Desde que la
compañía estadounidense Polaroid anunció en Febrero
que terminaba la producción de la famosa película instantánea
y que las provisiones existentes se acabarían a finales de este
año, artistas como Chuck Close o Lucas Samaras han pasado por
auténticos calvarios. Nada puede reemplazar a las cámaras
Polaroid, dicen; incomodas, anticuadas, feas y sin embargo milagrosas.
Las tan queridas fotografías instantáneas no podrían
haber deseado un lugar mejor para su despedida que la exposición
de Robert Mapplethorpe en el Whitney Museum de Nueva York.
Cuando apenas tenía veinte años, allá por 1970,
Mapplethorpe llegó a hacer más de mil quinientas fotografías
con cámaras Polaroid. Este hecho sorprenderá a muchos
admiradores, más familiarizados con sus fotografías de
estudio de los años 80, tan pulcras y estudiadas. ‘Polaroids:
Mapplethorpe’ es una muestra que se compone de mas de cien
ejemplos pertenecientes a la Robert Mapplethorpe Foundation y que en
su mayoría, son presentados por primera vez al público.
En ellos encontramos todo tipo de temas:
retratos, bodegones, erótica… Todas las líneas argumentales
del trabajo de un Mapplethorpe más maduro las encontramos ya
aquí, pero presentadas de una manera mucho más espontánea.
Como el propio fotógrafo dijo una vez, ‘Si necesitara
dos semanas para crear una obra, perdería todo el entusiasmo.
Se convertiría en un acto de trabajo y todo el amor desaparecería’.
Lo que esta exposición nos ayuda a entender es que Mapplethorpe
aprendió a mirar a través de la cámara con su Polaroid.
Este instrumento de captura instantánea de la realidad, le acompañó
en su crecimiento artístico y personal. Las primeras Polaroids
de Mapplethorpe datan de 1970, justo el momento en el que empezaba a
explorar y también a jugar en cierta manera, con su sexualidad.
Sus primeros autorretratos son francamente
‘auto-eróticos’. La cámara Polaroid le servía
a la perfección para esa inmediatez sórdida que buscaba,
en una época en la que no había teléfonos móviles
o cámaras digitales. En lugar de tener que rebuscar en las revistas
pornográficas las poses que deseaba para sus fotografías,
como solía hacer en sus primeros collages, ahora sólo
necesitaba probar consigo mismo.
Debido a que se trata del Museo Withney
de Nueva York, Estados Unidos, la exposición no incluye algunas
de las fotografías más provocativas de toda esta época.
Sí que es verdad que prácticamente toda la producción
ha quedado recogida en el maravilloso catalogo. Pero en cierta manera,
esta omisión nos aparta un poco de la apreciación de la
línea de trabajo seguida por Mapplethorpe, a la hora de configurar
sus secuencias fotogénicas. Digamos que nos interrumpe el proceso
de seducción del entonces joven fotógrafo, hacia su cámara.
La tecnología que las maquinas
Polaroid proporcionaban en aquella época, eran tremendamente
útiles a la hora de hacer sesiones de fotos. Este hecho es particularmente
significativo en los retratos realizados a su amiga Patty Smith. Ambos
compartían habitación en el Chelsea Hotel. La intencionadamente
distante Señorita Smith, cruza sus brazos, dobla las rodillas,
posa con las manos en los bolsillos, pero queda palpable un pequeño
esbozo de sonrisa, que nos acerca a esa relación de amistad e
intimidad que ambos artistas mantuvieron durante tanto tiempo. Algunas
de estas imágenes respiran gran vulnerabilidad y ternura, algo
prácticamente inexistente en los trabajos posteriores del artista.
Fue en el verano de 1972 cuando Mapplethorpe mostró sus Polaroids
a Sam Wagstaff, quien se convirtió en su amante, mentor y benefactor.
Wagstaff era un comisario de arte contemporáneo con un ojo especialmente
educado en la fotografía. Bastante más mayor que Mapplathorpe
(le doblaba la edad), se acababa de comprar un apartamento en Nueva
York con su pareja, el músico Allen Lanier (miembro de la Blue
Oister Cult) gracias a una suculenta herencia familiar. Entre otras
muchas cosas, Wagstaff le compró a Mapplethorpe un loft que le
servio de apartamento y a la vez, de estudio fotográfico.
En ocasiones Mapplethorpe también creó montajes con sus
fotografías, pero en esta muestra, solo se exhiben dos ejemplos.
Uno data de 1973 y se compone de cuatro fotografías de su amigo,
el Brooklynita Candy Darling, repintadas con pastel. El otro, también
de 1973, conforma una cuadricula compuesta por seis fotografías
en las cuales, retratos pícaros de Mapplethorpe y David Croland,
su amigo y uno de sus primeros amantes, se alternan con imágenes
de una escultura pública.
En los trabajos de los dos años
siguientes, Mapplethorpe sigue representando el cuerpo humano de una
manera muy cercana a la estatuaria griega. Por lo general se trata de
cuerpos atléticos y jóvenes, aunque no necesariamente
masculinos. Hay varias imágenes que muestran bailarines y actores
posando en pedestales o junto a columnas. También, a la vez que
iba realizando estos estudios de la anatomía humana, el fotógrafo
seguía con sus juegos eróticos plasmando a sus amigos
y a sí mismo, con todo tipo de máscaras, arneses y otros
accesorios sexuales. Pero incluso estas fotografías de temas
más oscuros, presentan los cuerpos de una manera casi marmórea.
