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In time: Capitalismo darwiniano corregido o aumentado
Julio Rodríguez Chico
30/12/2011



FICHA TÉCNICA DE 'IN TIME'

In time+ Dirección y guión: Andrew Niccol
+ País: USA
+ Año: 2011
+ Duración
: 109 min.
Interpretación
: Amanda Seyfried (Sylvia Weis), Justin Timberlake (Will Salas), Cillian Murphy (Raymond Leon), Olivia Wilde (Rachel), Alex Pettyfer (Fortis), Johnny Galecki (Borel), Vincent Kartheiser (Philippe Weis), Matt Bomer (Henry Hamilton), Yaya DaCosta (Greta).
+ Producción: Marc Abraham, Eric Newman y Andrew Niccol
+ Montaje: Zach Staenberg
+ Direño de producción: Alex McDowell
+ Música: Craig Armstrong
+ Fotografía: Roger Deakins
+
Vestuario:
Colleen Atwood


In time es un thriller de ciencia-ficción dirigido por Andrew Niccol, su cuarto largometraje después de Gattaca (1997), Simone (2002) y El señor de la guerra (2005). Niccol se ha especializado en la descripción de nuevas antiutopías, utopías perversas donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal, con evidentes paralelismos con nuestra realidad actual. En este trabajo se habla del conflicto interclasista en un futuro no tan descabellado.


Dando por hecho la simplicidad de un argumento producido en Hollywood, resulta altamente sugerente y atractiva la historia que Andrew Niccol nos cuenta en In time. En una sociedad del futuro se ha conseguido frenar el envejecimiento y los individuos conservan el aspecto que tenían al cumplir los 25 años, momento en que comienzan a tener que ganarse los años que quieran vivir.

El tiempo ha sustituido al dinero como moneda de cambio, con lo que es un bien apetecido y necesario, adquirido unas veces por medio del trabajo y otras del robo. Vivir al día es lo habitual en la zona en que vive Will Salas, joven que tiene tres años de ‘vida merecida’ cuando ve cómo su madre muere en sus brazos por la inmisericordia de algunos. Hace poco, Will ha conocido a un ‘millonario de tiempo’ que se suicidó porque estaba cansado de vivir, no sin antes regalarle un siglo y confesarle que en otra zona de la ciudad había unos pocos que eran realmente inmortales gracias al sacrificio de la mayoría. A partir de ahí se despierta su espíritu justiciero, y comienza una película de acción y persecución, de robo y secuestro, de amor y libertad.

   

Un primer nivel de lectura nos permite considerar que sólo merecen ser vividos los días en que el amor triunfa sobre la codicia y el miedo, y también que la eternidad no es en sí misma apetecible y menos a cualquier precio. Frente a ese magnate aislado en su torre de oro y protegido por un sinfín de guardaespaldas, se levanta el dueño y la niña del puesto que regala tiempo a quien lo necesita; frente al egoísmo del Guardián del Tiempo que quiere conservar sus privilegios, encontramos el gran corazón de Will que desea ver a todos iguales y en un estatus superior; frente a la violencia de los ladrones del barrio, la justicia de ese hombre honrado y noble; y frente al avaricioso que atesora millones (de años), el hombre que vive al día confiando en su trabajo y en sus amigos.

Pero hay otro subtexto que no es menos interesante y que cuestiona cierta política educativa de tono proteccionista, pues vemos a un padre temeroso de que su hija se pierda: su comportamiento es todo un fracaso como padre porque creyó que el afecto se podía comprar o la obediencia exigir, porque no contempló que el amor podía trastocar toda la previsión y lógica racionalista, porque no supo ver que la libertad es capaz de romper las barreras construidas con mano de hierro.

  

Cabe aún una tercera perspectiva que, metafóricamente pero de forma evidente, trae la historia a nuestro tiempo de especulación financiera. Estamos ante la justicia social que se debe exigir a un sistema en el que las diferencias de clase aumentan conforme unos pocos se aprovechan de la necesidad de la mayoría para su propio beneficio.

La formación de guetos y de zonas de privilegio hace que los poderosos sean más cada vez más poderosos, que resulte imposible corregir esa situación de indefensión e injusticia. Es la ley del más fuerte que Darwin aplicó a la evolución biológica y Marx al análisis socioeconómico para justificar la revolución…, es el capitalismo salvaje que en época de crisis corta las cabezas de los más pobres mientras algunos se ven obligados a robar algo menos (pero a seguir robando).

  

Menos mal que siempre hay un Robin Hood para dar a los poderosos y gentes sin conciencia un toque de atención, y menos mal que el amor y la libertad son valores más atractivos que ningún otro y que terminan por convencer incluso a la inocente Sylvia Weis. Afortunadamente, el darwinismo capitalista es sólo una teoría que puede corregirse y mejorarse, y además todos sabemos que ‘un día da para mucho’ si se aprovecha bien y que el tiempo mejor aprovechado es el que se da gratuitamente. No hay duda de que ‘el tiempo es oro’, pero también es cierto que ‘no es oro todo lo que reluce’.

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Para saber más

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DATOS DEL AUTOR:

Julio Rodríguez Chico, natural de Gijón (Asturias). Licenciado en Historia y máster en Historia y Estética de la Cinematografía por la Universidad de Valladolid. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC) y de la Asociación SIGNIS-España. Editor del blog La Mirada de Ulises, incluida en las plataformas digitales Paperblog y Globedia. Crítico de cine y colaborador de las revistas La Butaca, Film Historia (Univ. de Barcelona), Cinemanet, La peli que quieres ver, y En taquilla.
Autor del libro Azul, Blanco, Rojo. Kieslowski en busca de la libertad y el amor (Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid 2004), de En busca del hombre y de la libertad. El cine polaco en la Seminci (Ed. Polonica Matritensis, Madrid, 2009), así como de artículos publicados en revistas y congresos especializados, sobre todo en torno al cine de autor. Desde el 2002, he participado en cine-forum y ciclos de cine entre universitarios, y cubierto el Festival de Cine de Valladolid (SEMINCI).