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Diez películas, Diez historias… (4ª parte)
Fernanda Bargach-Mitre
24/08/2007


Esta serie empezó como un ejercicio para rescatar los mejor del cine del milenio en curso, pero en cada entrega sentía que muchos films valiosos habían quedado afuera. En esta cuarta entrega, me acompaña la misma sensación, aunque las diez cintas elegidas exudan calidad e ingenio, hay otras que no he podido incluir, por lo que sospecho que habrá una quinta entrega. Por ahora disfruten de estas diez críticas de films que marcaron pauta y que vale la pena rescatar del olvido.

The 25th Hour (2002): New York, Hora 25, Zona cero

Spike Lee, ha sido uno de los directores que más polémica ha despertado dentro del cine norteamericano. Acusado de panfletario y provocador, de la mano de este director afroamericano, se han abordado grandes temas: los derechos civiles desde diferentes ángulos, la sectorización de las minorías, las relaciones interraciales, los inicios del jazz, la NBA con sus miserias y virtudes, etc. Definitivamente es un realizador que cuando filma, es porque tiene algo que decir. No se trata, simplemente de un narrador de historias sino de un realizador con voz propia y sentido social. ¿Hay que criticar su cine en función de sus ideas? No lo creo. Su obra exuda calidad tanto en su realización como en su contenido. El hecho que nos exponga a verdades que son difíciles de tragar, es otra historia: la de nuestra propia conciencia social. Su gran película, ‘The 25th Hour’ (La hora 25), no escapa del ojo del huracán sino que explota en su mero medio. Un film con un ritmo fascinante, donde por momentos las imágenes y la música conspiran contra nosotros, observadores atónitos de una danza sin igual de todos los componentes creativos. A la cabeza del reparto, encontramos un Edward Norton impecable que se luce a lo largo de todo el metraje. Ya desde el principio del film, una interesente mezcla de imágenes abstractas de luces azules sobre fondo negro van formando diferentes figuras que poco a poco se definen como dos enormes torres de luz, ubicadas en la zona cero. Spike Lee, hace las tomas típicas de noche en la ciudad de Manhattan, pero los enormes ases de luz que súbitamente se apagan dando lugar al vacío, nos muestran, desde el principio, que esa Nueva York es otra: le falta algo y ha sido herida, premisa que se siente a lo largo de toda la cinta.Basándose en la novela original de David Benioff, quien también elaboró el guión, se nos muestran las últimas 24 horas de libertad de un hombre: Monty Brogan (Edward Norton) condenado a siete años de prisión por narcotráfico. En su último día en libertad, Monty intentará reunirse con sus dos mejores amigos de juventud, Jacob (Philip Seymour Hoffman) y Slaughtery (Barry Pepper) y con su novia, Naturelle (Rosario Dawson), de la cual sospecha lo ha denunciado a la policía. Así mismo volverá a encontrarse con su padre (Brian Cox), quien nunca lo ha abandonado, ni en las buenas ni en las malas, siendo, como todos sus seres queridos, cómplices del destino que le espera, al haber permanecido callados con respecto a su ‘profesión’, aceptando los beneficios que ese dinero generaba. Monty se verá enfrentado, en esas últimas horas con toda clase de sentimientos encontrados: rabia, miedo, desesperación, arrepentimiento, desconfianza etc. Toda esa gama de emociones son explotadas al máximo por Edward Norton, quien nos lleva al extremo en un monólogo cargado de rabia hacia todo lo que New York representa, que fluye a partir de un espejo que tiene escrito la palabra ‘Fuck you’ .Monty ve su rostro joven y bien parecido reflejado y a sabiendas de lo que le espera en la prisión, explota en una verborrea mental, con una edición rítmica, imágenes crudas de la ciudad y frases que nos cachetean el rostro. La cinta, acompañada de una banda sonora cálida e hipnótica, sitúa su eje en el personaje de Norton, quien se encuentra bajo una situación limite a partir de la cual se desatará un drama de sentimientos, que nos lleva irremediablemente a la reflexión acerca de temas como la legalización de la marihuana, la amistad a través de los cambios, la lealtad, el falso pudor y otros dilemas morales de esta nueva sociedad que nos toca vivir. En el frío invierno de una Manhattan distinta, Monty deambula por las calles que se conoce de memoria, deseando haberse retirado cuando la conciencia lo exigía, reflexionando sobre el pasado y la incertidumbre del presente donde cada tic tac del reloj es el recordatorio de lo inevitable. Se sienta en el parque y piensa ‘Si tan solo el día tuviese 25 horas, si tan solo me dieran una segunda oportunidad…’ Spìke Lee nuevamente enciende la llama, con este poderoso drama existencial que nos recuerda uno de sus primeros y geniales trabajos: ‘Do the right thing’ (Haz lo correcto). Ambas películas transcurren en 24 horas y en ambos casos pasan varios días y uno sigue recordando el film porque nos desafían a pensar y re pensar nuestros valores éticos.


