Peter Paul Rubens, nació en
una familia originaria de Amberes, donde su padre, Jan Rubens había
alcanzado la posición de magistrado municipal, tras haber estudiado
leyes en las universidades de Lovaina, Padua y Roma. Sin embargo, los
graves acontecimientos políticos y religiosos que vivían
los Países Bajos en la década de 1560 llevaron al joven
Jan al exilio en 1568, debido a las sospechas de calvinismo que recaían
sobre él. La familia Rubens, Jan se había casado con Maria
Pypelinx y ya habían nacido varios hijos, se trasladó
a la ciudad de Colonia donde Jan entró al servicio de Ana de
Sajonia, la esposa de Guillermo de Orange. La relación entre
Jan y Ana de Sajonia, se fue haciendo muy estrecha, hasta acabar siendo
amantes. Estos fueron sorprendidos por Guillermo el Taciturno. El adulterio
estaba castigado con la pena de muerte, pero la actuación de
doña Maria Pypelinx en esta ocasión fue determinante,
consiguiendo que la pena capital fuera conmutada por la cárcel,
el pago de una considerable fianza y el exilio. Jan abandonó
la prisión y se instaló con los suyos en Siegen, cerca
de Colonia, donde nacería Peter Paul el 28 de junio de 1577.
Así comienza la vida del pintor,
dibujante, grabador y diplomático flamenco, uno de los grandes
maestros de la pintura barroca europea, del que fueron discípulos
grandes genios como Diego de Velázquez. Fue apartir del estudio
de los maestros del "Cinquecento" que el pintor flamenco logró
dar un cambio definitivo a la pintura, creando composiciones dinámicas
de intensa expresividad y de un manifiesto carácter hedonista,
como lo demuestran sus voluptuosos desnudos.
Su vida ha sido una de las más
investigadas, por lo que se tiene la suficiente documentación
como para conocer al detalle su biografía. Su padre era senador
en la ciudad de Amberes, pero por problemas confesionales debió
trasladarse junto a su familia a la ciudad de Colonia, Alemania. A su
muerte su viuda regresó con sus tres hijos a la ciudad belga.
Allí, Rubens comenzó su primer aprendizaje artístico,
con Tobias Veraecht, pintor de paisajes con el que apenas estuvo tiempo.
La elección de Veraecht como profesor es bastante sorprendente,
la razón debemos buscarla en cuestiones financieras o familiares
ya que era un pariente lejano de María Pypelinx.
Una vez abandonado el taller de Veraecht, donde permaneció apenas
un año, se trasladó al taller de Adam van Noort, donde
tampoco permanecería mucho tiempo, por lo que se trasladó
al de Otto van Veen, uno de los mejores maestros activos en ese momento
en Amberes, pintor educado en los ideales clásicos de la pintura,
que había vivido varios años en Roma, y que trabajaba
como pintor de corte en Bruselas para los gobernadores de los Países
Bajos españoles. Rubens trabajó con él a partir
de 1594 o 1595 y fue el que más influyó en su estilo juvenil,
además de Holbein y Durero, cuyos grabados copiaba desde temprana
edad.
En 1598, con 21 años, Rubens finaliza su periodo de aprendizaje
y supera el correspondiente examen de maestro ante la Guilda de San
Lucas de Amberes, corporación en la que se integraría
como pintor independiente. Se conocen muy pocos cuadros de Rubens desde
el momento en que se convirtió en maestro independiente hasta
su viaje a Italia en 1600.
Partió de Amberes el 9 de mayo de 1600, y al poco tiempo entró
al servicio de Vincenzo I Gonzaga, duque de Mantua, como pintor
de corte. Su posición en Mantua le permitió vivir de su
profesión y además acceder a las colecciones aristocráticas
de distintos lugares de Italia. Rubens dedicó sus ocho años
de estancia en la península italiana a estudiar el arte del pasado,
especialmente la estatuaria griega y romana y también los grandes
maestros del renacimiento, como Rafael y Miguel Ángel.
