En esta
oportunidad he elegido películas de diversos géneros:
acción trepidante, drama, suspenso psicológico, comedia,
fantasía, que tienen en común el elemento de la originalidad,
ya sea en el planteamiento del guión, la cinematografía
o la trama. Son películas que destacan entre el resto, dándonos
un respiro de aire fresco ante tanto cine repetido basado en formulas
exitosas. Estos films dieron un paso más allá para convertirse
en cintas que vale la pena destacar.
The Jacket (2005):
La circularidad del tiempo
Hay
varias cosas atractivas que perfilan a ‘The Jacke’”
como una de las películas más interesantes de las estrenadas
durante el 2005: Su director, el pintor y cineasta John Maybury, pertenece
al cine independiente, ha dirigido mas de 10 películas desde
el año 82 y no se ha limitado al rol de director probando su
multifacética personalidad como editor, escritor y hasta productor.
Es un hombre entregado al séptimo arte, con una pasión
por la pintura que le proporciona un sentido muy profundo de la imagen
que sabe trasmitir en este film impactante en lo visual y sumamente
controversial en su contenido. No pertenece a ningún género
específico, porque está muy lejos de ser una mera película
de terror y suspenso, si bien estos elementos están presentes,
hay en la trama un planteo de ciencia ficción que implica premisas
filosóficas frente a la existencia: ¿Podemos viajar al
futuro? ¿Tenemos el chance de cambiarlo o somos meros objetos
del destino? ¿Existe realmente el libre albedrío?...Lo
más interesante es que el film no intenta contestarnos con largas
explicaciones, funciona simplemente como botón propulsor de la
mente del espectador. Jack Starks (Adrien Brody) es un ex combatiente
de la guerra del golfo (1991) que después de recuperarse de un
balazo en la cabeza, retorna a su nativo Vermont sin saber muy bien
a dónde se dirige. Bajo extrañas circunstancias se verá
acusado de un crimen que no recuerda y será confinado a un asilo
para criminales enfermos mentales. Allí un doctor lo someterá
a un tratamiento experimental que consiste en inyectarle un cóctel
de drogas y confinarlo a una chaqueta que lo inmoviliza totalmente mientras
a su vez es metido en un cajón de la morgue. A partir de cada
sesión Jack comienza a viajar al futuro y se entera que morirá
en 4 días del tiempo real, pero no sabe dónde ni porqué.
Es así como iniciará una carrera contra reloj para descubrir
como evitar su muerte, lo que le da al film un ritmo vertiginoso: ¿Podrá
descubrir como seguir vivo? ¿Podrá cambiar el destino?....
No se trata de una historia lineal, no tiene un final claro, por lo
que puede resultar algo densa y compleja por su estructura narrativa.
A través de Flash Backs vamos recordando el pasado de Jack, teñido
de tonos verdosos. Con un sugestivo montaje entramos a su mente y nos
deslizamos al futuro ambientado con colores cálidos primando
los naranjas en un magistral manejo de la fotografía. Varios
tiempos se desarrollan paralelamente y están profundamente entrelazados,
como lo están pasado, presente y futuro, en un juego de causa
consecuencia que nos plantea dilemas existenciales. ¿En que punto
se rompe la barrera entre lo que fue y lo que será? ¿Existe
la posibilidad de viajar en el tiempo tan solo con la mente?. ¿Es
el tiempo circular? ¿Son el pasado, presente y futuro paralelos?.....estas
son algunas de las interrogantes que nos deja esta impresionante película.
The Others (2001): Escalofriante historia
Hay
pocos directores con la libertad necesaria para abordar los temas que
quieren cuando quieren. Hay pocos con el talento suficiente para hacerlo
y lograr sorprender, mover al espectador en cada intento. Hay pocos
directores, que además son guionistas, editores, actores y músicos
en sus propias películas. Y es que hay pocos directores con el
talento de Alejandro Amenábar, que ha demostrado desde su primer
largo en 1996 que lo suyo es el mejor cine de autor, ese que nos desafía,
ese que se queda como una experiencia en la memoria, cuyos personajes
nos visitan y sus ambientes nos trasportan. Después de la impactante
'Abre Los Ojos’ parecía difícil superar
su compleja y sorprendente trama, pero sin embargo eso fue posible gracias
a Los Otros (The Others), su primera película en terreno
norteamericano que supero ampliamente las expectativas del público
y la crítica. Con una soberbia actuación de Nicole Kidman,
filmada prácticamente dentro de una asfixiante casa, y en base
a una premisa tan aterradora como original, el film adentra al espectador
en un suspenso crudo, sin concesiones, que se adhiere a nuestras emociones
sacudiéndolo todo. Una de las mejores películas de ‘terror’
de los últimos tiempos. Esta cinta se alzó con ocho premios
Goya, incluidos el de Mejor Película, Mejor Director y Mejor
Guión Original. Además de recibir una nominación
al Premio de la Academia de Cine Europeo a la Mejor Película.
