El Museo Nacional de Arte de México
dedica a la Melancolía una gran exposición. Las 137 piezas,
entre pinturas, grabados, esculturas y publicaciones, dispuestas en
las salas del primer piso del recinto, permitirán reconstruir
las distintas formas en que la melancolía, como un motivo clásico
de la historia del arte, fue representada en el arte mexicano desde
el siglo XVII hasta principios del siglo XXI.
Melancolía que estará abierta al público del 5
de abril al 9 de julio, va a permitir reflexionar en torno a la manera
en que afectos y pasiones humanas han quedado simbolizados en el arte
virreinal, moderno y actual.
La muestra permite ver las distintas
perspectivas teóricas para poder apreciar transversalmente obras
de los diversos periodos artísticos, y valorar las cargas afectivas
que sugieren tanto los temas representados en ellas, como los recursos
plásticos con que éstos fueron plasmados. Según
palabras de comisario Abraham Villavicencio García, busca: “exaltar
las cargas afectivas evocadas en obras de importantes artistas novohispanos,
modernos y contemporáneos a través de temas como el pecado,
la culpa, el duelo, el desamor, la muerte, la espiritualidad, la creación
y la magia”.
La exposición se basa en varios textos que aluden a la melancolía,
los cuales fueron leídos e incluso fueron la inspiración
de artistas mexicanos, es el caso de Melancolía de Sigmund
Freud; Saturno y la melancolía de Raymond Klibansky;
y la teoría de la bilis negra que planteó Aristóteles.
Está dividida en cuatro núcleos temáticos:
La pérdida del paraíso, donde se reflexiona cómo
el cristianismo representó la amargura tras la caída de
Adán y Eva en el pecado original. Con obras como Rey de burlas
de Cristóbal de Villalpando, o Después de la tormenta
de Diego Rivera.
La noche del alma, que narra con La cuna vacía
de Manuel Ocaranza, Retrato de Sofía de Julio Glaán
y La dama de las violetas de Gedovius, las emociones que experimentan
las personas ante la pérdida de un amor, de los hijos y de la
orfandad.
Los dos núcleos finales están dedicados
a Saturno, dios antiguo que personificaba al tiempo e identificado con
el más sombrío de los planetas, fue considerado responsable
de la melancolía. Sus atribuciones cobran fuerza en el tercer
apartado La sombra de la muerte, que a través de piezas
como María Magdalena, de Juan Tinoco; Este es el
espejo que no te engaña, también conocido como Alegoría
de la muerte, de Tomás Mondragón; Así
es la vidade Roberto Montenegro, o Muerte y resurrección,
de José Clemente Orozco; aborda el desengaño del mundo
del que es testigo el melancólico.
Los hijos de Saturno, último apartado, da cabida a la
idea renacentista según la cual, quienes nacían bajo los
signos zodiacales de sagitario y acuario, regidos por Saturno, estarían
impregnados de una sabiduría cósmica y del genio artístico;
por tanto, estos individuos sobresalían entre la humanidad como
ascetas, profetas, santos, místicos, poetas, artistas, filósofos
y alquimistas. Aquí pueden verse Pierrot doctor de Julio
Ruelas, El Iluminado de Rufino Tamayo o Magus escultura
de Leonora Carrington.
Gracias a esta
exposición salen a la luz pública obras que se mantenían
guardadas como Tragedia y La espera, de Francisco Dosamantes
(1911-1986); Autorretrato, de Guillermo Meza (1917-1997); y
La Loca y Muerte y resurrección, de José Clemente
Orozco (1883- 1949).
Otras piezas que caben destacar son las cinco serigrafías de
Soriano (1920-2006) El único argumento, que forman parte
de una carpeta con 32 impresos y poemas de Sergio Pitol, en donde se
aborda el tema del suicidio.
Las obras provienen de la colección del Museo Nacional de Arte,
además de otras 44 colecciones institucionales y particulares
como la Pinacoteca de la Profesa, Colección Isabel y Agustín
Coppel, Museo Regional de Querétaro, Museo Franz Mayer, Colección
Andrés Blaisten o la Colección Pérez Simón.
Melancolía
Museo Nacional de Arte (MUNAL)
Tacuba 8, Centro Histórico, Ciudad de México, CP. 06010.
México
Desde el 4 de abril al 9 de julio de 2017
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