Nacido el 4 de enero de 1866 en el
número 11 de la calle Nou de Sant Francesc, en pleno barrio del
Raval de Barcelona, Ramón Casas, tuvo una larga carrera profesional,
durante la cual cultivó con igual fortuna la pintura, el dibujo
y el cartel. Siempre conoció la holgura económica, pues
su padre, Ramón Casas i Gatell, un comerciante indiano, pues
había hecho fortuna en Cuba, donde permaneció veintiseis
años. Y su madre, Elisa Carbó i Ferrer, era hija de una
familia acomodada, propietarios de una fábrica de textiles en
Sant Benet de Bages.
Desde muy joven demostró una gran aptitud por el dibujo, y menor
interés por los estudios. Este hecho motivó que en 1877
su padre decidiera ingresarlo en la mejor academia barcelonesa de la
época, la de Joan Vicenç, donde Casas estudió durante
tres años. (Rodríguez, 2012)
Fue precoz, ya que en 1881, con sólo
quince años, fue co-fundador de la revista L'Avenç.
Ese mismo año viajaría para completar sus estudios
a París, donde el movimiento impresionista estaba en pleno apogeo.
Ese invierno asistió al taller del pintor Carolus Duran, considerado
el mejor retratista de la alta sociedad francesa, y más tarde
a la Academia Gervex donde Casas redescubriría, de la mano de
su nuevo profesor, la pintura española, y especialmente la de
Velázquez. Dos años después participó en
una exposición en el Salon des Champs Élysées
de París, con su Autorretrato vestido de flamenco, pieza
con la consiguió ser aceptado en el Salon Officiel de la
Societé d'artistes françaises.
La estancia en la capital francesa,
en la que llevó una vida bohemia, pero acomodada y sibarita,
se prolongó durante once años, aunque alternándolo
con largos períodos en Barcelona y algunos desplazamientos a
otras ciudades de España.
En la década de 1880, el artista abandona la paleta oscura y
pone de manifiesto sus excelentes dotes de colorista. Con todo, su producción
más numerosa durante estos años, y de hecho a lo largo
de toda su carrera, es la dedicada al retrato. Género en el que
destaca como el mejor retratista de la pintura catalana del cambio de
siglo.
En 1886 se recupera de una tuberculosis
en Barcelona y es cuando conoce a artistas de la talla de Santiago Rusiñol
(1861-1931) o Ignacio Zuloaga (1870-1945). La amistad con el primero
se consolida al separarse éste de su esposa en 1889, año
que aprovechan para viajar por Cataluña y realizar el libro
Por Cataluña (desde mi carro), con textos de Rusiñol
e ilustraciones de Casas. Esta misma experiencia se repitió en
otras ocasiones, como la crónica de un viaje en bicicleta bajo
el nombre De Vich a Barcelona:
En pleno verano de 1889, cuando
ahora suben al tren con dos bicicletas desde la capital catalana hasta
Vic y desde ahí regresan hasta Barcelona. Con los velocípedos
encabritarán un carro tirado por mulas en un episodio tragicómico
del que quedará como imagen el alargado Carro amb vuit
mules de tir, de Casas (septiembre de 1889), óleo sobre
madera de una caja de higos de Fraga, un carromato parecido al del
suceso. El impacto más profundo, especialmente para Rusiñol,
fue el encuentro por esos caminos de Osona y el Berguedà de
compañías de saltimbanquis, acróbatas, gente
deforme y bestias esqueléticas amaestradas, gentes míseras
que parecían una especie de Santa Compaña famélica.
El artista ya no se los sacaría de la cabeza, incluso iría
dejando jirones de su presencia en obras tan distintas como tardías
como el poema en prosa Els caminants de la terra (1897) y,
sobre todo, el drama lírico L’alegria que passa
(1898), con música de Enric Morera y un cartel promocional
del propio Rusiñol donde el clown que lo protagoniza está
en un paisaje que es el mismo de donde arrancó la primera excursión,
cerca de la fábrica familiar. Queda también rastro en
la aún más tardía novela cómica, no exenta
de sentimentalismo trágico, La ‘niña gorda’
(1917).
