FICHA
TÉCNICA DE 'EL CHICO' (THE KID)
+ Dirección y Guión:
Charles Chaplin
+ País: Estados
Unidos
+ Año: 1921/1971
+ Duración: 68 min./50 min.
+ Interpretación: :
Charles Chaplin (vagabundo), Jackie Coogan (el chico, John), Edna Purviance
(madre del chico), Carl Miller (padre del chico), Tom Wilson (policía),
Henry Bergman (propietario del refugio), Lita Grey (ángel de
la tentación), Charles Reisner (matón del barrio), Raymond
Lee (hermano pequeño del matón), Albert Austin (médico)
+ Fotografía: Roland Totheroh
(B&W)
+ Música: Película
muda. En 1971 Charles Chaplin incorpora banda sonora original
+ Montaje: Javier Fesser
+ Producción: First National
Picture
La
película tiene lugar en Londres. Una joven madre soltera,
pobre y sola, abandonada y olvidada por su compañero, da
a luz un niño en el Hospital de Caridad de la ciudad. En
un momento de desesperación, lo abandona en el interior de
un Rolls Royce de una familia adinerada, pero el destino decide
que lo recoja un vagabundo, que se convierte en su padre adoptivo.
Se trató del primer largometraje tras años de filmaciones
cortas. En 1919, la productora First National Pictures dio la oportunidad
a Chaplin para que dirigiese The Kid. Para este trabajo el
británico buscó en su niñez en las calles de Londres,
en sus días de miseria, ya que la infancia de Chaplin se desarrolló
entre la desidia, los hospicios y las instituciones [Nota
1], y en la reciente muerte de su bebé Norman
Spencer, que había nacido prematuro y con malformaciones genéticas,
y con apenas 3 días de vida, para crear el guion.
Desarrolla una trama de intenso dramatismo con una fuerte carga de crítica
social, con altas dosis de comedia, cuyo eje central es la importancia
del amor humano, de los afectos.
A partir del primer rótulo la
película deja claro que está realizada para provocar una
sonrisa, o tal vez una lágrima (“A comedy with a smile
and perhaps a tear”). La narración hace uso de todos los
registros para entender el abandono, el sentido social de la maternidad,
el acogimiento, la educación, la caridad, la actitud de las instituciones
y el cariño de los padres adoptivos. Pero también hay
cabida para el humor. Chaplin es un buen conocedor de los resortes psicológicos
de la risa. Pero la risa no es incompatible con la ternura que aflora
en esta película, así como en el resto de su filmografía.
El film narra la historia de un niño abandonado por una madre
soltera, Edna, quien deja a su bebé dentro de un Rolls Royce,
modelo Silver Ghost, de una familia adinerada, junto a una nota en la
que brevemente pedía que se hicieran cargo de su hijo. Pero el
destino hace que unos ladrones roben el coche y dejen al niño
cerca de un contenedor de basura, en un barrio pobre, donde es encontrado
por un vagabundo que se convierte en su inseparable compañero
de aventuras.
En un principio no quiere quedarse con él e intenta
buscar a alguien que lo cuide, pero tras varios intentos y no lograrlo,
termina llevándolo a su destartalado piso. Le pone de nombre
John, y lo “educa” a su manera. El chico crece y sobreviven
a base a divertidas pillerías. Los dos pícaros se ganan
la vida haciendo trampas en los alrededores del suburbio: el pequeño
rompe los cristales de las ventanas para que el vagabundo pueda ofrecer
servicios de reparación. Pero más allá del tratamiento
humorístico, el padre trata al pequeño con afecto, amor,
respeto y reconocimiento de su dignidad como igual, se reparten a partes
iguales la comida.
Mientras tanto, la madre de John se
ha convertido en una famosa cantante. Pero su riqueza no calma su dolor
por la pérdida de su hijo, e intenta aliviar sus sentimientos
de culpa repartiendo regalos a los niños de los barrios marginales.
Y, casualidades de la vida, va a parar justo delante de la puerta del
edificio donde viven John y el vagabundo. Allí al ver a una madre
con su bebé, le pide cogerlo en brazos por un instante, no puede
evitar acordarse del suyo, y su rostro, antes sonriente, se nubla. El
plano encuadra la puerta, todavía cerrada, y a la mujer, con
la mirada perdida fuera de campo, cuando esta se abre y aparece John.
El pequeño la mira mientras ella mira al bebé; luego,
se vuelve hacia él y sus miradas se encuentran. La supresión
dramática del espacio a la distancia mínima entre madre
e hijo, a través de un acercamiento tan vertiginoso cuanto natural,
hace del espacio, como el tiempo, algo relativo en las películas
de Chaplin. La imaginación contiene en sí misma la distancia
y la proximidad, en el instante habitan simultáneamente pasado,
presente y futuro. Y Chaplin no necesita más que una puerta para
hacer que todo ello cambie de manera mágica en la pantalla (Silveira
dos Santos, 2010).
La escena está cargada de significación: sentado en el
umbral, el niño mira a su madre, pero ella, hundida en su culpa
y su dolor, mira al bebé que tiene en los brazos sin sospechar
que su verdadero hijo está justo a su lado.
