FICHA TÉCNICA DE ‘MYSTIC
RIVER’
+
Dirección: Clint Eastwood
+ Guión: Brian Helgeland basado
en la novela de Dennis Lehane
+ País: EE.UU. y Australia
+ Año: 2003
+ Duración: 138 min.
+ Interpretación: Sean
Penn (Jimmy Markum); Tim Robbins (Dave Boyle); Kevin Bacon (Sean Devine);
Laurence Fishburne (Whitey Powers); Marcia Gay Harden (Celeste Boyle);
Laura Linney (Annabeth Markum); Kevin Chapman (Val Savage); Tom Guiry
(Brendan Harris); Emmy Rossum (Katie Markum); Spencer Treat Clark (Silent
Ray Harris); Andrew Mackin (John O'Shea); Adam Nelson (Nick Savage);
Robert Wahlberg (Kevin Savage); Jenny O'Hara (Esther Harris); John Doman
(Conductor).
+ Producción: Bruce Berman,
Clint Eastwood, Judie Hoyt y Robert Lorenz
+ Música: Clint Eastwood
+ Fotografía: Tom Stern
+ Montaje: Joel Cox
+ Diseño de producción:
Henry Bumstead
+ Vestuario: Deborah Hopper
La novela en la que está basada esta película narra
la historia de tres hombres que crecieron juntos en Boston: Dave Boyle,
Sean Devine y Jimmy Marcus. Dave es secuestrado por dos abusadores
sexuales mientras jugaba con Sean y Jimmy. Dave escapa y regresa a
su casa varios días después, traumatizado por la experiencia.
Veinticinco años después, Sean es un detective de homicidios,
Jimmy es un ex convicto y el dueño de una tienda de conveniencia
y Dave continúa traumatizado. La hija de Jimmy desaparece y
es asesinada de forma brutal en un parque de la ciudad. En esa misma
noche, Dave regresa a su casa cubierto de sangre. Sean es asignado
al caso y las vidas de los tres amigos se vuelven a encontrar [Nota
1]. Como supongo que es sabido, al final, Jimmy mata a
su amigo Dave por creerle culpable de la muerte de su hija, justo
cuando se descubre quien lo había hecho…
Sobre las críticas
La película, dirigida por Clint Eastwood, ha recibido una crítica
muy favorable tanto por la dirección como la actuación,
logrando varios globos de oro y dos premios Oscar, todos ellos merecidos.
En contra, aparecen algunas críticas sobre el desarrollo de los
hechos que afectan más a la novela original que a la adaptación
del guión, lo que no afecta a la labor de Eastwood, en todo caso,
a la valoración de la elección que hizo de esta obra.
Las críticas más relevantes son aquellas que plantean
las coincidencias de los sucesos para crear el drama y para resolverlo.
Algunas otras críticas se refieren a la poca importancia que
tienen las figuras femeninas que, siendo figuras secundarias en la historia,
resultan importantes a la hora de justificar la postura de todos los
personajes al final de la obra puesto que a nadie parece importarle
lo ocurrido, ya que todos aceptan los hechos, primero, la mujer del
muerto y la del asesino, y, luego, el policía que no interviene
para detener a Jimmy.
Nosotros no creemos que la coincidencia
de los dos delitos que dan lugar a las dudas (el asesinato de la hija
de Jimmy y el homicidio que comete Dave) sea algo cuestionable puesto
que, de no haberse producido alguna confusión, nunca se hubiera
podido generar el drama que presenta la novela y la actuación
de Jimmy sería la de un demente y no la de un padre vengativo.
Solo existen tres motivos que generen un drama, la maldad, el error
y los intereses enfrentados. La confusión es asimilable al error
y origen adecuado del conflicto de la narración. La coincidencia
de los sucesos finales es un recurso literario muy frecuente en el cine
y muy adecuado en este caso. En nada afecta a la decisión de
Jimmy el que los autores del crimen de la niña sean descubiertos
ahora o dentro de un año y, de haber sido resuelto antes ese
delito, tampoco, veríamos el drama.
