Los museos Casa Estudio Diego Rivera
y Frida Kahlo y Mural Diego Rivera exponen 289 piezas donde puede apreciarse
la estrecha relación de Rivera
(1886-1957) con la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas.
La muestra es el resultado de una investigación ardua que han
llevado a cabo, a lo largo de cuatro años, María Estela
Duarte y Mariano Meza Marroquín, comisarios de esta exposición.
Durante ese tiempo exploraron las etapas artísticas que comprendieron
los dos viajes realizados por Rivera a la URSS. De esos viajes surgieron
óleos, bocetos, dibujos, placas fotográficas, cartas y
carteles, que, gracias a las colecciones públicas y a 28 coleccionistas,
serán expuestos en los dos recintos del Instituto Nacional de
Bellas Artes (INBA).
Esta experiencia, tal y como expuso Luis Rius Caso, director del museo
Mural Diego Rivera en la presentación, "cierra el triángulo
de investigación que propuso Bertram Wolfe sobre la producción
de Rivera" que contempla en una de sus aristas "el nacionalismo
mexicano en sus múltiples vertientes como en el arte prehispánico",
en otra a "Diego Rivera en Estados Unidos" y finalmente en
la URSS.
La investigación de esta etapa artística del muralista
surgió a partir de los documentos obtenidos sobre su primera
estancia en Moscú en 1927, cuando fue invitado por el Partido
Comunista Mexicano para celebrar el décimo aniversario de la
Revolución Rusa. "El viaje de Diego Rivera a Moscú
en 1927-1928 fue esencial en lo relativo a la conceptualización
de su obra, que comenzó a incluir soldados soviéticos
y obreros como protagonistas en sus murales", aseguró Duarte.
"Fuimos armando piezas a partir de la correspondencia, pero quedan
líneas de investigación abiertas sobre estas experiencias
que influyeron en su estética", reafirmó la investigadora.
Así como Rivera adoptó en México influencias rusas
que plasmó en su estética y en su discurso político,
Meza afirmó que en la URSS buscó "introducir el muralismo
con conferencias y clases que impartía en la Academia de Bellas
Artes".
La segunda visita
de Rivera a la URSS, en 1955, fue para recibir un reconocimiento por
su trabajo, que ya mostraba repercusiones con el ambiente y clima de
la Rusia en reconstrucción después de la Segunda Guerra
Mundial, aseguró Meza. Este segundo viaje, dos años antes
de su muerte, lo llevó a cabo en compañía de su
cuarta esposa Emma Hurtado, quien registró hasta los más
pequeños detalles de todo lo que hicieron, incluido el tratamiento
al que fue sometido por el cáncer que padecía en el Hospital
Botkin, todo este material se encontraba guardado en el archivo de Hurtado.
En este último viaje se puede apreciar la destrucción
plasmada en dibujos de escenarios desolados con ruinas por todas partes,
donde aparece el sol como base central de sus composiciones, "una
representación de la idea de esperanza, de un renacer en el que
Diego creía". Un ejemplo de ello son "Los niños
del nuevo mundo", donde retrata a la infancia rusa como el ideal
del "nuevo hombre" creciendo en una sociedad avanzada capaz
de llevar a la humanidad por un nuevo rumbo.
“Es muy importante resaltar que estos viajes no conforman una
línea paralela de la vida de Diego, sino que son experiencias
sustantivas que transformaron su mirada en torno al arte, la cual se
ve en los murales que realizó después de 1927, por ejemplo,
en la Secretaría de Educación Pública o en el Palacio
de Bellas Artes. También hay que destacar que son experiencias
concretizadas principalmente en el ejercicio del dibujo.
“Casi siempre nos enfocamos en el Diego cubista, muralista y su
epopeya de arte mexicano. Sin embargo, este es un Diego Rivera diferente,
al cual veremos a través de dibujos; influido por la paleta rusa,
el ambiente y el clima de ese país en el que retrató la
vida del pueblo, del hospital, la reconstrucción de Rusia y de
los países por los que pasó después de la Segunda
Guerra Mundial”, reseñó Duarte.
La
primera parte de la exposición se muestra en el MCEDRyFK. En
ella se aborda el primer viaje a la Unión Soviética en
1927 y una parte de su paso por Montparnasse, en París, donde
conoció a Angelina Beloff. También se resaltan los personajes
que conoció durante este periodo: Leon Trotski, Natalia Goncharova,
Vladimir Mayakovski y Serguei Eisenstein, entre otros.
Este primer viaje transcurrido entre 1927-1928 fue esencial, sobre todo,
en lo relativo a la conceptualización de su obra, ya que comenzó
a incluir soldados soviéticos y obreros como protagonistas casi
mesiánicos dentro de sus murales, como ya hemos explicado.
La segunda parte de la muestra se exhibe en el MMDR e
integra el viaje de 1955, su estancia en el hospital Botkin y el recorrido
que hizo por Rusia hasta el Berlín de la parte de la entonces
República Democrática Alemana.
De esta parte de la muestra destacar los dibujos que realizó
desde su llegada a Rusia hasta el trayecto hacia Berlín. Es una
serie que, incluso, puede verse como un diario de viaje, a través
del cual registró paisajes, personas y hasta el clima. Podemos
sentir sus cambios de ánimo. Por ejemplo, los dibujos referentes
al último tramo del viaje antes de llegar a Berlín capturan
escenarios desolados con ruinas por todas partes. Sin embargo, en todos
ellos aparece un sol como base central de sus composiciones: una representación
de la esperanza de un renacer que bien puede ser descrito como un paralelismo
con su situación anímica y de salud.
“El 4 de octubre de 1957, la Unión Soviética
puso en la órbita espacial el satélite Sputnik. Este hecho
conmovió profundamente a Diego Rivera, quien vio en este acontecimiento
el triunfo de una civilización avanzada, capaz de desarrollarse
a partir del conocimiento y los avances científicos. Finalmente
veía en el horizonte un nuevo orden en un nuevo mundo”,
según Meza.
El elemento que une a ambas sedes es una selección de 21 carteles
que envió el gobierno ruso a Rivera tras su segunda estancia.
Dichos carteles presentan claramente la estética del realismo
socialista que también influyó en el muralista mexicano,
y los cuales pertenecen al acervo del MCEDRyFK.
La exposición, en definitiva,
tiene una carga de investigación muy sólida, con una visión
contemporánea, bien documentada y que abre nuevas líneas
de investigación, como queda reflejado en el catálogo
que acompaña la muestra.
Diego Rivera y la experiencia en la URSS
-Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo
Calle Diego Rivera s/n, Álvaro Obregón, San Angel Inn,
01060 Ciudad de México, CDMX, México
Desde el 18 de marzo hasta el 27 de agosto de 2017
-Museo Mural Diego Rivera
Calle Balderas y Colon S/N, Cuauhtémoc, Centro, 06000 Ciudad
de México, CDMX, México
Desde el 30 de noviembre de 2017 hasta el 8 de abril de 2018