<<<TRES
Son
tres los agentes en conflicto. Una cadena que se protege a sí
misma y que se encuentra en constante cambio. Platón ya hablaba
de
esto años atrás en su archiconocido mito de la caverna.
En él se narraba la tortuosa vida de una humanidad condenada
a ver sólo sombras, las siluetas de una realidad difusa atadas
a un reflejo inexacto, incompleto, pero que ellos contemplaban y creían
real. En la actualidad la pared ha quedado en desuso y ahora los esclavos
tienen televisión, la cual no deja de ser un filtro que expone
una realidad no única y la mayoría de las veces inexacta.
El cine queda adherido a la televisión como método de
promoción y supervivencia. Las masas degluten - ¿cómo
no iban a deglutir? - amamantadas por la cultura del advertisement.
Todo queda supeditado al poderoso caballero, que pervierte al concepto,
que destruye el arte.
En primera instancia nos topamos con el monstruoso ente cinematográfico;
una aplastante industria de variadas formas, colores y texturas que
se sirve de un segundo agente, mucho más mayoritario, para penetrar
en las austeras casas de los monocordes. Es una forma de promoción
perfectamente válida constituida por programas especializados,
los no-especializados (los que más difusión tienen) y
la emisión de films como manera de consolidar determinado prime-time.
El tercer y último agente serían los ya citados monocordes.
Un receptor activo y pasivo que se informa sin poder evitar los efectos
persuasivos que esa información contiene.
La
realidad televisiva en España resulta en extremo deprimente.
Una espiral rosada - de tonos catastróficos - que se empeña
en amargarnos la vida, combinada con telediarios recitados, entrevistas
de mayor o menor profundidad, concursos copiados de otros países
y algaradas organizadas por José Luis Moreno o imitadores de
su monótono organigrama. Y es que es rara la semana que no hay
una gala en televisión. Da igual el tema, gala de los santos
inocentes, gala de los juguetes para niños del tercer mundo,
gala porque sí, gala porque toca, redifusión de galas
de nochevieja, gala de los premios de música latina
Todo
recolectado, cocinado y listo para ser digerido en una pantalla que
absorbe, que atonta, que embelesa y prohíbe contestar.
Una de las mejores cosas que tiene la tele es que a través de
ella puedes ver películas, no muchas y tampoco demasiado buenas
(sólo de vez en cuando), pero puedes ver películas. Una
de las peores cosas que tiene la tele es que esas películas son
abortadas por continuos bloques de anuncios, a cada cual más
extenso e intenso. Es habitual que en medio de una escena sublime, esencial
para el funcionamiento del ritmo, impongan su original técnica
de ganar amigos: publicidad cuando más disturba y cuanto más
larga mejor. Y luego reengánchate al argumento, son muchos bemoles
los que tiene la cosa.
Antena 3 organiza todas las semanas un evento en su programación
y regala a sus espectadores una película que no es película
sino peliculón. Todos los años cae dos o tres veces Braveheart.
Es como una tradición, como lo fue Mary Poppins en su
día. Tele 5 no se queda atrás y cuenta todos los viernes
con su cine 5 estrellas (que dentro de la comercialidad, a veces resulta
interesante). Es curioso, nunca ponen películas made in Spain.
Pero el ingente tamaño de publicidad que colocan sólo
es comparable al que osa emitirnos Antena 3. Puedo hacerme unos spaghetti
a la bolognesa y llegar a tiempo para la reanudación. Pero
como son cadenas privadas se les permite, porque tienen que ganar dinero
y hacerse multimillonarios. El problema es que TVE1 es pública
y son tres cuartos de lo mismo. ¿Hasta cuando con 17 minutos
de corte publicitarios cada vez que te empiezas a meter en la película?
La 2 es sin duda la mejor alternativa para aquellos míseros que
no dispongan de satélite digital en sus casas. Los anuncios no
suelen ser tan frecuentes, aunque cuando te los colocan la madre de
los programadores suele ser innumerablemente nombrada. Las películas
pueden ser de todo menos novedosas, exceptuando las producidas en territorio
nacional que son emitidas en Versión Española. El resto
son clásicos, Hitchkock suele ser uno de los predilectos, y películas
de los 80 - a veces desconocidas - de las que puede ser interesante
su visionado.
Pero volvamos al prestigioso mundo del digital plus (es más).
A priori, uno puede pensar que la oferta de cine, va a ser amplia y
abundante. Que todos los días, cuando te apetezca amoldar el
culo, tengas una película esperándote en la pantalla.
Para eso te dan el mando, para que te reclines y elijas a eso de las
22.30 un film para irte dignificado a la cama. Canal tras otro te topas
con la cruda realidad. Ninguna película te interesa ver ni revisar.