El descubrimiento de los asesinos de la niña debe mostrarse en
ese momento para que el espectador pueda realizar una valoración
de lo que está viendo en un lugar con lo que ocurre en otro puesto
que la interpretación de los hechos resulta distinta con los
datos que posee Jimmy y con los que proporciona la policía. Además,
en contraposición al crimen, es necesario presentar, en algún
momento, el triunfo de la justicia sobre la injusticia y el consuelo
de saber que, frente a la ocultación de hechos inherente al crimen,
existe la certeza del descubrimiento de la verdad. El conocimiento de
esos hechos produce espanto en el espectador por partida doble, por
un lado, por la violencia propia de la muerte de Dave, por otro, por
la injusta conclusión que le motiva y que aumenta la tensión
de la escena.
Pero, más interesante que una
crítica literaria, es un análisis de su contenido, es
decir, de los principios que guían los actos de los personajes.
Y, precisamente, lo que se debe valorar en la amplia obra de Eastwood
es la autonomía que este director reconoce a los individuos de
sus historias.
Ahora bien, esa autonomía debe ser la de un hombre noble y, en
la obra que analizamos, Jimmy no alcanza esa categoría por lo
que el objetivo principal de Eastwood queda muy confundido y la acción
de cualquier otro hombre noble podría quedar, en el futuro, en
entredicho.
La primera cuestión que debemos plantear para analizar esta obra
es la del conocimiento de los hechos que tiene Jimmy y, en ella, vemos
dos aspectos, primero, que no parece que Jimmy pueda tener la seguridad
absoluta de lo que ha ocurrido, puesto que fuerza la confesión
de Dave. Pero, lo más grave, es que el indicio de la intervención
de Dave no le obtiene directamente sino que esa información hace
un recorrido por la boca de ambas esposas antes de llegar a él.
Esta falta de autonomía que debe poseer el hombre noble, también,
es evidente en la trampa que prepara para atraer a Dave al lugar de
su encuentro. Ni lo hace personalmente ni lo hace exponiendo la verdad,
al contrario, Jimmy encarga a unos amigos esa labor y les pide que lo
hagan con engaños. Estos hombres aceptan participar en un crimen
sin cuestionar lo que se les encarga y sin que haya quedado claro que
lo hagan por amistad ciega o por ser su modo de vida.
Todo el desarrollo de la ejecución de Dave, desde la invitación
que le hacen hasta que Jimmy le asesta una puñalada y su socio
le remata con un tiro, es más propio de una película de
mafiosos, en las cuales, con mucha frecuencia, se recrean escenas muy
similares, que de un acto de justicia eterna. Así, se descubre
que Jimmy no es más que un delincuente y que toda su conducta
es inmoral. En esta obra, no hay nada que exaltar, ni a Jimmy, ni a
las mujeres, ni a Sean, el policía, salvo la agresión
de Dave a un delincuente en un ejercicio de su autonomía.
La impunidad del delito de Jimmy y
su aceptación general solo se entiende en el antiguo Oeste, en
donde no existía otra ley que la ley del más fuerte; en
países actuales en los que la violencia está tan generalizada
que se ha dejado de dar valor a la vida humana y de condenar los actos
que la siegan; o en círculos o lugares habitados por fanáticos
que piensan que todo vale para lograr sus fines. En ese contexto, la
obra sería una descripción de hechos, es decir, sería
simple realismo carente de ninguna valoración moral. Pero, por
el contrario, en la obra, no se muestran otras crudas situaciones que
permitan identificar este sentido y el autor, sin proporcionar los elementos
que permitan definir la obra como realista, como crítica social,
como fábula moral o como supuesta historia real, parece aspirar
a justificar de una manera absoluta el derecho del individuo al ejercicio
de su voluntad por encima de la ajena, lo cual, como hemos dicho, es
el contenido de las obras de Eastwood y bien pudiera haber sido la causa
de la elección de esta obra para llevarla al cine. Pero, en este
caso, creemos que el contenido ha sido malentendido por parte del director
y que las circunstancias en las que cabe hablar de autonomía,
la cual defendemos por encima de todo y de todos pero en las circunstancias
adecuadas, no se cumplen y bajo el nombre de la autonomía se
está consagrando el delito.
