En esta
oportunidad he elegido films profundos, de esos de los que no se sale
ileso. He tomado nuevamente esta última década para
destacar películas que marcaron pauta, de cita obligada para
los buscadores del buen séptimo arte. Se trata de cine intenso,
de contenido, que desafía el intelecto y mueve las emociones.
Son fotogramas que se nos graban irremediablemente en la memoria y
nos hacen festejar el mejor cine de autor.
Nota: En esta
saga no pretendo hacer una antología de las mejores películas
de la década, de hecho en esta entrega me han quedado muchas
cintas excelentes por fuera que tendré que retomar en próximas
entregas. Se trata de una selección completamente subjetiva
de diez películas sobresalientes
DogVille (2003):
Una propuesta arriesgada
Cuando
hablamos de Lars Von Trier, hablamos de unos de los exponentes más
importantes de este siglo en lo que a cine de autor se refiere. Su Dogma
95, que buscaba alejarse de las artificialidad estética de las
producciones en serie, sostenía en uno de sus principios básicos
la necesidad de que el cine se atuviera a filmar exclusivamente de manera
realista o más aun, naturalista. Este director danés despierta
polémica con cada uno de sus films y es amado y odiado en la
misma proporción por los críticos y espectadores. Independientemente
de las reacciones extremas que suscitan sus creaciones, estamos frente
a un artista, un buscador, un genio del séptimo arte. Un director
que constantemente intenta reinventar la narrativa cinematográfica,
experimentar nuevas formas de contar una historia y producir películas
únicas, que permanecen por muchos años en la memoria del
espectador. En Dogville, se desmarca de la filosofía del Dogma
95 y se acerca al teatro de Bertold Brecht y su propuesta del distanciamiento,
con la presencia de un narrador omnisciente que va llevando el relato
y nos ayuda a alejarnos de las situaciones, para así reflexionar
sobre las mismas. La Película se desarrolla íntegramente
en un enorme escenario teatral donde la mayor parte de los edificios
no existen, solo hay algunos muebles dentro de los límites de
cada casa, dibujados en un piso negro, con pintura blanca. A nivel estético,
destaca un excelente trabajo de luces y sonido, junto a una escenografía
minimalista en extremo, sin duda con dejos teatrales. El manejo de la
cinematografía es atrevido, con intensos, frecuentes y agresivos
primeros planos, cenitales, caprichosos cortes, cámara en mano,
barrido y travelings, todo dentro de los limites de la ciudad: un escenario
rectangular y abierto donde podemos ver que están haciendo cada
uno de los personajes. Al ya familiar elemento de la víctima,
en esta caso Grace (Nicole Kidman) que llega huyendo a un pueblito perdido
en las montañas llamado DogVille, se agrega el factor de la venganza.
La ingenuidad, la capacidad de sacrificio, la dignidad, la degradación
del hombre por el hombre, la vida en sociedad, el totalitarismo, pero
por sobre todo la delgada línea entre el bien y el mal, son algunos
de los temas trascendentales tratados en esta cinta.
Pollock (2000): Genio y Demonio
El
reconocido actor Ed Harris se estrenó como director y productor,
en Pollock, una película intensa, con actuaciones sólidas,
que nos relata 15 años en la vida de este torturado artista,
hasta su trágica muerte con aroma a suicidio, en 1956. Diez años
le llevó a Harris parir este proyecto, que comenzó a obsesionarlo
desde que leyera una biografía sobre el pintor. De allí
en más, se dedicó a investigar sobre su vida, hasta que
finalmente cayó en sus manos el libro ‘Jackson Pollock:
An American Saga’ (Premio Pulitzer 1991), en el cual se basó
el guión del film y que marcó un punto concreto de partida.