Todo son títulos o comerciales, o desconocidos, o americanos
patrióticos, o repipis, o de Paco Martínez Soria. A veces
tienes suerte y encuentras películas buenas, pero no es tan habitual
como en un principio te prometen que va a ser. La apoteosis de Mesopotamia
llega cuando te acercas a los canales de taquilla y observas la cartelera.
De primer plato Ghost Ship (El barco fantasma), con uno de los
hermanos Baldwin (¿cuántos son?) y la enfermera de Urgencias
que se hacía carantoñas con George Clooney. Sin duda,
una de las peores películas de "terror" de serie B,
que se han hecho en los últimos años. No le falta tópico
alguno. Y, sin embargo, Taquilla te lo coloca en 5 canales, para que
no te pierdas nada. Durante un par de semanas, todos los días.
La siguiente película es Una pandilla de altura, una de esas
películas que sabes que no vas a ver porque tienes más
de 14 años. Tres idiotas y una bruja es la siguiente en discordia,
de la cual no pienso hacer comentarios porque tampoco la he visto ni
lo pretendo.
Asqueado del inframundo cinéfilo te puedes pasar al porno, un
género que nunca te decepciona. Sabes por lo que pagas, no como
en los canales de cine, que te prometen cine - lógicamente -
y sólo recibes sucedáneos y pequeños regalitos
de vez en cuando. Por esos regalos doy las gracias, pero
¿no
me hubiera salido más barato haberme ido hasta el videoclub y
regalarme lo que se me antojara? Tal vez sí, pero el videoclub
queda muy lejos y unos estúpidos hombres blancos me robaron el
panda ayer.
Pero debemos retornar a las cadenas generalistas y a la forma de exponer
el cine al espectador. No son sólo películas, también
hay programas especializados - de mayor o menor nivel - que o bien se
quedan en la superficie o ahondan en los vericuetos más insospechados
del mundillo. Cosa que el amante del séptimo arte agradece eyaculando
al amanecer. Empecemos - por eso de la jerarquía numérica
- con la Primera:
Todos
los sábados antes de comer, una modelo y presentadora (nadie
mejor para presentar un programa de cine que una modelo) luce su cuestionable
belleza para lanzar a nuestros hogares las últimas novedades
en lo que a cine se refiere. El programa es "Cartelera" y
la que presenta se llama José Toledo. No es que sea mal magazine,
simplemente es que es eso, un magazine que presenta demasiadas veces
el cine como instrumento de mero entretenimiento. Sólo hay que
mirar las películas que promociona, a las que les da mas importancia,
que si Tom Cruise y Penélope, la nueva obra maestra de Ben Affleck
(la última fue Pearl Harbour) y los modelitos que portaron Nicole
Kidman y Jennifer Aniston en la pasada gala de los premios Golden Grahams.
No quiero decir con esto que sea mal programa, simplemente que está
demasiado vendido a los grandes estrenos que la información ha
pasado a convertirse en publicidad mezquina y encubierta. Pero no lo
odio, simplemente procuro no verlo porque me pone nervioso. Y cuando
me pongo nervioso, mato.
Programas
más interesantes podemos encontrar en La 2. Si antes de verlo,
te tomas 3 cafés, "Qué grande es el cine" puede
resultar hasta entretenido. Las películas gustan de ser clásicas
y los comentaristas de las mejores jugadas aportan muchas veces datos
curiosos y visiones que no habías intentado trazar. Mucho más
ameno es "Versión española", el programa que
presenta Cayetana, que combina la entrevista con el visionado de una
película siempre española. Es otra manera de hablar de
cine, con los protagonistas, director y/o guionista, el análisis
queda mucho más completo y el espectador de a pie, suele quedarse
con ganas de más cuando termina el programa. Es un programa cercano,
que ahonda en la técnica y en el lado humano y profesional de
los responsables del film. Antes ponían la película sin
anuncios, como se debe ver el cine. No sé que pasó esta
nueva temporada, pero el cangrejo volvió para atrás y
ahora no es que haya demasiados (tampoco pocos) pero hay. Todo lo bueno
se acaba, como bien reza el dicho pesimista.
A mi juicio, el mejor programa que trata el cine en la actualidad es
"Días de cine" con su magnífico e inigualable
-no hay calificativos que lo describan mejor- presentador Antonio Gasset,
que a su vez se encarga de gran parte del guión y de la dirección.
Con su particular estilo mordaz y sorpresivo y su rictus mitad serio,
mitad burlón, Gasset consigue mezclar el humor con la crítica,
a la vez que despotrica contra los anuncios cada vez que es obligado
(exigencias de mr.money) a hacer un intermedio, proponiendo al espectador
múltiples alternativas en las que uno puede gastar su tiempo
en vez de tragarse toda la publicidad. Todo un gesto que humaniza y
acerca este ente televisivo, que cuenta con un sumario fijo en el que
se comentan las novedades desde una perspectiva histórica cinematográficamente
hablando.
