(De izquierda a derecha los componentes
de Monty Phyton son: en primer termino, Terry Jones, John Cleese y Michael
Palin. Detrás de ellos Graham Chapman con su inseparable pipa,
Eric Idle, y Terry Gilliam. Todos ellos bien jovencitos y con cara de
haber roto pocos platos todavía.)
Se
abre el telón y aparece Inglaterra en el año 1943, en
plena Guerra Mundial parte dos. Imaginen ustedes a un inglés
ocurrente e ingenioso, que un buen día escribe en un papel el
chiste que se le ha ocurrido. Pero no escribe un chiste cualquiera,
sino un chiste muy gracioso, desternillante, capaz de matar de la risa
a aquel que lo lea. Y es lo que pasa al autor. El chiste es tan bueno
que cuando lo lee empieza a reírse cada vez más fuerte,
hasta que su corazón no puede soportarlo y se para. Su mujer
entra en la habitación para ver que ocurre y descubre a su marido
muerto. Llora cual magdalena hasta que descubre el papel que hay frente
al cadáver de su marido. Lo lee y empieza a reír como
una loca hasta que finalmente también muere. Imaginen que llega
la policía y después de muertos varios agentes, apresan
el chiste y se lo entregan al comisario que a su vez lo entrega a las
altas autoridades del ejército. Imaginen ustedes que su ciudad
inglesa es atacada por las tropas alemanas. El gobierno pronto observará
los poderes ofensivos del chiste cuando, derrotados por su curiosidad,
altos cargos mueran de la risa. Será en ese momento cuando se
llame a los expertos. Dividido el chiste por palabras, cada uno de ellos
traducirá al alemán una parte del chiste sin conocer el
resto. De esta manera no se correrá peligro. Las tropas inglesas
memorizan el chiste en alemán y lo gritan a los cuatro vientos
en el campo de batalla. Incluso con megáfono. Los alemanes caen
fulminados de la risa y los ingleses ganan la Segunda Guerra Mundial.
¿Cómo se llama la película?
La
verdad es que no se trata de ninguna película, sino de un falso
documental de unos veinte minutos que los Monty Phyton incluyeron en
el estreno de su programa televisivo 'Flying Circus'. Eso fue en el
año 1969 y ha caído mucho granizo desde entonces. El espacio
estaba basado en el humor a carcajada limpia basado en una serie sketches
conectados de alguna manera entre sí combinados con alocadas
e ingeniosas animaciones hechas por Terry Gilliam. Al inicio del programa
siempre aparecía Michael Palin disfrazado de naufrago y después
de despeñarse, por ejemplo, decía a cámara 'It
is...' y comenzaba Flying Circus. John Cleese se encargaba de los guiones
junto con Graham Chapman, siempre abiertos a las sugerencias del resto
de compañeros. Eric Idle se ocupaba de las canciones mientras
Terry Jones era el que se encargaba de dirigir todo aquel espectáculo
y posteriormente fue el que dirigió las cuatro películas
que dieron a conocer al mundo el genio de los Monty Phyton. El programa
finalizó en 1974 y a partir de ese año se lanzaron como
locos a la conquista del celuloide.
Antes de adentrarse por completo, habían hecho en 1971 un intento
por acercarse a la gran pantalla. Lo hicieron con la película
'And now for something completely different', titulada en español
'Y se armó la gorda'. Muy divertida, fresca, hilarante y original,
se trataba de una selección de los mejores sketchs hechos para
'Flying Circus'.
La
segunda cinta fue para muchos la más loca y disparatada de sus
películas: 'Monty Phyton and the Holy Grial'. En un país
como España, donde los traductores son creativos y se dedican
a inventar nuevos títulos, la película se llamó
'Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores'. La trama
del film se basaba en la historia del rey Arturo y sus caballeros en
la búsqueda del Santo Grial. Aquella era la excusa para poner
el medievo patas arriba y esgrimir su filosofía paródica
del humor a base de golpe de coco. Y digo esto porque seguro que recuerdan
la primera secuencia de la película con el Rey Arturo (Graham
Chapman) subido en su caballo imaginario y su fiel escudero haciendo
sonar un coco imitando los cascos del inexistente animal. Todos los
caballeros de la mesa - cuadrada en este caso - cabalgan de la misma
manera por los bosques de Inglaterra en pos del sagrado cáliz.