El film trata la historia de Grace (Nicole Kidman), quien sola en un
aislado caserón victoriano educa a sus hijos dentro de estrictas
normas religiosas. Éstos sufren una extraña enfermedad:
no pueden recibir directamente la luz del día. Los tres nuevos
sirvientes que se incorporan a la vida familiar deben aprender una regla
vital: la casa estará siempre en penumbra; nunca se abrirá
una puerta si no se ha cerrado la anterior. El estricto orden que Grace
ha impuesto hasta entonces será desafiado. Grace, los niños
y quienes les rodean darán un paso inesperado y definitivo. ‘La
senda del terror que produce lo invisible se había en cierta
medida abandonado en aras de la espectacularidad. Los otros
-como también han hecho otros filmes del género- demuestra
la eficacia de este recurso plenamente cinematográfico.’
( la Butaca) Se trata en suma de una cinta que maneja el misterio de
manera espectacular, alejándose de los estereotipos del género
a través de sugestivos silencios, miradas furtivas, señales
diversas que el director nos brinda a cuenta gotas para que lleguemos
ansiosos a su impactante final .Es una película que resalta tanto
en sus elementos técnicos como creativos que sumado a solventes
actuaciones dan a luz una cinta que destaca en un género gastado
y lo vivifica al mismo tiempo que nos hiela la sangre. Vale puntualizar
la excelente banda sonora, a cargo del mismo director y sus apreciados
silencios en escenas claves, que terminan, con un excelente manejo del
suspenso y una premisa inteligente para desafiarnos como espectadores.
Definitivamente se trata de un film de terror fuera de lo común
que conjugando todos sus elementos conforma una película integral.
Una cinta escalofriante de cita obligada para los amantes del buen cine
de autor.
Batman Begins (2005): El alma de un justiciero
En
Batman Begins, la dupla entre dos jóvenes talentos, el director
Christopher Nolan y el actor Christian Bale , dio comienzo a una saga
que parecía agotada y que en su primera entrega nos dejó
hambrientos por más. Este Batman real, tangible pero igualmente
impactante atrapa y convence como justiciero de las sombras. Sin duda
la mejor película realizada sobre este torturado hombre murciélago
que nos embarca a todos en su constante búsqueda por la justicia
y que tendrá su próxima entrega en el año 2008
bajo el título ‘The Dark Knight’, bajo la batuta
del mismo director y con el mismo protagonista. Batman Begins, se acerca
al personaje con un enfoque distinto. Más fiel a los primeros
trazos de Bob Kane para DC Cómics, esta cinta nos adentra en
el misterio de Bruce Wayne, en las razones que lo llevan a convertirse
en el hombre murciélago, en el proceso de preparación
física y mental que debe atravesar, en su crisis existencial
y sus motivos ulteriores. Es en suma la historia de la verdadera génesis
de Batman. Lo primero que resalta es el corte realista de la trama y
del mismo superhéroe, que en realidad es un hombre común
que no posee superpoderes. En esta asertiva versión todo está
justificado en el guión, cada truco, cada habilidad, cada decisión,
todo posee una coherencia narrativa impecable. Desde el principio, se
nos muestran escenas claves que marcaran el tono de la historia: un
pequeño corre junto a su amiguita sobre unos pastos verdes cuando
cae accidentalmente en una zanja que resulta ser una cueva de murciélagos.
Antes la entrada de luz, los animales saldrán en estampida golpeando
la humanidad del niño, que quedará obsesionado con el
episodio durante toda su vida, desarrollando una fobia a los murciélagos
que lo perseguirá hasta en sueños. Este pequeño
es Bruce Wayne, que poco después presenciará el asesinato
de sus padres, del que se sentirá indirectamente responsable.