Pollock, se desliza entre el retrato de un gran artista y el retrato
de un rabioso y violento hombre, que podía autodestruirse (de
hecho lo hizo) y ser sumamente cruel con sus seres queridos. En este
punto y como toda biografía llevada al cine, Harris se adentra
en terreno peligroso y en su relato parece dejar de lado las causas
del sufrimiento constante del pintor pero más que nada el lado
carismático del mismo. El Jackson Pollock de Harris, es un ser
sombrío, extremadamente tímido, inseguro, alcohólico,
debatiéndose entre un reconocimiento que anhelaba y detestaba
al mismo tiempo. Indudablemente Jackson Pollock, fue un revolucionario
de su tiempo. Un vanguardista del Expresionismo Abstracto que dejó
su huella en la historia del arte moderno. En esto, jugó un papel
fundamental su esposa Lee Krasner, también pintora, excelentemente
interpretada por Marcia Gay Harden, quien obtuvo el Oscar a la mejor
actriz de reparto. Pollock fue el primer pintor abstracto norteamericano
tomado en serio en Europa. Especialmente cuando en 1947 emergió
su concepto de pintura en acción: no pintar imágenes sino
acciones o lo que algunos llaman revelaciones de los estados inconscientes
del artista. En vez de usar pinceles o brochas, fijaba el lienzo sobre
el piso y usando palos y cuchillos, tomaba pintura directamente de la
lata , empleado la técnica del goteo, a diferentes ritmos, olvidándose
completamente de un motivo central, danzando en semi éxtasis
alrededor de la tela, moviéndose con precisión, esparciendo
color y forma hasta llenarlo todo. En las dinámicas escenas donde
Pollock pinta, Ed Harris ofrece una representación integral,
especialmente desde el punto de vista físico, ya sea que esté
pintando con brocha, con dedos, directamente del tubo o con la técnica
de goteo, el actor lo hace con naturalidad y soltura: la manera de torcer
la cintura, de caminar semi danzando alrededor de la obra, el parecido
físico entre ambos. Todos estos detalles conjugados, hacen de
estas escenas un engranaje perfecto entre música, actuación
e imagen. Ed Harris y Marcia Gay Harden, hacen una dupla impactante,
en este film independiente, en el cual Harris invirtió su propio
dinero y un esfuerzo de 10 años. Si bien, como cualquier autobiografía,
puede ser criticada por dejar fuera esto o aquello, la película
nos acerca al alma del artista, un espíritu creativo, como tantos
otros de la historia, en el clásico contraste entre la adicción
que lo destruía y el arte que lo reinventaba.
Sideways (2004): Los caminos de la vida
Sideways,
dirigida por Alexander Payne, un interesante director de corte independiente
que tiene en su haber películas con calidad dramática
y pocos efectos especiales, como el sutil drama ‘About Schmidt’
o la cínica comedia ‘Election’. Un creativo enfocado
principalmente en contar historias cercanas al espectador, que reflejan
la condición humana en su faceta más realista y cotidiana.
Considerado por muchos como un director de culto, ha logrado en Sideways
(Entre Copas) un film sólido, que sin grandes despliegues de
celebridades de renombre, logra excelentes actuaciones de sus protagonistas,
actores casi siempre relegados a roles secundarios, que demuestran su
pasta en base a un excelente guión que tiene la virtud de ofrecer
la poesía de la vida, entre diálogos que expresan con
precisión las vicisitudes y pensamientos de seres comunes y corrientes.
La película cuenta la historia de dos amigos de la universidad
que emprenden un viaje en auto por los viñedos californianos:
Miles (Paul Giamatti), es un típico perdedor, profesor de primaria,
medio depresivo, pesimista, pero que acaba de escribir su primera novela
y tiene aspiraciones de publicarla y finalmente cumplir su sueño
de convertirse en escritor. En contraposición su amigo Jack (Thomas
Haden Church), es un actor fracasado pero optimista y aventurero, que
está a punto de casarse y ve en este viaje la oportunidad de
hacer algunas travesuras antes de pisar el altar. En el camino tropezarán
con dos mujeres, una mesera llamada Maya (Virginia Madsen), que se sentirá
atraída por el introvertido Miles y Stephanie (Sandra Oh) que
iniciará un tórrido romance con Jack, ignorando que está
comprometido. El personaje central, interpretado magistralmente por
Paul Giamatti, es el corazón del film. Este dulce y atormentado
ser, que encuentra placer solo en la catación de vinos, tema
en el cual es un experto, logra tocarnos la fibra más profunda
con sus inseguridades y su fragilidad emocional. El tema del vino, merece
un párrafo aparte. A través de ricas metáforas,
la catación de cada vino y la descripción que hacen los
personajes de lo que sienten al probarlo, expresan significados profundos
de la vida, estados de ánimo, actitudes ante cada día.
