La muestra, comisariada María
del Pilar Rodríguez y con el trabajo museístico de Salim
Osta, está compuesta por las treinta fotografías de Leo
Matiz, que la Fundación Leo Matiz ha donado a la Universidad
de Cartagena, a través del Observatorio del Patrimonio Cultural.
La vida diaria de Macondo, el universo
mágico de Gabriel García Márquez y "Cien años
de soledad", puede verse en las imágenes que su coetáneo,
el fotógrafo Leonet Matiz (1917-1998) realizó entre los
años 50 y 70 y que ahora pueden verse en esta muestra, realizada
en el Espacio Cultural del Claustro de la Merced de Cartagena, Colombia,
donde reposan los restos del Nobel de Literatura.
La exposición de otro genio de Aracataca, una pequeña
localidad en el departamento caribeño de Magdalena, es “una
visión anticipada del pueblo que sirvió de sustrato para
las novelas de García Márquez”, según palabras
de Alejandra Matiz, hija del fotógrafo. Sus imágenes captadas
en Aracataca y en la zona bananera anteceden al mundo del autor de ‘Cien
años de soledad’. Leo Matiz fotografió los macondos
sembrados y escenas de la vida cotidiana de su pueblo.
Pero no sólo realizó instantáneas
de este “pueblo ficticio”, sino que también fotografió
el mundo del que fue testigo. Capturó hechos como la llegada
de León Trotsky a México el del 9 de abril de 1948; la
joven Frida Kahlo deambulando por las calles de Coyoacán; a Pablo
Neruda; Luis Buñuel; María Félix retratada antes
de ser una celebridad; el nacimiento de un volcán; los rostros
de los niños trabajadores de México; los hombres de la
calle; las mujeres en el campo; las escenas que luego inspiraron a los
mismos muralistas mexicanos;…
La fotografía
tiene algo de nostalgia perpetua, avisa con urgencia que todo momento
es perecedero y debe ser rescatado de la muerte. Matiz lo sabía
y por eso la parte de su obra que enmarca su lugar de origen, al que
volvió en varias ocasiones, muestra un barco encuadrado en el
brazo de un ancla, personajes que beben agua de un charco, árboles
carcomidos por el tiempo y tradiciones que inspiraron los mejores relatos
de la literatura colombiana.
En el libro con título homónimo
de la exposición que nos ocupa: “Macondo visto por Leo
Matiz”, el periodista Miguel Flórez recoge un testimonio
en el que Matiz explica por qué su pueblo había saciado
su curiosidad: “Yo disfruté el oficio de la fotografía
porque estaba dominado por la ansia de conocer. De niño, solo
observaba. Cuando descubrí la fotografía, y aún
ahora, pienso que he observado previamente. Soy un observador de la
naturaleza. Permanezco horas viendo el vuelo de una garza. La mayoría
de los fotógrafos se cansan. No desean insistir en el tema. Yo
siempre miraba, revisaba y empezaba de nuevo".
La historia de una parte de su legado fotográfico,
se la contó Matiz a Flórez: “Cuando me vinculé
a la revista “Estampa”, viajé a la costa Atlántica
de Colombia a realizar en la Ciénaga Grande un reportaje sobre
la pesca. Era una ciénaga entre el mar y el agua dulce, allí
capté la fotografía de la red. He tratado de volver a
realizar la imagen del hombre lanzando la atarraya y esa imagen no se
ha repetido. Creo que haber registrado esa fotografía a la velocidad
que lo hice es una suerte. El pescador que lanza la red es un hombre
que tiene dignidad”.
Datos biográficos
Leonet
Matiz Espinoza (Aracataca, Colombia, 1 de abril de 1917 -Bogotá,
24 de octubre de 1998) fue uno de los fotógrafos más versátiles
y singulares de la generación de reporteros gráficos que
renovaron la escena del fotoperiodismo durante las primeras seis décadas
del siglo XX en América Latina, Estados Unidos y Europa.
Aprendió a leer y a escribir con sus padres, acudió
a la escuela en Ciénaga y completó su formación
en el Liceo Celedón, en Santa Marta. Dese muy joven tenía
clara su vocación artística, y en 1933, con 16 años,
publicó unas caricaturas en la revista “Civilización
de Barranquilla”.
Más tarde en Santa Marta, Aracataca, fundó la revista
“Lauros” y expuso sus dibujos en la confitería Excelsior
y en el cine Variedades. La necesidad de expresarse venía de
una infancia rica en experiencias. Enclavado en las estribaciones de
la Sierra Nevada de Santa Marta, no contaba con avances como la radio
o la luz eléctrica. “No teníamos los inventos recientes,
pero poseíamos el escenario vivo y cambiante de la naturaleza.
En ese espacio, yo era un niño campesino y salvaje. Cazaba patos
y micos. Trabajaba la herrería y arreglaba armas. A los 10 años
tuve mi primera escopeta, y eso es una evidencia de la libertad con
la que vivía en el campo”, le contó Matiz a Miguel
Flórez, su biógrafo.
Vivió en México, donde se relacionó con notables
artistas como Diego Rivera, Frida Kahlo o David alfaro Siqueiros; en
Estados Unidos, donde trabajó para algunos medios como “Life”
y “Reader's Digest”, y en Venezuela, como fotógrafo
del Palacio de Miraflores. Entre sus obras se registran notables personajes
y eventos como “El Bogotazo” (1948), durante el cual resultó
herido. Una de sus obras fotográficas, “Pavo real del mar”,
es considerada una de las mejores fotografías de Colombia. En
1949, fue elegido como uno de los diez mejores fotógrafos del
mundo.
En 1951 se estableció en Bogotá, donde fundó galerías
de arte que dieron a conocer a jóvenes artistas como Fernando
Botero. En 1958 colaboró en diversas revistas venezolanas, y
en 1961 realizó reportajes sobre Perú y Chile para el
“Saturday Evening Post”. En 1978 es víctima de un
atraco en la capital colombiana donde pierde su ojo izquierdo, impactado
por este hecho se refugia en una finca al sur de Bogotá y renuncia
a la fotografía por un tiempo.
En Italia retoma la fotografía de estudio después de 16
años de no realizarla e inspirado por el trabajo con la modelo
Angela Pintaldi, quien motivó su regreso a esta actividad. Después
de 50 años de ausencia regresa a México y realiza el libro
“Los hombres del campo”.
En 1998 el gobierno colombiano le
rinde un homenaje y lo reconoce como el más importante fotógrafo
de Colombia del siglo XX. Fallece este mismo año en Santafé
de Bogotá a consecuencia de una cirrosis hepática.
El Macondo de Leo Matiz
Espacio Cultural del Claustro de la Merced
Montalegre, 5, Barcelona, España
Desde el 14 de enero hasta el 29 de febrero de 2020