Bruce que queda al cuidado del fiel mayordomo Alfred, decidirá
en su juventud partir en un viaje por el mundo, buscando comprender
el mal, entender su alma y encontrar su camino. En su búsqueda
por aprender los orígenes de la mente criminal, Bruce es adiestrado
por un misterioso hombre llamado Ducard (Liam Neeson) en el dominio
de las disciplinas físicas y mentales que le otorgarán
el poder para combatir el mal que ha jurado destruir. Pronto se ve convertido
en el objetivo de los intentos de reclutamiento de la Liga de las Sombras,
un poderoso y subversivo grupo de vigilantes. Bruce, pronto se da cuenta
que sus valores morales difieren de los proferidos por sus maestros
y vuelve a Gotham, consumida por el mal y la mafia, dispuesto a hacer
algo por recuperar la ciudad que tanto amaron sus padres. Christopher
Nolan realiza un impecable trabajo de dirección. La película
nunca se diluye. Pese a sus más de dos horas de duración,
transcurre casi sin perder consistencia de principio a fin. La tensión
se va hilando entre escena y escena, algunas casi hipnóticas,
desde el tramo dedicado a la génesis de Batman, hasta sus apariciones
como Batimurcielago en una ciudad gótica atemporal y fascinante
llena de oscuros personajes y azotada por la corrupción. Bruce/Batman
está dispuesto a rescatarla y elige su símbolo de murciélago
porque decide usar su más crudo temor para infringir miedo en
aquellos que se lo infringen gratuitamente a otros. Su temor más
antiguo es su símbolo para atemorizar a todos los malvados de
Gotham City. Nada permanece sin explicación, desde la elección
del símbolo hasta la adquisición del Batimovil. No se
equivoquen, si bien el film tiene su buena dosis de acción, se
trata de una película oscura, donde cada fotograma compone una
ambientación densa. Desde las tribulaciones de Bruce hasta una
ciudad gótica de enorme rascacielos y callejones siniestros,
esta es una cinta intensa. Con excelentes actuaciones, un plantel de
secundarios de lujo y la asertiva dirección del joven Nolan,
este film les gustará a los amantes verdaderos de Batman por
su impresionante realismo que nos hace desarrollar un vínculo
emocional con nuestro héroe: un alma justiciera escondida detrás
de un hombre común, que con voluntad e inteligencia, ha sabido
convertirse en el azote del mal. Imperdible!.
Crank (2006): Corre o morirás
Realizada
por dos directores noveles en el cine, pero de amplia experiencia en
comerciales, video clip y hasta el documental, esta ópera prima,
si bien carece de trascendencia intelectual, desborda dinamismo, proporciona
una inyección de adrenalina de la cual es difícil escapar
entrando junto con el protagonista un sobrio y arriesgado Jason Statham,
en una carrera que logra hacernos comprimir todos los músculos
del cuerpo y de vez en cuando relajarlos con una buena dosis de humor
negro. Indispensable para los amantes de la acción imparable.
Para los directores y guionistas de este film Mark Neveldine y Brian
Taylor, Crank fue fruto de su deseo personal de realizar una película
de acción sin tregua. . El film mezcla el estilo del video clip
con el publicitario creando una imagen atractiva, una cinematografía
sin duda interesante y muy de esta década. La historia versa
sobre Chev Chelios, un asesino que esta intentando llevar una vida normal
con su novia pero se mete con la gente equivocada por lo que una mañana
amanece aturdido y recibe una llamada del matón Ricky Verna que
le devela que ha sido envenenado mientras dormía y que sólo
le queda una hora de vida y le indica que vea un video donde se ve claramente
el envenenamiento del que ha sido víctima. Envuelto en furia,
sale a la calle con la única oportunidad de sobrevivir: mantenerse
en movimiento ya que sólo con adrenalina podrá impedir
que el veneno llegue a su corazón y le acabe matando. Mientras
corre el reloj, Chelios se ve obligado a correr por la ciudad de Los
Ángeles, provocando el caos y arrollando a todo el que se interpone
en su camino. Tendrá que rescatar a su novia Eve (Amy Smart)
del peligro que la acecha y tratar de dar con el antídoto que
le podría salvar la vida. En su frenética búsqueda
de venganza y salvación, Chef nos llevará por toda clase
de peripecias, peleas, carreras de autos y diversas situaciones extremas.