Ambos viajaron también a París
donde comparten vivienda con Miguel Utrillo (1862-1934), ingeniero,
periodista y experto en arte, y Ramón Canudas (1858-1892) pintor
y grabador, en el Moulin de la Galette. Rusiñol realizó
una serie de crónicas para el periódico La Vanguardia
con el título Desde el Molino que contaron con ilustraciones
de Casas.
En febrero de 1890 expondrán
en la Sala Parés de Barcelona sus retratos recíprocos
en la primera exposición conjunta junto al escultor Clarasó,
a la que seguirían muchas, once en concreto. Casas presentó
obras como Domestico domesticado o Calle de Granada.
La muestra supuso el descubrimiento, por parte de la sociedad barcelonesa
de los dos jóvenes pintores.
Casas rechaza el método de trabajo
de la Academia. Opinaba que era narcotizante y que podía llegar
a anular la personalidad del artista, pero esto no quería decir
que una formación tradicional fuese negativa, ya que hay una
gran diferencia entre intentar olvidar algo y no haberlo sabido nunca.
Casas posee una gran formación y eso se nota a pesar de que trabaje
de forma rápida y no realice un acabado meticuloso.
La representación abreviada
que explotaron los impresionistas, aunque no fueron los primeros en
descubrirla, le va muy bien a Casas por su forma de trabajar. Este método,
además, no le resta verosimilitud al retratado, se pude llegar
a afirmar que son más verídicos, más próximos
y cercanos para los que lo conocieron, que por ejemplo un retrato académico.
El académico no ve, capta los rasgos y los plasma materialmente
a través de unos principios que le han enseñado, puede
ser mucho más proporcionado, estar más centrado en el
lienzo y mejor acabado, pero Casas capta el alma de la persona, su psicología,
su actitud. El académico abunda en detalles innecesarios, la
mente ya suple la falta de acabado como nos demuestra este escrito de
finales del diecinueve, de William James:
Cuando escuchamos a una persona que habla
o leemos una página impresa, mucho de lo que creemos ver u
oír es suplido por nuestra memoria. Pasamos por alto erratas
de imprenta, imaginamos las letras correctas, aunque vemos las equivocadas;
y de lo poco que oímos en efecto cuando escuchamos el habla,
nos damos cuenta al asistir a un teatro extranjero, porque allí
lo que nos desconcierta, más que el hecho de que no entendamos
lo que dicen los actores, es que no logramos oír sus palabras.
El hecho es que no oímos más, bajo mismas condiciones,
en nuestra lengua, y solo nuestra mente, al estar más llena
de asociaciones verbales inglesas, suple el material requerido para
la comprensión, basándose en una insinuación
auditoria mucho más leve. (Geli, 2017)
Por eso en un retrato, el retratado
se siente más identificado si se capta su psicología que
si sus facciones o detalles infimos son perfectos. Es por ello que una
obra de cualquier famoso del museo de cera nos parece horriblemente
mala, los rasgos físicos están pero no se parece a la
persona de la que provienen, y sin embargo un dibujo como el que Casas
realiza de Joaquín Mir es Mir.
No todo fue modernidad e innovación,
es innegable que Casas hizo una pintura agradable y elegante, basándose
en el culto a la belleza y al refinamiento. Oller ya indicaba la importancia
que para el naturalismo tenía la "emoción".
Algo similar sucede con otros textos de Josep Yxart, en los que afirma
el ideal, el ennoblecimiento y la belleza. Esta característica
de su producción artística fue en gran parte, la culpable
de la enorme acogida que la critica dispensó a la primera exposición
monográfica de Casas en la Sala Parés. Tanto por parte
de los defensores del artista, como de los que habían sido sus
más conspicuos detractores.
Casas va más allá del
simple registro de los acontecimientos, no se limita a mirar. Penetra
bajo la apariencia de las cosas, para ofrecerlas en una imagen más
verdadera, más sincera y más profunda.
