La omnipresencia de la imagen en la
cultura, la estetización de la experiencia, y el dominio de lo
visible propicia abordar la imagen en la actualidad como una entidad
viva. El tema de la vida de las imágenes, tanto como la muerte
de las imágenes, la guerra de las imágenes o la reflexión
sobre lo que quieren las imágenes sustentan páginas y
páginas del pensamiento y los textos mas actuales. La imagen
se ha transformado desde una existencia analógica, material y
original hacia la pulsión vital electrónica, digital,
mutable; un fenómeno incesante en el que la imagen pasa a ser
una manifestación secundaria, y donde el valor de la circulación
del sentido, el código, prevalece sobre la propia realidad de
la representación.
La representación y reproducción digital impulsadas por
los desarrollos tecnológicos y los cambios socioeconómicos
han modificado profundamente la percepción del hombre. La imagen
se instaura como detonador de sentido que fluye en el imaginario captando
la totalidad de la experiencia. La imagen forja las sensaciones del
espectador cuando extrae los códigos invisibles más allá
de su medio de presentación.
La esencia de la imagen es la vitalidad;
parece adquirir un poder propio, una fuerza que nace de la circulación,
la distribución. La realidad es imagen y se percibe la realidad
desde la imagen. Como expresa J. Jaques Wunenburger, la esfera de las
imágenes constituye una realidad propia y articula un mundo autónomo
que tiene sus propiedades, sus condiciones de existencia, sus leyes
de transformación, sus efectos específicos. Las imágenes
conforman conjuntos vivientes que estructurados interactúan y
demandan atención creando el imaginario vertido en el flujo de
la conciencia, en la materialización plástica o forjando
el entorno mediático.
La imagen, ésa que era promovida desde la dimensión del
arte se ha disuelto en los nuevos medios y disciplinas. El arte ya no
detenta el monopolio de la representación. El diseño,
la publicidad y los medios de comunicación acaparan la producción
icónica en la sociedad. El dominio digital y la expansión
de la red de internet marcan el desarrollo de estas disciplinas que
nutren el imaginario. Las tradicionales disciplinas artísticas
de creación de la imagen desde la pintura a la escultura se ven
profundamente afectadas por las nuevas tecnologías produciéndose
su intersección con las herramientas digitales.
Propiamente, lo digital ha deparado la aparición de nuevos lenguajes
expresivos arraigados en la razón digital de producción:
arte multimedia, ambientes multimodales, net art, juegos interactivos,
video y sonido.
Las máquinas, esos artefactos que facilitan la realización
de las tareas humanas han definido por siglos la relación del
hombre con su mundo. En esta era digital, las máquinas adoptan
un mayor protagonismo enlazándose crecientemente con lo digital.
La esfera de la imagen se involucra plenamente con el fenómeno
de las máquinas como creadoras ¿autónomas? de la
realización visual. Y es entonces cuando emergen preguntas por
la entraña, el alma, en los artefactos que plantean obras aceptadas
como arte ¿Es el software el alma de la máquina?.
Una destacada exposición que
se realizó en Madrid que concluía el 13 de octubre de
2008, 'Máquinas & Almas. Arte digital y nuevos medios', en
el Centro de Arte Reina Sofía, se desplazaba por las principales
estrategias y direcciones conceptuales que configuran el territorio
de los nuevos medios. La expresión artística revolucionaria
precedió a menudo las ecuaciones físicas visionarias;
el arte precedió, en cierto modo, a la ciencia como Leonard Shlain
sostiene: 'Los artistas han tenido misteriosos modos de incorporar
en sus trabajos características de una descripción física
del mundo que la ciencia más tarde descubrió'. Hoy,
sin embargo, el arte y la ciencia discurren por caminos paralelos.
Las tecnologías de la información y la comunicación
han florecido con nuevos medios de los que el arte ha hecho uso manteniéndose
fuera de la institución arte. La esencia de estos la aleja de
los componentes de lo escaso-original y desborda los límites
del mercado objetual. Ha estado más identificada a la economía
de producción de servicios sustentada sobre actividades presenciales,
y dinámicas productivas. En estos años se incrementa la
atención a la historia de estos nuevos medios en los que el arte
se funde con la tecnología. Las obras en la exposición
'Máquinas y almas' empleaban la tecnología digital como
instrumento en formas variadas: como soporte, como elemento desarrollador,
como medio de investigación o como trampolín a sensibilidades
nuevas.
Varias de las obras escultóricas
compartían rasgos con sus precedentes analógicos. Las
esculturas de Paul Friedlander materializan lo inasible; la interacción
de la luz sobre movimientos de trompo variables de cintas crea esculturas
vibrantes, lumínicas y cautivadoras. David Hanson mostraba un
robot antropomórfico cuyas expresiones faciales cambian y simulan
emociones al ir interpretando una canción con la voz de David
Byrne (cantante de Talking Heads). Y como instalaciones, el colectivo
Amorphic Robot Works con Chico Macmurtrie creó figuras desde
esqueletos de tela hinchables y extremadamente elásticos que
carecían de forma hasta que se llenaban de aire. Sin precedentes
fueron las esculturas líquidas de Shachiko Kodama realizadas
con las propiedades magnéticas de ferrofluidos que respondían
a la intensidad y variación del campo electromagnético
creado por un programa; el efecto era sorprendente.