El hecho de que el protagonista necesite adrenalina para poder continuar
con vida le da un toque casi histérico a la cinta que en sus
87 minutos de duración no da respiro. Cabe destacar varios detalles
interesantes alrededor de la realización del film, sus jóvenes
directores usaron la tecnología de la nueva generación
de equipos de Alta Definición (HD) que les permite, al ser las
cámaras tan pequeñas, colocarlas en lugares insólitos
y lograr planos originales. Los directores querían utilizar la
HD para dar forma a un planteamiento visual propio y singular: esto
les permitía rodar en un mismo momento en exteriores e interiores,
ver al instante lo filmado, entre otras ventajas. Se trata de realizadores
que no usan la tecnología HD por una cuestión de bajar
presupuesto sino porque son amantes de esta nueva forma digital y la
explotan al máximo. Otro detalle a destacar es la actuación
del británico Jason Statham, quien con sus expresiones faciales
logra enriquecer las fuertes situaciones que vive el personaje. Por
otra parte este actor no suele usar dobles en las escenas peligrosas,
las hace el mismo y las repite una y otra vez con entusiasmo. Para simular
una caída desde gran altura en vez de usar la cámara lenta
fueron bajando al actor de a centímetros mientras este simulaba
las emociones con su rostro, colgado de dos cables, suspendido en el
aire por largo rato. Esta escena hubo que repetirla varias veces y el
exigente Statham insistía en hacer esa y las demás por
sí mismo. Esto evidentemente le agrega realismo a las espectaculares
escenas de acción. Vale también puntualizar un inteligente
uso del humor negro y una evidente burla al género gore, usándolo
de manera tal que en vez de causar los supuestos escalofríos
que su sangrerío conlleva, genera risa por su extrema ridiculez.
Finalizando, Crack tiene una impecable factura, sus directores muchas
veces hicieron ellos mismos de camarógrafos estando completamente
involucrados en el aspecto cinematográfico del film. Es una cinta
de acción original, acelerada, atrapante, de duración
justa y de excelente final….Los que gustan de este género
a veces tan gastado encontrarán en Crank el oxigeno que les faltaba.
Charlie y la fábrica de chocolate (2005): Tim
Burton haciendo de las suyas
Al
entrar al mundo de Tim Burton las palabras claves son imaginación
, excentricidad y algo de oscuridad. Este director de corte surrealista
ha recreado múltiples ambientes en sus películas, mundos
extraños pero siempre estéticamente coherentes. Es de
destacar que su afición por lo absurdo y sorprendente lo lleva
a recrear escenarios fantásticos que se cuelan en nuestra memoria.
Recordemos que hablamos del creador de películas que suelen girar
alrededor de bizarros personajes como Betlejuice, Edward Scissorhands,
El jinete sin cabeza, etc , que suelen trasportarnos a esferas conceptuales
desbordadas de ingenio y sátira como en Big Fish, Ed Wood y hasta
El Planeta de los Simios con su irónico final. Este
director le pone su sello personal a todo lo que hace y Charlie
y la fábrica de Chocolates no es la excepción. La
película versa sobre el excéntrico chocolatero Willy Wonka
(Johnny Depp) y Charlie (Freddie Highmore), un niño de buen corazón
que procede de una familia pobre que vive a la sombra de la extraordinaria
fábrica de Wonka. Aislado desde hace tiempo de la sociedad, Wonka
lanza un concurso a nivel mundial para elegir un heredero para su imperio
de golosinas. Cinco niños afortunados, entre los que se encuentra
Charlie, obtienen Billetes de Oro de las tabletas de chocolate y ganan
un viaje organizado a la legendaria fábrica que ningún
extraño ha visto desde hace 15 años. La fábrica
es un misterio para toda la ciudad, ya que nadie entra ni sale de ella
en todo el día y sin embargo produce millones de golosinas distribuidas
a nivel mundial. Una vez que los cinco pequeños y sus acompañantes
adultos conocen a Wonka, quedan impactados por este personaje caricaturesco,
al que Johnny Depp le saca el jugo, con una actuación muy pulida
aunque algo maniqueísta (por este performance ha recibido fabulosas
y horribles críticas a la vez). Wonka es un lunático que
no ama en absoluto a los niños, de aspecto algo amenazante, una
especie de payaso freak, que esta dispuesto a hacer pasar a los muchachos
por varias pruebas antes de elegir al futuro encargado de su amada empresa.