Lost in Translation (2003): La magia de Sofía

El Segundo largometraje de la talentosa Sofía Coppola: Perdidos en Tokio (Lost in Translation) no solo recibió el elogio unánime de la crítica internacional, sino que fue ganadora Globo de Oro como mejor película en la categoría de comedia-musical y del mejor guión y fue nominada para cuatro Oscares como mejor película, dirección, actor y guión original, oscar que la joven directora se llevó a casa. Vale decir, que Sofía es la tercera mujer y la primera norteamericana en ser nominada en la categoría de mejor película, después de la alemana Lina Wertmuller por Siete Bellezas en 1976 y de la neocelandesa Jane Campion por ‘El Piano’ en 1994. Este film se aleja, por sobre todas las cosas, de los convencionalismos, siendo un drama combinado con situaciones de ligera comicidad, que nos deja una profunda emoción por su lucidez, intensidad y capacidad para conmovernos. Es una trama verdaderamente humana, de comprensión y fuerte vinculación afectiva entre personajes aparentemente opuestos, pero íntimamente atados en sus soledades y vacíos. Sofía escribe, dirige y produce, un film que tiene la capacidad de captar a los seres cotidianos y crear atmósferas surrealistas, poéticas, por momentos imprecisas, que nos conmueven al punto de convertirse en anexos de nuestra memoria. Sus películas poseen un toque único, la huella de una realizadora con un impactante ojo fotográfico capaz de crear en imágenes y evidenciar un talento independiente y profundamente artístico. ‘Perdidos en Tokio’ nos cuenta la historia de un actor cincuentón, Bob Harris (Bill Murray), con la carrera en baja, que decide aceptar filmar un comercial de whisky en Tokio. Impactado por esa gran ciudad, se recluye en su hotel donde conoce a Charlotte (Scarlett Johansson), una joven mujer, cuyo marido es un importante fotógrafo cumpliendo una labor profesional. Bob y Charlotte se encontrarán en su soledad y a medida que se atreven a explorar juntos la acelerada urbe japonesa, van acercándose entre sí, reflexionando sobre sus vidas, anhelos, vacíos, desarrollando un intenso vínculo, que demuestra el abanico de las emociones en las relaciones humanas. Es una hermosa historia de amor, sustentada en un ingenioso y sólido guión, que toca el ámbito de lo profundo. Se complementa con un excelente reparto, donde a mi criterio más que el aclamado y ganador del Globo de Oro, Bill Murray, la que verdaderamente destaca es la joven Scarlett Johansson. Este film es capaz de traspasar la barrera entre creador y espectador, quizás porque recurre a temas elementales intrínsecos al ser humano como la pareja, la soledad y esa angustia existencial que en mayor o menor medida todos tenemos. Esto logra que sintamos que la cinta nos habla directamente a la cara, sin hipocresías, moviendo nuestro mundo emocional. Esta es la magia que Sofía le imprime a sus trabajos, la sutileza de los personajes y escenarios, las imágenes etéreas, las circunstancias apenas insinuadas y una niebla poética que lo envuelve todo, inclusive a nosotros mismos…


Babel (2006): Impactante Laberinto

Según el director González Iñárritu esta es su última colaboración con el guionista Guillermo Arriaga, en lo que el llama el cierre de un trilogía, por lo que Babel es la última entrega, al menos por ahora, de este conjunto tan prolífico y profesional. Todo empieza a girar con un disparo, emitido por un niño jugando con un rifle en el desierto de Marruecos que desencadenará una serie de hechos aparentemente fortuitos que conectarán a una pareja de norteamericanos que entrarán en una lucha por sobrevivir y trascender terribles circunstancias. Por otra parte, nos encontramos con la niñera de origen mexicano que cuida a los niños de la pareja, que cruzará ilegalmente la frontera junto a los infantes y a una adolescente japonesa sordo-muda y rebelde cuyo padre es investigado por la policía. A pesar de las culturas distintas que los separan así como las distancias geográficas, este grupo de seres comparten un hado de aislamiento y dolor que los lleva a sentirse perdidos: en el desierto, dentro de sí mismos, dentro del mundo que los rodea para lentamente sumergirse en el abismo de la confusión y el miedo, mientras navegan las profundidades de las relaciones. Si bien como en las películas anteriores de este director, hay varias historias, en esta ocasión ocurren en tres continentes diferentes y es multilingüe, por lo que fue un reto rodarla, logrando tanta precisión en la recreación de los distintos ambientes. El realizador sale airoso en el sentido estético aplicado a cada cultura, con el inteligente uso del color y los movimientos de cámara logran hacernos sentir el caluroso desierto marroquí con la misma veracidad que la urbe japonesa. Como en sus anteriores films revela una pericia técnica sobresaliente en el uso de efectos de cámara y los visuales recursos narrativos. Logra además, incluir al espectador en el mundo emocional de los personajes, con impactantes primeros planos y una edición precisa en un desarrollo no lineal. Con un sólido reparto el film se apoya en excelentes actuaciones. Estamos sin duda frente a una gran obra que desborda creatividad e ingenio. Puede pensarse que el guión y el montaje, critica que han hecho muchos, responden a una forma artificial que solo busca el exceso de drama. Sin embargo su estructura es una opción válida para llegar a lo más hondo de los personajes, cometido que se logra gracias a los recursos usados por el director como la cámara en mano, composiciones tipo descuidadas, aceleramiento de la imagen y un excelente manejo del sonido que juega magistralmente, con los silencios y la banda sonora. Vale destacar el maravilloso trabajo de Gustavo Santaolalla en la música de la cinta. Toda esta conjugación de elementos: el inteligente y sólido guión de Arriaga, la dirección eficaz y sobresaliente Iñárritu., las maravillosas actuaciones y en suma el gran trabajo de todo el equipo detrás de cámara, dan a luz un brillante film que se nos mete en la piel a través del sufrimiento existencial de sus personajes en un época contradictoria, seres enfrentados al miedo, el vacío, la soledad, la inadecuación y otros sentimientos inherentes a la vida contemporánea. Seres que se que nos quedan en la memoria y que nos hacen reflexionar sobre el dilema de la existencia en un mundo globalizado, pero plagado de sectarismos y separación.En suma se trata de un film profundo que además resalta por su impecable factura. Babel es en suma un film que plasma el mundo polarizado en el que vivimos, reflexión que se hace a través del acercamiento a distintos dramas existenciales. Definitivamente un tema interesante pero es la forma en que está contada y filmada lo que hace que esas diversas historias nos lleguen adentro, en un laberinto como la Torre de Babel. Se trata de cine de autor, con un sello claramente definido. Para algunos es una formula repetida, para mi es un vehículo adecuado, una forma para contar distintos contenidos y considero que cada uno de sus films podrán parecerse en su estructura pero son por separado obras que valen por sí mismas. Sin duda estamos frente a un director de alto calibre, que con Babel ratifica que esta dejando huella en el cine contemporáneo.


