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El arte ruso de la Revolución en la Royal Academy of Arts
Redacción Homines.com
10/02/2017


Se cumplen 100 años de la Revolución Rusa, un acontecimiento crucial del siglo XX. Este hecho da pie a la Royal Academy of Arts de Londres para realizar la muestra “Revolución: arte ruso entre 1917 y 1932” una mega exposición que abre al público el próximo sábado.

La componen más de 200 obras, con las que se quiere recrear la exposición llevada a cabo en 1932 por Nikolai Punin en el Museo Estatal de Leningrado. En aquella ocasión, al igual que ahora, se hacía un repaso por los 15 años de eclosión artística de ese país. Fue una muestra colosal: 2.640 obras en 33 salas. Resultó también el canto del cisne, la última vez que la vanguardia más moderna convivió en público con el arte oficial recomendado.

 

Artistas de renombre como Kandinsky, Malevich, Chagall y Rodchenko se encontraban entre los que vivieron los fatídicos acontecimientos de 1917, que pusieron fin a siglos de dominio zarista y sacudieron a la sociedad rusa hasta sus cimientos.

En medio del tumulto, las artes prosperaron, se creó un arte transgresor y moderno, pero el optimismo duró poco, a finales de 1932, la supresión brutal de Stalin había corrido la cortina contra la libertad creativa. Muchas de las obras que hasta entonces habían simbolizado el espíritu de la revolución fueron proscritas. El auténtico arte fue enterrado en los sótanos de los museos y en la trastienda de los coleccionistas. Las purgas de Stalin se cebaron con los intelectuales y los artistas. El realismo socialista se convirtió en el “nuevo, único y verdadero método”, en palabras de Stalin. Nikolai Punin, fue enviado al gulag en 1949, por atreverse a comentar que los retratos hagiográficos de los líderes soviéticos estaban faltos de gusto. Murió en el campo de concentración.

Esta exposición muestra, de nuevo, después de 85 años, todo el panorama artístico de la Rusia post-revolucionaria, que abarca composiciones de Kandinsky audazmente innovadoras, las abstracciones dinámicas de Malevich y los suprematistas, el modernismo de Chagall, el futurismo de Mayakovski, y la aparición del realismo socialista, que vendría a definir arte Comunista como el único estilo aceptado por el régimen. No podía faltar el realismo de Isaak Brodsky, pintor de cámara de Lenin, ni la pintura analítica de Filonov. Ni por supuesto Kuzma Petrov-Vodkin, autor de la famosa Madonna de Petrogrado, empeñado en darle un toque rafaelista a la realidad post-revolucionaria.

La Royal Academy viaja en el tiempo y reconstruye aquella exposición de la vanguardia soviética, con algunas que otras concesiones, tal y como explicó John Milner, comisario de la exposición "No hemos pretendido una reproducción exacta de la exposición original, sino una revisión crítica de lo que supusieron las vanguardias y de la represión casi simultánea que tuvo lugar".

 

La muestra arranca intencionalmente con una sala llamada "Saludo al líder", donde se ve el desaforado culto que se le tenía a Lenin, en ella puede verse el retrato que tomó el pintor figurativo Kuzma Petrov-Vodkin del revolucionario en su ataúd. Estuvo prohibido y guardado durante décadas, porque un dios no puede morir.

Otra licencia que se ha permitido la exposición de la Royal Academy es la sala monotemática dedicada a Kazimir Malevich, marginado en la muestra original. Sus Campesinos sin rostro son el símbolo mismo del arte revolucionario, al igual que los trazos del "suprematismo", sus prototipos para "una nueva arquitectura" o sus diseños para cerámica.

“El hombre y la máquina” da título a otro de los apartados más imponentes de la exposición, con “El Herrero” de Mayakovski golpeando el yunque de nuestras conciencias. Las escenas de "Octubre: diez días que conmovieron el mundo" de Eisenstein y Aleksandrov, nos recuerdan por último la temprana alianza entre cine y propaganda.


En "Nueva Ciudad, Nueva Sociedad" se muestra los logros y carencias de la Nueva Política Económica (NPE), y en la visión peculiar de los constructivistas de Talin a Ginzburg, pasando por Alexander Rotchenko. En los tumultuosos años que siguieron a la Revolución, las vanguardias tuvieron la misión imposible de imaginar un nuevo mundo, y ésa era la idea detrás de la exposición original en el Museo Estatal de Leningrado.

   

El recorrido termina con “La utopía de Stalin”, donde se recoge los proyectos faraónicos y el tono eugenésico del realismo socialista, tan similar al del arte. Pero la exposición aún nos da un apunte más sobre el horror vivido durante la represión stalinista, en la sala denominada “La habitación de la memoria”, vemos una pequeña estancia negra, sin sonido, en la que se proyectan fichas policiales de represaliados, con su nombre, profesión, fecha de la detención y lo qué les pasó. Artistas, amas de casa, campesinos, profesores, médicos, músicos, policías, soldados… Casi siempre con la frase “muerto a tiros” o “muerto en el gulag” como epílogo.

La exposición de la Royal Academy de Londres lo que ha querido con esta muestra es dar a conocer las dos caras del arte de la revolución rusa, la vanguardia y el realismo socialista, y recrear el rápido y trágico viaje desde la revolución al gulag.


Revolución: arte ruso entre 1917 y 1932

Royal Academy of Arts
Millbank, Westminster, London SW1P 4RG, Reino Unido
Desde el 11 de febrero hasta el 29 de mayo de 2017

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