Se trata de la primera retrospectiva
que se realiza en España de la artista norteamericana Georgia
O'Keeffe (1887-1986), la artista considerada una de las máximas
representantes del arte norteamericano del siglo XX.
La exposición, compuesta por 90 piezas seleccionadas, de las
cuales cinco forman parte del acervo del Thyssen, museo con más
obras de la artista fuera de Estados Unidos, muestra un recorrido completo
por la trayectoria artística de O’Keeffe, una artista cuyo
lenguaje osciló siempre entre figuración y abstracción.
Desde las obras de la década
de 1910, con las que se convirtió en una pionera de la abstracción.
En estos trabajos, sus primeros paisajes de Texas o de Lake George,
muestra su interés siempre latente de captar la naturaleza y
sus ciclos vitales, así como su deseo de crear una composición
en la que los elementos formales, el color y la forma, fueran los auténticos
protagonistas. A ellos se une una importante selección de sus
famosas pinturas de flores de gran formato, que se exponen junto a los
lienzos que dedicó a pintar hojas, conchas o huesos. O' Keeffe
escribió: "He recogido flores, conchas, huesos y trozos
de madera de los lugares donde he estado" y como explicó
la comisariada Marta Ruiz del Árbol, conservadora del Área
de Pintura Moderna del Museo, "Estos souvenirs orgánicos
los observa con detalle en su estudio y, en muchas ocasiones, forman
parte de su obra".
Pasando por sus vistas de Nueva York, gracias
a las que fue encumbrada como una de las principales figuras de la modernidad
de su país, un ejemplo de ello es Calle de Nueva York con luna,
una mezcla de arquitectura moderna relacionada con el cielo y la naturaleza,
que podemos ver en esta exposición.
Hasta
las pinturas de Nuevo México, este remoto estado se convirtió
en el tema principal de sus obras y en su hogar definitivo desde finales
de los años 1940. O'Keeffe viaja por primera vez a Nuevo México
en 1929. Ese viaje le cambia la vida: "Cuando llegué aquí,
supe que esta era mi tierra. No puedo explicar cómo me hace sentir
esta tierra, pero encaja conmigo perfectamente". De aquella etapa
podemos ver paisajes con vibrantes tonos y colores. Aprendió
a conducir y transformó su coche en un taller para poder recorrer
territorios aún más lejanos en los que también
acampaba.
Pero no permanece en este lugar sin moverse, ya tiene más de
60 años, y es justo cuando comienza a viajar por el mundo. En
1953 O'Keeffe sale por primera vez de Estados Unidos y llega a Europa,
en una serie de viajes con los que recorrería el mundo, Perú,
Japón o Polinesia. Sus dos primeros viajes, los hace a España
(1953 y 1954), donde queda completamente fascinada por el Prado y la
obra de Goya, y Francia.
La muestra termina con una sala donde se muestra algunos de los objetos
que se conservan de su taller que permiten reconstruir su método
creativo.
Tal y como ha expresado la comisaria de la muestra, Marta
Ruiz del Árbol, O’Keeffe: "Además de estar
al frente de la abstracción, tuvo una importancia notable en
el desarrollo del arte de vanguardia en Estados Unidos. Pero también
como referente para la primera generación de feministas de los
años 60 y 70, que la reivindican como modelo".
Georgia O’Keeffe ha sido organizada por el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza,
el Centre Pompidou y la Fondation Beyeler con la colaboración
del Georgia O’Keeffe Museum de Santa Fe, Nuevo México.
Datos biográficos
Georgia
Totto O’Keeffe nació el 15 de noviembre de 1887 en Sun
Prairie (Wisconsin, EE.UU.). Era la segunda de siete hermanos. Su infancia
y adolescencia transcurrieron en un entorno rural.
En 1907 se trasladó a Nueva York, donde siguió las clases
de la Art Student League y conoció el arte europeo a través
de sus visitas a la galería 291 del fotógrafo Alfred Stieglitz.
Decidida a dar expresión visual a sus emociones, hizo abstracciones
basadas en motivos naturales, durante los años 1915 y 1916. Éstas
impresionaron a Stieglitz, que organizó su primera exposición
individual en 1917. Al año siguiente, O'Keffe volvió a
Nueva York y se unió al grupo de artistas de vanguardia que se
reunían alrededor de la galería 291. En 1924 se casó
con Alfred Stieglitz, quien había conseguido el divorcio meses
antes.
En 1929 visitó por primera vez Nuevo Méjico, donde acabará
viviendo a partir de 1946 (año de la muerte de Stieglitz).
Podría decirse que la evolución artística de O’Keeffe
pasa por distintos estadios. En un primer momento produce obras claramente
academicistas, y poco a poco va probando nuevas técnicas y formatos.
De su relación con el fotógrafo Stieglitz aprende a imitar
los primeros planos y las imágenes cortadas propias de la fotografía.
Aunque, sin lugar a duda, su gran fuente de inspiración fue la
naturaleza, con la que estuvo en contacto permanente a lo largo de su
vida.
Si bien O’Keeffe es principalmente conocida por sus flores a gran
escala, no son éstas las únicas que la consagraron como
madre del Modernismo americano. Desde las vistas de los grandiosos rascacielos
del Nueva York de principios de siglo, hasta las distintas series realizadas
en su madurez en su rancho, O’Keeffe presenta una visión
fresca y primigenia del mundo. Sus pinturas de huesos de animales, las
montañas, las construcciones de adobe o el brillante cielo comparten
la delicadeza de los detalles y la pureza de la gama cromática.
En 1970, se quedó parcialmente ciega y dejó de pintar,
hasta que su asistente y amigo Juan Hamilton la convenció para
que retomase su trabajo en 1975, aunque realizó pocas obras.
Georgia O'Keeffe falleció en Santa Fe, Nuevo México, Estados
Unidos, el 6 de marzo de 1986, a los noventa y nueve años.
Georgia O'Keeeffe
Museo Thyssen
Paseo del Prado, 8, 28014 Madrid, España
Desde el 20 de abril hasta el 8 de agosto de 2021