Más tarde, John se pelea con
un chico mientras la gente se reúne para ver el espectáculo,
al ganar la pelea, provocando la ira del hermano mayor del niño,
que ataca al vagabundo. De nuevo aparece la madre que se encuentra con
la pelea y media para que paren.
La mujer le informa que ha encontrado a su hijo, y que está gravemente
enfermo. Llaman a un médico, que al ver la casa destartalada
informa a los funcionarios del orfanato que vengan y se lleven al niño.
Mientras Charlot lucha para recuperarlo. Se trata de una de las escenas
más conmovedoras y crudas, cuando las autoridades arrebatan el
niño al vagabundo. Este, impotente y con ojos vidriosos, intenta
burlar a las autoridades y trepando por los tejados ve, desgarrado,
como se llevan a ese hijo en el que ha depositado el amor más
sincero y desinteresado que un padre podría dar a un hijo. Pero
no se da por vencido y consigue rescatarlo. Él y John se refugian
para pasar la noche en un ruinoso albergue.
La madre vuelve al suburbio y encuentra la nota que ella misma había
escrito hacía cinco años. Por lo que para encontarlo pone
un anuncio en el periódico ofreciendo una gran recompensa a cualquiera
que pueda ayudarla a localizarlo. El gerente del albergue lee este anuncio,
y roba a John de su cama mientras el niño y el vagabundo están
durmiendo, y lo lleva a la fuerza a la comisaria de policía,
donde la madre va a recogerlo.
Al despertar y ver que John ha desaparecido comienza un intensa búsqueda
sin resultado. Finalmente, exhausto, regresa a su casa y sentándose
en la puerta se queda dormido, y comienza a soñar. El barrio
es una especie de paraíso, colmado de flores, niños y
ángeles (“Dreamland”), aparecen todos los personajes
de la realidad como ángeles, sin embargo lo bueno dura poco y
al final algunos demonios se cuelan en el país de los sueños
y siembran las semillas de la tentación y los celos. Charlot
se mete en problemas y es abatido de un tiro en pleno vuelo “angelical”.
De vuelta a la realidad el policía
lo despierta y lo mete en su coche para llevarlo a la mansión
de la mujer para encontrarse con John. El vagabundo es invitado a vivir
con ellos en su lujosa casa, curiosamente, la misma en la que años
antes había dejado a su hijo dentro del automóvil. Al
final los destinos fortuitos de la vida, entre la miseria con esperanza
y la riqueza sin sentido se concilian en el rencuentro de los tres protagonistas.
Un film al más puro estilo de novela de Charles Dickens, lo burlesco
se mezcla con el drama dejando lugar también para el humor.
El rodaje duró casi seis meses, entre el 30 julio de 1919 y agosto
de 1920, en escenarios reales de Los Angeles en Olvera Street y Pasadena
en Colorado Street Bridge; y en los platós de Chaplin Studios
en Hollywood, L.A. Ocupó 150.000 metros de negativos y seis rollos
de película. El chico se estrenó el 6 de febrero de 1921
en Estados Unidos, no sin antes conseguir que la First National Pictures
le pagara lo que consideraba justo, por dos rollos cobraba 500.000 dólares,
por lo que al ser seis debía ganar el triple y así fue.
El éxito fue rotundo.
Años más tarde, en 1971,
Chaplin decide hacer un nuevo montaje del film, al que añade
una banda sonora para orquesta completa, de nueva creación y
autoría propia. En ella ofrece un tema de amor, que es el tema
principal. Añade ritmos de fox, fox-trot y marchas, que aportan
dinamismo y gracia. Suprime varias escenas, con lo que reduce el protagonismo
de la madre, evitando digresiones y elevando la dignidad de la figura
materna. Elimina el encuentro de la madre con una pareja de recién
casados, la escena rodada en Colorado Street Bridge, en la que la madre
se arrepiente de su decisión y vuelve al lugar donde ha dejado
a su hijo para recuperarlo. Pero es demasiado tarde, el coche ha sido
robado, y la mujer se desmaya delante de la puerta de la mansión,
y el encuentro casual cuando ella ya es una estrella con su antiguo
amante, padre del chico.
Bibliografía
BAZIN, André (2002) Charlie Chaplin. Barcelona, Paidós
Ibérica.
SILVEIRA DOS SANTOS, Daniela (2010). El niño eterno: un acercamiento
mítico al personaje Charlot. [Tesis Dictoral]. Barcelona.
Universitat Pompeu Fabra. Departament de Comunicació.
Recuperado de: https://repositori.upf.edu/bitstream/handle/10230/11348/TFM_Silveira.pdf?sequence=1&isAllowed=y
STOURDZÉ, Sam (2007). Chaplin en imágenes. Barcelona,
Obra Social Fundación “la Caixa”
VV.AA. (1965). El cine. Libreria Editorial Argos. Barcelona.
Nota
1: Charles Spencer Chaplin nació en East Street, en el
barrio de Walworth, Londres el 16 de abril de 1889, según información
dicha por él mismo ya que no consta documentación oficial
de su nacimiento. Su padre alcohólico murió en 1894, cuando
él tenía cinco años, y su madre era una enferma
mental, por lo que su hermano mayor, Sidney, y él pasaron todo
tipo de penalidades y estrecheces. Durante algunos periodos, cuando
la madre era internada en un sanatorio, los hermanos eran llevados a
orfanatos.