About Schmidt (2002): La búsqueda de sentido

Alexander Payne, escribe y dirige esta obra que es un viaje acerca de la condición humana, del propósito de la existencia, de la soledad interior y de tocar fondo para volver a pararse ante la vida. Dicho viaje lo hacemos a través de la vida de Warren Schmidt, magistralmente interpretado por Jack Nicholson, un hombre corriente, vendedor de seguros recién jubilado, casado desde hace cuarenta y dos años y con una hija a punto de contraer matrimonio. Como primer paso para dar un nuevo sentido a su vida, Schmidt decide apadrinar a un niño africano llamado Ngudu Ubu, al que comienza a escribir cartas exagerando notablemente todo aquello que tiene que ver con su vida y su trabajo. En estas largas cartas llenas de una vida de cosas no expresadas, Warren empieza, quizás por primera vez, a conocerse a sí mismo y la vida que ha llevado. La odisea personal de Schmidt comienza cuando su esposa muere inesperadamente. Días después, revisando los objetos personales de ella, descubre unas cartas que demuestran que hace veinticinco años tuvo una aventura con su mejor amigo. Decide entonces hacer un viaje en carro a Denver donde se casa su hija, en el cual vivirá muchas situaciones vitales, que maquilladas con una buena dosis de humor negro le dan a la cinta un carácter interesante sin perder el sentido dramático. Al igual que su vida, el trayecto que emprende el protagonista, está lleno de frustraciones, rechazos, humillaciones y fracasos. Schmidt se da cuenta de que nunca ha hecho nada destacado en la vida, ni tampoco ha hecho nada por mejorar la vida de los demás... hasta que recibe una carta del pequeño Ngudu Ubu, que le cambiará el sentido a las cosas. Resalta un guión certero muy bien escrito y una pulcra realización este drama comedia que destaca las capacidades de su autor para poner el dedo en la llaga con humor en las miserias de la sociedad norteamericana, retratando a un individuo si se quiere patético con una vida mediocre. Es una cinta verdaderamente inteligente en la cual sentimos empatía por el perdedor Schmidt porque de alguna manera nos representa un poco a todos, dentro de una sociedad que deja pocas salidas creativas, que emula el conformismo y margina lo diferente. ‘Material tan dramático y lúgubre adquiere una fluidez, una complejidad y una gracia notables en manos de un director que sabe alternar las luces y las sombras, explotar el lado cómico de situaciones trágicas, combinar la piedad con la sorna, el realismo con el humor negro. Alexander Payne dispone de un transmisor excepcional de esas sensaciones, de un Nicholson en permanente estado de gracia que enriquece al personaje hasta extremos geniales, que lo hace patético y adorable, cercano y conmovedor, jocoso y profundamente humano. Interpretación comparable a la que logró en la preciosa comedia ‘Mejor imposible’; te hace reír, te emociona, te enamora’ (Carlos Boyero: Diario El Mundo). Estamos frente a un film difícil, ya que esta plasmado en él un cierto desasosiego y un alto grado de frustración, sin embargo es un retrato crítico sobre el hombre en el mundo globalizado y moderno, una sociedad normativa que deja pocas salidas y poco tiempo para el autoconocimiento.


