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Ida Applebroog. Marginalias en el Reina Sofía
Redacción Homines.com
07/06/2021


Se trata de la mayor y más exhaustiva retrospectiva hasta la fecha, dedica a la artista americana Ida Applebroog (Nueva York, 1929). La exposición, comisariada por Manuel Borja-Villel y Soledad Liaño, muestra una selección de obras que abarca un periodo de más de cinco décadas, e incide en los intereses y preocupaciones constantes que han acompañado a Applebroog a lo largo de su vida.

Las más de 200 obras y ocho instalaciones que podemos ver a lo largo del recorrido, abordan de forma crítica cuestiones como la indefinición de los límites entre lo privado y lo público, las violencias que subyacen tras las relaciones patriarcales normali­zadas, el cre­ciente proceso de medicalización de las sociedades avanzadas o la insensibilización del dolor ajeno que asume el discurso mediático, entre otras.

 

Applebroog se sirve de una amplia gama de medios y materiales: dibujos, acuarelas, pinturas, esculturas, libros de artista, instalaciones, etc., para llevar a cabo sus obras sin renunciar al humor y la ironía, indagando con crudeza en los vicios atemporales de nuestra sociedad. Obras en las que lo teatral y lo performativo juegan un papel fundamental y reclaman un espectador activo que se implique en su interpretación a partir de su propia vivencia.

Su posicionamiento como pionera del feminismo, su propuesta del objeto como elemento performativo y la variedad de su producción son los pilares de una práctica que comenzó como estudiante en el Art Institute de Chicago, en 1956. Tras este intenso y enriquecedor periodo de doce años, se trasladó con su marido y sus cuatro hijos a San Diego California. Allí pasó años difíciles que la llevaron a una profunda depresión, derivando en una crisis nerviosa que hizo que en 1969 tuviera que ingresar en el Mercy Hospital de San Diego. Los médicos la animaron a canalizar su dolencia dibujando, gracias a lo cual realizó una introspección que le ayudó a perfilar su verdadera identidad y, por otro, empezar a cimentar su nuevo lenguaje artístico.

Realizó varios cuadernos de dibujos a tinta china, pastel, grafito y acuarela. Esta exposición toma precisamente como punto de partida una selección de estos dibujos y la instalación Monalisa (Vagina House), 2006- 2009, donde la artista revisa y reinterpreta también otros dibujos que realizó de su vagina en los meses siguientes a su paso por aquella institución. Tanto el conjunto de dibujos del Mercy Hospital como los de su vagina, pueden concebirse como un ensayo bidimensional de sus grandes esculturas biomorfas en las que comenzó a trabajar inmediatamente después y de las que no se conserva nada, tan sólo el archivo técnico y fotográfico que puede verse expuesto en una vitrina de la primera sala de la muestra.

  
  

En 1974 volvió a Nueva York donde se asoció al colectivo feminista Heresies participando de forma activa en esta organización junto con, Mimi Shapiro, Judy Chicago o Lucy Lippard. En este contexto, sus obras adoptan un enfoque explícitamente feminista y desarrolla una crítica a la sociedad patriarcal como un síntoma más de una sociedad enferma y sometida. En 1992 se integró en la Women’s Action Coalition (WAC).

Por otra parte, la centralidad de lo performativo se hace visible en los denominados stagings (teatrillos), que desarrolla la artista entre 1975 y 1977, fundamentales para una artista que reconoce la influencia del dramaturgo irlandés Samuel Beckett, como referencia clave para entender el tiempo como una convención fútil y absurda que nada resuelve. Estos teatrillos de pergamino derivaron en escenarios de mayor escala que pronto alcanzaron el tamaño de las ventanas reales. En algunos de ellos, el espectador puede escudriñar escenas privadas, domésticas, como en Trinity Towers (1982) que muestra el drama solitario de los primeros casos de VIH en Estados Unidos desencadenantes de cientos de suicidios.

La instalación Galileo Chronology, 1975, evidencia cómo lo escénico va cobrando vigencia en la obra de Ida Applebroog al incorporar ya una serie de patrones que frecuentará en trabajos posteriores, concretamente, el uso del telón y del pergamino como soporte manipulable que permite la creación de volumen y sombras propias del aparato teatral, así como un dibujo simplificado cercano al cómic derivado de su formación en diseño gráfico; o la repetición mecánica de escenas, que remiten a las convenciones sociales que atrapan a los personajes.

 

A partir de la década de los ochenta, Applebroog va abandonando el formato más intimista y comienza a crear grandes lienzos individuales que en ocasiones se plantean como instalaciones de conformación abierta y variable. En algunas de ellas, retrata a una sociedad enferma, poniendo de manifiesto la preocupación de la artista hacia un mundo medicalizado. El lenguaje y los conceptos clínicos que utiliza subrayan la vulnerabilidad del enfermo, la intercambiabilidad de los roles de médico y paciente, y la inconsistente línea que separa la cordura y la locura.

Los dibujos y lienzos que conforman, la instalación Variations on Emetic Fields, 1990, exhiben, sin escatimar, sarcasmo y humor, el desalentador paisaje de la banalidad social. La sociedad enferma, desestructurada y disfuncional que vemos retratada en la obra de Applebroog en parte refleja, según Liaño, comisaria de la exposición, una interpretación distorsionada de la medicina y de la ciencia como fábrica de individuos afectados, medicalizados, y, en definitiva, sumisos.

La investigación médica es asimismo el punto de partida de la otra instalación que podemos ver en esta muestra, Everything is Fine, 1990-1993. Como en otras piezas, la artista elude en su formalización todo juicio de valor o posicionamiento, dando aquí todo el protagonismo a los simios. En este mismo contexto se muestra otra instalación que está compuesta a partir de Marginalias, título de una serie amplia y abierta de piezas que funcionaba para ella a manera de “notas a pie de página” y que da nombre a la presente exposición. En ella se combinan escenas que, según sugiere Liaño, quebrantan la quimera del denominado “american way of life” que anestesiaba a una sociedad crecientemente distópica y disfuncional y se alude a la omnipresente violencia televisiva y su invasión en la vida diaria.

De forma similar y como reacción a la frivolidad social, entre 1994 y 1996 Applebroog realiza un conjunto de piezas con el título Living que el público puede contemplar en otra sala.

 

Sin abandonar esta línea temática, se presenta la instalación Catastrophes, un conjunto de dibujos a tinta realizados a lo largo de 2012 lleno de imágenes que confirman su turbación ante la medicalización de la sociedad. A modo de sala de espera de un hospital, se distribuyen un conjunto de sillas que invitan a contemplar el discurrir de los extraños sucesos que acontecen en la sala. La exposición se cierra con una última instalación, Angry Birds of America, un proyecto iniciado en 2016 que responde al interés de Applebroog por la ornitología, a su permanente cuestionamiento en torno a la investigación científica, e incluso a la situación política de la era Trump. En los últimos cinco años la artista ha dibujado, pintado y modelado pájaros de diversas especies inspiradas en el libro de láminas Birds of America realizadas en el siglo XIX por el naturalista estadounidense John James Audubon.

La artista tiene muy presente que los admirables estudios ornitológicos de aquella época se llevaron a cabo con ejemplares muertos de un disparo para reflejar en sus propios dibujos la violencia implícita en este legado. Y esta reflexión sobre la violencia es precisamente la que da la clave para una lectura más compleja de esta serie.


Ida Applebroog. Marginalias
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. MNCARS
Edificio Sabatini, Planta 1
c/ Santa Isabel, 52, Madrid, España
Desde el 2 junio hasta el 27 septiembre de 2021