En Roma tiene la primer oportunidad
pública de demostrar sus dotes como pintor, ya que se le encarga
la decoración de una capilla de la iglesia de Santa Croce in
Gerusalemme, iglesia de la que había sido cardenal titular el
archiduque Alberto de Austria, en estos momentos gobernador de los Países
Bajos. El éxito obtenido por Rubens con estas pinturas será
grande ya que, aunque flamenco, se le considera italiano por estilo.
En 1602 está trabajando en Mantua donde recibe una importante
misión, el de pintar unos cuadros para el altar de la iglesia
de Santa María en Vallicella, un encargo que consiguió
por encima de otros candidatos de la ciudad y que le confirmó
como uno de los principales pintores de Roma en ese momento. Tiene que
realizar un viaje a España para entregar al rey Felipe III y
su valido, el duque de Lerma, varios presentes, entre ellos un buen
número de copias de los grandes artistas del Renacimiento, Tiziano
y Rafael entre otros. El duque de Mantua deseaba con estos presentes
conseguir el cargo de almirante de la flota española. Al llegar
a Valladolid, Peter Paul realizará el impresionante Retrato
ecuestre del duque de Lerma, con el que conseguirá gran
fama entre los cortesanos españoles, especialmente el marqués
de Siete Iglesias, don Rodrigo Calderón, la mano derecha de Lerma.
Estos éxitos hicieron que se le ofreciera quedarse en la corte
española pero no fue así. Tras un nuevo periodo en Mantua,
vuelve a finales de 1605 a Roma donde realiza un importante encargo
para la iglesia de San Felipe Neri.
Además de pintar, se dedicó
al estudio de los maestros italianos que tanto admiraba, sobre todo
Tiziano. A su regreso fue nombrado representante diplomático
y pintor oficial de los administradores del reino en Amberes. El 3 de
octubre de 1609, Rubens contraía matrimonio con Isabella Brandt,
la hija de un alto funcionario municipal llamado Jan Brandt. La novia
era catorce años más joven que el pintor pero esto no
fue inconveniente para que establecieran una relación perfecta,
naciendo de este matrimonio tres hijos: Clara Serena, Albert y Nicolas.
De esa época son sus ilustraciones para los nuevos misales ("Misale
Romanum") y los altares y las escenas de caza para Maximiliano
de Baviera, hoy día en la pinacoteca de Munich. Otras obras destacadísimas
de su producción en esta época son La Adoración
de los magos (Museo del Prado) o el Descendimiento de la cruz
(Iglesia de Amberes).
El enorme éxito que llega a disfrutar en Amberes lo demuestra
también el encargo que recibe en 1620 para decorar la iglesia
de los jesuitas de Amberes con treinta y nueve lienzos que se colocarían
en los techos de las naves laterales (destruidos en 1718). Parte del
éxito del pintor en estos años se debe al patrocinio que
recibe de los archiduques. En 1621 muere el archiduque Alberto y Rubens
estrecha su vínculo con la infanta viuda Isabel Clara Eugenia.
El primer trabajo importante para
una corte extranjera llegará de París, concretamente de
la reina madre doña María de Medicis. Es posible que la
mediación de la infanta influyese en este encargo que recibió
en 1621 para decorar el Palacio de Luxemburgo en París, residencia
de la reina madre de Francia. Se trata de dos ciclos de pinturas, uno
de ellos dedicados a exaltar la memoria del difunto rey Enrique IV,
que no se llegó a realizar, quedando sólo bocetos y esbozos;
y el otro ciclo dedicado a glorificar el reinado de María de
Medicis, ciclo que se concluiría en el plazo fijado. Siendo entregados
con motivo de la boda por poderes entre Carlos I de Inglaterra y la
princesa Enriqueta María de Borbón, en 1625.
Para hacer frente a la cantidad de trabajo que le encargaban, contrató
numerosos colaboradores, entre ellos, al joven Van Dyck y al paisajista
Wildens. A la muerte de su esposa, en 1626, su atelier se encontraba
en febril actividad.