La película cuenta las aventuras que corren cada uno de ellos
cuando deciden separarse y buscar el grial de manera independiente.
La historia de Sir Lancelot no tiene desperdicio: masacra a un palacio
entero para salvar a una princesa que resulta ser un príncipe.
Las secuencias que mayor admiración causaron por las cotas de
absurdidad que alcanzaban fueron la del encuentro con los caballeros
que dicen Ni y la sangrienta lucha final contra el conejo asesino. A
pesar de la calidad de la cinta, los Monty Phyton se acercaron a una
narrativa más convencional - más madura según algunos
críticos - en la que sería su siguiente película
'La vida de Brian', que es sencillamente imprescindible y en mi opinión
la más compacta de todas.
El
papel protagonista volvió a caer en Graham Chapman, que interpretaría
al irresucitable Brian de nombre Brian, nacido el mismo día que
el hijo de dios. La historia era una parodia de la vida de Jesucristo
y para ello se ambientó la película en una Judea desértica
dominada por los romanos. Las aventuras de Brian de Nazareth comenzarán
cuando se infiltre por amor en el Frente Judaico Popular ¿o era
el frente Popular de Judea? y realice acciones contra los romanos. Su
prueba de iniciación es hacer una pintada - en latín -
en una fortaleza militar romana. Una pintada que habrá de escribir
100 veces. Aceptado ya en el grupo de resistencia, se inmiscuye con
sus compañeros en el palacio de Pilatos con la misión
de secuestrar a su esposa. Sin embargo allí se encuentran con
otro grupo anti-romano judío. Se matarán entre ellos y
sólo quedará uno: Brian, que será llevado ante
Pilatos, el Pilatos más desternillante que ha dado la historia
del cine. Los Monty Phyton aprovecharán la trama para plantear
las más divertidas situaciones, las parodias más mordaces
y la irreverencia para con los sectores más religiosos de la
época. Una vez que Brian es confundido con el Mesías,
todo el pueblo de Jerusalem lo perseguirá para darle caza. La
historia acaba como tiene que acabar: un campo de crucificados que silban
al unísono la feliz canción 'Always look on the bright
side of the life'. Entre todos ellos estará Brian, crucificado,
atónito, que no acaba de creerse lo que le está ocurriendo.
En
el año 1983 vino su siguiente película, que fue galardonada
con una gran cantidad de premios, 'The meaning of Life' (El sentido
de la vida). El film comenzaba con un sorprendente corto dirigido por
Terry Gilliam. Un grupo de burócratas sexagenarios se convierten
en piratas y navegan con su edificio por la ciudad, disparando cañonazos
al resto de edificios para después asaltarlos. El corto no acabará
ahí pero enseguida saldrá Michael Palin vestido de mujer
para presentar el comienzo de la película. Desde el nacimiento
hasta la muerte, el grupo cómico hace un repaso por todas las
etapas de la vida conectando diversos skechtes que habían desarrollado
de forma independiente y que luego habían unido. Memorable es
la canción que canta el padre católico junto con su numerosa
familia católica (más de treinta niños) sobre las
desventajas de usar preservativo. El estribillo cantado a coro decía
así: Todo esperma es sagrado, todo esperma es genial, si algún
esperma es desperdiciado, Dios se enfadará. Tras la coreografía
callejera se contrapone la escena con la de un marido protestante que
le cuenta a su mujer que él puede hacer el amor cuando quiera
porque puede bajar a la farmacia de la esquina y decir con la cabeza
muy alta: Quiero un condón. Del nacimiento se pasa a la adolescencia
y a las clases magistrales del profesor John Cleese sobre cómo
hacer sexo. La lección incluirá un coito rápido
con su esposa para que los alumnos vean en qué consiste el acto,
algo que aburrirá profundamente a sus pupilos. Después
del acuático diálogo entre los peces (el segundo) el corto
de Terry Gilliam se introduce en el largometraje de Terry Jones para
así incluir un nuevo y refinado sketch en el repertorio de la
trama. Tras ciertos desmadres y desvaríos más la película
llega a su fin. En el escenario de nuevo Michael Palin vestido de mujer
anunciando que esto se acababa. Sin embargo, para conseguir que los
videoadictos levantaran el culo de sus sofás y se adentraran
en el cine a ver su película, incluían unas imágenes
de penes y vaginas para el disfrute del espectador. La película,
con un presupuesto mucho mayor al de las anteriores (10 millones de
dólares) criticaba a mansalva las instituciones sociales haciendo
hincapié en el humor absurdo, muy políticamente incorrecto
y a la larga tremendamente corrosivo. Esa fue la firma y la herencia
de los talentosos Monty Phyton.