Entre copas, el film se va colando y nunca pierde el ritmo a pesar de
estar basado en las mismas anécdotas mil veces contadas, los
mismos encuentros, desencuentros, amores y desamores. Con cámara
certera y un guión sincero, Payne nos da una muestra del cine
que nos representa a todos, en nuestra cotidianidad, nuestros fracasos
y nuestros momentos felices. Sin artificios, ni complicados giros de
trama, la película atrapa en su profunda simpleza, esa que nos
refleja y que nos acerca más a lo que somos. Sideways es en suma,
la demostración de que el cine basado en los personajes, sin
grandes despliegues técnicos, pero con absoluta dedicación
a la historia, da a luz un cine que se acerca a la realidad y por ende
a nuestras propias vivencias.
Requiem for a Dream (2000): Atrapante pesadilla
CDarren
Aronofsky, quien ya había impresionado con su ópera prima
‘PI’ ratificó soberbiamente su talento con este film
crudo, que afronta el tema de la adicción como producto de una
sociedad plagada de aislamiento y soledad. La historia gira alrededor
de Harry (Jared Leto), un drogadicto hijo de Sara Goldfarb (Ellen Burstyn),
el mejor amigo de Tyrone (Marlon Wayans) y el novio de Marion (Jennifer
Connelly). Sara es una viuda que pasa la mayor parte de su tiempo mirando
televisión, comiendo chocolates o chismorreando con las vecinas.
Un día recibe una llamada no esperada diciéndole que “ya
ha ganado” y que participará en su show preferido de televisión.
En un esfuerzo por perder peso y lograr “entrar” dentro
de su único vestido elegante, comienza una dieta a base de píldoras
que le prescribe un doctor “experto” (aquí la película
hace una crítica a la industria médica y sus insensibilidades)
. Rápidamente Sara queda enganchada en sus pastillas multicolor,
entre ellas una versión ‘aprobada’ del speed,
y poco a poco su salud mental comienza a tambalearse. Las historias
de Harry, Tyrone y Marion poseen la misma relevancia temporal en el
film y en múltiples ocasiones las actuaciones son excelentes.
Sin embargo el relato es más convencional en su contenido (nada
en Réquiem es convencional en estilo) ya que gira alrededor de
la adicción a las drogas: cocaína, speed y especialmente
heroína y el trágico mundo 'junkie' que las rodea. En
cierta forma todos los personajes están tratando de llenar un
vacío en sus vidas. Harry busca amor y felicidad para sentirse
realizado. En la persona de Marion encuentra a la mujer cuya hambre
emocional coincide con la suya. Pero el amor no es suficiente y la misma
intensidad que los une los ata a sus adicciones. Por su parte Tyrone
carga el vacío de haber perdido a su madre muy temprano y su
anhelo es la seguridad que nunca tuvo cuando niño y que consigue
saciar malamente como pequeño traficante y asiduo consumidor.
La tragedia radica en que todos los personajes buscan unirse pero ninguno
acaba por encontrarse. En la primera mitad de Réquiem, la dirección
de Aronofsky es maestra, usa más efectos que Oliver Stone pero
siempre al servicio de la historia: cámaras rápidas y
lentas, edición tipo Hip-Hop para las escenas de consumo. Si
bien se utilizan recursos conocidos como pupilas que se dilatan, jeringas
que se llenan, cucharas calentándose, billetes enrollados, etc,
la manera en que estos elementos están conjugados junto a una
banda sonora poderosa, hace que prevalezca la originalidad sobre el
lugar común. Cabe resaltar el magnifico trabajo de edición
realizado por Jay Rabinowitz, quien no solo tuvo que entrelazar cuatro
historias sino lidiar con múltiples recursos fílmicos
usados por el director: pantalla partida al medio, súper close
ups, edición ultra rápida, aceleramiento, vibrator-cam,
heat-cam, 'sonri-cam' que se liga al cuerpo del actor generando un alto
nivel de subjetividad y más de 100 efectos visuales. A nivel
técnico esta película es excelente, pero más allá
del talento que requiere utilizar la tecnología, lo importante
en Réquiem es que la misma está en función de la
historia, logrando atravesar la pantalla hasta llegar al espectador.
Generalmente uno sale de una película medianamente buena con
una cierta sensación, un pensamiento, una emoción. De
esta película se sale totalmente movilizado, durante mas de 100
minutos el espectador es literalmente 'parte' de la historia, hasta
el punto de sentirse afectado físicamente. Frenética,
visionaria, perturbadora, una clase distinta de película de terror
definitivamente no recomendable para los de gusto ligero o típicamente
hollywoodense. Es una película para valientes y arrojados porque
de ella no se sale ileso.
Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (2004):
Originalmente Inolvidable
Charly
Kaufman es la mente detrás de un guión ingenioso que nos
muestra una historia de amor diferente, de esas que hablan del amor
en serio, de la condición humana, de los recuerdos compartidos,
de cómo somos entidades alimentadas por nuestra memoria. Un film
para aquellos que se preguntan sobre las relaciones humanas, para los
amantes del amor, para los nostálgicos y los existencialistas,
para los de mente abierta, para los inteligentes y para todos aquellos
capaces de remontar un viaje lleno de fantasía surrealista y
reflexión. 'Eternal Sunshine Of The Spotless Mind', es la confirmación
de que estamos ante uno de los guionistas más talentosos de Hoolywood,
que en este caso acompañado del director Michel Gondry, dan vida
a una comedia romántica sumamente original. El film parte de
la premisa que es posible borrar de la memoria las malas relaciones
de pareja. Clementine (Kate Winslet) decide eliminar de sus recuerdos
a Joel (Jim Carrey), con quien tuvo una relación intensa y tumultuosa.
Joel al enterarse de lo sucedido, acude al mismo doctor para borrar
a Clementine de su vida y así poder recomenzar sin ella. El proceso
de borrado lleva una noche, en la cual se monitorea el cerebro del paciente
y se traza una ruta para borrar solo los recuerdos atinentes a la persona
indicada. Durante el procedimiento, la mente de Joel descubre que no
quiere borrar a Clementine, pero como se encuentra sedado no puede avisarle
a nadie. Su cerebro comienza a buscar escondites para ubicar el recuerdo
de su amada, donde la maquina no intente buscarlos. La película
nos va narrando la historia de Clementine y Joel, en dos planos narrativos
a partir de los recuerdos de este último. Así somos testigos
de tanto la época crítica de la relación como de
los momentos más felices. Michel Gondry, uno de los mejores directores
de videos contemporáneos, nos brinda un film que plantea de manera
no trillada el poder del amor y examina temas claves como el destino,
la compatibilidad, la tolerancia y como la memoria nos hace lo que somos.
El trabajo de fotografía, a cargo de la talentosa Ellen Kuras
(Blow), le da aún más fuerza a la cinta, que desborda
en colores intensos y ambientes surrealistas, especialmente cuando estamos
dentro de la mente de Joel. 'Eterno Resplador', como todos los guiones
de Kaufman, se pregunta sobre el sentido de la vida y el destino. Pero
en su esencia es una increíble historia de amor, no porque sus
participantes sean extraordinarios, sino porque muestra las relaciones
de pareja, en su frágil felicidad, su profundidad y su mundana
banalidad.
Mar Adentro (2004): La libertad de elegir
En
este film el talentoso cineasta español Alejandro Amenabar nos
introduce de manera inteligente en el tema de la eutanasia. Esta vez
nos sorprende, cambiando radicalmente de género, más no
de temática ya que repite el tema de la muerte, pero desde un
ángulo completamente disímil. Mientras “Los Otros”
era una película de suspenso, “Mar Adentro” es un
drama descarnado, presentando con una sutileza tal que el tema de la
eutanasia, realmente pasa a un segundo plano en esta película
acerca de la libertad de elegir cómo vivir o cómo no hacerlo.
El film trata de la vida de Ramón Sampedro, un marino gallego
cuadrapléjico que se convirtió en bandera de lucha de
quienes favorecen la eutanasia en España y llego a publicar un
libro con poesías y pensamientos. A partir de esta premisa se
desarrolla una trama sobre el amor, la vida y la muerte. Es la historia
de un hombre complejo, interpretado genialmente por Javier Bardem, quien
no deja de asombrarnos con su increíble talento. Sanpedro podrá
haber estado paralizado de la cabeza para abajo, pero su mente, su encanto,
su dignidad y su sentido del humor se mantuvieron en pie. Estos detalles
de la naturaleza humana de este ser y de todos aquellos que lo rodearon,
son los que conforman esta conmovedora película que nos hace
recordar el sentido de vivir y nos hace reflexionar sobre el alcance
de la libertad, dónde empieza y termina el respeto por la vida
y por la dignidad humana. Verdaderamente la cinta logra meterse bajo
la piel, más allá del tema de la eutanasia, está
el tema de Ramón como una persona inteligente y creativa paralizado
por una enfermedad cruel, que logra luchar por una causa y sentar un
precedente en la historia de un país. La obra es un conjunto
de detalles artesanales que conforman un todo delicado pero profundo,
acompañado de una bella cinematografía y que sobre toda
las cosas nos hace reflexionar sobre un tema importante como es el derecho
a elegir como vivir o como morir. Imperdible!
