La exhibición retrospectiva
en la Fundación PROA de Buenos Aires, presenta las obras más
emblemáticas de Yves Klein, uno de los mayores exponentes del
arte contemporáneo del siglo XX. Incluye las producciones más
emblemáticas del artista francés. Sus primeras pinturas
monocromáticas de 1955; sus célebres monocromos azul ultramarino
saturado; las pinturas de fuego y las Cosmogonías -de lluvia
y viento-; las series de Esculturas Esponjas y las obras en oro, resultados
del trabajo de varios años combinando práctica pictórica,
espiritualidad, la fuerza de la naturaleza y la exploración de
un camino hacia lo absoluto. El artista, de trayectoria audaz, es muy
reconocido por las nuevas generaciones de artistas, quienes rescatan
tanto sus gestos performáticos como sus notables escritos y la
audacia en sus obras.
Esta muestra que también visitará
Mexico y Brasil, recorre a lo largo de cuatro salas, prácticamente
toda la producción de Klein. Cuenta con más de 70 obras
y alrededor de 100 documentos. Toma como punto de partida la doble exposicio´n
“Pinturas monocromas”, que Yves realizó en 1957 en
las galerías de Iris Clert y Colette Allendy. El recorrido por
las diversos núcleos hasta sus últimas obras permitirá
conocer estas nuevas perspectivas y formas de ver el mundo, y dejar
constancia de cómo artistas como Lucio Fontana e Yves han sido
capaces de confrontar la escena artística de los años
60, que está monopolizada por los artistas americanos.
A través de sus obras, Klein cambió el foco perceptual
desde el objeto material hacia una "sensibilidad inmaterial",
desafiando las nociones preexistentes sobre el arte e inyectándolas
de un nuevo sentido de espiritualidad a través del color puro:
"Con el color alcanzo un sentimiento de plena identificación
con el espacio y estoy completamente liberado (...) Busco, por sobre
todas las cosas, alcanzar en mis creaciones esa "transparencia",
ese "vacío" inmensurable en donde reside el permanente
y absoluto espíritu liberado de todas las dimensiones" (Yves
Klein).
Klein fue uno
de los precursores del happening
con la realización de sus Antropometrías en público,
el Salto al Vacío, el proyecto de iluminación
del Obelisco de la plaza Concorde, entre otros proyectos. El grado en
que Yves Klein empujó su experimentación con ideas y materiales
es impactante para un tiempo en que las prácticas conceptuales
no eran tan comunes. Sus trabajos con modelos vivos intentan registrar
las energías cósmicas del cuerpo, rociando con pinturas
los contornos de las modelos. Estas Antropometrías reflexionan
sobre el tiempo y la presencia física en un plano material.
Esta primera gran retrospectiva de Yves Klein en América latina,
realizada conjuntamente con los Archivos Yves Klein, la Embajada de
Francia en Argentina y Tenaris, muestra a un artista provocador e innovador,
que constantemente hacía borrosas las fronteras entre el arte
y la vida, entre la pintura y la performance, entre los objetos y las
ideas. Repensando su propia época desde una perspectiva espiritual
y estética, actuó como bisagra con las generaciones venideras,
permitiendo la irrupción de otros movimientos como el arte conceptual,
el minimalismo y el pop. Su objetivo revolucionario consistía
en repensar radicalmente el mundo en términos tanto estéticos
como espirituales.
Yves Klein (Niza,
1928 - París, 1962) artista francés considerado como una
importante figura dentro del movimiento neodadaísmo. Sus padres,
Fred Klein y Marie Raymond, también fueron pintores. Desde el
año 1942 hasta el 1946 Klein estudió en la Escuela Nacional
de la Marina Mercante, y en la Escuela Nacional de Lenguas Orientales,
empezó a practicar judo.
Fundía el inconformismo dadaísta con una profunda espiritualidad
que se sustentaba en su pasión por la filosofía oriental
y por el esoterismo. De hecho, estaba adscrito a la secta de los Rosacruces
y practicaba el judo como una forma de integrar la energía física
y la espiritual. Todas sus acciones tenían para él un
sentido metafórico y con ellas anticipó prácticas
que luego se hicieron comunes a lo largo de la década de los
sesenta.
En el 1947, Klein compuso su primera Sinfonía monótona,
que consiste en el sonido de un acorde sostenido durante 20 minutos
seguido de 20 minutos de silencio. Se la considera un precedente de
la música drone de “La Monte Young” y de la obra
4'33'' de John Cage.
Entre 1948 y 1952, viajó a Italia, Gran Bretaña, España
y Japón. Durante su estancia en Japón, con veinticinco
años, alcanzó el 4º dan en judo en Kodokan. El judo
tuvo un papel importante en su arte ya que utilizaba las técnicas
aprendidas para pintar. Además, escribió un libro sobre
el judo: “Les Fondements du judo”.
En 1954 inició sus pinturas de campos monocromos, que al principio
eran de diversas tonalidades pero que finalmente redujo al azul ultramar.
Este color llegó a ser hasta tal punto una huella de reconocimiento
de sus obras que él mismo lo bautizó como color IKB (International
Klein Blue). En 1955 fijó su residencia permanente en París,
estableciéndose como artista.
Sus Antropometrías son pinturas realizadas por mujeres desnudas
que se embadurnaban en azul IKB y se convertían en una continuación
del pincel del artista cuando dejaban la huella de sus cuerpos sobre
lienzos extendidos en la pared o el suelo. En ocasiones las realizó
en público y acompañado por músicos.
Klein quiso elevar a la categoría de agente plástico a
diversos elementos como el humo, el aire o el fuego, y, mediante un
lanzallamas, realizó diversas series de Pinturas de fuego, cuyas
superficies mostraban la huella de múltiples y pequeñas
quemaduras. Sus últimas obras fueron las Cosmogonías,
soportes pintados que dejaba al aire libre para que los agentes atmosféricos
actuaran sobre ellos.
Klein murió en París de un ataque al corazón poco
antes del nacimiento de su hijo.
Yves Klein. Retrospectiva
Fundacion Proa
Avenida Don Pedro de Mendoza 1929, C1169 Buenos Aires, Argentina
Desde el 18 de marzo hasta 31 de julio de 2017
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