A
pesar del éxito internacional que alcanzó 'The Meaning
of life' fue la última película que hicieron juntos. Cada
loco eligió su tema y vivió con él a partir de
entonces. Cada componente iniciaría su propia carrera en solitario,
siempre ligada al mundo del cine y el espectáculo. Veamos qué
pasó con ellos una vez que el grupo fue disuelto.
Graham Chapman fue el peor parado de los seis. Participó en varias
películas más como actor, pero sus excesos con el alcohol
y otras drogas lo llevaron a contraer cáncer en varios de sus
órganos. Murió en 1989 y en su funeral, sus compañeros
de Monty Phyton le cantaron como despedida 'Always look on the bright
side of the life' como homenaje a su genial trabajo juntos.
El
galés Terry Jones siguió dirigiendo películas y
de entre su filmografía posterior destacan: 'Erik el Vikingo'
y 'Servicios muy personales'. Suyo es el guión de la película
'Dentro del Laberinto' y dirigió un episodio para la serie televisiva
'Las aventuras del joven Indiana Jones'. Siempre será recordado
por sus esperpénticos papeles de mujer en el grupo, como la insustituible
madre de Brian en la película.
Por
su parte, el otro realizador del grupo, Terry Gilliam, que había
ayudado a su tocayo Terry Jones en la dirección de las películas,
se puso definitivamente detrás de las cámaras en solitario.
Dejando a un lado el humor, probó suerte en la ciencia ficción
con la turbadora 'Doce Monos'y la obra de culto 'Brazil'. Suya es también
la atolondrada 'Miedo Y Asco y en Las Vegas', con Johnny Depp y Benicio
del Toro de mierda hasta las cejas. El festival de Sitges le otorgó
un premio honorífico en 2000 por toda su filmografía que
es mucho más extensa de la que yo narro en estas líneas.
Su último proyecto había sido durante muchos años
acariciado. La película se iba a llamar 'El hombre que mató
a Don Quijote', sin embargo se ha quedado como un documental al estilo
making-off pero explicando porqué no se pudo hacer la película.
Se trata del primer 'cómo (no) se hizo' de la historia del cine
de una película que no se ha llegado a realizar. 'Lost in la
Mancha', que así se llama el producto, fue estrenado en España
hace unas semanas, aunque eso sí, en muy poquitos cines. Habrá
que pasarse por el video-club en los próximos meses.
El
versátil Eric Idle se concentró en el mundo de la música
y el espectáculo, dedicándose a la presentación
de programas de entretenimiento en la televisión inglesa. Más
tarde, volvió al mundo del cine en productos de medio pelo, como
la soez 'Monjas a la carrera', película que lleva un ya un tiempo
sin emitir Antena3, cosa que me extraña mucho. Eric Idle es el
autor de casi todas las canciones de los Phyton y pasará a la
historia como el gentleman inglés que sale de un frigorífico
y muestra a una ama de casa (Terry Jones, of course) los misterios del
universo. Todo para convencerla de que se deje extraer los órganos
en uno de los más sangrientos sketches de 'El misterio de la
vida'.