Cuando los visitantes entran a la fábrica, nosotros, los espectadores,
entramos con ellos en un mundo surrealista, con enormes piscinas de
chocolate, ardillas que trabajan de a miles pelando avellanas o los
increíbles Oompa-Loompas, que se roban el show con sus interpretaciones
musicales. Esta suerte de ejército simpático de Wonka
tienen el tamaño de una mano y todos poseen la cara del actor
Deep Roy, quien se luce en este rol. Este es un film tanto para adultos
como para niños, que ofrece un humor oscuro pero sorprendente,
situaciones inverosímiles pero fascinantes y una producción
sumamente cuidada en todos sus detalles estéticos y narrativos.
Detrás de la excentricidad de las situaciones y los personajes
hay una profunda historia del amor de un niño por su familia,
un mensaje humanitario, simple pero conmovedor. Y vaya que vale la pena
emprender este viaje por la fábrica de Wonka, un mundo alucinante,
explotado en color, lleno de seres extraños y raras maquinarias
que nos atrapa de principio a fin. Tim Burton hace de las suyas y como
siempre nos entrega una obra de calidad que exuda ingenio y fantasía,
que con una banda sonora imponente compuesta por Danny Elfman, se convierte
en otro film de culto de este excéntrico director que sabe dejar
su huella indeleble en todo lo que hace con su indiscutible cine de
firma.
The Million Dollar Hotel (2000): Un mundo aparte
‘El
Hotel del millón de dólares’ del alemán Wim
Wenders es una cinta con sello de autor donde el estilo y clima del
film son más preponderantes que la historia misma. El trabajo
de fotografía es indudablemente sobresaliente, lo mismo que la
banda sonora, donde cada fotograma es una preciosa mezcla entre imagen
y sonido. Al principio de la película, un paneo nos muestra una
gran ciudad que luego se descubrirá como Los Ángeles.
Seguidamente vemos un personaje que desde el techo de un edificio, el
Hotel del Millón de Dólares, corre en cámara
lenta dispuesto a saltar al vacío. Mientras cae con los brazos
abiertos, la voz en off del suicida comienza a relatar la historia y
verdaderamente se adentra en un flash back cuando la cámara a
toda velocidad parece golpear el piso. Este insólito personaje
no es más que Tom Tom, un retardado mental, quien funciona como
narrador y partícipe del film al mismo tiempo, sin que estas
dos acciones estén necesariamente ligadas. Se suma como otro
elemento narrativo, la banda sonora que de forma lírica describe
los diferentes estados que viven los personajes. En el Hotel del Millón
de Dólares viven un grupo de seres desadaptados, absolutamente
fuera del sistema social, seres marginales que por momentos son demasiado
grotescos para parecer reales. Uno de ellos, Izzy, aparece muerto en
la calle, aparentemente después de haber caído de la terraza.
Este supuesto paria, es hijo de un poderoso magnate judío de
los medios de comunicación, quien contrata al investigador Skinner
(interpretado soberbiamente por Mel Gibson), con el fin de comprobar
que su hijo ha sido asesinado y no pasar la vergüenza de reconocer
un posible suicidio, para él , socialmente inaceptable. Skinner,
resulta ser una especie de investigador del futuro, sostenido por un
collarín de hierro y que oculta tras su elegante vestuario, un
secreto que lo hace tan freak o más que los habitantes del hotel.
El film básicamente existencialista se trata de las pasiones
y miserias humanas, del bien y el mal que cohabita en cada uno de nosotros,
de almas perdidas buscando redención. Cada personaje representa
algún estereotipo y son básicamente bipolares, ya que
no hay malos muy malos ni buenos tan buenos: todos conviven entre contradicciones.
En cuanto a la cinematografía, el director mezcla tomas en cámara
rápida y lenta, color con blanco y negro, film con video, juegos
de sombras. La iluminación es poética y la banda sonora
es otra protagonista más, ofreciéndonos uno de los mejores
performances. The Million Dollar Hotel no es una película
fácil. La narrativa es lenta y va tomando sentido a lo largo
del film. Es una cinta triste, acerca del amor, el rechazo y la locura,
encuadrada dentro del fantástico ambiente visual creado por Wenders
que la salva de la falta de substancia narrativa y la perfila como una
película interesante, que si bien no esta a la altura de otros
trabajos anteriores del laureado director, merece la pena ser vista.