En 1894, se instala con su familia
en la parte alta del Paseo de Gracia, más concretamente en el
número 96. Realiza entonces la mayoría de pinturas dedicadas
a plasmar acontecimientos ciudadanos, como Garrote vil, Baile
de tarde o Embarque de tropas. Estas obras le dieron una
gran popularidad, porque aludían a hechos recientes y estaban
en la memoria de sus ciudadanos. Asimismo, entorno a este año,
pintó una serie de desnudos, temática novedosa en la producción
del artista, en la que la modelo suele aparecer echada en el suelo y
en complejos escorzos.
Pero su actividad y creatividad irían más allá
del campo de la pintura, destacando en diversas disciplinas como dibujante,
ilustrador y cartelista. En su vertiente más humana destaca junto
a Santiago Rusiñol y Miquel Utrillo como un animador de la vida
cultural catalana con voluntad de influir en su renovación. Además
practica diversos deportes y organiza suntuosas fiestas. (Rodríguez,
2012)
Por estas fechas trabaja en los 132
retratos que junto a 54 dibujos de otros temas, 27 pinturas y 10 pruebas
de artista , forman parte de la exposición de la Sala Parés
de 1899. Dibujados en Barcelona, la mayoría de ellos en el taller
del artista, aunque no hay ningún dato que permita saber con
exactitud cuando empezó a realizar esta serie de una manera sistemática,
es probable que el inicio de esta galería iconográfica
se sitúe hacia 1897, coincidiendo con la apertura de Els Quatre
Gats, [Nota
1] inaugurado
en junio de aquel mismo año.
Sobre este punto, Josep Maria Jordà
i Lafont, y Josep Francesc Ràfols, amigos y biógrafos
del artista, manifiestan opiniones diferentes. Según Rafols,
fue en 1897. En cambio, Jordà afirma que datan del mismo año
en que apareció Pèl & Ploma, es decir 1899.
Sin embargo la tesis de Jordà es la que tiene mayor veracidad.
Para ello nos remitimos a un artículo escrito por Daniel Ortiz,
que firmaba con el seudónimo Doys, del día 11 de julio
de 1898, en la sección diaria llamada "Chirigotas"
en el periódico La Publicidad, en la que comentaba en tono sarcástico
acontecimientos ciudadanos de diversa índole. En él escribió:
"el pintor Ramón Casas lleva entre manos una obra que ha
de llamar singularmente la atención el ida que la exponga al
público. La obra consiste en una colección de retratos
de personas conocidas, hechas al carbón, con una soltura, un
arte, y un savoir faire admirables. Ahora ya tendrá dibujados
un centenar todos muy bien hechos, pero algunos sobresalientes por todos
los conceptos...". La razón de que Doys dedicara un artículo
a estos retratos de Casas era que precisamente aquellos días
estaba siendo retratado por el artista.
Aunque, a juzgar por la rapidez con que los hacia, al parecer, Casas
hacia posar al retratado durante dos sesiones y a continuación,
ya en ausencia del modelo, realizaba numerosos retoques hasta que daba
por finalizado el retrato, no parece razonable, que hubiera empezado
a realizarlos antes de 1897.
A
la hora de inventariar a los retratados, hay un hecho que llama la atención.
El retratista solicita como modelos a cualquier enemigo personal, mientras
fuera un personaje notorio. Escritores, políticos, pintores,
juristas, periodistas, músicos, actores,... Toda la generación
de final de siglo pasó por el estudio de Casas para quedar inmortalizado.
Con esta forma de proceder, queda patente que Ramón Casas poseía
conciencia de su tiempo. Era un hombre del presente, de su presente,
trabajaba para legarle al futuro un inventario completo de los personajes
del momento en el que le tocó vivir.
Prácticamente todos los personajes retratados eran de una especial
relevancia, y esto supuso que a la hora de realizar el montaje de la
exposición de los mismos en la Sala Parés, y para
no herir la susceptibilidad de ninguno de ellos, Utrillo decidiera disponer
los retratos por orden alfabético, según él mismo
escribió, en el número 22 de la revista Pèl
& Ploma [Nota 2]
dedicada a esta muestra y en la que se incluía el listado con
los nombres de los 132 retratados.