War of the Worlds (2005): Genuina Angustia

En una adaptación libre y moderna del clásico literario de H:G: Wells, Steven Spielberg nos recuerda su maestría para realizar películas taquilleras que preservan su calidad como obras de arte llenas de entretenimiento. ‘La Guerra de los Mundos’ es una cinta capaz de helarle los nervios a cualquiera, posee excelentes actuaciones y un manjar de efectos especiales para una recreación acuciosa y angustiante de un posible ataque extraterrestre. Steven Spielberg vuelve a demostrar su carácter de director multifacético, retomando la ciencia ficción y el tema de los extraterrestres, esta vez no desde el punto de vista amable ofrecido en ET o Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, sino todo lo contrario, desde una perspectiva amenazante Haciendo una versión contemporánea y bastante libre del clásico literario de H.G. Wells, escrito originalmente en 1898, el director recrea un ataque alienígena impresionante, que sucede un día cualquiera y que arrasa con los humanos como si estos fueran insectos. Nuestra especie, presa del pánico se ve obligada a intentar sobrevivir de cualquier manera. Para humanizar la historia, el film se centra en una familia disfuncional, con un padre prácticamente ausente y distante, que se ve obligado a cuidar a su hijo adolescente y a su pequeña niña por un fin de semana. Tom Cruise es Ray Ferrier, un descargador de muelle, que poco sabe de la paternidad responsable o afectiva ya que es un tipo tosco emocionalmente. Sus hijos acostumbrados a una vida cómoda que les proporciona su padrastro, tampoco están felices de estar allí y ninguno de ellos sospecha que en cuestión de horas vivirán las circunstancias más extremas y extraordinarias juntos que cambiarán su relación para siempre. Impacta la escena donde aparece por primera vez una enorme maquina de tres patas, que emerge del suelo y antes de que alguien pueda hacer algo, arrasa con todo lo que está a su alcance. Esto sucede ante los ojos de Ray, a unos pocos kilómetros de su casa. De pronto este hombre que caminaba tranquilamente quejándose por tener que estar con sus hijos, presencia unas circunstancias insólitas, el primer ataque extraterrestre contra la tierra, que de manera brutal evapora humanos y destruye todo a su paso. Ray escapa milagrosamente y corre a su casa para proteger a sus hijos, pero llega totalmente fuera de sí. El director refuerza de forma inteligente una completa identificación del espectador con la experiencia de Ray cuando la locura se desata, en base a planos subjetivos y una convincente puesta en escena nada confusa que permite seguir con detalle todo lo que va pasando, hasta tal punto que su impotencia y su angustia es también la nuestra. Destaca el carácter humano del personaje y la excelente calidad de matices que le imprime Tom Cruise, que nos muestra un ser en schock que solo sabe instintivamente que debe proteger a su familia y no tiene idea de cómo hacerlo. ¿Acaso alguno de nosotros sabría qué hacer ante una situación similar? y es que esa es la premisa básica que caracteriza al film, imprimirle veracidad y humanidad a los personajes, seres normales que deben afrontar lo que creían imposible para vivir un experiencia transformadora. Este tema de las familias disfuncionales y el desarraigo viene apareciendo en los últimos títulos de este genial director en películas como La Terminal, Atrápame si puedes y AI Inteligencia Artificial, que cuestionan las relaciones humanas, poniendo el acento final en la confianza sobre un mundo compuesto por mejores personas. Es inconfundible el sello de Spielberg, en la narrativa, el carácter estético, el montaje y la excelente dirección de actores que logra arrancar impactantes performances de Tom Cruise y Dakota Fanning, ambos creíbles y desgarradores en sus papeles. En suma esta es una película que vale la pena ver, propone una buena dosis de entretenimiento y tensión que logra mantener la atención del espectador, produciendo una angustia genuina. Spielberg consigue dejar en nuestras retinas imágenes de una contundencia difícil de olvidar. La ausencia de explicaciones científicas y/o mágicas incrementa ese miedo a lo inexplicable, como el simple porqué de cualquier guerra, nunca explicado en detalle, aunque los escépticos lo vean como una laguna argumental, los verdaderos amantes del cine dramático de ciencia ficción lo verán como un mero detalle. El punto no esta puesto en un complicado guión que intente explicar las causas de esta invasión. El film se mete de lleno en el hecho mismo, en la celeridad de los acontecimientos, en la carrera por la supervivencia de sus protagonistas y nosotros, los espectadores, permanecemos igual de atónitos que los personajes ante los eventos increíbles que suceden.’La guerra de los mundos’ es una película convincente, una obra angustiosa que consigue de sobra su propósito de hacernos sentir esa necesaria impotencia ante la enormidad de todo lo que acontece, recordándonos lo valioso de lo simple de la vida, de todo aquello que damos por sentado y que inequívocamente terminamos por no valorar. Este brutal ataque, de seres superiores en tecnología, nos arranca todos los sueños de eterna tranquilidad y superioridad del hombre en el espacio, dejándonos dentro un gusanito que se pregunta ¿Y que pasaría si algo así sucede repentinamente? Definitivamente un film que sabe combinar el drama con la acción, al mejor estilo de Spielberg, quien despliega sus mágicas dotes de director de grandes películas para ofrecernos una visión descarnada de la debilidad y fortaleza humana.