Sus puntos de referencia para estos trabajos más trasgresores
eran los fotógrafos americanos de finales de los años
60, quienes retrataron a una parte de la sociedad más olvidada
o marginada. Diane Arbus, por ejemplo, fotografió artistas de
circo, travestís, drag queens, etc. Larry Clark, por su parte,
retrató a los jóvenes drogadictos de Tulsa (Oklahoma),
su ciudad natal. Al igual que Arbus y Clark, Mapplethorpe también
se introdujo en este submundo por el que sentía una especial
simpatía. Pero él supo mantener en todo momento un mundo
paralelo; cuando no estaba fotografiando alguna de sus conquistas o
algún amigo, realizaba retratos de la elite cultural newyorkina,
a la cual empezó a conocer en 1973, año en que su carrera
artística fue públicamente lanzada.
A mediados de los años 70,
Mapplethorpe ya se ha ganado el reconocimiento de la alta sociedad creativa
del Nueva York más elitista y empieza a ser capaz de ganarse
la vida a base de retratos. Las Polaroids de esta etapa son un autentico
archivo social de la época: Ozzie Clark, Clarissa Dalrymple,
Henry Geldzahler, etc. En estos retratos, su increíble dominio
de la cámara casi hace olvidar que se trata de una herramienta
de fotografía instantánea. Solamente las imágenes
de Marianne Faithfull, sosteniendo una taza de te, y las de Henry Marden,
semioculto tras una rama, nos recuerdan la inmediatez de los primeros
retratos de Patty Smith.
En el año 1975, Wagstaff le
regaló a Mapplethorpe una cámara Hasselbald, comúnmente
utilizada por fotógrafos de estudio a la hora de realizar retratos
de alta resolución. Fue entonces cuando se terminó el
intenso affaire que Mapplethorpe mantuvo con su Polaroid. Incluso, muy
raramente volvió a mostrar las imágenes instantáneas
tomadas durante este periodo y se lanzó de lleno a la sofisticación
y la pulcritud que han hicieron de él, el fotógrafo que
todos conocemos hoy.
Todas estas fotografías nos enseñan que Mapplethorpe no
nació artísticamente como un fotógrafo especializado
en la captura del momento perfecto, con la luz apropiada y la composición
adecuada. ¿Cómo hubiera evolucionado su obra si no hubiera
experimentado con la cámara Polaroid? Podemos quizás tratar
de adivinar, pero tras esta exposición, es difícil de
imaginar un aprendizaje mas acertado para uno de los fotógrafos
más importantes de la historia del arte.
Índice iconográfico
1. MAPPLETHORPE, Robert, ‘An untitled’ 1972 autorretrato,
Solomon R. Guggenheim Museum.
2. MAPPLETHORPE, Robert, ‘Untitled (Nicholas Black, London)’
(1973), Robert Mapplethorpe Foundation.
3. MAPPLETHORPE, Robert, Plate 179. ‘Untitled (self-portrait)’.
1973/75.
4. MAPPLETHORPE, Robert, ‘Untitled (Patti Smith)', 1973 Polaroid,
Collection of Robert Mapplethorpe Foundation.
5. MAPPLETHORPE, Robert, ‘Untitled (Patti Smith)', 1973 Polaroid,
Collection of Robert Mapplethorpe Foundation.
6. MAPPLETHORPE, Robert, ‘Untitled (Patti Smith)', Polaroid, Collection
of Robert Mapplethorpe Foundation.
7. MAPPLETHORPE, Robert, ‘Untitled (invitation to Light Gallery
opening)’, 1973, Embossed gelatin silver print with adhesive dot
and Polaroid film sleeve, 10.5 x 13 cm., Robert Mapplethorpe Foundation.
8. MAPPLETHORPE, Robert, Plate 148. Untitled (Charles and Jim). 1973.
9. MAPPLETHORPE, Robert, Plate 159. Untitled (Marianne Faithfull). 1974.
10. MAPPLETHORPE, Robert, Plate 113. Untitled (Lucy, Paris). 1971/73.
11. MAPPLETHORPE, Robert, Plate 74. Untitled (Jamie). 1970/73.
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DATOS
DE LOS AUTORES:
Jorge Martín Vila (n. 1976 Huesca,España),
licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza. Posee
Diseño y Producción Editorial por el Instituto Pilar
Lorengar, Zaragoza. Tiene
una amplia experiencia profesional, ha
trabajado en Lanetro.com y El Aragonés (Periódico),
realizando crítica de Arte. Entre sus numerosas publicaciones
cabe destacar: Estudio de Poesia Experimental en la Revista
AKI Zaragoza o Joaquin Sorolla en la Hispanic Society of
New York para el Periodico Valencia Hui. Actualmente es corresponsal
en Nueva York de ‘Otro Mundo Es Posible’ y redactor
de Homines.com.