The Terminal (2004): Un respiro de optimismo
Hablar
sobre el trabajo de Steven Spielberg genera contradicciones: estamos
frente a un genio adelantado a su tiempo, con la virtud de ser un excelente
contador de historias y a la vez se trata de un director meloso, especialista
en finales hollywoodenses que arrancan la lágrima fácil
del espectador desprevenido. A la manera de aquellas películas
que Frank Capra y James Stewart hacían en los años 40
y 50 con el emblema de ‘¡Qué bello es vivir!’,
Spielberg nos trae una fábula humanista, vital, que rescata la
bondad del ser humano y valores como la amistad, la solidaridad y el
compañerismo. El mismo director ha dicho que este film es su
aporte a una sociedad enferma de paranoia y terror, después de
los atentados del 11S. La Terminal cuenta la historia Viktor
Navorski (Tom Hanks), quien proveniente de un país ficticio llamado
Krakozhia, queda atrapado en el aeropuerto JFK de New York en situación
de inaceptable. Sucede que en Krakozhia ha habido un golpe de estado
y su pasaporte no es reconocido por las autoridades norteamericanas,
por lo que Víktor no puede ni entrar ni salir del país,
convirtiéndose en un ciudadano de ninguna parte. Atrapado en
el aeropuerto, Viktor comienza una vida extraña, cotidiana en
la terminal, haciendo a amigos, encontrando empleo, enamorándose
de una bonita auxiliar de vuelo (Zeta-Jones). La película acierta
en su vaguedad sobre cuanto tiempo pasa, ya que los Terminales de aeropuerto
tienen su propia clase de tiempo, en el cual todo parece atemporal.
Esta es una historia que se centra en pequeños momentos de las
relaciones humanas. Es una película que nos hace reír
y llorar y sentir una emoción positiva sobre el mundo. El film
es una comedia con momentos dramáticos, que parte de una premisa
fascinante. Durante la primera mitad es absolutamente creíble
y destaca la genialidad de algunas de sus escenas. Es una lastima que
la segunda mitad caiga en los clichés típicos de Hollywood,
con un dramatismo dulzón que empalaga. A pesar de sus lugares
comunes, recomiendo ampliamente ver El Terminal aunque solo
sea para disfrutar de la genialidad de Spielberg contando historias,
la excelente actuación de Tom Hanks y el sobrio reparto que lo
acompaña en una historia que toca las emociones positivamente
y nos hace recuperar ese sabor emotivo que poseían los aeropuertos
como ventana a la aventura, lugares de reencuentros y despedidas un
microcosmos plagado de emociones intensas, escala a otros mundos, semilla
del cambio o simple lugar de paso.
Brokeback Mountain (2005): Intensa historia de amor
Manteniendo una realización impecable, un estilo distinto y una
fluida capacidad narrativa, Ang Lee es un director capaz de cambiar
de género como un camaleón y ser exitoso en el intento.
Desde las artes marciales, el humor, la mitología, el western
, el drama y hasta el cómic en películas memorables como
‘Pushing Hands’ , ‘The Wedding Banquet’ , ‘Eat,
drink, Man, Woman’- Sense and Sensibility hasta ‘Hulk’
sus películas son un abanico de valiosas rarezas. ‘Brokeback
Mountain’, es otra de las peculiares joyas de este talentoso director
asiático, que ha logrado imponer su cine a ambos lados del pacífico.
Como en otros anteriores, el tema fundamental son las relaciones, el
amor y las trabas sociales que lo impiden. Este creativo busca indagar
en la condición humana, en las emociones que nos conforman, las
pasiones que nos marcan y los secretos que nos acosan. Presenta una
realización soberbia, una fotografía exquisita que sabe
usar el contexto como reforzador de la historia, al punto que los paisajes
de la montaña Brokeback, hermosa pero inhóspita, son una
extensión de la pasión de sus protagonistas. La trama
parece simple pero no lo es: dos hombres jóvenes vaqueros deben
marcharse a trabajar juntos a la montaña para cuidar unas ovejas.