Adaptatión (2002): El ingenioso Kaufman

El dúo, Spike Jonze (director) y Charlie Kaufman (guionista), quienes ya en colaboración conjunta nos entregaron en el 2000, la disparatada ¿Quieres ser John Malkovich?, volvieron a unirse para traernos: ‘Adaptation’ (Adaptación). Todo comenzó en 1999 cuando se le pidió a Charlie Kaufman adaptar para el cine "El ladrón de orquídeas", un libro de gran éxito basado en la vida real y escrito por la escritora del New Yorker Susan Orlean. El libro trata acerca del fanático injertador de orquídeas John Laroche y su incansable pasión por dichas flores. Sin embargo la estructura narrativa del libro no es nada convencional, por lo que Kaufman, después de varios intentos, decidió abandonar el trabajo, casi dándose por vencido. En algún punto de su lucha creativa, tuvo la brillante idea de incluirse, junto con otros elementos de ficción, dentro del guión, para un resultado complicado pero fascinante. El film trata, en consecuencia, de un guionista, inseguro y acomplejado, que tuvo un enorme éxito con su primer guión y se encuentra en pleno bloqueo creativo mientras trata de adaptar ‘El ladrón de orquídeas’ para el cine. A la vez tiene que lidiar con su hermano gemelo, que además de ser su antítesis: simpático y extrovertido, se encuentra escribiendo fluidamente un guión superficial. Mientras afrontamos el proceso de escritura de Kaufman se va colando la historia de John Laroche y su mundo de orquídeas, la de la periodista que va siendo atrapada poco a poco en la pasión de Laroche y la del guionista, su hermano gemelo y el mundillo del cine. El resultado, es un guión diferente, un film atrevido, que exuda originalidad y audacia narrativa. Un film de alta costura, por momentos algo recargado, pero que sin duda rompe todos los esquemas. Se trata de un cine que apuesta a nuevos caminos, de hecho la cinta recibió con ovación el Oso de Plata en el festival de Berlín. Para el papel del torturado guionista, nos encontramos con un Nicolas Cage en una actuación impactante haciendo de Kaufman, que se ve a sí mismo: gordo, calvito, con un brillante cerebro pero con la incapacidad de relacionarse con seres de carne y hueso. Así mismo, representa con solvencia a Donald, el gemelo antítesis: confiado, sereno, alegre y encantador. Como el amante de la vida, John Laroche, nos encontramos con un Chris Cooper sorprendente. Probablemente no les suene el nombre, pero este actor ha representado incontables papeles secundarios a lo largo de su carrera. Apenas vean su rostro lo reconocerán. Y para terminar el banquete, la periodista Susan Orlean, es mágicamente representada por la siempre solvente Meryl Streep. Como bien dice el título, la cinta versa sobre distintas adaptaciones, no solo del proceso de adaptar una novela, problema del guionista, sino de seres solitarios que buscan una pasión para sus vidas y lo hacen a través de la reformulación de sus mundos creativos, readaptándose a raíz de sus experiencias. Un elenco de lujo, una acertada dirección y un excéntrico y complicado guión, dan como resultado un film muy interesante, con muchos puntos de giro, especial para los amantes de lo diferente en materia de cine.