Half Nelson (2006): Una joya independiente
Half
Nelson es la ópera prima del director Ryan Fleck, quien también
co-escribió el guión junto a Ana Boden. Se trata de una
película independiente que representa lo mejor del cine indie
del año 2006. Es un film duro de digerir, justamente por su toque
realista que apoyado en las excelentes actuaciones de Ryan Gosling y
Shareeka Eps sale de la pantalla y se nos clava en la memoria. El film
se basa en una historia simple: Dan (Ryan Gosling), un profesor de un
conflictivo instituto de una zona pobre de Brooklyn, que tiene problemas
por adicción a las drogas, entabla una insólita amistad
con Drey (Shareeka Eps), una de sus problemáticas estudiantes,
cuando ésta descubre su secreto encontrándolo en el baño
fumando crack. Todo parece improbable en la historia: El es blanco,
ella es negra, el consume drogas, ella no, el es un treintón
culto ella una niña en pleno comienzo de su pubertad. Sin embargo
algo intangible los une, en sus soledades, en sus vacíos, en
sus prisiones internas, en la realidad que no pueden cambiar y establecen
una profunda complicidad. Es interesante la manera en se dibujan los
personajes y como a partir del tema de la amistad a la vez se pone algunos
tópicos candentes sobre la palestra como la paupérrima
educación pública norteamericana, el tema de la adicción
a las drogas, la utilización de niños para su venta, la
pobreza y el abandono familiar reflejando una sociedad en crisis. Recordemos
que Dan es profesor de historia y para el momento está enseñando
el tema de las libertades individuales y los derechos civiles, lo que
es aprovechado por el director para darle un sentido si se quiere político/social
al film, cosa que logra naturalmente, incorporándolo a la historia
a través de las clases del profesor y de la aparición
repentina de niños que tratan algún tema en referencia
a los derechos ciudadanos. Nuestro protagonista se las ingenia para
consumir drogas pesadas y tener la voluntad de levantarse cada día
a enseñar no sólo historia sino deporte, como si convivieran
en él dos mundos paralelos, uno idealista que intenta cambiar
el mundo y otro depresivo y escapista que se siente preso de la sociedad
en que vivimos e impotente de no poder cambiarla. Es un personaje con
un toque de ingenuidad pero con un fuerte lado oscuro. Vale la pena
destacar el sobresaliente trabajo actoral del actor Ryan Gosling, quien
nos eriza la piel con su naturalismo, desprovisto de clichés,
totalmente desnudo ante la cámara logrando trasmitir las diferentes
facetas de su personaje de manera tal que sentimos que es alguien real.
Lo mismo nos sucede con la pequeña Shareeka Eps en su sobresaliente
debut. Cerca de las encrucijadas cotidianas que todos debemos enfrentar,
el debate moral interno del profesor y sus mundos antagónicos,
nos remiten más a la situaciones reales que cinematográficas.
Lo mismo sucede con la estudiante que refleja en su comportamiento la
sociedad que la rodea. Definitivamente este es un film un poco denso,
que sin embargo vale la pena ver. Se trata de esas historias que nos
quedan resonando en la memoria, quizás porque su guión
no responde a los parámetros normales de principio, nudo y final
sino que se extiende como si nos mostrara un fragmento de la existencia
de unos desconocidos en un estilo de documental-ficción que ni
siquiera podemos decir que tiene un final definido. Ese hecho genera
en el espectador la sensación de haber entrado por un rato, en
otra realidad tan intensa como la vida misma.
