis años (se reconstruyó en 1978). Fndada por Romeu, Utrillo, Rusiñol y el mismo Casas, fue centro de reunión de los intelectuales y artistas modernistas y lugar donde se celebraron importantes actividades artísticas y culturales de vanguardia como exposiciones, conciertos, sesiones literarias, representaciones teatrales, etc. Allí Joan Maragall lee alguno de sus poemas, Isaac Albéniz y Enric Granados dan conciertos, actrices como Duse, Mariani y Réjanne cenaron en el establecimiento coincidiendo con actuaciones suyas en Barcelona, sin nombrar al importante número de artistas que asistían frecuentemente a sus tertulias y hacian en ciertas ocasiones exposiciones de sus obras. Huelga decir que Els Quatre Gats debió de ser para Casas una buena cantera para conocer a personajes idóneos para sus retratos.

Nota 2: Revista excelente, a la altura de las mejores publicaciones modernistas europeas del momento, tenía como único responsable a Miquel Utrillo y al propio Casas. El primero verdadero promotor de la empresa, era el autor de la parte escrita y Casas, de las ilustraciones, buena parte de cuyos originales integraban el contenido de la exposición. (Mendoza, 1995).
Fue una revista de arte y literatura publicada desde el 3 de junio de 1899 a diciembre de 1903. Inicialmente salía cada semana, pero a partir de junio de 1901 pasó a ser mensual, hasta llegar al número 100, que fue el último.

Nota 3: Testimonios contemporáneos afirman que de borrarles el rostro, a los personajes continuarían siendo instantáneamente identificados por todos aquellos que los conocieron. En las personas, tan reveladora es la cara como la ropa. La americana y los pantalones de cada cual tienen un caída única y personal.

Nota 4: Conjunto de obras que engrosaron la primera exposición individual de Ramón Casas, que en aquel momento tenía 32 años. Inaugurada, en los últimos días de octubre de 1899, en la Sala Pares -entonces la única galería de arte existente en la Ciudad. El solo hecho de que se celebrara una exposición individual de un artista vivo era ya un acontecimiento insólito en la Barcelona de entonces, ya que este tipo de eventos se solían celebrar a titulo póstumo.

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Ampliado y reeditado el 21/02/2021
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DATOS DE LOS AUTORES:

Susana Hermoso-Espinosa García (Málaga, España) es licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Málaga, y Master en Museología por la Universidad de Granada. Tiene una amplia experiencia profesional en diversas instituciones y empresas culturales. Directora de la Revista Científica de Estudios Histórico Artísticos SUMA. Es fundadora y directora del portal de Arte y Cultura Homines.com.


Marc Montijano Cañellas (Vic, Barcelona, España), artista visual y performer, es también un destacado investigador. Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Málaga, Experto en Organización y Gestión de Empresas Culturales, y Postgrado en Gestión Cultural por la Universitat Oberta de Catalunya. Tiene una amplia experiencia académica y profesional en diversas instituciones y empresas culturales. Sus principales líneas de investigación en la actualidad son: el arte de acción, con especial atención a los trabajos realizados en España y Latinoamérica; el estudio de los procesos creativos y el desarrollo del proyecto; y el papel de las nuevas tecnologías en la difusión y autonomía del arte actual.