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La muerte como un hermoso espectáculo
Marc Montijano Cañellas
22/12/2016


El embajador ruso en Turquía, Andrei Karlov, murió asesinado el pasado lunes 19 de diciembre de 2016 en una sala de exposiciones de Ankara. Un joven policía turco, de aspecto impecable, le quitó la vida delante de las cámaras. Como era de prever el vídeo y las fotografías que inmortalizaron la escena dieron la vuelta al mundo en pocas horas.

Por fortuna o por desgracia el reportero gráfico Burhan Ozbilici, de la agencia Associated Press (AP), estaba en el evento y logró capturar brillantemente el desarrollo del asesinato [Nota 1]. En las imágenes se ve al autor de la muerte, Mevlüt Mert Altintas, un policía de 22 años, con traje oscuro, corbata y un revólver en la mano, descerrajándole varios tiros por la espalda al embajador.

 

El asesinato del embajador ruso en Turquía nos ha llegado a través de una serie de imágenes estéticas, extremadamente pulcras, más propias a priori del mundo del arte. Sin duda, la escena encajaría perfectamente en una performance. Incluso el propio fotógrafo creyó, en un principio, que se encontraba ante una actuación teatral: “Lo primero que pensé fue que todo era parte de un teatro”, ha afirmado Burhan Ozbilici [Nota 2].

Sin duda, si se hubiera tratado de un asesinato burdo, cometido por un asesino de aspecto descuidado no habría causado ninguna atracción. Nos seduce la belleza del conjunto, auque se trate de una atrocidad. Siguiendo esta hipótesis, el célebre crítico de arte estadounidense Jerry Saltz, en la revista Vulture, ha publicado un texto titulado Considering the Ankara Assassination Photos As History Painting [Nota 3]. Afirmando que “Las fotografías mismas parecen sorprendentemente surrealistas y, de alguna manera muy dolorosa, hermosas”. Y en él pueden leerse frases como: “La escena podría ser un martirio moderno por el pintor más teatral de todos ellos, Caravaggio; el preludio del Juramento de los Horacios de David; o uno de los grandes dibujos en blanco y negro de Robert Longo”.

 

Según puede percibirse en el video, el atacante gritó: "¡No se olviden de Aleppo! ¡No se olviden de Siria! A menos que nosotros estemos todos seguros, ustedes tampoco sentirán seguridad." [Nota 4]. Pero realmente poco importa, a nadie le interesan los motivos, las razones que movieron a este joven policía turco a cometer un asesinato. Vivimos en una sociedad donde el envoltorio es lo principal, hasta el punto que si este crimen no hubiera dado en las claves estéticas que seducen a nuestros ojos enfermos, ni siquiera le hubiéramos prestado atención.

La vida es una “ficción”, una impostura constante que sólo cobra valor cuando es compartida, retransmitida, a propios y extraños. Nuestro día a día, tristemente se ha vuelto una gran performance, en el sentido más errado del término. Una actuación vulgar, sin profundidad alguna, en la que hasta una muerte violenta se convierte en un hecho estético que puede llegar a causar fascinación, en vez de repulsión. Aceptamos esas imágenes terribles porque nos han llegado envueltas en una estética fácil de digerir, propia de los medios de masas. Solo hay que recordar las atrocidades cometidas por el Dáesh, y el celo que dedican para distribuirlas al mundo a través de videos de de una factura impecable.

 

Hace poco leí que en Rusia iban a realizar un reality llamado Game2: Winter, en el que se permitirán las violaciones y los asesinatos [Nota 5], si es cierta la noticia aparecida en prensa, le auguro un éxito rotundo. Devoramos imágenes con total irresponsabilidad, al igual que consumimos cualquier otra cosa que llega a nosotros con la misma falta de escrúpulos. Una sociedad moralmente arrasada como la nuestra, no puede hacer otra cosa que pasar por todo epidérmicamente y, porque no, disfrutar de la muerte ajena, siempre y cuando sea estéticamente bella, la muerte como un hermoso espectáculo.


Nota 1: No fue el único fotógrafo, pero si el que tomó las imágenes más icónicas y que más han circulado en varios medios. Aunque también han tenido repercusión las realizadas por Yavuz Alatan de AFP.

Nota 2: H“El fotógrafo que retrató el asesinato del embajador ruso en Turquía relata lo vivido”, La Vanguardia, 2016. <http://www.lavanguardia.com/internacional/20161220/412752039502/fotografo-asesinato-embajador-ruso-andrei-karlov-burhan-ozbilici.html> [Consulta: 21 de diciembre de 2016]
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Nota 3: SALTZ, Jerry: “Considering the Ankara Assassination Photos As History Painting” Vulture, 2016. <http://www.vulture.com/2016/12/those-harrowing-ankara-assassination-photos.html> [Consulta: 21 de diciembre de 2016]
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Nota 4: “El embajador ruso en Turquía, asesinado a tiros en un centro cultural de Ankara”, Cadena SER, 2016.
<http://cadenaser.com/ser/2016/12/19/internacional/1482164907_251803.html> [Consulta: 21 de diciembre de 2016]
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Nota 5: “Un reality ruso permitirá violaciones y asesinatos para sobrevivir”, Clarín, 2016.
<http://www.clarin.com/sociedad/reality-permitira-violaciones-asesinatos-sobrevivir_0_1706229393.html> [Consulta: 21 de diciembre de 2016].

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DATOS DEL AUTOR:

Marc Montijano Cañellas (n. 1978, Vic, Barcelona), artista visual y performer, es también un destacado investigador. Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Málaga, Experto en Organización y Gestión de Empresas Culturales, y Postgrado en Gestión Cultural por la Universitat Oberta de Catalunya. Tiene una amplia experiencia académica y profesional en diversas instituciones y empresas culturales. Sus principales líneas de investigación en la actualidad son: el arte de acción, con especial atención a los trabajos realizados en España y Latinoamérica; el estudio de los procesos creativos y el desarrollo del proyecto; y el papel de las nuevas tecnologías en la difusión y autonomía del arte actual.