Michael
Palin, junto con Idle y Cleese, es el Phyton más conocido por
su carrera de actor. Denominado como el Python agradable, se dedicó
a presentar programas de viajes en la BBC sin descuidar su faceta de
actor cómico en singulares comedias que lo ascendían a
protagonista absoluto. Años más tarde, Michael Palin colaboró
en la comedia ideada por John Cleese 'Un pez llamado Wanda' y más
tarde en 'Criaturas feroces', con el mismo reparto. Uno de sus hijos
fue el encargado de interpretar a 'el señor que no aparece en
esta película' en una frikeza que no hace más que engrosar
las genialidades de 'Los caballeros de la mesa cuadrada'.
El
más alto de todos los Phyton se llama John Cleese y es el miembro
más afamado del grupo. Bajo su serio rictus guarda un terrible
secreto que pocos conocen: en realidad su padre se apellidaba Cheese,
pero se lo cambió porque con ese apellido nunca podría
ser abogado. Y no lo fue pero sí que utilizó sus conocimientos
de leyes - Cleese está licenciado en Derecho - para articular
los más sucintos personajes adscritos a un tribunal. En su carrera
hay sketchs de posturas irrepetibles como 'The ministry of silly Walks'
y películas tan bien construidas como 'Un Pez llamado Wanda',
que creó escuela. En el film, estrenado en 1988, escogió
a dos actores americanos para ampliar la cobertura de la cinta. Los
elegidos fueron Kevin Kline y Jamie Lee Curtis (Otto y Wanda) que inmortalizaron
sus personajes en la comicidad más literal. Para completar la
comedia de enredo se necesitaban a dos más: Michael Palin interpretaría
a un tartamudo amante de los animales (Ken) y John Cleese a un abogado,
Archie Leach (el verdadero nombre de Cary Grant), arquetipo de la parodia
del correcto inglés. Años más tarde, el mismo elenco
se volvió a reunir en distinto escenario: dentro de un zoo se
desarrollaba la también divertida 'Criaturas Feroces'que no superó
en calidad a la anterior. John Cleese ha intervenido en multitud de
series de televisión y tampoco ha dado la espalda a las grandes
producciones, interviniendo en una de las partes de Harry Potter y en
la comedia 'Ratas a la carrera' junto con el otro gran cómico
inglés: Rowan Atkinson.
El
humor de los Phyton sigue vigente y eso que sus películas se
estrenaron hace más de veinte años. El paso del tiempo
los ha encumbrado a la categoría de maestros del humor y los
ha convertido en mito viviente. En Inglaterra dejaron huella no sólo
en las mentes de sus paisanos, sino en el propio diccionario académico
del país, tal fue la fama que alcanzaron. Hay una serie de términos
incluidos en los 80 inventadas o de clara referencia al grupo cómico.
Así por ejemplo los ingleses tienen la palabra 'Phytonesche'
para referirse al humor absurdo y surrealista. El término 'Splunge'
(si, el programa de la tele) fue acuñado por ellos en uno de
sus sketches y pasó significar algo así como una genial
ocurrencia sujeta a cambios de visión permanentes. Todo un nuevo
argot para un grupo humorístico que no ha conocido fronteras
y que en la universalidad de sus gags ha sabido encontrar la chispa
y el éxito rotundo. Por suerte queda una horda entera de locos
seguidores de los Monty Phyton que seguirán hablando sobre ellos
como los responsables de tantas y tantas carcajadas agradecidas. A ver
si alguno de esos locos seguidores llega a directivo de la televisión
y programa más a menudo sus películas. Miles de espectadores
estarán encantados de sintonizar la cadena para morirse y resucitar
de la risa cuantas veces hagan falta.