Es una labor meticulosa la que realizan cada semana, ya que son muchos
fragmentos de muy diversas películas y todos tienen que tener
alguna relación, cierta conexión con el tema que se está
tratando. Al final del programa es usual que se haga una retrospectiva
o incluso biografías sobre actores legendarios pero no demasiado
famosos. El criterio de Gasset suele ser bastante selecto y fiable y
los recorridos elegidos muy completos. Lo peor que tiene es el horario,
ya que empieza a las 12 y no acaba hasta la 1.30. Y es peligroso verlo
entero, porque después de "Dias de cine" llega "Metrópolis"
y si hay suerte puedes tener para ti solito toda una ración de
cortometrajes a cada cual más estimulante.
Pero parémonos a pensar en los cortos. ¿Qué es
un corto? Un escalón que todo director ha de subir unas cuantas
veces antes de pasar al mundo de los largos. Se trata de una industria
muy poco explotada. En España hay gran cantidad de directores
nóveles, que ante la imposibilidad de rodar una película,
ruedan cortos y más cortos. El problema es que esos cortos no
se distribuyen, no se conocen, no tienen publicidad, no son mostrados
al público más que en festivales temporales y no siempre
accesibles. El único corto español que yo recuerdo haber
visto como lo anunciaban en la tele es "Soberano. El rey canalla"
de Carlos Bardem. Corto interesante, divertido, que contaba con rostros
pseudo-conocidos y un director de cierto nombre. Sin embargo, no se
proyectó en televisión al igual que el resto que yacen
metidos en un cajón, esperando que a alguien le de por desempolvarlos
y sacarles jugo. Hay verdaderas maravillas, prodigios narrativos, guiños
de creatividad y hondonadas de originalidad, pero no los podemos ver
porque dicen que los cortometrajes no funcionan con la audiencia. A
mi modo de ver, sólo hay que dar con la fórmula adecuada
y mantenerla un tiempo a la espera de que cuaje. No es tan difícil
si el material es bueno.
Canal plus (y muy de vez en cuando "Metrópolis" en
la 2) es el único canal que los emite, aunque no semanalmente,
sólo en ocasiones y muchas veces tienes que pagar. La última
fue antes de la pasada gala de los Goya, cuando emitieron en abierto
todos los cortos nominados en un programa especial. Desconozco los datos,
pero no fueron pocos los que lo vieron. En mi caso, me lo perdí
por no estar al tanto de la programación, pero fue mucha la envidia
que despertose en mí cuando cada uno de mis conocidos me preguntaba
si había visto el programa.
He dejado para el final "Magacine", el
programa que presenta el joven Antonio Muñoz de Mesa. De Antena
3 y Telecinco prefiero no hablar no porque les tenga manía (que
cierto es) sino porque no existe en sus programaciones ningún
programa especializado en cine que merezca la pena destacar. Y sin embargo
en Canal Plus lo hay y es un programa que evoluciona muy rápidamente
y para bien. Desde un estilo cercano y ameno, el presentador deambula
por la gran ciudad, en busca de un escenario, de un plató, de
una mesa desde la que presentar su programa. Eso ya es original. También
es muy curioso de ver porque se pasea por los rodajes de las películas
y muestra el otro lado, la construcción de la ficción.
Es cierto que de vez en cuando lo hace Telecinco los sábados
por la noche. Los titula "Como se hizo" pero suelen ser muy
pero que muy aburridos. Sobre todo porque siempre cuentan lo mismo y
todo parece lo mismo, pero con caras parecidas que no las mismas.
En definitiva, el enfoque que ha elegido la televisión para acercar
el cine a nuestras casas es, sin lugar a dudas, escaso, pobre e incompleto.
Sólo unos pocos programas se salvan (de los pocos que hay) y
los otros que existen no merecen llamarse programas sino espacios de
publicidad encubierta. Donde sólo se promocionan las películas
que previamente han pagado la cuota. También es reprochable la
poca movilidad que amordaza el mercado de cortometrajes, condenando
su degustación sólo en círculos selectos, habitualmente
festivales no demasiado mayoritarios. Los canales digitales podrían
ser mejores y la oferta de películas mayor y más cualitativa.
Pero el mundo no es perfecto (ni siquiera la televisión) y es
muy frustrante el pretender que lo sea. Sin embargo, cuestionar la realidad
es lo que siempre conduce al progreso. Tal vez fue lo que hizo aquel
esclavo para escapar de la oscuridad de la caverna. El esclavo que se
enteró de la verdad y que volvió para informar a sus compañeros.
El impacto mental provocó que ninguno le creyera y todos siguieran
trabajando, haciendo caso omiso a los ruegos del esclavo que había
visto la luz. Creo que al final lo mataron, pero como es un mito escojo
un happy end: al final todos son felices.