El conjunto de dibujos fueron realizados
a carboncillo, la mayoría realzados con pastel, con un formato
casi identico, unos 60 x 30 cm., y salvo excepciones, todos estan dibujados
recortados sobre fondo neutro y sin ningún tipo de elemento que
nos haga saber a qué se dedican. A pesar del planteamiento esquemático
del cuerpo de los retratados el artista supo captar también los
rasgos de la personalidad que se manifiestan en la postura general del
cuerpo. [Nota 3]
La mentalidad de Casas, está,
como su obra, a medio camino entre la modernidad y la tradición,
mira hacia el futuro pero no rompe con el pasado. Fue un personaje muy
peculiar, Claudia Ametlla cuenta que Ramon Casas se definía a
si mismo de este modo: "se hacer una ensalada. En segundo lugar,
conduzco bien un automóvil. Finalmente, hay quien dice que dibujo
y pinto de una manera aceptable". Cuando, enfermo, ya no pudo hacer
ninguna de estas tres cosas, no le dolió abandonar el mundo,
pese a tener solamente sesenta y cinco años. Dijo a los suyos
"No lloréis por mí. Tal vez haya vivido poco, pero
he vivido muy bien, como nunca viviréis vosotros..." (Serra).
En 1899 y en 1900, por iniciativa de
Utrillo, se organizaron exposiciones individuales, puesto que hasta
entonces siempre habían sido compartidas con Rusiñol y
Clarasó. Las dos exposiciones fueron aclamadas por el público
y la crítica. El prestigio de Casas, que entonces contaba con
treinta y cuatro años, estaba absolutamente consolidado y la
burguesía barcelonesa, que no hacía tanto tiempo se había
mostrado hostil ante la producción parisina del pintor, lo consideraba
ahora el artista más representativo del Modernismo. Este reconocimiento
fue acompañado siempre del éxito económico.
Los últimos años
de su vida los pasó en Barcelona, su ciudad natal, en la calle
Descartes nº 1, en el barrio de Sant Gervasi. Aquí se sumergió
en la monotonía de una vida acomodada, evitando cualquier innovación
en su trayectoria artística. Retomó algunos temas que
había cultivado en épocas anteriores, pero se dedicó
casi exclusivamente al retrato hasta el final. Murió el 26 de
febrero de 1932, a los sesenta y seis años, siendo enterrado
en el cementerio de Montjuïc.
Breve comentario del Reatrato de Isidre Nonell
Esta obra fue realizada por
Ramón Casas entre 1897 y 1898. Por tanto cuando dibuja a Isidre
Nonell no se mueve por un principio de provocación, Nonell simplemente
era uno de los tantos personajes de la Barcelona de la época.
Es el retrato de un pintor ignorado y rechazado. Nonell a pesar de ser
un pintor casi “maldito” era un artista que merecía
estar en la galería de personajes relevantes de la Cataluña
de principios del siglo XX.
Isidre Nonell i Monturiol (Barcelona 1873-1911), era un personaje, que
a pesar de formar parte de la clase burguesa catalana, ya que provenía
de una familia acomodada dedicada a la manufactura de fideos y de pasta
para sopa, se apartó de ella, criticándola en sus pinturas.
Se formó en diversas academias, entre ellas la de Luis Graner,
1889. Formó parte del grupo Els Quatre Gats. Hacia 1891
forma un pequeño grupo de paisajistas, cultivando este género
en pequeño formato. En 1893 estudia en la Escuela de la Lonja
de Barcelona y celebra su primera exposición.
En el verano de 1896 viaja a Caldes
de Boí, en el Pirineo, a pesar de la gran belleza del paisaje,
lo que le impresionó profundamente fue el gran número
de personas habitantes del valle que padecían cretinismo, enfermedad
que provoca retraso mental y físico. Y, a su vuelta a Barcelona
y posteriormente en París, realizó una serie amplia con
escenas de este tema. Abandonó el paisaje, centrándose
a partir de entonces en la figura humana, sobre todo de los más
desfavorecidos y marginados de la sociedad, utilizando una paleta de
colores muy oscura que da mayor realismo a los personajes que plasma
en sus obras.
De 1906 a 1907, experimenta un nuevo giro, con el uso de tonos más
claros y luminosos e incorpora figuras de raza blanca que poco a poco
sustituirán a sus tristes gitanas.