La pintura aparece, también, imbuida en los trazos del pasado
pero inserta con plenitud en el discurso digital. John Maeda sobre siete
pantallas ofreció una evocación de imágenes de
pintura de paisaje por medio de siluetas abstractas y dibujos que evolucionaban
en constante movimiento y expansión. Vuk Cosic, pionero en el
'Net art', utilizó imágenes destacadas en la historia
de la pintura que eran proyectadas sobre lienzos en caballetes modificando
la iluminación con el software con el que el FBI supervisa el
tráfico de datos en Internet.
La fotografía se adentraba en nuevas coordenadas espacio-temporales
con los trabajos de Daniel Canogar con su sistema de multiproyección;
evocando los inicios del cinematógrafo con la proyección
lumínica, sustituyó las linternas del pasado por cables
de fibra óptica actualizando la noción del fantasma tecnológico
inserto en el espacio arquitectónico y de espectáculo.
De otro modo, el espectáculo de Harun Farocki rodeó al
visitante con 12 visiones diferentes mostrando perspectivas digitalizadas
de la final del mundial de futbol 2006.
Como afirma
Lev Manovich, la visualización de datos dinámicos es una
de las formas culturales realmente nuevas que las computadoras han hecho
posible. Una instalación convocaba la contemplación de
los datos de Internet alimentando la obra de Ben Rubín y Mark
Hansen que convergían en 200 pantallas que desplegaban conversaciones
de chat en la red mostrándose como conjugaciones textuales transcritas
en voz sintetizada. Otro uso de los datos de la red fue la obra de Antoni
Muntadas explorando cómo la terminología militar tiene
una relación directa en los vocabularios de la economía,
la cultura y la tecnología: la información recogida desde
las páginas web de una amplia gama de instituciones se proyectó
sobre una instalación mural visualizándose las relaciones
en la esfera social actual. Otros medios de interacción que la
red proporciona es la creación de comunidades digitales como
la que organizó Antoni Abad con la publicación inmediata
de lo captado por individuos con la cámara de teléfonos
celulares.
La interacción del visitante completaba o realizaba la obra en
otras instalaciones como en la obra de Rafael Lozano-Hemmer donde varios
micrófonos que también actuaban como bocinas devolvían
la voz del anterior visitante. Las piezas de Daniel Rozin tenian la
capacidad de cambiar y responder a la presencia de un espectador como
espejos interactivos a través de motores, cámara de video
y computadora; la multiplicidad fragmentada de sus superficies se regulaba
ante la imagen que percibía delante de ella. Otra interacción
notable se ofrecía con la máquina digital para pintar
de Evru (Zush) que impulsaba el 'arte para curarte' buscando la autocuración
creativa por medio de la realización de imágenes digitales
con un programa emulador de otros convencionales de diseño. La
interacción también se llevaba a cabo dentro del mundo
virtual creado por la animación de Pierre Huyghe donde el personaje
caminaba en un paisaje dibujado con curvas gráficas formadas
y producidas por su propia voz, la de Neil Armstrong, quien fue el primer
hombre en la Luna.
La ingeniería
era empleada con profusión. El proyecto de Angel Borrego &
Natalie Jermijenko era un dispositivo diseñado para aislar las
emisiones contaminantes de los edificios; una instalación de
agricultura urbana que reutilizaba los flujos residuales de los edificios.
En un punto intermedio entre la ingeniería, el diseño
sostenible y la escultura cinética Theo Jansen presentó
'Bestias de playa', inmensas criaturas robóticas de estructura
orgánica. Surgían desde un diseño virtual de algoritmos
y que, construidos con tubos de plástico, se desplazaban como
seres vivos: se movían autónomamente gracias a la fuerza
del viento y a la arena mojada.
La existencia de la imagen palpa con estas obras la fuerza vital que
anima su alma. La muestra, aunque no resultó novedosa, facilitó
el contacto con recientes aportaciones en el campo de los nuevos medios
y dispositivos. Se perfila claramente el intento de absorber museológicamente
las prácticas visuales alternativas basadas en la tecnología
digital, la estética relacional y el arte. Aquello producido
como resistencia al mercado, alentado por utopías sin redención,
es acaparado por el sistema de legitimación institucional.
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Para
saber más
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DATOS
DEL AUTOR:
Ramón Almela (Lorca, Murcia, España,
1958). Doctorado en Artes Visuales por la Universidad Complutense de
Madrid. Tesis doctoral: ‘La Pictotridimensión. Proceso
Artístico Diferenciado’. Constatación en Nueva
York, 1989-90. Revalidado como ‘Ph.D. in Art’ por ‘World
Education Services’. Licenciado en Pintura, Facultad de Bellas
Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Revalidado como ‘Bachelor´s
and Master´s Degree in Fine Arts and Art Education’
en 1992 por ‘World Education Services’. Título de
Profesor de Dibujo por la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando,
Madrid.