The Departed (2006): La Maestría de Scorsese

Los Infiltrados (the Departed) es la última y genial película de un maestro del séptimo arte como Martin Scorsese, que por sus 40 años de carrera y films emblemáticos que han marcado pauta como ‘Taxi Driver’ (1976), ‘Toro Salvaje’ (1980) ‘La última tentación de Cristo’ (1988), ‘Buenos Muchachos’ (1990), por solo citar algunos, genera un nivel de expectativa verdaderamente alto. El realizador sale airoso generando una gran cinta, que lo devuelve a la trama del thriller gansteril que con tanta maestría sabe recrear. Los Infiltrados es un film consistente que no decepciona ni cansa a pesar de sus dos horas y media de duración y que recalca el talento de un director de auténtico sello. Atención ojos ávidos de buen cine, Scorsese ataca de nuevo y no da tregua en base a un film cargado de suspenso, tensión dramática, humor negro y la dosis justa de violencia. ‘The Departed’ es la tercera colaboración de Scorsese con Leonardo Di Carpio quienes ya habían demostrado ser una dupla creativa interesante, tanto en ‘Ganster de Nueva York’ como en ‘El Aviador’, pero que desbordan ingenio en esta última producción adaptación de la película taiwanesa ‘Infernal Affairs’ realizada por Andrew Lau y Andy Mak en el 2002.El guión fue adaptado magistralmente por William Monahan, generando una película tan vertiginosa como la original pero con claras diferencias. : Los Infiltrados resulta una ola refrescante dentro de un género que ha tendido a repetirse hasta el cansancio, rescatándolo, actualizándolo para terminar con un producto sólido que nos remonta a las mejores películas de su director pero claramente modernizado en trama y factura. Con su acostumbrada y exquisita filmografía, cada detalle cuidado a la perfección estamos ante un film de excelente realización y que arrolla con su elenco actoral y que a la vez demuestra la excelente dirección de actores de la que es capaz Scorsese .Los Infiltrados nos introduce en el corazón del crimen organizado y en el universo de la corrupción policial, tanto en la doble moral del discurso oficial como en la desgarradora realidad del mundo gansteril. La trama se centra en El Departamento de Policía de Massachussets que se ve envuelto en una guerra sin cuartel para atrapar a la mayor banda de crimen organizado de la ciudad. El plan es acabar con el poderoso jefe de la mafia Frank Costello (Jack Nicholson) desde dentro. Para eso reclutan al joven policía Billy Costigan (Leonardo DiCaprio), criado en el sur de Boston, a quien logran manipular para que asuma el riesgo de infiltrarse en la organización y ganarse la confianza de Costello. Por otro lado otro joven policía que también ha surgido de las calles del sur de la ciudad, Colin Sullivan (Matt Damon), sube rápidamente de categoría dentro de la policía del Estado. Colin, que se ha ganado un buen puesto en la unidad de Investigaciones Especiales, forma parte de un grupo de oficiales de élite cuya misión es acabar con el mafioso. Pero lo que sus superiores no saben es que Colin trabaja para Costello y lo mantiene un paso delante de la policía. Mientras se desarrollan las historias paralelas de los dos jóvenes, cada vez sus caminos se verán más entrecruzados hasta que los dos bandos se dan cuenta que cada uno tiene un infiltrado y ambos protagonistas tendrán que correr para develar la identidad del otro primero y así recuperar sus vidas. El film nos ataca con un incesante bombardeo de imágenes cruzadas, que con ritmo vertiginoso logran introducirnos en la acción. Apoyada en un guión inteligente las conversaciones llevan algunas veces moralejas con un toque de humor negro que se agradece. Apoyada en un elenco fenomenal, forma un paquete compacto de suspenso inteligente.Una y otra vez me pregunté porque esta película me había gustado tanto y logrado atraparme totalmente. Evidentemente no fue solo por la calidad de su realización sino por el alma de los personajes, seres oscuros, atrapados entre el bien y el mal, donde nadie es totalmente bueno o malo y la línea entre lo correcto e incorrecto comienza a hacerse invisible. Esa dualidad con que Scorsese pinta ambos mundos supuestamente antagónicos: los ganster vs la policía nos hace ver que no hay mucha diferencia entre unos y otros, que ambos manejan el poder a su antojo, mienten, engañan, manipulan, asesinan…Entonces la pregunta que surge inevitablemente en mi mente es: ¿hay excusas validas para matar? ¿Esta el hombre capacitado para manejar el poder con integridad? ¿Es el poder una droga que deforma a las personas? Sin duda este film nos deja pensando sobre eso y otras cosas. Fue allí que encontré la clave de mi fascinación: como amante del suspenso esta obra logra el cometido de manejarlo magistralmente, como exigente de la fotografía la factura del film es impactante, como interesada en las temáticas retadoras esta cinta es sin duda controversial en su contenido y en su forma realista de pintar a ladrones y policías, como observadora obsesiva de las actuaciones la película logra el cometido de que resalten todos sus actores. La única crítica que tengo es la subtrama creada entre una psicóloga policial y ambos protagonistas, que genera un triangulo amoroso que parece un barco a la deriva y no aporta nada trascendental a la trama agregándole minutos de más al film. La única explicación que encuentro para la presencia de la psicóloga es que se convierte en la única testigo silente de la historia. Nosotros, la audiencia somos los testigos de lujo, que vemos las tramas en paralelo y vivimos la verdad de ambos personajes al extremo. Este es definitivamente un film que vale la pena y que tiene muchas lecturas además de acción y suspenso, es en suma un thriller inteligente y provocador que deja otro indeleble sello en la excelente filmografía de este grande del cine como es Martin Scorsese.


Lord of War (2005): Escalofriante realidad

Nicolas Cage refuerza su faceta dramática, en este excelente y provocativo film de corte independiente, del director Andrew Niccol (Gattaca, Simone) que nos relata los inicios de un joven emigrante ucraniano en el tráfico de armas hasta convertirse en un poderoso del ramo acosado por débiles pero consecuentes dilemas morales. Sin convertirse en un panfleto sensiblero, la película expresa una decadencia existencial y moral difícil de ignorar y pone sobre la palestra un tema candente. ‘El señor de la guerra’, basada en hechos reales, nos presenta la historia de Yuri Orlov, un insatisfecho inmigrante ucraniano, que lleva una vida gris trabajando en el restaurante de su familia, hasta que un día, la violencia que lo rodea lo lleva a concluir que el mejor negocio consiste en suministrar armamento para los odios y las guerras, no importa entre quienes sea, ya que estas siempre existirán entre la raza humana. Partiendo de esta triste conclusión sobre la ‘normalidad’ de la intolerancia entre sus congéneres pasa de vender su primera arma, hasta convertirse en uno de los más grandes traficantes de armas del mundo. El film está narrado en primera persona por su protagonista Nicolas Cage, cuya voz profunda y su hablar pausado le agrega un toque sombrío a la película, lado oscuro que este versátil actor maneja a la perfección, brindándonos un performance de excelente factura que sin duda quedará como una de sus mejores actuaciones. La película tiene su toque irónico y nos presenta con notable naturalidad la inhumanidad brutal de este comercio, el cual las grandes potencias dicen combatir, siendo estas mismas la que lo estimulan. Impecablemente hilada, su realización visual es precisa y original. De entrada el director hace una subjetiva de una bala, desde su fabricación, su traslado, su venta y su destino final: la cabeza de un joven de menos de 15 años. Con la bala nos adentramos en un recorrido fatídico, que nos introduce sin anestesia en la cultura de la muerte. El trafico de armas lo contamina todo y hace que predomine la mentira y la hipocresía ya que detrás de este se encuentran los intereses de los países más poderosos del mundo, así como los de cada mini guerra, cada bando con sus ideales extremistas. Hay suficiente odio en el mundo como para hacer el negocio de venta de armas altamente lucrativo. Muchas fibras delicadas son tocadas en la cinta, como la venta de material bélico, residuo de la guerra fría por kilo como si fuera arroz, hasta la venta de armas a déspotas africanos a cambio de drogas y diamantes. Es verdaderamente una extrema sátira sobre el comercio ilegal de armas, cuyo personaje principal es moralmente inhumano y aun así tiene dilemas éticos, siempre teñidos de cierto toque sardónico, que en la persona de Nicolas Cage encajan a la perfección logrando un personaje detestable pero entendible y hasta simpático dentro del humor negro de sus reflexiones. Es justamente la frialdad de los razonamientos de Yuri y lo que ve a lo largo de su carrera como contrabandista, lo que toca indiscutiblemente nuestra conciencia. Escuchar el narrador hablar del negocio del tráfico de armamento como si estuviera comentando sobre cualquier tema banal, mientras vamos observando las sucesivas y múltiples guerras alrededor del globo y la cotidianidad de la muerte en personas de todas las edades y culturas es lo que verdaderamente nos hiela la sangre. Sentados en nuestra realidad, ignoramos que de cada 12 personas una tiene un arma, olvidamos que se libran varias guerras en el mundo día a día, que esa bala pulcra que nos introduce en la película es un símbolo de poder que decide entre la vida y la muerte de un ser humano. Sin duda la mejor película de este director hasta el momento, que si bien es acusada de maniqueísta por sus efectos de edición y su ritmo frenético, es precisamente este último el que termina de completar el perfil cinematográfico de la trama. No se trata de un drama denso a pesar de la gravedad del tema cosa que se agradece como espectador con ganas de reflexionar en base a propuestas originales y no a formulas sensibleras. La crítica ha sido bastante dura con la cinta, catalogándola de mediocre, yo los invito a conseguirla en dvd y formarse su propia opinión. Es de esas películas que deben ser vistas y no contadas y de la que habrá opiniones disímiles y controversiales.


