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Surrealismo, sabotaje de lo real y David LaChapelle.
Ramón Almela
31/05/2010


La ensoñación poética, aspiración de una visión del mundo, se vincula a lo surreal como detonador de la imaginación, la fantasía, y la liberación de la dimensión inconsciente de la mente. La estética creativa a través de los mecanismos de asociación forja el lenguaje que abre pautas de expresión y generación de nuevos sentidos. La realización plástica se llena de cargas afectivas que muestra facetas agresivas o de defensa del individuo. La realidad es puesta en tela de juicio, convocando a la consciente percepción individual que conforma diferentes realidades; reconocimiento del prejuicio propio y del otro.

El surrealismo surge más allá del concepto de movimiento artístico; es una ideología sustentada en la visión de un mundo interior de imaginación y fantasía como actitud de rebeldía ante la imposición visual predominante de la cultura burguesa. No en vano es residuo del DADA y se alimenta de la fantasía desenfrenada, instintiva e irracional, desde una actitud que espanta al ciudadano común al dar rienda suelta a razonamientos insólitos y extravagantes.

Juan Crisóstomo Mendez. Sin título. Ca 1928 BOUCHER, Pierre. ‘Chute des corps’ 1936. Centro Georges Pompidou Manuel Álvarez Bravo. La buena fama durmiendo, 1938

El surrealismo culmina la etapa del modernismo; aparece como decadencia consecuente del programa modernista. Se alcanzó la cima prosiguiendo los objetivos que se superponían, progresando hasta el momento de la disgregación al no seguir la meta anterior y proclamar una nueva alejada del objetivo anterior, rebelándose contra lo establecido.

La aparición del surrealismo se rastrea al apelativo de ‘surrealistas’ que recibiera en 1920 el grupo de artistas liderado por el escritor André Bretón entre los que se encontraban Man Ray, Max Ernst, Tristan Tzara y Francis Picabia, concretándose en el movimiento surrealista con un manifiesto en 1924. Sin embargo, el espíritu vital y la realización pictórica que luego se identificaría como surrealista se remonta a las fechas entre 1911 y 1915 con la obra de Kandinsky y la de Giorgio de Chirico.

El estilo surrealista predominante hoy bajo una concepción superficial y estrecha visión plástica de la imagen pictórica no debería desviar un análisis de la tendencia surrealista en la actualidad. Predomina este estilo entre la figuración barata de imágenes ensoñadas en la que se desplazan muchas iniciativas neófitas. Pero, es necesario reconocer en la variedad de prácticas artísticas el uso de una narrativa extendida donde se estimula lo irrazonable enfatizando la experiencia humana superpuesta por la existencia de la imagen y lo virtual, generando desde la cultura de lo tecno-romántico una nueva realidad, ‘surreal’.

Agustín Jiménez. El Clarividente  Dora Maar. Sans titre (Main-coquillage), 1934 LÓPEZ, Nacho, Frustración

El advenimiento de la tecnología digital estimula con las posibilidades de creación de nuevas realidades virtuales la dimensión de lo misterioso y exótico; paradójicamente, una recuperación de lo medieval como narrativa. Así que, más que nunca, esta época que flirtea con la desmaterialización y lo espiritual se aboca a la multiplicidad de lo real situando al espectador frente a lo surreal.

El nombre de esta ideología se origina desde la combinación en francés ‘sur-réalisme’ (sobre-realismo, en español), aunque ya fue adoptado plenamente en la lengua española como ‘surrealismo’, movimiento artístico surgido en Francia después de la primera guerra mundial inspirado en las teorías psicoanalíticas. Se propugna alterar la realidad, mostrando nuevas facetas. La fotografía posee la peculiar capacidad para que la imagen convenza; la actitud de sabotear la realidad. El ámbito mexicano ha sido propicio para desplegar esta visión desde que el grupo de surrealistas centró su atención sobre las vivencias en este país. México supuso para André Bretón y otros el espacio tangible donde otras realidades fantásticas se materializaban. Puede rebatirse que fue una estrategia para mantener la atención sobre la tendencia vinculándose a los espacios latinoamericanos, su folclore y costumbres, induciendo una expansión y reactualización de las ideas surrealistas. Lo cierto, es que México se convirtió en lugar prioritario desde que André Bretón en su visita a México comentara, en la conferencia sobre surrealismo que ofreció en 1938 en la UNAM, su experiencia al perderse en la ciudad tras llegar al aeropuerto: ‘No sé porque vine aquí. México es el país más surrealista del mundo’.

André Breton con el muralista mexicano Diego Rivera André Breton como alvo... durante el Festival Dada no teatro de l´Oeuvre, 1920 André Breton en México. 1938 André Breton Andre Breton, ca. 1929

El Museo Amparo (2 Sur 708, Centro Histórico Puebla), en colaboración con el Centro George Pompidou de París, organizó la muestra ‘El sabotaje de lo real’, en la que se exploraba por primera vez a través de la fotografía los intercambios y coincidencias que sucedían entre los años veinte y sesenta del siglo XX entre los dos continentes. Las 158 fotografías permitieron corroborar los vínculos en la mirada de artistas lejanos geográficamente, pero enlazados por la misma actitud vital que constata que el surrealismo no era sólo la ideología nacida de un tendencia estilística, sino un proceso dentro del mismo ser del modernismo que llega a su etapa de culminación.

La selección estaba ordenada en tres ejes: ‘Poética urbana’, ‘Cuerpos desacordados’ y ‘Cosas soñadas’. Las tres temáticas daban cuenta de tres guías fundamentales en la creatividad impulsada por el surrealismo: la ciudad, el deseo y los objetos.