Trabajó en el semanario Papitu de la primera época
que dirigía Francesc Pujols, donde publica un total de 42 dibujos,
algunos de los cuales firma con los pseudónimos bíblicos
de Noé y Josué, dibujos que fueron muy aplaudidos.
Pero su arte se identificaba con los mendigos, los cretinos, los gitanos
y con todo aquello que tuviese que ver con los bajos fondos, y esto
para la mentalidad burguesa de la época, era imperdonable. En
la Barcelona finisecular, la pintura sólo se concebía
aplicada a los temas de historia y a los retratos mundanos.
No fue hasta enero de 1910, un año antes de su prematura muerte
víctima de una fiebre tifoidea, que Nonell recibe el reconocimiento
definitivo de la crítica y de una parte importante del público.
Nonell celebra una importante exposición individual en las galerías
del Faianç Catalá de Barcelona, una exposición
retrospectiva en la cual se reunieron más de 130 óleos,
ademas de dibujos, realizados a lo largo de casi una década.
El retrato que Casas lleva a cabo de Nonell, es simple y sencillo, muy
alejado del academicismo laborioso, recordemos que él huía
de todo eso, esa forma de trabajo no era para un hombre cuya retina
lo captaba todo, y que tenía tanta facilidad para el dibujo.
Esta forma de trabajar, nos lleva a la importancia de la mirada directa,
herencia del impresionismo de su estancia en París, ciudad a
la que debe también, los planos cromáticos amplios y homogéneos
que conforman la vestimenta de Nonell, el dibujo casi sin volumen, muy
plano, y la simplicidad de la línea. Todo ello recuerda a las
estampas japonesas.
Casas se concentra especialmente en
el rostro del personaje y mediante un silueteado grueso y seguro, sin
esconder los arrepentimientos, traza la silueta sobre un fondo neutro.
Una imagen sobria que conquista el espacio sin necesidad de referencias
externas que remite un poco al sintetismo gráfico y moderno de
los carteles e ilustraciones. Combina el grafismo ágil y cursivo
delos contornos con un tratamiento pictoricista de modelado, en el que
el carboncillo se complementa con tinta pulverizada y mina conté.l
El retrato de cuerpo entero de Nonell, pertenece a la primera serie
de la galería iconográfica [Nota
4] que fue expuesta en 1899. Todas estas
obras poseen un formato similar y el personaje representado, salvo en
unos pocos casos, aparece de pie, recortado sobre un fondo neutro y
sin ningún elemento alusivo a su identidad o a su profesión,
excepto en los retratos del meteorólogo Dionís Puig.
Referencias
- COLL, Isabel (1984). Ramon Casas.
Els retrats al carbó.Barcelona, D'Art.
- FAERNA GARCÍA-BERMEJO, José María (1996). Isidre
Nonell. Los Impresionistas y su época. Barcelona. Ediciones Polígrafa.
- GELI, Carles (30 de julio de 2017). Dos (Rusiñol y Casas) ‘cabalgan’
juntos. Madrid. El País. Recuperado de: https://elpais.com/ccaa/2017/07/29/catalunya/1501357905_954784.html
- MENDOZA, Cristina (1995). Ramón
Casas retratos al carbón. Barcelona. Editorial AUSA.
- MOLINA CAMPOS, Enrique (1997). Retratos
de Ramon Casas. Barcelona. Ediciones Polígrafa.
- RÀFOLS, J.F.(1949). Modernismo y modernistas. Barcelona. Ediciones
Destino.
- RODRÍGUEZ DÍAZ, Nuria (2012).LAS MUJERES Y UN PINTOR.
La imagen de la femme fatale y la mujer española de principios
de siglo XX. [TFM]. Madrid. Universidad Complutense. Facultad de Ciencias
Económicas y Empresariales. Recuperado de:https://eprints.ucm.es/id/eprint/16831/1/TFM_NURIA_RODRIGUEZ.pdf
- Serra, Alberto. Ramón Casas Carbó. Palma de Mallorca.