Crash (2005): La intolerancia al desnudo
El productor y escritor Paul Haggis,nos trae con fuerza su ópera
prima, Crash, que aborda el no muy simpático tema del racismo
y la intolerancia en la ciudad de Los Ángeles. Con un formato
narrativo arriesgado, de múltiples personajes y diversas situaciones
que van ligándose entre sí , se nos presenta un universo
de seres separados por sus creencias y roles sociales, unidos solo por
su condición humana pero incapaces de reconocerla en el otro,
considerando lo diferente como una amenaza potencial. El film se alzó
con el Oscar a la Mejor Película ,Mejor Edición y Mejor
Guión Original, demostrando que es buna tanto en su contenido
como en su forma. El premio al mejor montaje es realmente merecido por
la excelencia en la hilación de las múltiples historias
y el galardón al Guión nos ratifica que se trata de una
historia profunda. Definitivamente un film excelente que, como la serpiente
que se muerde la cola, nos lleva en un viaje circular sobre el tema
del racismo y la intolerancia. Al estilo de la genial película
Magnolia, las historias se entrecruzan, ligadas generalmente a un accidente
automovilístico (de allí el título del film).Así
se nos van presentando los distintos personajes. Queda clara la premisa
que hoy en día el racismo no se trata solamente del color de
la piel, se trata de la diferencia y los estereotipos establecidos.
Tenemos la oportunidad de saborear el amargo sabor de la intolerancia,
que va desde mínimos detalles hasta actitudes realmente peligrosas.
El film esta perfectamente estructurado y dentro de las diversas capas
que envuelven a distintos personajes encontramos una sincronía
convenientemente perfecta que abusa un poco de la casualidad en aras
de mantener una sólida historia. Sin embargo el cometido se alcanza
y la película logra impactar, mantener la atención el
espectador y dejarlo reflexionando sobre este complejo tema de la discriminación.
Quizás la película esté demasiado centrada en los
conflictos raciales específicos que se dan en el caldero multi-cultural
de los Estados Unidos, sin embargo funciona como muestra de una sociedad
al borde de la paranoia, donde la tolerancia ha sido sustituida por
el miedo, muchas veces justificado solo por concepciones estereotipadas
de las distintas etnias que conviven entre sí. Destaca por consiguiente
no solo este absurdo divisionismo en una ciudad cosmopolita, moderna
y plagada de gente sino la soledad a que este conlleva, el encierro,
el desconocimiento del otro y de todo lo que tienen que ofrecer justamente
las diferencias que nos conforman y que hacen a la diversidad del ser
humano.
La película nos presenta a un grupo de seres comunes y corrientes,
de distintas profesiones y status sociales, precisamente para ejemplificar
que estas divergencias raciales son parte de la cotidianidad de Los
Ángeles. No solo recomiendo el film por la calidad de su realización
sino por su cruda temática, de la que nadie quiere oír
pero de la que todos somos participes o cómplices.
Million Dollar Baby (2004): Un K.O. cinematográfico
Cuando
tuve la oportunidad de ver Mystic River, quedé impactada por
la capacidad de Clint Eastwood para contar historias al mejor estilo
del cine clásico, pero sin perder en el proceso a la audiencia,
usando un ritmo algo lento, que se entrelaza en historias dramáticas,
casi siempre como subtexto de una trama desencadenante, que resulta
ser la excusa para adentrarnos en los pasajes más oscuros y nobles
de la condición humana. Aún tengo la sensación
del drama descarnado de Mystic River y sus escenas de vez en cuando
recorren mi memoria. Ese es el efecto que causa una buena película,
se inserta en nuestros recuerdos como una vivencia de la cual se desprenden
sensaciones y reflexiones que nos ponen a pensar. Million Dollar Baby
no es una excepción en la filmografía de Eastwood, es
la continuación de un estilo y la confirmación de un talento
indiscutible del séptimo arte. Es impecable en su factura, con
una fotografía algo ambigua que parece ser de cualquier época,
pero de notable dramatismo en escenas claves, con interesantes juegos
de luz y sombra. El ritmo en la edición es pausado pero certero,
la narrativa algo lenta pero capaz de mantener el interés con
giros en la trama que llegan justo a tiempo. La historia está
inserta en el mundo del boxeo, pero no es una cinta pugilista sobre
la auto superación, este es el mero telón, el subgénero
que usa el director para plasmar lo que verdaderamente quiere decir.
Se trata de un verdadero drama, que se desarrolla entre tres personajes,
signados por la pérdida y un pasado difícil que encontraran
en su vínculo una sensación perdida de familia que los
llevará a enfrentar las circunstancias más adversas. Es
un film movilizador, toca todas nuestras emociones con una trama fatalista
y triste, que por momentos encuentra redención y descanso. Con
un final polémico y abierto, dejará un dilema moral en
el espectador. Imposible no mencionar las excelentes actuaciones de
todo el reparto: Hilary Swank logra un personaje humano y creíble.