La ciudad es el espacio de la colectividad, prolongación del individuo, parangón de la modernidad desde la que se accede a encuentros inusitados e inesperados como ámbito especular, reflejo del inconsciente individual. El captar en imágenes perdurables los recovecos y los misterios de los lugares, o las asociaciones visuales oportunas, proveían al artista de un material innovador para profundizar en la psique humana.

Hans Bellmer. Les jeux de la poupée, 1938-1939  Man Ray. Le violon d’Ingres, vers 1920-1921.  André Kertész . Distortion  n° 40, Paris, 1933 Emilio Amero. El Caracol, 1928.

En la tendencia surrealista por valorar las aportaciones psicoanalíticas de Freud, el cuerpo humano, con sus deseos y represiones, adquiría un valor esencial; romper con los condicionamientos moralizantes era un imperativo. El cuerpo aparece tratado de diversas maneras: manipulado, fraccionado o cosificado, utilizando también intervenciones técnicas fotográficas que aportan dimensiones significativas a la imagen del ser humano.
Y en el rubro de los objetos, la actitud surrealista se desplaza peculiarmente por lo onírico en una asociación libre que ofrece inusitadas percepciones de las cosas o recontextualización objetual, lo que la fotografía sustenta como contenido de verdad.

Una exposición memorable que abre la visión al papel dinámico que la fotografía ostentó en la época de las vanguardias, y que en el presente, siguiendo las líneas del surrealismo más activo destaca David Lachapelle con un cuerpo de obra que bien puede recibir el adjetivo de alucinante, entre lo sublime, y lo sórdido y escabroso. En México DF se reunieron 64 obras producidas entre 1995 y 2008 expuestas en el Antiguo Colegio San Idelfonso bajo el título ‘Delirios de razón’.

David LaChapelle "When the worl is through" 2005 David LaChapelle "Pamela Anderson" David LaChapelle "Angelina Jolie" David LaChapelle "Sarrah" de la serie "Awakened"

Fred Torres comisario de la muestra, seleccionó la producción de David Lachapelle ajustada a la lectura mexicana popular y que pudieran ser asimiladas sin originar gran escándalo sino, al contrario, admiración y sorpresa. En conjunto, la obra expuesta aunque reveladora de su producción, distó de ofrecer una dimensión acertada de la fuerza de su transgresión centrada en la obscenidad y reducción del ser humano a maniquí, aclamando el cuerpo y el sexo, el objeto del deseo. La exposición fue sumamente aceptada por el público, que visitó en gran número la muestra.

La transgresión se encuentra en la base de la actitud creativa de LaChapelle. Como el surrealismo en su época, esta postura artística es una resistencia a la moral impuesta, más allá de una proclama política, recurriendo a lo absurdo y la ironía a través de la escenificación de la realidad de la sociedad actual a través de mundos oníricos que retan a la razón, y en los que la decadencia, la voluptuosidad, el consumo, la espiritualidad y la violencia develan la situación que atraviesa nuestra civilización.

David LaChapelle "Jesus is my homeboy" 2003 David LaChapelle "La última cena" 2004 David LaChapelle "Cathedral" 2007

David LaChapelle se forjó entre el oficio fotográfico en el mundo comercial de la moda y el desarrollo artístico autónomo. Su nombre está ligado a revistas de gran peso internacional, y ha retratado a celebridades desde el mundo del espectáculo al de la política, y ha dirigido videos musicales de renombrados cantantes.

Su obra es una de las manifestaciones del trasvase de las prácticas visuales hacia el terreno de las disciplinas funcionales que se alejan del arte institucional, aunque en su caso es absorbido por la maquinaria convirtiéndose en cómplice de las estrategias comerciales del arte, disminuyendo entonces su mensaje revestido de atmósfera de simulacro y apariencia teatral, cargado de alegorías en múltiple cruce de referencias, algo tan característicamente barroco. Sin embargo, su postura visual encaja más bien en un manierismo surrealista pues, basándose en elementos superficiales del clasicismo renacentista, partiendo de obras artísticas del pasado, funde idealismos con la ambición exhibicionista: se idealiza la exhibición y se exhibe lo ideal. La confrontación polarizada en varias de sus composiciones tridimensionales de gran formato apunta hacia ese estado de fusión.

David LaChapelle "Calvin Klein en Manhattan en mayo 2009  David LaChapelle "Calvin Klein en Manhattan en mayo 2009  David LaChapelle "Calvin Klein en Manhattan en mayo 2009

Irreverente y polémica, la obra de David LaChapelle se inserta en una tradición transgresora, provocativo en lo sexual, que ha salpicado el desarrollo de la imagen y que la sociedad asimila progresivamente, lo que la fotografía de moda ha explotado como ocurre con los excitantes espectaculares gigantes de Calvin Klein en Nueva York.


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Para saber más __________________________

DATOS DEL AUTOR:

Ramón Almela (Lorca, Murcia, España, 1958). Doctorado en Artes Visuales por la Universidad Complutense de Madrid. Tesis doctoral: ‘La Pictotridimensión. Proceso Artístico Diferenciado’. Constatación en Nueva York, 1989-90. Revalidado como ‘Ph.D. in Art’ por ‘World Education Services’. Licenciado en Pintura, Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Revalidado como ‘Bachelor´s and Master´s Degree in Fine Arts and Art Education’ en 1992 por ‘World Education Services’. Título de Profesor de Dibujo por la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. Madrid.