Centro de Documentación Publicitaria. Recuperado de: https://www.lahistoriadelapublicidad.com/protagonista-316/ramon-casas-carbo
- UTRILLO, Miguel: La obra de Casas, vol. I, Forma, Barcelona,
1904.
- VV.AA. (2001). Ramón Casas. El pintor del modernisme. Barcelona.
MNAC/Fundación Cultural MAPFRE VIDA.
Nota 1: Cervecería
al estilo de Le Chat Noir de París. Ubicada en los bajos
de la Casa Martí, edificio del arquitecto Josep Puig i Cadafalch
situado en el centro de Barcelona, en la calle Montsió. Se inauguró
el mes de junio de 1897 y estuvo abierto durante seis años (se
reconstruyó en 1978). Fndada por Romeu, Utrillo, Rusiñol
y el mismo Casas, fue centro de reunión de los intelectuales
y artistas modernistas y lugar donde se celebraron importantes actividades
artísticas y culturales de vanguardia como exposiciones, conciertos,
sesiones literarias, representaciones teatrales, etc. Allí Joan
Maragall lee alguno de sus poemas, Isaac Albéniz y Enric Granados
dan conciertos, actrices como Duse, Mariani y Réjanne cenaron
en el establecimiento coincidiendo con actuaciones suyas en Barcelona,
sin nombrar al importante número de artistas que asistían
frecuentemente a sus tertulias y hacian en ciertas ocasiones exposiciones
de sus obras. Huelga decir que Els Quatre Gats debió
de ser para Casas una buena cantera para conocer a personajes idóneos
para sus retratos.
Nota
2: Revista excelente, a la altura de las mejores publicaciones
modernistas europeas del momento, tenía como único responsable
a Miquel Utrillo y al propio Casas. El primero verdadero promotor de
la empresa, era el autor de la parte escrita y Casas, de las ilustraciones,
buena parte de cuyos originales integraban el contenido de la exposición.
(Mendoza, 1995).
Fue una revista de arte y literatura publicada desde el 3 de junio de
1899 a diciembre de 1903. Inicialmente salía cada semana, pero
a partir de junio de 1901 pasó a ser mensual, hasta llegar al
número 100, que fue el último.
Nota
3: Testimonios contemporáneos afirman que de borrarles
el rostro, a los personajes continuarían siendo instantáneamente
identificados por todos aquellos que los conocieron. En las personas,
tan reveladora es la cara como la ropa. La americana y los pantalones
de cada cual tienen un caída única y personal.
Nota
4: Conjunto de obras que engrosaron la primera exposición
individual de Ramón Casas, que en aquel momento tenía
32 años. Inaugurada, en los últimos días de octubre
de 1899, en la Sala Pares -entonces la única galería de
arte existente en la Ciudad. El solo hecho de que se celebrara una exposición
individual de un artista vivo era ya un acontecimiento insólito
en la Barcelona de entonces, ya que este tipo de eventos se solían
celebrar a titulo póstumo.
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Ampliado y reeditado el 21/02/2021
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DATOS
DE LOS AUTORES:
Susana Hermoso-Espinosa García (Málaga,
España) es licenciada en Historia del Arte por la Universidad
de Málaga, y Master en Museología por la Universidad de
Granada. Tiene una amplia experiencia profesional en diversas instituciones
y empresas culturales. Directora de la Revista Científica de
Estudios Histórico Artísticos SUMA. Es fundadora y directora
del portal de Arte y Cultura Homines.com.
Marc
Montijano Cañellas (Vic, Barcelona, España), artista visual
y performer, es también un destacado investigador. Doctor en
Historia del Arte por la Universidad de Málaga, Experto en Organización
y Gestión de Empresas Culturales, y Postgrado en Gestión
Cultural por la Universitat Oberta de Catalunya. Tiene una amplia experiencia
académica y profesional en diversas instituciones y empresas
culturales. Sus principales líneas de investigación en
la actualidad son: el arte de acción, con especial atención
a los trabajos realizados en España y Latinoamérica; el
estudio de los procesos creativos y el desarrollo del proyecto; y el
papel de las nuevas tecnologías en la difusión y autonomía
del arte actual.