La exposición que hasta el
29 de enero podemos ver en el Centro de Arte Contemporáneo de
Málaga, M.A.R.S, nos lleva hasta la superficie marciana gracias
al fotógrafo alemán Thomas Ruff, uno de los fotógrafos
más destacados del momento actual.
La muestra, comisariada por Fernando Francés director del Centro,
reúne treinta y una fotografías obtenidas por Ruff en
la web de la NASA, en concreto de la misión realizada por la
sonda MRO, y que se divide en tres series en las que se pueden apreciar
las diferentes técnicas que el artista ha aplicado a las imágenes.
Ma.r.s., acrónimo de
mars reconnaissance survey (sonda de reconocimiento espacial)
cuenta con tres series: ma.r.s. (2010-2011), una selección
de obras de la serie más amplia jpeg (2004-2010), y
Sterne (1992). Como sus nombres indican, la primera está
dedicada al planeta Marte, la segunda son cohetes y la tercera estrellas.
El propio artista se encarga de explicar la unión entre las tres
series: ‘la conexión entre las tres partes de la exposición
y que se resume en que los paisajes marcianos no se pueden fotografiar
sin un cohete, y las estrellas son las que rodean el planeta Marte’.
Para la serie ma.r.s. (2010-2011), el artista ha transformado
las imágenes captadas por satélite desde un ángulo
recto de forma que la perspectiva es similar a la que se puede tener
desde un avión que sobrevuela un paisaje. Este juego visual es
capaz de producir en el espectador la sensación de que está
viendo Marte desde cerca. Además, aplica colores a las fotos,
resaltando características de estos paisajes sin alterar su carácter.
Dentro de la serie jpeg (2004-2010), elige las imágenes
de cohetes, que son obras realizadas en 2007, y que también han
pasado por un proceso técnico.
Por último, Sterne (1992) (estrellas) representa estampas
del universo, que el artista alemán acerca desde el Observatorio
Espacial La Silla en Chile.
Para Thomas Ruff, ‘la fotografía
sólo puede reproducir la superficie de las cosas’,
con esta frase, resume su interés a la hora de enfrentarse al
negativo de una imagen. Persigue ir más allá del instante,
del momento que recoge. Se adentra en un mundo paralelo, buscando una
lectura diferente a la convencional. El artista multiplica las experiencias
visuales del espectador, extendiendo sus marcos de referencia más
allá de la superficie de la fotografía, más allá
del primer nivel o la primera impresión que dan sus imágenes.
Por lo que la fotografía de Ruff se caracteriza por su persistente
experimentación en torno a las propiedades del medio. Se aleja
de la fotografía documental, presta especial atención
a la manipulación de esa imagen ya obtenida, como él mismo
dice 'sólo quiero aprender cómo valorar las imágenes,
cómo saber cuánto hay de verdad en ellas’.
El origen de las imágenes pasa a un segundo plano con la intervención
de Ruff en todo el proceso creativo. La postproducción es lo
que realmente importa en el trabajo del artista alemán, con unos
resultados inesperados y con una visión sorprendente de paisajes
marcianos.
No es la primera incursión de Thomas Ruff en imágenes
captadas del universo, pero si es la primera vez que completa la secuencia
de fotografías de una forma tan perfecta, con un comienzo (los
cohetes), un nudo narrativo (los matices, colores y texturas de Marte)
y un final (las estrellas orbitando en el universo a modo de conclusión).
Una vez que han pasado el proceso creativo de Thomas Ruff son fotografías
diferentes, inquietantes, que no dejan impasible al espectador.
Thomas Ruff (Zell am Harmersbach,
1958) llegó a Dusseldorf para estudiar fotografía en 1977
con unas pretensiones muy simples, convertirse en fotógrafo,
viajar mucho y hacer fotos bonitas de gente guapa. Procedía de
un pueblecito del sur de Alemania y ha contado en repetidas ocasiones
que no tenía ni idea de arte contemporáneo. Pero se topó
con los Becher, artífices de buena parte del éxito de
la fotografía alemana de los noventa, que habían ingresado
en la Academia de Dusseldorf el año anterior, por lo que su concepto
cambió por completo.
Su trayectoria está vinculada a la generación de los fotógrafos
alemanes que promovieron una nueva corriente: Cándida Höffer,
Thomas Struth, Axel Hütte y Andreas Gursky, entre otros. Si bien
en la actualidad el arte contemporáneo no se concibe sin la fotografía,
el mérito de estos artistas es que lograron que sus trabajos
tuvieran la consideración de disciplina artística, consiguiendo
que se expusieran en galerías y museos.
Durante la década de los ochenta
inicia su relación con la arquitectura a raíz de sus trabajos
con fotografías de viviendas sociales alemanas. En 1992 comienza
a colaborar con el estudio de arquitectura de Herzog y Meuron, fotografiando
sus edificios y estudiando su interacción con el entorno. Sus
imágenes arquitectónicas de carácter serial, formato
monumental y extrema precisión ya son parte del legado visual
de los años ochenta, pero además cultiva otros géneros
como el interior, el retrato, el desnudo etc. Se adentra en el mundo
de la fotografía, pero lejos de los cánones convencionales
y apartado de la fotografía documental.
Su trabajo está vinculado al campo de la producción mecánica
de imágenes y cómo la técnica puede influir en
el resultado final de lo que expresa la fotografía. Las visiones
telescópicas del cielo nocturno impresas sobre negativos, los
provocativos desnudos extraídos de páginas webs pornográficas,
sus coloridas manipulaciones de los cómics manga y sus series
jpeg demuestran la constante intención de Thomas Ruff de reinventar
imágenes ya existentes.
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