La enigmática
Tina Modotti es fuego que no se extingue; Neruda lo afirmaba al final
de su elegía honrando la pérdida de una figura clave de
la militancia comunista y rebeldía femenina: “porque el
fuego no muere”. La vida de Tina Modotti condensa el nomadismo
junto al activismo político entrelazado con el amor y la tragedia
que le perseguía en su actitud radical comunista, como fue presenciar
el asesinato de su novio revolucionario cubano, Julio Antonio Mella,
y ser señalada como espía stalinista, conspiradora en
asesinatos de figuras del pensamiento troskista.
Procedía de una clase humilde
italiana y emigró muy joven a USA trabajando en California como
obrera textil y modista, y luego modelo y actriz envuelta en los círculos
artísticos. Tina Modotti llega a México en 1923, época
de vigor cultural, integrándose a la incipiente organización
de juventudes comunistas y registra en fotografía los años
posrevolucionarios destacando por su colaboración junto a los
muralistas Rivera,
Orozco y Siqueiros, y Frida
Kahlo, con quienes convivió y a quienes incluyó
en sus fotos.
Hay que retomar las aportaciones artísticas de Tina Modotti frente
al discurso oficial Neo-mexicano de los Noventa que elevó la
figura de Frida Kahlo, de reducido valor pictórico, a emblema
icónico comercial de arte desdeñando a Tina Modotti, quien
supone una aportación esencial en la configuración del
imaginario fotográfico mexicano difundiendo en México
la fotografía moderna de vanguardia, y participando activamente
con los artistas de la vanguardia con el grupo mexicano de “Los
Estridentistas”, un movimiento multidisciplinario iniciado en
1921 en Ciudad de México y asentado en Xalapa hasta 1927 con
tintes de reclamo social, cultura popular y orientación dadaísta,
futurista y cubista.
Se introdujo en la fotografía en California, siendo modelo y
luego pareja de Edward Weston (fotógrafo pionero del modernismo
en USA) quien la instruye, y con quien viviría en México
donde se vuelve figura esencial de la fotografía moderna cuando
vincula la estética vanguardista con la reivindicación
social con un carácter abiertamente propagandista, llegando a
influir el estilo de importantes fotógrafos mexicanos como Mariana
Yampolski, Graciela Itubide, y al icónico Manuel Álvarez
Bravo quien mantenía una estrecha relación con Tina compartiendo
la sensibilidad y la admiración por Hugo Brehme fotógrafo
precursor de la imaginería icónica de los indígenas
y espacios mexicanos. Álvarez Bravo y Modotti compartieron materiales,
libros y revistas y mantendrían correspondencia después
de que Tina fuera expulsada en 1930 de México acusada de ser
cómplice en un intento de asesinato del ex-presidente Pascual
Ortiz Rubio.
Durante varios años, Tina viajó
de país en país militando bajo la directriz del aparato
stalinista de la URSS apoyando la expansión de la ideología
comunista hasta participar con las tropas republicanas en la Guerra
Civil Española; regresa a México tras la victoria fascista
y desaparición de la República Española manteniendo
un bajo perfil político para no causar más revuelo, hasta
morir de manera misteriosa de un ataque al corazón al dirigirse
en taxi a la fiesta de un prominente comunista en México. En
todo este periplo internacional estuvo conectada con destacados poetas
como Neruda, Alberti y Miguel Hernández, y otros personajes de
la vanguardia artística internacional.
La figura de Modotti se rodea de misterio e intriga: mujer de atrayente
belleza y recio carácter, emerge como auténtica luchadora
feminista de principios del siglo XX comprometida con la clase trabajadora.
Desarrolla su obra fotográfica prácticamente en México
en el corto periodo entre 1923 y 1930 desde la preocupación social,
alcanzando su muestra de 1929 a ser señalada como “La primera
exposición de fotografía revolucionaria en México”.
En los siguientes años abandonaría paulatinamente su práctica.
La muestra que llevaron a cabo las
Galerías del Palacio del Instituto Municipal de Arte y Cultura
de Puebla (IMACP) unieron dos comisariados que desvelaron vertientes
complementarias en Tina Modotti; una que sentó la base del fotoperiodismo
captando escenas de lo cotidiano del pueblo mexicano, y otra que desplegó
síntesis formales de la imagen en la percepción de espacios
arquitectónicos, objetos, y detalles o instantes humanos. La
mirada de Modotti, seducida por la identidad mexicana, se centra en
lo indígena y el afán vital de la gente. La idea socialista
fundiendo arte y política sustenta su obra que, ella afirmó,
“trata, no de producir arte, sino fotografías honestas
sin distorsión ni manipulación”. Con sus imágenes,
imbuida de idealismo romántico, expresaba cómo idea y
acción están imbricadas, potenciando lo político
de la imagen para motivar en el espectador un sentir que después
aliente la acción. Sus fotografías del proyecto de “Escuelas
Libres de Agricultura” figuran como los ejercicios más
tempranos de fotoreportaje social.
La bravura icónica que animaba
Tina Modotti en sus encuadres y selección de motivos aceleró
la transición de la Fotografía como nueva disciplina que
ya se iba desprendiendo del legado de la Pintura (Escuela Internacional
del Pictoricismo) con la estética pictorialista como estilo de
representación.
Al inicio de su historia, tratando de establecer su condición
de arte, la Fotografía emulaba el refinamiento de la Pintura
en sus temas y escenificación, suavidad tonal, y colorización
de negativos con procesos complicados de impresión. La corriente
modernista y la obra de Modotti acentúan, en cambio, un modernismo
vigoroso de valores plásticos de contraste, enfoque y énfasis
de la composición abstracta del sujeto u objeto fotografiado,
que apunta a la independencia propia de la estética fotográfica
frente al ámbito de los valores pictorialistas.
La obra de Modotti se afianza hoy
como ejemplar actitud de vocación artística social prevaleciendo
sobre la ficción creativa contemporánea del arte, en el
que domina el individualismo consumista neoliberal.
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Fotografías mostradas en la Galería del Palacio Municipal
del IMACP en Puebla, México, del 9 Junio al 23 de Julio, 2017.
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Para
saber más
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DATOS
DEL AUTOR:
Ramón Almela (Lorca, Murcia, España,
1958). Doctorado en Artes Visuales por la Universidad Complutense de
Madrid. Tesis doctoral: ‘La Pictotridimensión. Proceso
Artístico Diferenciado’. Constatación en Nueva York,
1989-90. Revalidado como ‘Ph.D. in Art’ por ‘World
Education Services’. Licenciado en Pintura, Facultad de Bellas
Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Revalidado como ‘Bachelor´s
and Master´s Degree in Fine Arts and Art Education’ en 1992
por ‘World Education Services’. Título de Profesor
de Dibujo por la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.