Clint Eastwood está fantástico como el culposo entrenador
y para cerrar un impecable Morgan Freeman.. Clint Eastwood, filmó
esta película en poco más de un mes, estando envuelto
en la producción, la dirección y la actuación.
Logro un film sólido, que realmente estremece. Pero este no es
el primero de su larga lista, que incluye títulos memorables
como 'Bird', 'Los Puentes de Madison', 'Un Mundo Perfecto' y 'Los Imperdonables'
y las más recientes como 'Banderas de nuestros padres' (2007)y
Cartas desde Iwo Jima (2007) por citar solo algunas. Todas marcadas
por un signo pesimista, altamente dramático, con personajes de
oscuros pasados y dolorosos presentes….Un grande del cine clásico,
profundo y melancólico de los últimos tiempos.
The Constant Gardener (2005): Un acertado golpe a los
grandes laboratorios
Fernando
Meirelles se estrenó en el cine internacional con la impactante
Ciudad de Dios, por la cual fuera nominado al Oscar como mejor director.
La película que narra en un estilo crudo, el mundo del narcotráfico,
el racismo y la pobreza en las favelas brasileñas logró
impactar tanto por su estilo visual como por su contenido. Nuevamente
Meirelles retoma la dirección, esta vez con la adaptación
de una novela de John Le Carré, que nos introduce en el mundo
del espionaje, a través de una historia sustanciosa sobre las
componendas de los grandes laboratorios fabricantes de medicamentos
y sus experimentos ilegales en el tercer mundo.
' El Jardinero Fiel' es una clásica película de espionaje,
que aprovecha el momento coyuntural que ha dado un nuevo espacio al
cine crítico y de denuncia social y política. En este
caso el foco se centra sobre la industria farmacéutica a través
de la historia de un diplomático británico, Justin Quayle
(Ralph Fiennes) destinado en Kenya cuya mujer muere en un accidente
junto a un hombre sospechoso de ser su amante, un activista defensor
de los derechos humanos de la región. A pesar de haber sido siempre
un diplomático poco comprometido con las causas sociales, nuestro
protagonista no aceptará la versión oficial sobre la muerte
de la mujer y se dispondrá a investigar sus sospechas de que
ésta fue asesinada. La historia mezcla el presente y el pasado.
A través de unos sugestivos flashbacks, introduce la duda dentro
de la historia de amor, alejándose de la típica trama
de la compañera perfecta y la relación ideal. La esposa,
soberbiamente interpretada por Rachel Weisz, es una temeraria activista
social, con muchos secretos, pero con la firme convicción de
hacer justicia. En su labor descubre que los grandes laboratorios están
usando drogas experimentales no aprobadas en pacientes con HIV, sin
importar si uno de los efectos secundarios es la muerte. Muy alejado
de pintarnos África como un continente maravilloso lleno de animales
exóticos, Meirelles con una fotografía saturada nos muestra
un continente áspero, arisco y hostil, sumido en la pobreza y
el subdesarrollo. Lo mismo sucede con Londres y Ámsterdam, que
se ven grises, lluviosas y algo tristes. La impecable y original dirección
de Meirelles logra que la película pueda diferenciarse sin ser
un film más sobre espionaje. Si bien la premisa de la historia
es clásica, el tratamiento estético de la cinta es moderno,
con el sello visual y narrativo de su director. Muy al estilo de Ciudad
de Dios, retoma la cámara nerviosa, el montaje cortado, planos
desenfocados, rápidos primerísimos primeros planos y resoluciones
visuales acertadas que producen una sensación de confusión
y pérdida, un desasosiego constante e incertidumbre acerca de
la verdadera cara de cada personaje y la sombra constante de una teoría
conspirativa. El film aunque es basado en la ficción, tiene un
estilo documental que transmite veracidad mostrando la falta de ética
de los laboratorios y la complicidad de las grandes potencias, en especial
la administración británica, directamente implicada con
su conveniente silencio y procurando el ajeno usando los métodos
necesarios. El castigado pueblo africano es tratado por los laboratorios
como conejillos de experimentación, como si sus vidas no contaran,
convirtiéndose ésta en una premisa escalofriante. El mérito
se lo lleva Meirelles por tratar de manera diferente una historia tal
vez ya narrada y la fuerza del film está en su innovadora dirección
y acertado ritmo narrativo que combinado con un tema candente dan a
luz una excelente película.
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