El descalabro
económico mundial desencadenado, además de tambalear estructuras,
ha puesto de relieve la divergencia entre el capital y lo simbólico,
entre la especulación financiera y las estrategias de producción
simbólica.
Es inevitable el efecto de esta debacle económica en lo social
y lo cultural. Las transformaciones se producen sin que se puedan evitar.
Los cambios son forzados cuando las ideas que sustentaban una mentalidad
anterior se hunden. La merma del potencial económico no sólo
influye en los presupuestos, sino en la orientación de la sobrevivencia:
recursos y valor del trabajo se modifican hacia la subsistencia. Las
posibilidades anheladas por la industria del conocimiento se van al
traste. La circulación del conocimiento con su distribución
extendida en diversos ámbitos sociales se desmorona. En cualquier
caso, se incrementa la visión del espectáculo, el hecho
de la imagen como mediadora de la realidad, sustitutiva de realidad,
y que sigue dirigida por los grandes intereses capitales de entretenimiento
y medios de comunicación.
La economía que el conocimiento
y lo cultural expandían se hunde con la adversidad económica
imperante; hasta las grandes librerías de USA sucumben en la
crisis junto a las universidades. Las prácticas visuales se van
ajustando a las nuevas condiciones, pero el crecimiento esperado en
este rubro se deteriora, estimulando de nuevo el escenario para la ideología
banal, puramente mercantil y de nula ética.
Como síntoma esperpéntico,
Damien Hirst, quintaesencia de la cínica
manipulación del valor mercantil de la obra de arte, se saltó
el orden de la disposición progresiva de ofrecimiento de la obra
al mercado alcanzando sin mediación de galería alguna
la casa de subasta; un movimiento que impactó y destacó
en la Institución-Arte, pero que tan sólo destapa los
entresijos de este capitalismo cultural que una vez añoraba conformarse
como un sector de innovación y desarrollo en la transformación
de lo social.
‘En malos tiempos, la gente
necesita el arte más que nunca’ dice la directora
del New Museum of Contemporary Art de New York. Resistiendo toda esta
superestructura cultural se difunde más la actitud de la estética
relacional: promueve sensibilizar a la gente con su entorno cotidiano
buscando estimular la comunicación y conexión humana,
que la tecnología y el consumo anula.
Las estrategias de la estética relacional, condensada por Nicolas
Bourriaud, engloban situaciones, objetos funcionales, performances,
o situación donde compartir gratis lo entregado por el artista.
Esto llega hoy más allá de los espacios alternativos de
arte, al aparecer el Museo Guggenheim presentó la obra de varios
de esos artistas en la muestra theanyspacewhatever prosiguiendo
la asimilación de las formas de resistencia por parte de la Institución-Arte.
Esta banalización y espectacularidad
animada por la posmodernidad progresista, formalista que lidera la diseminación
de lo neoconservador, tiende a establecer dominios culturales únicos
y privilegiados. Los museos se obligan a menudo a la especulación
artístico-financiera (y con ellos se hunden también) del
corporativismo... como ‘El Museo Nómada’ mostrando
Ashes & Snow de Gregory Colbert patrocinada por Rolex y
difundida como la exposición de arte más visitada de la
historia.
Muchos son los museos que han organizado muestras que encajan en esta
dinámica exhibicionista, en las cuales reprocharía el
sustrato esencial más que la calidad: la falacia expresiva aunada
a la euforia comercial fomentando la idea del artista-héroe.
En esta devastación económica
en la que la incipiente economía del conocimiento sufre estragos
que modifican las actividades culturales, la orientación de la
estética relacional impulsada por artistas comprometidos en revelar,
concienciar, y expandir la percepción del individuo sobre su
realidad cotidiana resulta imprescindible. Y como dijo Albert Einstein:
‘En momentos de crisis sólo la imaginación es
más importante que el conocimiento’.
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Para
saber más
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DATOS
DEL AUTOR:
Ramón Almela (Lorca, Murcia, España,
1958). Doctorado en Artes Visuales por la Universidad Complutense de
Madrid. Tesis doctoral: ‘La Pictotridimensión. Proceso
Artístico Diferenciado’. Constatación en Nueva York,
1989-90. Revalidado como ‘Ph.D. in Art’ por ‘World
Education Services’. Licenciado en Pintura, Facultad de Bellas
Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Revalidado como ‘Bachelor´s
and Master´s Degree in Fine Arts and Art Education’ en 1992
por ‘World Education Services’. Título de Profesor
de Dibujo por la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. Madrid.