Ellos parecen estar seguros del lugar que les corresponde en Signal
(Wyoming): conseguir un trabajo estable, casarse y formar una familia,
sin embargo entre ambos surgirá una relación íntima
que derivará en un amor puro e incontenible. Con un ritmo magistral,
una lentitud deliberada, aprovechando el clima y los paisajes, el director
logra plasmar con transparencia y absoluta intensidad el amor que surge
entre dos seres del mismo sexo. La historia se encuadra dentro de una
sociedad cerrada y machista característica del sur de EEUU y
en los años sesenta, donde la apertura hacia las relaciones entre
un mismo sexo apenas comenzaba. En un estado de vaqueros la homosexualidad
era, y lo sigue siendo, inaceptable. Ennis Del Mar (Heath Ledger) y
Jack Twist (Jake Gyllenhaal) viven la tragedia universal del amor encontrado
pero imposible. Ambos siguen sus caminos, casándose y teniendo
una vida ‘normal’ hasta que un nuevo encuentro, sellará
el pacto de sucesivos escapes a Brokeback Mountain, que serán
los momentos más felices de sus vidas. El film no intenta ser
un panfleto, ni reflejar la llamada cultura gay. El director tiene la
maestría de hacer prevalecer el amor indistintamente del género
sexual convirtiéndose en una alegoría de cómo la
moral imperante castra cualquier intento de diferencia. Una historia
de amor hermosa, que conmueve por las espectaculares actuaciones de
sus protagonistas. Definitivamente esta película es excelente
tanto por su estética como por el tema tratado. Con altura aborda
una temática controversial y conlleva un mensaje de amor universal
que trasciende cualquier cultura o canon moral. Creo que es una de las
primeras historias de amor, protagonizada por hombres, que conmueve
a todo tipo de público, demostrando que el género sexual
es un detalle cuando hablamos de verdadero amor. Si bien algunas críticas
consideran que la historia sólo trasciende por tratarse de una
relación homosexual en un ambiente homofóbico, considero
que el film es valioso por la historia de amor que relata y por la denuncia
acerca de la hipocresía e ignorancia de la sociedad en que vivimos
donde las relaciones entre personas de un mismo sexo siguen siendo juzgadas
desde una óptica de intolerancia y exclusión.
Closer (2004): Cínica visión del amor
En
un excelente regreso al cine, el laureado director Mike Nichols, nos
entrega esta película cruda, más al estilo del cine americano
independiente, que se basa en el encuentro entre cuatro extraños,
para adentrarse en una reflexión sobre el amor, el engaño,
la mentira, el ego y muchas otras emociones viscerales y concepciones
engañosas que conllevan las relaciones modernas. Basada en una
obra teatral, algo de eso se siente en la pantalla, con escenas muy
dialogadas y un interesante uso de las elipsis temporales que nos hacen
sentir que en las relaciones el tiempo trascurre a otro ritmo. Closer,
afronta el lado más oscuro de las relaciones de pareja, haciendo
a un lado el optimismo y la fe en el amor, para plantearnos un microcosmos
de actitudes compulsivas pero ampliamente comunes en el mundo actual.
La película nos confronta con que aquellos que buscan el prototipo
del amor a primera vista, que mantiene la pasión y el encanto
inicial, siempre tropezarán con la realidad de las relaciones,
lo que los hará buscar en otro extraño la sensación
perdida, entrando en un círculo vicioso. Otros se conformaran
con la realidad que encuentran en pareja, pero siendo profundamente
infelices, y solo algunos se salvarán emprendiendo el camino
hacia el autodescubrimiento. En una cadena de extrañas casualidades
Dan (Jude Law) conoce a Alice (Natalie Portman), una mesera y stripper
americana, de paso por Londres, en quien el frustrado escritor encontrará
la musa y la inspiración para finalmente escribir un libro. Pero
en una sesión de fotos, Dan conoce a Anna (Julia Roberts), una
fotógrafa exitosa, de la cual quedará instantáneamente
enamorado siendo correspondido en su devoradora atracción. Sin
embargo las vueltas del destino llevarán a Anna a casarse con
Larry (Clive Owen), un dermatólogo de enormes manos y pasiones
feroces. Todos los personajes son humanamente imperfectos: Dan es un
ególatra en busca del amor perfecto, Alice es totalmente dependiente
y solo sabe asfixiar con amor, Anna parece estar enganchada con la infelicidad
y Larry se debate entre la sinceridad y sus oscuros deseos. El film
nos lleva a reflexionar que estar en pareja no es fácil, más
cuando somos seres complejos con oscuros pasadizos enraizados en nuestras
necesidades más inconscientes que generan actitudes compulsivas,
respuestas emocionales viscerales, ya sean expresadas o silentes. Son
mecanismos, respuestas condicionadas que se activan en algunas situaciones.
