Las esculturas realizadas por Javier
Level (Caracas, 1960) en La Tierra Intermedia, como llama al espacio
que les sirve a él, a su compañera Roselia, y a su hijo
de casa-taller-galería en Turgua, zona rural de El Hatillo, Caracas,
Venezuela, son las que ahora ocupan, de manera temporal, la Sala 6 del
Museo de Arte Contemporáneo de Caracas.
La exposición “Espejos de inframundos” reúne
55 piezas realizadas entre el 2000 y 2017, con elementos comunes. Es
un dialogo entre un grupo de obras, pertenecientes a diversas Series,
realizadas a lo largo de estos años y que entre sí tienen
una vinculación. En algunos casos la vinculación es en
términos estéticos, en otros iconográficos y en
otros, la vinculación se da por la vía conceptual. Sin
duda, el tema central es el humano, con sus emociones, paradigmas y
creencias que devienen en recuerdos que se materializan a través
de mí en portales donde el espectador, al estar frente a cada
obra, se encuentra a sí mismo, como mirando a través del
espejo y encontrándose con su lado más oscuro.
Agrupadas en seis series, “las
obras que componen esta exposición son espejos de inframundo
que seducen y retan a quien se atreve a mirar-se en ellas. Son espejos
que nos devuelven la imagen de lo oculto, de lo escondido, de lo no
revelado que está en lo más profundo de nuestro ser. Imágenes
especulares que traen recuerdos de vivencias remotas y nos sumergen
en las profundidades del mundo de lo posible, revelándonos la
belleza del inframundo”, según describe el propio artista.
La primera serie, Cortes de piel, es la serie más antigua,
alrededor del 2000-2002. Surgió al contemplar unos dibujos anatómicos
de Leonardo Da Vinci en una muestra en Venecia. En ese momento, empezó
a preguntarse sobre aquellos mundos que habitan en el interior de los
individuos. Otro tema que siempre le ha obsesionado son los recuerdos.
“Los recuerdos los tenemos como imágenes en nuestra cabeza
y solo podemos ver el bulto de la persona siendo imposible ver todas
esas imágenes que están dentro y que para cada uno de
nosotros son reales y lo podemos sentir en nuestro interior. Tomé
la cabeza como el tema a abordar cortándolas y, en esa parte
interna, hueca, vacía, representar un momento vivido, manteniendo
la estética del arte precolombino en constante confrontación
con el legado europeo. Estos son los cortes de piel, en la piel de la
escultura que nos permiten explorar las imágenes, los recuerdos,
la realidad que está en el interior de la escultura, en nuestro
interior”. El resultado de todo ello fueron unas piezas macizas
con grandes aberturas que permiten contemplar todo aquello que reside
tras la apariencia.
La inquietud por la proliferación de los transgénicos
llevó a Level a elaborar las piezas de su serie Híbridos
y transgénicos. En ellas mutan identidades de personas con
partes del cuerpo de distintas especies. “Me planteaba la creación
de híbridos ancestrales, especies de animales con restos humanos
o, humanos con restos de animal, todo de una forma caótica, sin
definición en donde el sincretismo no era solo en lo conceptual,
estético o iconográfico; sino también, en la utilización
de materiales”.
En algunas obras de esta serie, las cabezas continuarían con
cuerpos tejidos a manera de colgajos de piel. Más recientemente,
en 2016, esta manera de abordar la escultura, incorporando diversos
materiales, se hace presente al desarrollar el tema de los siameses.
En este caso, su deseo es reflejar la terrible situación de dos
seres unidos a modo de un todo. Este planteamiento continúa presente
en las siguientes Series: Bastones Híbridos, Tabernáculos
y Bustos.
Por último, en su serie Memorias, de 2016, se exhiben
cuatro cabezas con cortes horizontales donde "queda al descubierto
el cerebro como el gran archivo de nuestras vivencias", repletas
de imágenes figurativas que evocan a aquellas que reinan en los
espacios oníricos. Parece como si con ello cerrara un círculo,
ya que se vincula de alguna manera con la Serie Cortes de Piel,
con la que se inicia el recorrido de esta exposición
Javier Level Requena (Caracas, 1960). Estudió
en la Escuela Cristóbal Rojas, bajo la dirección de Juan
Jaén en el taller de escultura entre 1976 y 1979. En 1977 funda,
con Guillermo Abdala, Jorge Salas y Aníbal García, el
grupo El Búho que Masca Chimó, que hacia 1979 establece
una casa-taller en Lagunetica, cerca de Los Teques. En 1982, los integrantes
del Búho se reúnen en el Módulo Venezuela (Fundarte,
Parque Los Caobos, Caracas) y organizan una colectiva en la que se integran
los trabajos de cada uno en una única presentación formal.
En 1984 realiza su primera exposición individual, "Fauna
y vida" en la Sala Cadafe. Un año más tarde obtiene
el segundo premio de escultura del X Salón de Aragua con Naturaleza
muerta por tenedor y caballo. En ese mismo año gana el premio
de adquisición en el II Salón Nacional de Jóvenes
Artistas (MACC) con Ladrón de frutas bajo la luna. En 1986 participa
en la exposición de premios y menciones del II Salón Nacional
de Jóvenes Artistas de Venezuela, organizada por el Consulado
venezolano en Alemania Federal y exhibida en el Kunstlerhaus de Hamburgo
(Alemania). En 1987, participa con Las puertas del infierno vistas desde
la azotea en la colectiva "Panorámica del arte venezolano
desde la época prehispánica a nuestros días"
y, en el MACC, instala Fruteros, autorretartos y Roselias. Participa
en el Gran Premio Cristhian Dior de Artes Visuales con la obra Roselia
jugando en el tocador a las 6 y 30. En 1988, a partir del montaje coreográfico
Selvas, del grupo Danzahoy, desarrolla una serie en donde formas animales
y vegetales con una fuerte carga erótica, policromía y
diversidad de materiales, ocupan un papel protagónico. El resultado
de esta experiencia se exhibe en Interalúmina (Puerto Ordaz)
y en la Galería El Muro (Caracas).
En 1990, la evolución de su obra lleva los fruteros a cálices,
gárgolas y crucifixiones como tema central de su trabajo creador.
En 1991 obtiene el premio de escultura en el I Festival Bienal de Artes
Visuales en Barquisimeto con Crucifixión para un salto. En 1992
se integra al equipo docente del IUESAPAR como profesor de escultura.
Javier Level. Espejos
de Inframundos
Museo de Arte Contemporáneo de Caracas (MAC)
Zona Cultural, Parque Central, Caracas, Venezuela
Desde el 2 de abril hasta el 18 de junio de 2017
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