United 93 (2006): Minutos de terror

El director británico Paul Greengrass, decide recrear en este film los eventos ocurridos dentro del avión ‘United 93’ (Vuelo 93), el único que no alcanzó su objetivo en los atentados del 11 de Septiembre, gracias a la determinación de los pasajeros y el personal de vuelo, personas comunes y corrientes que se vieron enfrentados a una situación de vida o muerte. Con el aire documental de este director, que suele darle a todas sus películas, aunque sabemos el desenlace final, en este film los minutos pasan rápido, dejando un hueco en el pecho y la sensación de haber presenciado los hechos. Realizada en tiempo real, la narración es impecable al igual que la factura para lograr finalmente una cinta sobrecogedora que quedará estampada en la historia de la cinematografía de este milenio. ¿Es Paul Greengrass un oportunista? Esta es una pregunta que ha surgido inevitablemente con la aparición del polémico film, en un momento en que los norteamericanos se planteaban si los eventos del 11 de Septiembre debían o no debían ser recreados en el cine, si había pasado el tiempo suficiente, si las heridas estaban ya cerradas. Sin embargo, el director estadounidense, Oliver Stone, ya recreó la tragedia de las Torres Gemelas en el reciente film ‘World Trade Center’, basado en una historia real. Los hechos del 11 de Septiembre forman parte de la historia de la humanidad, como otros atroces actos y las muchas injusticias que pueblan nuestro existir y que gracias al arte: literatura, fotografía, cine, etc., uno puede recrear y así entender mejor el presente. El cine crítico, representa a través de la imagen, el reflejo de los tiempos y de nuestra golpeada condición humana. En Vuelo 93, los hechos son presentados con respeto a las victimas y nos permite un acercamiento a un acontecimiento que cambio el curso de la historia contemporánea. En este film del cual fue también fue el guionista, Paul Greengrass se mantuvo fiel al estilo documental que lo ha caracterizado, logrando una historia tensa que se desarrolla en tiempo real y que logra atraparnos a pesar que conocemos el desenlace de los hechos. ‘United 93’ recrea el fatal vuelo, partiendo del despegue, pasando por el secuestro, hasta el momento en que los pasajeros se dan cuenta de que forman parte de un plan de ataque terrorista perfectamente hilado. Ante la cruda verdad deciden unirse y el film explora el miedo, el terror y las valientes decisiones de esas personas que, en 90 minutos, pasaron de ser meros pasajeros de un avión a convertirse en íntimos compañeros y héroes enfrentados a una situación impensable. Como no existe un informe exacto que describa realmente el secuestro ni el comportamiento de los rehenes, el director improvisa con sumo cuidado los hechos utilizando un reparto de actores desconocidos, mas idóneos para representar a las personas reales que estuvieron allí, seres comunes y corrientes dentro a una situación extrema. La genialidad y quizás integridad de Greengrass, radica en que de un tema del que podría haberse explotado el lado trágico y dramático, cayendo en una sensiblería malévola, por el contrario el director es comedido con una narración que discurre con sobriedad. El realizador comenta 'Cuarenta personas tuvieron treinta minutos para comprender la realidad que vivimos actualmente, tomar una decisión y actuar. Fueron los primeros en vivir la realidad posterior al 11S, mientras nosotros mirábamos la televisión boquiabiertos, sin acabar de entender lo que pasaba. En aquel momento, los pasajeros tuvieron que tomar una terrible decisión, quedarse sentados sin hacer nada y esperar que todo saliera bien, o hacer algo…' Así mismo confiesa haber querido desde hace varios años tratar este tema en el cine pero no sabía cuál sería el momento oportuno hasta que se entrevistó con los familiares de las víctimas y estos le dieron el visto bueno y desempeñaron un rol básico para recrear los acontecimientos lo más cerca posible de la realidad, manteniendo una constante comunicación con todo el equipo. En el film, no solo presenciamos el drama de los pasajeros sino el caos total que explotó en los centros de controladores aéreos y militares. La película abarca dos escenarios: por un lado, los incidentes de ese vuelo 93 y simultáneamente, se enfoca en las actividades en las torres de control de los aeropuertos que supervisaban dichos vuelos, en Nueva York, Newark, Cleveland y Boston, así como en la base de control principal y en la comandancia aérea militar. Greengrass, en una sabia decisión, se desvincula de cualquier discurso político, sin nombrar religiones, mandatarios o países. A nivel de realización el film no decepciona, con una fotografía resaltante, cámaras nerviosas, súbitos primeros planos e interesantes encuadres que logran construir a la perfección el ambiente de tensión y resaltar su gran virtud: el toque realista. Es en definitiva un film que hiela la sangre, que nos recuerda un momento trágico de este milenio, que nos deja un nudo en el estomago y nos hace reflexionar sobre el mundo en que vivimos. Cuando el cine retoma su derecho a hacer algo más que entretenimiento, se torna aún más interesante, porque intenta abrirnos los ojos frente a realidades lejanas o silenciadas, a cuestionarnos la sociedad que hemos forjado, el rumbo que llevamos y especialmente la amarga locura que produce el odio y la violencia. Este es el caso de esta excelente cinta.