¿Qué sucede? ¿Por qué es tan difícil
aceptar que en la pareja existan esos espacios vacíos, repetitivos,
absurdos pero totalmente humanos? Sin duda alguna un film provocativo,
sobre un tema que incita a polemizar. Algunos lo han catalogado de frío,
y no podemos negar que tiene un corte minimalista, pero a mi criterio
le sienta bien al ritmo de la historia. No se dejan engañar por
el spot publicitario que habla de una comedia sobre la pareja en el
nuevo milenio, si bien el film tiene escenas graciosas, se trata de
un crudo drama, acertadamente dirigido y excelentemente actuado, que
nos plantea una visión cínica e implacable del amor, que
incitara a más de uno a revisar su concepto sobre las relaciones.
Open Water (2003): Agonía en el océano
Se
trata de una producción independiente, furor de la audiencia
en el festival de Sundance, que con un costo menor al millón
de dólares y sin efectos especiales, logra introducir al espectador
en una pesadilla llena de adrenalina que lo mantendrá al borde
del asiento durante sus 80 minutos de duración. Nos recuerda
en su efecto, a ‘The Blair Witch Project’, que en 1999 aterrorizara
en base a un miedo con dejos tan genuinos que producía escalofríos.
En Open Water el terror se siente real, cercano, acechante presentando
una nueva propuesta dentro del género. El film narra la historia
de un matrimonio acosado por el stress del trabajo y las obligaciones,
que decide tomarse unas merecidas vacaciones en una isla paradisíaca
para descansar y practicar submarinismo. Daniel y Susan se embarcan
en un bote, junto a otros turistas, que ancla lejos de tierra para que
los buzos puedan disfrutar del mundo submarino. Después de 40
minutos bajo el agua, subirán a la superficie para comprobar
atónitos que la embarcación se ha ido, dejándolos
por equivocación a la deriva en el medio del océano. Aquí
es donde verdaderamente comienza la película, junto a la cual
hacemos un viaje plagado de ansiedad, sobresaltos y hasta agotamiento.
Nuestros protagonistas quedan abandonados en el medio del mar, a merced
de su fauna, que incluye enormes tiburones que los rodean periódicamente.
Rodada con cámara digital al hombro, sin dobles, con actores
submarinistas profesionales, sin grandes efectos computarizados, y en
una misma locación durante tres cuartos de cinta, este reto lo
asume con arrojo, Chris Kentis al frente del guión, la dirección
y la edición. La fotografía la hizo junto a su esposa
Laura Lau quien además encara la producción del film.
Una historia, que, por increíble que parezca está basada
en hechos reales. Aunque parece difícil dotar de ritmo una película
en la que sólo intervienen dos personajes en un único
escenario, el director logra el cometido en base a un nuevo tipo de
terror que genera claustrofobia. Parece un contradicción tener
sensación de encierro en el vasto océano, pero nuestros
protagonistas se encuentran 'atrapados' en su destino que les ofrece
dos claras opciones: o serán rescatados cuando la tripulación
se de cuenta que ha cometido un error o morirán de hambre y sed
o devorados por los tiburones. Este sentimiento de encierro que produce
el film, no aburre al espectador, por el contrario, lo acerca al drama
humano de Daniel y Susan, generando una sensación de desasosiego.
El ritmo se mantiene, allí donde parece imposible, en base a
las conversaciones de los protagonistas, sus peleas, sus cambios de
animo, sus necesidades fisiológicas, las posibilidades de rescate,
y la intranquilidad creciente que se apodera de la pantalla. Aunque
parece difícil dotar de ritmo una película en la que sólo
intervienen dos personajes en un único escenario, el director
logra el cometido en base a un nuevo tipo de terror que genera claustrofobia.
Este sentimiento de encierro que produce el film, no aburre al espectador,
por el contrario, lo acerca al drama humano de Daniel y Susan, generando
una sensación de desasosiego. El ritmo se mantiene, allí
donde parece imposible, en base a las conversaciones de los protagonistas,
sus peleas, sus cambios de animo, sus necesidades fisiológicas,
las posibilidades de rescate, y la intranquilidad creciente que se apodera
de la pantalla. Rodada en las Bahamas, ‘Open Water’, es
una película verdaderamente inquietante que nos enseña
lo poco que solemos valorar nuestra cómoda vida y nos señala
lo frágil que es el hombre frente a la inmensidad de la naturaleza.
El guión es algo flojo y no profundiza en el desarrollo emocional
de los personajes. Sin embargo, la fotografía es imponente y
capta un impresionante espectro de luz marina. Una propuesta económica
y arriesgada que vale la pena ver, solo si se es amante del género
y se quiere experimentar un terror agónico y visceral.
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