Es muy posible,
al menos así lo entendemos nosotros, que la valoración
de la obra de Bacon haya sido realizada solo desde un punto de vista.
Nosotros advertimos en su obra, como en todas, dos aspectos, uno interno,
el sentido del arte, otro externo, la intención del artista.
La percepción de la obra por parte del espectador dependerá
de que se trate de un espectador estético o de un espectador
crítico.
La obra de Bacon
es la obra de un ser abandonado por su familia, homosexual, enfermizo,
políticamente comprometido, y anticlerical. Su padre era una
persona de grandes principios, es decir, muy respetuoso con la sociedad,
es decir, temeroso de la sociedad. Nunca hubiera hecho nada fuera de
las normas sociales y no permitiría que su hijo hiciera nada
que no pudiera ser digno de la aceptación general: El valor social
como principio del honor es un error, pero la trasgresión como
principio del arte constituye otro error no menos grave. Los principios
hemos de buscarlos en el sujeto, ni en la afirmación ni en la
negación de esa sociedad. Estos datos biográficos están
recogidos en la mayoría de las obras sobre este artista. Y sin
embargo ningún crítico ha llegado a plasmar en sus conclusiones
aquello que es tan evidente y para lo que no se necesita ni la profundidad
de un mal psicólogo: que ningún artista puede aportar
nada distinto de lo que ya lleve dentro. Bacon fue una persona incomprendida
por su familia y por la sociedad. También se siente frustrado
porque no se acaban de implantar sus propuestas para sustituir todas
las estructuras conservadoras que son el origen de sus males. La obra
de un artista no puede ser otra cosa más que la expresión
de sus sentimientos.
‘Pintura, 1946’,
es consecuencia del escarnio que viene sufriendo por parte de la sociedad.
El aspecto monstruoso de la figura central muestra el estado en que
el propio autor se encuentra. La figura no es tanto una figura grotesca
como la imagen de su alma, en la que se muestran los destrozos que le
han causado los hombres y que vuelve a mostrar metafóricamente
sobre el cuerpo abierto del animal. Pero la carne expresa también
el deseo del artista de destruir para obtener una compensación.
La carne muestra simultáneamente su dolor y su deseo de destrucción.
La barandilla circular que le rodea sirve para acotar un espacio real
pero también significa el movimiento, dando a entender que la
carne y la figura son intercambiables. La víctima y el verdugo
son la misma cosa. La sonrisa sardónica (risa y pesar) de la
figura grotesca es consecuencia tanto el daño soportado como
por el infligido. El paraguas abierto indica, en muchas ocasiones, un
espacio concreto pero también significa la necesidad de protección.
'Tres estudios para figuras
en la base de una crucifixión', 1944. Esta obra expresa
un profundo dolor. Esta obra no muestra ninguna violencia sino sus efectos
emocionales. Esta obra no es imposible de interpretar. Éste cuadro
es un cuadro en el que se muestra el dolor de las figuras que en él
aparecen. El dolor, que causa daño en el alma, el dolor, que
por experiencia propia, sabemos que destroza el alma y por lo tanto
la transforma, la deforma, le muestra metafóricamente como transformación
del cuerpo de las figuras que sufren la pena. La transformación
de los cuerpos en formas y figuras amorfas no significa otra cosa que
el dolor primordial de la vida que se expresa en toda forma animal.
El animal representa las pasiones más allá de toda racionalización.
Si hay alguna violencia en el cuadro no es física, es emocional,
es la que causa el dolor en los sentimientos de los hombres.
Los retratos los realizaba
a partir de fotografías de los modelos. El retrato es un homenaje
al modelo. En cambio, Bacon los retrata con una intención destructora,
lo que supone un perjuicio personal. La convulsa personalidad de Bacon
es lo que nos muestra en su obra. Su obra solo ha sido analizada desde
una posición por una crítica que también se opone
a las estructuras establecidas porque Bacon encarna la oposición
a las antiguas estructuras.
Los prismas y los cilindros en los que inserta las composiciones son
la delimitación de un espacio real que se insinúa pero
no se describe. En ocasiones, los prismas aparecían abiertos,
dando a entender que se trata del esquema de la perspectiva del espacio
en el que se desarrolla la acción. La evolución artística
y personal le llevó a cerrar las composiciones, como símbolo
de protección o de encierro o de aislamiento. La insinuación
del espacio nos indica la referencia a la realidad, es decir, son signo
inequívoco de que la obra de Bacon trata de asuntos mundanos.
Muestra, a través de la complejidad del mundo, el sinsentido
del mundo. Sin embargo, la expresión de su obra es expresionista.
Esto se explica porque el significado del expresionismo es el de modificar
el mundo mediante la acción, lo que es coherente con su intención.
Esta combinación de surrealismo y expresionismo, movimientos
tan dispares entre sí, se justifica por el hecho de que, por
una parte, el artista sufre; por otra, el artista desea trasformar el
mundo que le causa el dolor; tiene la sensación de vivir en un
mundo que es necesario cambiar mediante acciones determinadas. Bacon
se queja, con amargura, de lo que la existencia le ha deparado pero
sublima su resentimiento mediante la satisfacción en la creación
artística. Gracias a ello, siendo una personalidad complicada,
como artista consigue ofrecer un sentido en su obra. Los problemas de
la existencia hacen referencia a los suyos. Su obra no evita lo trascendental
aunque no lo busca como fin, sino como queja. Bacon trata exclusivamente
de su dolor, el cual le ha permitido alcanzar un conocimiento a través
de la sensibilidad para ser capaz de entender en su propio dolor personal
el dolor universal. No pretende alcanzar la idea sino mostrar el fenómeno,
pero la alcanza porque en su obra evita referencias individuales al
haberse convertido en sujeto.
No ha habido, entre los grandes maestros
de la pintura, ninguno que haya sido más subjetivo ni más
personal que este, porque Bacon sólo habla de Bacon, a Bacon
no le interesa el mundo, sólo le interesan los problemas de Bacon.
El dolor universal de que trata le trata porque le conoce en primera
persona nunca se ha ocupado de cuestiones ajenas. Su obra es, para el
buen psicólogo, un perfecto reflejo de su carácter: Un
perfecto reflejo de todos sus problemas personales. Pero los hombres
que solo conocen la felicidad y la pena pero que desconocen la satisfacción
y el dolor, no poseen referencias personales con las que comprender
lo que Bacon les está diciendo.
En general, al analizar el valor y sentido de la obra de Bacon se ha
captado la intención trasgresora de su obra –pero no su
sentido. Por eso, la defensa de su obra ha sido la defensa de un acto
de trasgresión. Pero si es apreciada especialmente en nuestra
época no es solo por este aspecto sino porque reclama el derecho
del hombre a mostrar su queja por su situación y es el primer
artista que lo hace. Con ello, se pretende reclamar el derecho a ser
atendido, de tal forma, que se asiente en la sociedad la idea de que
los problemas humanos deben ser solucionados por la sociedad, en lugar
de ser ella su causa. Así se intenta establecer un nuevo derecho
social.