The Butterfly Effect (2004): Causa y Consecuencia

Según la teoría del Caos, el batir de las alas de una mariposa puede producir un tornado en el otro lado de la tierra. La ‘mariposa’ no es un elemento aislado del sistema caótico sino que forma parte de éste y por tanto todo lo que ella haga va a influir a todo lo demás. De esta premisa parte esta cinta interesante, que reflexiona sobre las causas y consecuencias de nuestros actos a partir de la posibilidad de cambiar hechos del pasado. Escrita y dirigida por Eric Bress y J. Mackye Gruber, ‘El Efecto Mariposa’ nos cuenta la historia de Ewan (Ashton Kutcher), quien mantiene la mayoría de los recuerdos de su traumático pasado en un olvido involuntario. Rodeado de fantasmas y de las vidas quebradas de sus amigos de la infancia, se reencontrará con los diarios que escribía como niño y a través de ellos hallará una grieta en el tiempo que le permitirá volver a momentos de su niñez pero con su mentalidad actual. Gradualmente nuestro protagonista va descubriendo las situaciones más difíciles que vivió como infante y tratando de enmendar el presente, comenzará a cambiar los hechos en búsqueda de una justicia ideal que le permita a él y sus amigos una realidad más feliz. Sin embargo, cada modificación traerá consigo impredecibles consecuencias, generalmente desastrosas lo que hará que Ewan se embarqué en una carrera de obstáculos, viajando constantemente al pasado a fin de arreglar los desbarajustes del presente. El tema de los viajes en el tiempo ha sido ampliamente tratado en el séptimo arte, por lo que resulta fácil caer en lugares comunes. Este film bien construido, se las ingenia para eludir lo predecible, en base a una historia compleja bien sustentada y desarrollada, que terminan por construir un film entretenido, con una buena dosis de intriga, un suspenso trepidante y algunos efectismos típicos del género. Resalta una estética innovadora, con interesantes planos cenitales, situaciones que quedan fuera de pantalla pero que se insinúan, una concepción luminosa y algo minimalista y un guión con estimulantes giros inesperados. La primera media hora es totalmente atrapante, luego la película pierde un poco el ritmo y la cordura, presentándonos situaciones bastantes extremas, alejadas de los grises y puntos medios que conforman la verdadera existencia. La actuación de Ashton Kutcher es bastante mediocre, demostrando que este ídolo juvenil no nació precisamente para el drama ( ¿o para la actuación…?). El resto del elenco, en especial Amy Smart, quien desempeña con precisión cuatro destinos y personalidades distintas, esta a la altura de una buena película. Los guionistas desbordan en imaginación para narrar las imprevistas consecuencias de los actos de Ewan, logrando sorprender al espectador. A primera vista todo mantiene coherencia, y verdaderamente hay que ponerse quisquilloso para encontrar huecos argumentales, que sin duda los hay. No se trata de un film genial, pero sin duda es una cinta interesante, que por sobre todas las cosas ofrece pleno entretenimiento, en un género que mezcla el suspenso con la ciencia ficción y que nos invita a meditar sobre el poder que las elecciones que hacemos hoy tienen en nuestro futuro, invitándonos a vivir con plenitud y responsabilidad el día a día. Como toda producción hollywodense, presenta un final bastante flojo, pero en vista del buen viaje que ofrece durante su duración, esto pierde gravedad. Si tenemos en cuenta que estamos ante una cinta con una temática bastamente visitada por el cine, podemos afirmar que esta película sin ser una obra de arte, ofrece buenos resultados. Se trata de un film que da tema para conversar a su salida ya que la fascinación del hombre con viajar en el tiempo sigue siendo una constante en nuestros días….interesante opción.


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