En este sentido, el último aspecto que mencionamos para demostrar
la injustificada actuación de Jimmy es que no había motivo
alguno para suponer que la policía no pudiera descubrir la verdad
y que la justicia no pudiera condenarle. La justicia eterna exige, en
nuestro mundo civilizado, que los órganos de la administración
no puedan o no quieran perseguir y condenar, en justa proporción
al delito, al culpable.
Otras muchas obras de literatura, cine y televisión muestran
cómo la imposibilidad de alcanzar justicia obliga al protagonista
a ejercerla por su cuenta con pleno derecho. Pero, en esta obra, la
policía no estaba confundiendo la dirección de las investigaciones
ni entorpeciéndolas. Jimmy no tenía justificación
alguna para actuar por su cuenta, y obró como lo hizo por una
falta de control de sus emociones.
Llevando demasiado lejos el derecho
a la autonomía, la novela escrita por Dennis Lehane no muestra
más que un acto de ciega venganza realizado por un delincuente
acostumbrado a hacer su voluntad sin someterse a ningún código
ético. En esta obra, ni se refleja el drama de la existencia,
por la contradicción entre los intereses personales y los sociales,
ni la lucha contra los poderosos que abusan de su autoridad quebrando
los derechos o la voluntad ajena. Quien actúa de tal forma en
casos como este, actúa igual en todos. Será un ser muy
agradable socialmente pero muy peligroso en sus relaciones particulares,
lo que no muestra la novela y eso genera una indeseada confusión,
algo habitual en muchas situaciones de la narración. Podemos
mostrar otro ejemplo de cómo la cinta presenta situaciones que
no desarrolla y generan indefinición de los fines que se persiguen.
La historia bien podría haber planteado el problema del conocimiento
de la verdad según la interpretación de los hechos por
cada individuo según su punto de vista personal y el error que
produce una conclusión afectada por la pasión. No profundizar
en este aspecto del conocimiento hace que tome relevancia la única
cuestión que recrea con detalle, el derecho, en cualquier caso,
a la venganza.
La falta de valoraciones morales; la renuncia o incapacidad para definir
las circunstancias exactas de los personajes y su ética; y la
aceptación de los hechos por parte de los personajes de la historia,
son factores que parecen dispuestos deliberadamente para conducir a
los espectadores a aceptar, también, la solución ofrecida.
Nosotros sentimos la obligación de prevenirles contra ese error.
Si la obra se hubiera presentado como una tragedia clásica, debería
haberse ofrecido una valoración que no convenía a los
intereses del autor; si la obra hubiera tenido el carácter de
una novela negra, los acontecimientos se descalificarían por
sí solos; pero si, astutamente, se evita aclarar las circunstancias,
entonces, cualquier solución puede ser aceptable puesto que no
sabemos en qué contexto se adopta. La verdad y la claridad no
convienen a la defensa de intereses particulares a los que resultan
beneficiosos el error y la confusión. Descubierto el juego del
autor, no cabe ofrecer elogios al contenido de la obra, con independencia
de los que merezcan la dirección y la actuación en la
adaptación cinematográfica. La obra es completamente inmoral,
no presenta las condiciones que confieren legitimidad a los actos que
se producen ni al respeto que se les otorga y, junto al desprecio por
la ley, se impone el respeto a las consideraciones personales, también,
por encima de la verdad. Esto es ir demasiado lejos.