Desde España llegó un contrato para los tapices del Convento
de las Descalzas Reales de Madrid y desde Francia, el ciclo de pinturas
de Enrique IV. Mientras tanto, Rubens también viajaba frecuentemente
a Inglaterra y España debido a su puesto como representante diplomático
de la corte. Rubens fue uno de los responsables del tratado de paz entre
España y los Paises Bajos en los años 1629 y 30.
En 1628 el rey Felipe IV llamó al pintor a Madrid para recibir
información sobre el estado de las negociaciones. Con este motivo
el pintor se trasladó a la capital española en agosto
de 1628, y permaneciendo hasta abril de 1629. Rubens realizó
en torno a cuarenta cuadros durante su estancia, algunos por encargo
del rey, otros para la infanta Isabel Clara Eugenia y otros para sí
mismo, como las numerosas copias que hizo de los cuadros de Tiziano
que pertenecían a la colección real.
S e trasladó a Londres (1629-1630) y más tarde a La Haya
(1631), para continuar las negociaciones a favor de la paz. En Londres
recibió el encargo de decorar el Banqueting House, un gran salón
que formaba parte del complejo palacial de Whitehall, y para el rey
Carlos I realizó también una de sus alegorías políticas
más conocidas, Alegoría de la Paz
A su vuelta a Amberes contrajo de nuevo
matrimonio con Hélène Fourment, de dieciséis años,
hija de un próspero comerciante de sedas y tapices con el que
Rubens tenía una estrecha amistad. Este matrimonio con la joven
Hélène supondrá una revulsivo para el maduro pintor,
insuflándole ganas de vivir. Del matrimonio nacerán cinco
hijos: Clara Johanna, Frans, Isabella Hélène, Peter Paul
y Constancia Albertina, esta última nacida póstumamente.
Hélène se convertirá desde ese momento en la principal
modelo para el pintor, tanto para las santas como para las Venus. La
felicidad conyugal que vive el artista se expresa en cuadros como el
Jardín del amor del Museo del Prado o los numerosos
retratos protagonizados por su esposa, algunos de ellos acompañada
de sus hijos.
Sus últimos trabajos
para las monarquías europeas estarán relacionados con
la Península Ibérica y las Islas Británicas e Inglaterra.
Para Felipe IV de España realiza una de sus decoraciones más
importantes: la serie para la Torre de la Parada, pabellón de
caza situado en el El Pardo, en las cercanías de Madrid. Se le
encargaron unos 120 lienzos, de los que 63 tenían como temática
la mitología mientras que los demás eran asuntos de cacería,
que fueron derivados por Rubens a sus "pintores del taller":
Paul de Vos y Peter Snayers.
Murió en su casa de Amberes
el 30 de mayo de 1640, a punto de cumplir los 63 años, dejando
numerosas obras sin acabar como el lienzo de Andrómeda y
Perseo que conserva el Museo del Prado, y otras ya listas como
Las tres Gracias.
Sus composiciones son la sabia combinación del arte flamenco
con el italiano; en ellas es tan importante el color como el modelado
naturalista de los cuerpos. Sin embargo, el pintor no busca una belleza
armoniosa y tranquila. Los parámetros estéticos de Rubens
son la opulencia y el brillo, el volumen como expresión máxima
de la sensualidad. Los temas, fueran religiosos, políticos o
alegóricos, eran tratados con el mismo entusiasmo.
__________________________
Ampliado y reeditado
el 14/01/2021
__________________________
DATOS
DE LA AUTORA:
Remedios García Rodríguez, Profesora
de Educación, Licenciada por la Universidad Complutense de Madrid
(1968), Licenciada en Psicología por la Universidad Pontificia
de Salamanca (1969), Master en Psicología por la UNED de Madrid
(2000). Inspectora de Educación en las Autonomías de Euskadi
y Andalucía desde 1980. Redactora de Homines.com.